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Inocenceless por Yaoi Lover

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Caso 1: Sobre cierta loca histérica (Misaki)

-¡¡Ritsuka!!

El aludido, asustado, mostró su temor al sobresaltarse con aquel alarido. Sus ojos se abrieron sobremanera al ver a aquella figura de mujer acercándose, fúrica, a su indefenso ser

-¿Dónde...?

Ritsuka no la dejó acabar la pregunta y, ofuscado, comenzó a correr hacia su habitación

-¡¡Ven aquí!!

Un silencio profundo se adueño de la estancia cuando, silenciosa y burlona, la cola de Ritsuka se desprendió. El chico, aterrado, dirigió sus espejos a los de aquella que, de manera casi demente, lo miraba, con fijeza

-Mamá...-

El cuerpo del chico de orbes purpúreas se estrelló con violencia sobre aquel piso de madera. Aún aterrado, Ritsuka alzó su rostro hacia el de su madre y esta sonrió, no sin cierto placer, al ver la mejilla, roja e hinchada, de aquel ser que tanto se parecía a su pequeño...

-¡¡Mamá!!

Los ojos del menor se cerraron, empañados y sumisos, al sentir aquella presión mortífera en su cuello

-¡¡Devuélveme a mi Ritsuka!! ¡¡ Devuélveme a mi Ritsuka!!

Ritsuka apretó más los ojos al sentir aquellas manos ejerciendo aún más presión en su cuello, pero no solo por el dolor, si no también para reprimir las lágrimas... no podía permitirse...-

-Yo...-

-¡¡NO!!- gritó la señora, enterrándole las uñas en la piel y sin permitirle siquiera terminar la frase- ¡¡Tú no eres mi Ritsuka, mi Ritsuka jamás hubiera hecho ésto!!

Ritsuka, vencido, decidió que era el fin. Sus ojos, húmedos y cansados, deseaban que todo terminara pronto. El dolor que su piel sentía con aquella presión y desgarre no era nada comparado con el de saber que su progenitora lo eliminaría

-Pero me lo merezco- se dijo a si mismo el ojilila- Es verdad que no soy el mismo desde la muerte de Seimei, y también es cierto que hice mal... nadie más en mi salón sostiene relación alguna con un universitario, mucho menos a perdido las orejas pero...-

El cuerpo de Ritsuka se tensó al sentir como, suave y de manera agonizante, el oxígeno se le terminaba... sus pulmones gritaban por respirar y el resto de su cuerpo, luchaba, aunque en vano, por seguir viviendo, más el chico de orbes lilas, sonriente, solo le clamaba a la muerte que la acogiera en sus brazos

-Perdóname por repetir la historia, Soubi- pensó para si el chico, viendo como todo lo que había a su alrededor se oscurecía, y como, ya sin voluntad, sus ojos comenzaban a cerrarse- pero me voy feliz porque te entregué mis orejas y no me arrepiento...-

-¡¡YA BASTA!!

-Sou...-

Misaki, furiosa y confundida, miró al rubio con fiereza... ¿Cómo se atrevía a apartarla?

-¿Y tú quién eres?

Soubi ni siquiera se molestó en responderle, por lo que la mujer enfureció.

-Tu fuiste... ¡¡Tu fuiste el que obligó a mi Ritsuka a entregarle sus orejas!! ¿Verdad?

Aquellas gélidas dagas azules se tornaron de fuego al ver que el cuerpo de Ritsuka, herido y sangrante, yacía, sin sentido, tirado en aquella superficie

-Con que tú eras la que le infligía las heridas...-

Las orbes azules del rubio se clavaron, con desdén, en las de aquella a quien Ritsuka, pese a los sucesos, seguía llamando madre. Una luz comenzó a invadir la habitación. Misaki, aterrada y sin comprender lo que pasaba, se cubrió el rostro con las manos y, con torpeza, trató de huir. Soubi adivinó sus intenciones y la luz se intensificó

Un profundo grito fue el que desgarró la tranquilidad del crepúsculo vespertino. Soubi, con infinito odio, pero satisfecho, observó caer, inerte, el cuerpo de aquella que, por tantos años, se había atrevido a dañar a su niño

-Te dije que la silenciaría- expresó el rubio, con dulzura, mientras, con Ritsuka en brazos, abandonaba la estancia- gomen por la tardanza...-

Caso 2: Sobre el colegio (Yayoi, Yuiko y Shinomome sensei)

Yuiko, inquieta, volteó su vista al "neko"

-Nee, Ritsuka kun... ¿Te pasa algo?

Ritsuka la ignoró, pero no por grosería, si no porque no tenía ánimos de hablar con nadie... ni siquiera con...

-¿Aoyagi kun?

Ritsuka alzó la vista al ver que la maestra, preocupada, se acercaba a él.

-¿Hai?

-Ummm...- murmuró la castaña- te he notado muy extraño desde que comenzó la clase, ¿Te pasó algo?

-Nada-

La frialdad en el de hebras negras desconcertó a la maestra, pero no dijo nada, después de todo, era su vida y, si él lo deseaba en algún momento, ella lo escucharía

-Si tienes algo que decirme, puedes recurrir a mí- le dijo la maestra, acariciando su cabeza con dulzura- yo...-

La maestra y los alumnos, estupefactos, se quedaron en silencio al ver caer, con satírica soltura, aquella oreja de gato de la cabeza del chico de orbes purpúreas

-No otra vez...-murmuró Ritsuka, mientras su rostro se teñía de carmín a causa de las miradas curiosas y analíticas de sus compañeros

Shinomome y Yuiko, estupefactos, observaron como Yayoi, con los nervios de punta, se acercaba a Ritsuka. El neko no notó su presencia hasta que sintió como su otra oreja era desprendida. Yayoi, macilento, fijó sus orbes en un avergonzado Ritsuka

-Aoyagi kun... ¿Cómo...?

-¿Por qué, Ritsuka kun? ¿Por qué?

Los presentes, aún en silencio, observaron a la desesperada chica. Sus ojos parecían dos cascadas heridas, y su rostro reflejaba un dolor profundo

-Yuiko...-

El pelinegro no se inmutó cuando sintió a la chica sobre sí

-¿Por qué, Ritsuka? ¿Con quién?

Yayoi dejó resbalar sus anteojos hasta la punta de la nariz, pero no solo por la sorpresa que aquella noticia le había causado, si no porque Yuiko agitaba al ojilila con tal violencia que daba la impresión de que lo "rompería"

Ritsuka, por su parte, se dejaba mecer con aquella brusquedad, pero no porque le gustara, si no porque su vergüenza era tal, y su encierro mental tan profundo, que apenas y se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor

-Soubi...- murmuró por fin, en un suave silbido

Yayoi abrió sus ojos a más no poder. Yuiko, dolida, y aún con lágrimas en los ojos, dejó de zarandear a Ritsuka...¡¡No lo creía!! Soubi...

-Agatsuma san...-

El resto del alumnado y ambos chicos, a excepción de Ritsuka, claro, se espantaron al oír el llanto, profundo y doloroso de su tutora

Caso 3: Sobre cierta psicóloga pedófila (¡¡XD!! No me dejarán mentir...)

-Toc, toc

-Adelante...-

Katsuko dibujó una sonrisa en sus facciones al ver entrar a Ritsuka a la estancia

-Siéntate...-

El pelinegro obedeció sin objetar nada. Ambos se miraron unos instantes, hasta que el silencio, apacible e impalpable, comenzó a molestar a la castaña

-Ritsuka kun- preguntó la chica, sentándose a su lado- ¿Hay algo que quieras contarme?

Ritsuka escuchó aquella pregunta con detenimiento. En lo que iba del día ya lo habían descubierto dos veces, y las reacciones, en ambas ocasiones, no habían sido especialmente buenas...

-Jamás seré el Ritsuka que quiere mamá que sea...- se atrevió el "neko" a decir, por fin

-Nee, Ritsuka kun- respondió la doctora, tratando de reconfortarlo- no debes preocuparte por éso, tu madre debe de entender que...-

-Pero...-

Ritsuka y Katsuko se miraron un momento. La castaña guardó silencio... no quería que el valor que Ritsuka había reunido se esfumara

El ojilila se percató de la atención que la mujer le prestaba y eso lo hizo ruborizarse... Katsuko sensei, como él la llamaba, podría tratar de ayudarlo pero... ¿Cómo reaccionaría?

-Sensei...- preguntó el chico, con la vista baja- ¿Hay edad para el amor?

La pregunta sorprendió muchísimo a la castaña, pero también provocó que su corazón comenzara a latir con mucha más violencia... ¿Ritsuka le estaba tratando de decir lo que creía?

-No la hay, Ritsuka kun- respondió por fin- el corazón siente lo que siente, y es libre de elegir...-

-¿Entonces no está mal que un adulto y un niño se amen?

-Bueno- respondió Katsuko, sin apartar su vista del sonrojado chico- es malo si no hay amor, pero si lo hay, no importa lo que el mundo diga, ni lo que la gente piense, lo importante es que...-

Los ojos de la doctora se abrieron garrafalmente al ver como Ritsuka, no sin un dejo de temblor en las manos, se retiraba aquellas falsas orejas de gato...

Caso 4: Sobre cierto adicto a las paletas (Kio)

-¡¡¡Sou chan!!!

La voz del chico de los pyercings se escuchó por toda la casa al penetrar el rubio la habitación

-¿En donde estabas Sou chan? ¡¡Me preocupé mucho por ti!!

El rubio se quedó de piedra al ver que, en los brazos de Soubi, inconciente y herido, yacía Ritsuka. Los ojos de Kio se abrieron como platos, y, retrocedió, asustado, al notar que el menor no poseía sus orejas

-¡¡¡SOU CHAN!!!

El ojiazul dejó escapar un suave suspiro al escuchar a su histérico amigo

-Kio, no...-

-¿Cómo se te ocurre lastimarlo? Que Seimei te hiciera lo mismo no...-

Kio guardó silencio al ver que el rostro de Soubi se tornaba sombrío

-Yo no lastimé a Ritsuka- respondió el rubio, con brusquedad- éso no te importa...

-Independientemente de éso- murmuró el ojilila, al ver que el pintor se había molestado enserio con él- ¿Cómo se te ocurre hacerle éso a un niño?- preguntó, horrorizado, mientras dos cascadas, cual torrenciales, se desbordaban de sus orbes- ¡¡ERES UN HENTAI!!

Soubi dejó escapar una risa al contemplar la crisis en la que su amigo se encontraba... crisis que sabía perfectamente el había provocado

-Kio- respondió el ojiazul, mientras subía las escaleras- Ya te dije que no soy un pervertido y, para que lo sepas- Kio retrocedió al ver tan tétrica sonrisa de placer- Ritsuka me lo pidió...-

-¡¡¡¡¿¿¿¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ!!!!????

El grito proferido por el de rubias hebras oscuras se escuchó a kilómetros de distancia

Caso 5: Sobre el muerto (Seimei)

-Sei...-

El ojigris se retorció, molesto, al sentir los labios de su sentouki posarse con lujuria en su cuello

-No me toques- respondió el pelinegro, apartando a su combatiente con singular brusquedad

El inu dejó escapar un gruñido de inconformidad cuando, inesperadamente, se encontró en el suelo de aquel departamento

-Quítate- le ordenó

-Te vez lindo enojado...- respondió, burlón, su acompañante

El chico de orbes de grava le dirigió una fúrica mirada a su sentouki cuando éste, sin contemplación alguna, lo tomó con brusquedad de los cabellos e, insolente, lo miró directamente a los ojos

 -Si me ensucio...-

Las palabras de Seimei fueron calladas por aquel súbito beso. El pelinegro, incómodo, trataba de empujar a su insolente  peleador, pero estaba comenzando a dudar... besaba tan bien...

-Ya era hora- respondió el ojigris, con su habitual frialdad- No quiero que vuelvas a hacer algo parecido, ¿escuchaste, Nisei?

El aludido solo se encogió de hombros

-Me enteré de algo que va a hacerte sentir celoso...- dijo, cambiando el tema, mientras ayudaba a su arrogante inu a levantarse- y si te ensucias yo...-

-¿Celoso, yo?-

Nisei rió al ver como su sacrifice, visiblemente irritado por el comentario, fruncía el seño

-Éso no va a espantarme... ¿Lo sabes?

-Habla ya...-

El sentouki de Beloved esbozó una triunfal sonrisa al escucharlo... podía aparentar lo que el quisiese, que era insensible si le apetecía, pero a él no podría engañarlo... lo conocía tan bien...

-Tu hermano te ganó...-

-¿Qué me ganó?

-Eso dije..., debe ser humillante, ¿no?-

-De que demonios...-

-Ya no es virgen...-

Seimei hizo un enorme esfuerzo por no sobresaltarse, pero aquello no sorprendió al sentouki... era tan habitual en él el no...

-debe ser humillante que las haya perdido antes que tú, ¿no?

-No lo creas...-

-¿Acaso no te preocupa su nueva etapa?-

Seimei gruñó al sentir aquellas manos, atrevidas y sin autorización, tocándole sus suaves orejas

-No- respondió el inu, con frialdad- su vida por el momento es sin mí y, después de todo, debía de perderlas algún día

Nisei rió al sentir como su sacrifice, con indiferencia y brusquedad, retiraba a aquellos invasores de la propiedad que le correspondía a su pureza

-Ya caerás...- murmuró

-¿Con quién las perdió?- preguntó el ojigris, ignorando el comentario de su combatiente

-¿Agatsuma Soubi te es familiar?

Caso 6: Sobre los pequeños perversos (Natsuo y Youji)

-Nee, ¡¡Chicos!!

Ambos zeros miraron entrar a la estancia a un asustado Kio

-¿Qué pasa?- respondió Youji, molesto... odiaba más que nada en el mundo que lo interrumpieran cuando veía televisión

-¡¡SOU CHAN!!

El alarido que el rubio lanzó, mezclado con aquellas lágrimas, hizo levantarse a los zeros de golpe. Soubi podía ser un pedófilo pervertido, como lo llamaba Kio, pero aquel chico con "complejo de lolita" los había salvado... de no ser por él...

-¿Qué la pasó a Soubi?- preguntó Natsuo, con brusquedad

-¡¡Que descendió por la senda del pecado!!- gritó el rubio, cayendo de rodillas

-¿Otra vez?-

La pregunta de Youji le bastó a Natsuo para saber que Soubi estaba bien, o que, por lo menos, no estaba en un problema tamaño mundo

-Tranquilízate Kio- respondió Natsuo, acercándose al chico de cabellos mostaza- no podemos ayudar con éso- suspiró- pero si algún día está en verdaderos problemas, nosotros...-

-¿Por qué tanto interés?

Natsuo rió con la pregunta... vaya que tratar con amigos celosos posesivos era en verdad complicado

-Bueno porque...-

-Ni que fuera tan afortunado- interrumpió Youji, mirando a Natsuo de reojo- nos preocupamos por él porque nos mantiene y...-

La crisis de Kio pasó en ese momento y, fúrico, miró a ambos zeros... en verdad que aquellos chicos podían llegar a ser irritantes, pero Youji... ¡¡Dios!! Youji era un caso especial

-Ashhh...- exclamó finalmente

-Cómo sea- interrumpió Natsuo, tomando un jugo del frigorífico- ¿Qué es lo que ibas a decir?

-Ah, si- respondió el rubio, mirándolos a ambos con los ojitos más tiernos que pudo encontrar- ¡¡¡RITSUKA CHAN LAS PERDIÓ CON SOU CHAN!!!! -gritó, desesperado- Ese hentai...-

-¿¿¿Qué???

El rostro de los zeros se tornó lívido... ¿Cómo...?

-¡¡¡Ashhh, no es justo!!!- gritó Youji- Nat chan, ¿ya vez? ¡¡Ya nos ganó!!

(Kio cae tipo anime)

Caso 7: Sobre los amantes (Soubi y Ritsuka)

Soubi miró a Ritsuka. Los rayos lunares, aunque tenues, le daban de lleno en el rostro.

-Ritsuka...-

Los matices se combinaban a la perfección con sus facciones y, pese a aquellos curitas que estaban en su rostro, se veía, a juicio del pintor, adorablemente seductor.  Soubi no lo pudo resistir y posó sus labios, de manera suave y hambrienta, sobre los de su niño... aquello provocó que el menor despertara.

-Soubi...-

Ritsuka abrió con lentitud sus orbes purpúreas. El golpe de luz las hizo cerrarlas un momento, pero sonrió finalmente al ver aquellas dagas azules clavadas, de penetrante manera, en las suyas. El rubor no tardó en manifestarse en su piel

El rubio besó sus labios al verlo... no podía evitarlo... Ritsuka era tan irresistible con aquel sonrojo...

-¿Cómo te fue?

Aquella pregunta desconcertó al chico. Soubi se dio cuenta de que había puesto el dedo en la llaga, pero no se daría por vencido... necesitaba saber si...

-No muy bien- confesó por fin el pelinegro, mirando con aquellos ojos sinceros a su amante-

-¿Por qué?

La voz de Soubi se había tornado preocupada

-Ya sabes lo que pasó con mi madre...- respondió el menor, agachando el rostro-

-Gomen nee por la tardanza...-

-¡¡No me interrumpas!!

Soubi rió... estar con Ritsuka le había hecho ver los sentimientos que el creía perdidos, entre ellos, la preocupación por seres cercanos. No había nada más reconfortante para él que aquel amor puro que su joven compañero le profesaba

-Decía- expresó el pelinegro, sonrojándose aún más al ver a Soubi revolviendo sus cabellos con dulzura- en la escuela todos se percataron de que mis orejas eran falsas...-

-¿Qué?

Aquel grito provocó que el ojilila se hundiera en el colchón. Una mueca de dolor se dibujó en su rostro cuando su cuerpo, adolorido, tocó aquella superficie. Sus manos, vendadas al igual que su cuello, le provocaron una agonía extra

Soubi se percató de lo que había causado, pero se encargó de aliviar aquel susto con un beso suave, muy a su pesar... sabía que a Ritsuka le gustaba que lo besara... y le gustaba mucho

-Es que Shinomome sensei me notó extraño en clase y se acercó para reconfortarme...-

Soubi gruñó... ¡¡Nadie más que él tenía ese derecho!!

-...y como no me había colocado bien las orejas, porque me provocan escozor- prosiguió Ritsuka, sin percatarse de aquel gruñido- ella las acarició y pues se cayeron...-

-¿Qué te dijo?

Ritsuka se sobresaltó ligeramente al ver el rostro de su compañero cubierto por sombras. Soubi se percató del temor que le inspiraba a su niño pero no podía evitarlo... si esa infantil mujer se había atrevido siquiera a...

-Nada- respondió el ojilila, apartando su vista de las orbes profundas y experimentadas de su acompañante- se soltó a llorar y después salió corriendo del aula...-

-Menos mal...- respondió Soubi, dando un suspiro de alivio e ignorando, como siempre, el sentir de la maestra- ¿Y tus compañeros?-

-Me miraron aterrados- confesó Ritsuka- Yuiko y Yayoi parecían muy afectados...mañana...-

-No habrá mañana, Ritsuka...-

Aquellas palabras desconcertaron al menor

-¿De qué...?

-Bueno, no permitiré que te humillen de esa manera...mañana mismo empezarás en otro colegio...-

Ritsuka abrió los ojos, sorprendido

-Pero...-

-Se que extrañarás a Yuiko y a Yayoi, pero te aseguro que harás nuevos amigos, allí nadie sabrá que son falsas y podrás seguir con tu desarrollo normal...  y, de todas formas, yo estaré apoyándote...-

-Mamá no lo permitirá...-

Los ojos de Soubi se llenaron de temor... había olvidado confesarle su pequeño crimen a su amado

-Ritsuka...- murmuró el rubio, con pesadez- ¿Me seguirías amando aunque haya hecho algo horrible?

Ritsuka lo miró, confuso

-Soubi...-

-Tu madre ya no podrá hacerte daño nunca más... la he silenciado para siempre...-

Ritsuka sintió como si lo que recorriera sus venas fuera hielo, que le quemaba, y no su cálida sangre

-Pero...-

Soubi se dio cuenta de que aquello era duro para el niño... su madre era lo único que él tenía, y ahora él se la había arrebatado

-Vivirás conmigo, Ritsuka...-

La frase dejó shockeado a Ritsuka, pero Soubi se percató de que la crisis no era por aquella mujer que tanto daño le había hecho, y, en sus ojos, vio que la proposición tenía un sorprendimiento de incredulidad, más no  de temor

El pelinegro dejó escapar dos tibias lágrimas... ¡¡Soubi lo hacía tan feliz!!

-No llores Ritsuka...-

El chico cerró los ojos al sentir los labios de Soubi posarse en sus ojos... no importaba nada, Soubi, aunque lo lastimara, sabía como arreglar el daño... siempre sabía como reconfortarlo

-¿Y Kio?

Soubi rió ante aquella mención... la escena de la crisis de Kio aún le causaba gracia

-No te preocupes por él, ya lo sabe...-

-¿¿¿Qué???

Soubi se dio cuenta de la mirada herida que le dirigía su niño, pero éso le bastó para comprender

-No se lo dije- expresó al pelinegro, con franqueza- cuando te traje de tu casa te vio herido y, como se te habían caído las orejas...-

-Ehhh... Soubi...-

El rubio, complacido por el sonrojo que mostraba su pequeño, le esbozó una sonrisa... aquella timidez y su cuerpo desnudo eran lo que más amaba de su niño

-¿Recuerdas que una vez que fuiste a recogerme te prohibí que me acompañaras?

El ojiazul se sobresaltó con la pregunta. Se dio cuenta de que los ojos de Ritsuka expresaban ansiedad, así que se limitó a asentir

-Bueno...- expresó el pequeño, tragando saliva- es que no quería que supieras que voy a citas con la psicóloga...-

Los ojos de Soubi se abrieron, sorprendidos... ¿Psicóloga?

-Debes pensar que estoy loco, ¿verdad?

La inocencia irradiante de Ritsuka provocó que el rubio fuera invadido por cálida ternura

-Claro que no- respondió, besándole los cabellos- que vayas al psicólogo no quiere decir que estés loco, éso es una creencia que la gente inculta ha desarrollado... ellos solo son especialistas que te orientan en cosas que la gente común no puede dado a que no han estudiado la situación a fondo...-

Ritsuka sonriente, abrazó a Soubi... le alegraba ver que estaba con una persona que sabía mucho... y que lo amaba incondicionalmente

-¿Y qué te dijo ella?

Ritsuka notó ciertos celos en la voz de Soubi, y sonrió

-No tienes por que encelarte- le dijo el menor, riendo- pues nada, lo aceptó, dijo que si así me siento bien, no es del interés del mundo...-

-Ese fue un buen consejo- admitió el mayor

-¿Tu crees?

El rubio asintió.

-¿crees que Seimei esté enojado por ésto?

Soubi se sobresaltó al oírlo

-¿Por qué piensas éso?

-Es que... no sé, se me ocurrió...-

-Seimei no está enojado... yo sé que está feliz...

-¿De verdad?

-Por supuesto- respondió el artista, abrazando a su herido compañero- yo se que él deseaba más que nada en el mundo que amarás... y ya lo haces...-

Al mirar los espejos de su compañero se percató de que éstos expresaban confusión y desesperación. Soubi agachó la vista... Ritsuka era toda su inspiración, la numen de sus deseos... y era por aquellos deseos que ahora su niño estaba sufriendo tanto

-Gomen nee Ritsuka- respondió el ojiazul, mirándolo con dulzura y pena a la vez- te he causado muchos problemas...-

-No tienes por qué disculparte- expresó el menor, rodeando el cuello de Soubi con sus frágiles brazos- era de esperarse, aún soy muy pequeño...-

-¿Te arrepientes?- preguntó el universitario, mordiéndose los labios

-¿Si lo hiciera me hubiera entregado a ti aún a sabiendas de lo que me esperaba?

Soubi sonrió

-El día que me enamoré de ti, fue el mejor de mi vida...-

FIN

 


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