Yo, Camus, trabajo como mesero en la cafetería Lemuria, llevo más de un año en ese puesto, necesitaba el dinero y no me venia mal este empleo, a parte de sólo estar medio tiempo aquí. Tenía buenos días y otros muchos mejores y me refiero a cuando Él llegaba.
Ahí esta de nuevo en la misma mesa, cerca del gran ventanal, apoyado con un brazo en la mesa mientras la otra se encuentra cómodamente en el respaldo de la silla. Su cabeza esta apoyada en el dorso de su mano mientras observa la calle dentro del local, hasta que por alguna razón siente que estoy cerca y con un sutil movimiento de mano me llama.Por alguna extraña razón la imagen de dos personas se hace presente en mi mente mientras camino hacia él, se ven felices, no les distingo el rostro pero me parecen conocidos.
Suspira, Camus, es tu trabajo sólo lo vas a atender nada mas –Buenos días señor Scarlet, ¿que le puedo servir hoy?- gira su rostro hacia mi y con esa sonrisa tan encantadora que hace que mis piernas tiemblen. –Dame lo de siempre y apunta un beso de esos carnoso labios- me sonrojo con la mención de ese beso.
Sin decirle nada me retiro para que prepararan el pedido, -¿un beso? ¿Cómo se le ocurre? Aunque no estaría mal tirármelo-
-no deberías hablar así de los clientes Camus aunque este te guste- me decía Mu con su gran serenidad mientras me observaba
-perdón, pensé que hablaba en mis pensamientos- le dejo la orden mirando hacia donde se encontraba Scarlet –ya no recuerdo el día en que apareció y tomo ese lugar como suyo
-a eso se le llama reprimir recuerdos- me dijo haciendo unas cuantas cuentas para pagar lo correspondiente a ese día.
Me le quedo viendo mientras fuerzo a la memoria para ver si tengo algún recuerdo de él pero sólo me llega la imagen de un café humeante y el dulce aroma de un pastelillo, una tarde lluviosa y un sentimiento…
Aioros, que era el otro ayudante y el que hacia los pedidos se me acerca a mí y me entrega la orden: un café moka frape oreo con un panquecillo cubierto con chispas de chocolate.
Por alguna razón Aioros tiene una sonrisa colgate (marca de pasta de dientes) que me ciega por unos instantes, no quiero imaginarme en lo que esta pensando así que me retiro hacia la mesa para darle a Scarlet su orden.
-aquí tiene señor- dejo las cosas pero el muy gandaya me toma del brazo evitando que me vaya, forcejeo para que me suelte – suélteme… - le pido de buena manera.
-vamos no seas así, dame un beso- me pedía con insistencia, no entendía porque, cuando el mismo Mu nos toma a ambos y hace que Scarlet me suelte –ve a atender a los otros clientes Camus.- Sin chistar me retiro no sin antes mirarlos a ver.
Durante todas mis vueltas no les quitaba el ojo de encima, la imagen de verlos juntos me sonaba tan familiar, veo el local y los recuerdos de algunos fantasmas llegan a mi, son cosas que tenían que ver con la remodelación del lugar pero… ¿Qué tengo que ver en todo esto?, sin darle mas vuelo a mi curiosidad regreso a mis tareas.
Cuando voy por la siguiente orden Mu aun sigue hablando con el, es extraño ya llevan un buen rato ahí; Aioros se me acerco hace unos instantes, me pica el brazo llamándome la atención.
-No creo que Mu se quite de ese lugar por lo menos en un buen rato más, así que ve perdiendo esa esperanza.
-¿ah, no? ¿Por qué no? Oye, ¿Qué quieres decir con eso? ¿Estas tratando de interpretar mi forma de actuar, de nuevo?- le mal miro me molesta mucho que traten de analizarme cada vez que lo veo.
-es divertido, no lo negare- sonríe descaradamente y de pronto se pone serio –es lamentable todo lo que sucede. –Coloca su mano sobre mi hombro –hay amigo…
-¿Qué? ¿Qué sucede?- me estaba intrigando con sus palabras, ya que no sabia a que se refería.
-el amor es tan grande y se presenta de diferentes formas
-¿amor?- mi cara debe ser todo un poema a la incredulidad.
-oh, vamos, Camus acéptalo, estas enamorado del casanova de la esquina mueres de celos de que Mu este sentado con el conversando desde hace dos horas.
-¿Qué?- ahora si me descubrieron -vez me das la razón, si quieres puedo hacer que Mu venga para acá y tu te sientes en el lugar de Mu.
Sin poder resistirme le doy un certero golpe en la cabeza -¿en que diablos es tas pensando? No pienso sentarme junto a el- me voy de ahí, aunque en verdad si me gustaría estar sentado a su lado.
-Admítelo, desde que Mu se sentó no has dejado de verlos- ese comentario me dejo al descubierto, era verdad no los había dejado de ver pero ¿por qué tenía que gritarlo? como para que todos se percataran de eso, hasta él me sonrió.
Amenazo a Aioros mientras doy la vuelta y lo pierdo de vista y el descarado solo se ríe.
Pasado un rato lo veo irse y como siempre me manda besos volados, yo me sólo me sonrojo, termino de recoger los platos sucios y llevarlos a la cocina.
En verdad el tipo no es feo, algo atrevido a mi parecer pero no es feo… hay, Camus, ¿en que piensas ahora? Suspiro hondamente preguntándome que sucedería si le diera un beso… me esta afectando verlo ya.
Mu entra poco después de mí y me entrega un papel. Para mi sorpresa es de Él pidiéndome una cita para… ¿mañana? Lo primero que hago es negar con la cabeza, Mu quien no se había ido coloca su mano en mi hombro
-acepta… todos aquí ya sabemos que te gusta desde hace dos años, no será tan malo- no lo podía creer mi propio jefe dándome permiso –por cierto se llama Milo- Que hermoso nombre…
A la mañana siguiente, el sol esta más radiante que nunca, el cielo despejado y yo todo ojeroso por que lo veré hoy en una cita, no concilié el sueño de sólo pensar en eso. Entro y lo primero que hacen es sentarme a esperarlo, al parecer algunos están más deseosos con esa cita que yo.
En pocos minutos la cafetería se llena de gente y yo aquí esperándolo, estaba a punto de tirar la toalla cuando aparece, tan radiante y varonil, ¿por dios? Tranquilo Camus, tranquilo.
Entra calmado y cuando me ve corre hasta mí y se sienta con esa bella sonrisa.-gracias por acertar mi invitación, hace tanto tiempo que soñaba con este momento
-¿ha?- ¿hace cuanto soñaba con esta cita?, ya nos habríamos visto alguna vez, ¿pero cuando? Aparte de la cafetería no recuerdo habérmelo topado nunca…
La cita continúa y la orden que siempre pide nos llega a manos de ¿Mu? ¿Pero…? Se me hace muy familiar esta escena, algunos recuerdos de un accidente llegan, me siento algo mareado pero a la vez estoy bien… Milo me invita a su orden.
Ahora me observa se ve feliz, en el fondo eso me agrada; un nuevo recuerdo llega, esas dos personas en este mismo lugar, su taza de café huele como en mis recuerdos tal vez esto ya lo haya vivido en una vida pasada, quien sabe pero disfrutare; una linda cita para dos, tal vez y sólo tal vez le de ese beso…