Capítulo 2 "Primera instancia, una alternativa"
En la casa, con una chimenea que brindaba el calor reconfortante a esos amantes que vieron saciados sus más escondidos deseos.
Se habían vestido, aunque no había mejor ropa que su propia desnudez. Draco se sumergió en sus pensamientos, el tratamiento sería largo, esos casos eran complicados y necesitaban de una gran perseverancia.
Le he prometido que lo esperaría, aunque no estoy seguro de ello... pero sino le hubiera dicho eso, se habría echado a morir, o tal vez peor, como lo encontré.
El dolor era agonizante, insoportable, aunque tenga ganas de huir yo no podré, si este tratamiento no resultara... sería una carga para él, su tono de voz, era de alguien que sabía a que se enfrentaba, tal vez Draco lo sabía y también guardó silencio, como todos en esta historia.
La noche pareciese como el mar,
cuando paseas con la soledad,
cada uno carga una cruz
y yo no soy la excepción.
Si no estuvieras,
todo mi coraje desaparecería,
me sumergería en la más profunda melancolía,
así estuve al borde de la muerte,
y te diré, algo que no se lo he dicho a nadie más.
Aquel día...
estaba feliz,
pero...
el vehículo se estrelló,
mis padres murieron,
y yo quedé ciego,
pero en un lapsus,
vislumbré tu rostro,
sin haberte conocido aún,
¿qué extraño no?
no te conocía y temía perderte...
-Draco, quiero volver a casa- dice el pelinegro.
-¿Estás listo?- le ofrece su espalda.
-Te cansarás si me llevas sobre tu espalda, no estoy inválido- se intenta levantat y mantenerse en pie, pero sus piernas se doblan y caen.
El rubio se agacha y lo lleva sobre su espalda... a veces era tan dulce y otras tan frío.
Entrelazó sus brazos por el cuello y se puso a recordar sobre su infancia, sus padres, sus amigos, cuando conoció a esa persona, se aferró con todas sus fuerzas, su deseo, fue cumplido, pero sabía que al cruzar el umbral de la puerta, le esperaba su realidad, una que debía enfrentar.
Que comenzaba a doler el hecho de que si mirara a su lado y él no estuviera, no tendría fuerzas para reprimir el llanto, aquello que odiaba de si mismo.
Jamás olvidaría el olor de su piel, e iría al tratamiento, sólo para rememorarlo, vivirlo... ahora se daba cuenta cuánto lo amaba, tanto, que dolía si se desvaneciera como un dulce sueño de primavera y sólo viera que aún no pasaba el invierno.
CASA WEASLY-GRANGER.
El matrimonio feliz, estaba discutiendo, esas peleas superficiales, que sólo lastiman el uno al otro, con palabras hirientes y dichos que jamás debieron ser pronunciados.
Hermione estaba llorando, sola en el comedor, ese Ron era un estúpido- pensaba.
Draco y Harry entraron a la casa, se sentía mucho frío, y la castaña a ver a su amigo en un estado "grave", "poco normal", lo llevó al hospital, en el vehículo, a toda velocidad.
-No es nada grave Herm, no te preocupes- decía Harry.
-¿Desde cuando lo sabes?, ¿cuándo?- le reclamaba.
-Del día del accidente, desde siempre- le confesó.
-¿Y no fuiste capaz de decir nada?, te quedaste callado, sin mencionar una sola palabra.
-Ustedes también lo sabían, me lo ocultaron todo este tiempo, no me reclames, estamos en la misma situación.
Entraron a Harry en una silla de ruedas al hospital, y llamaron al Doctor de inmediato.
-Harry, tanto tiempo, te habías perdido- comenta el Doctor.
-No es una visita de cortesía Doctor, he venido porqué ha comenzado a manifestarse la parálisis- dice serio.
-Déjenme a solas con él por favor- dice Lupin.
-Estaremos esperando afuera- dice Herm- vamos Draco.
Draco estaba reticente a salir de la consulta.
-Por favor, Draco- le pide Harry.
El rubio salió de la consulta.
-Hábleme con la verdad Doctor, no quiero mentiras.
-Te diré la verdad, Harry.
-Lo escucho.
-El tratamiento es indispensable y cuanto antes lo empieces, mejor, pero... nunca quedarás completamente sano... eso tienes que saberlo.
-Aunque me someta al tratamiento, ¿quedaré con algún grado de parálisis?
-Si...- responde secamente- nunca podrás caminar como antes del accidente.
Harry bajó la mirada, tenía ganas de llorar, pero reprimió el llanto, además... Draco lo estaba esperando...
-¿Qué decides?, ¿aceptas el tratamiento?- pregunta Lupin.
-Si, todo sea por verlo feliz nuevamente- pensaba Harry- ¿cuándo comienzo?
-En dos días más, tengo que preparar tu ficha médica y tus horas de kinesioterapia por las tardes, cosa que también hagas los ejercicios en tu casa, todo esto es un proceso largo, así que necesitas mucha paciencia y perseverancia.
-Lo haré, Doctor- le dijo Harry- no tengo miedo si estoy junto a él- pensó el moreno.
-Entonces puedes retirarte y nos vemos dentro de dos días.
-Gracias Doctor- Harry le estiró la mano y la estrechó con la de Remus.
Harry salió de la consulta en su silla de ruedas y Herm se acercó rapidamente para preguntarle sobre su condición.
-Llévame a casa, por favor, te lo diré todo allá- se apresuró a decir el pelinegro.
Al escuchar esas palabras, el rubio comprendió que no eran buenas noticias, se venían tiempos difíciles, pero sólo atinó a tomar fuertemente la mano del moreno y le susurró en el oído.
-Estoy aquí- dijo bajito.
-Gracias- repondió igualmente bajito el pelinegro.
El contacto de sus manos, recorría cálidamente en su interior, le provocaba una sensación de paz y esperanza, lo que necesitaba para poder enfrentar esta nueva prueba en su vida.
Subieron al auto y se fueron todo el trayecto en un total silencio... hasta que llegaron a casa.
Ron estaba afuera esperando a su esposa, pero más que para pedir perdón, sólo le dirigió una mirada de "entra en la casa". La castaña se percató del mensaje, mientras que Draco se encontraba distraído sacando a Harry dentro del vehículo.
Una chica, arrogante, estaba sentada en el sillón del living, esperando a que cierto chico rubio llegara.
-¿Quién eres tú?- pregunta Herm.
La chica guarda silencio.
Draco entró con Harry en brazos a la casa, y cuando la chica los ve, se abalanza sobre el chico rubio.
-Te estaba esperando Draco, te tardaste mucho, ¿cuánto más me vas hacer esperar?- le reprochaba.
-Déjame pasar- le decía Draco- su presencia le molestaba.
-No seas cruel, no sabía nada de ti, así que te busqué por todas partes y di con esta casa... tu padre está furioso y pide que regreses inmediatamente.
-No lo haré.
-Debes hacerlo.
-Ya se lo dije la última vez que lo vi, no regresaré.
-Draco, eres mi prometido, nos casamos en un mes, ¿recuerdas?
-Ese acuerdo no es válido.
-Si lo es, porqué tu padre fue a pedir mi mano en representación de tu persona, así que es tu palabra la que está empeñada, no puedes deshonrar la palabra de tu familia, sería la muerte social, tú lo sabes.
-Mi padre...
-Si tu padre, no tienes elección, ven conmigo- ofrece su mano.
Draco dejó a Harry sentado en un sillón, se sentía traicionado, ese empeño en que debía casarse, lo detestaba, por eso se fue de su casa apenas pudo hacerlo... la promesa, la espera...
-Draco- dijo Harry- tienes un compromiso que cumplir ¿no?- le dijo reprimiendo al máximo las lágrimas.
-Harry... no quiero...
-Debes...- si pudiera correr, apenas comenzó eso, se habría largado, ahora se quedaría escuchando hasta el final.
-Mi padre... yo... yo no la quiero- dijo con firmeza.
-Malfoy, regresa a donde perteneces, a tu mundo, hazlo- le gritó Harry.
Ahora Draco tenía que decidir... o se casa con su prometida en un mes más o dejar a Harry... ya no le quedaba mucho tiempo... tiempo, con el cual debía combatir...
continuará...