Capítulo 2 "La exorcista traviesa"
-¿Por qué Kanda?- gime al sentir el contacto de los labios del samurai sobre su cuello.
-Porqué así lo quiero... no hables más moyashi... te haré estremecer de deseo- le susurra al oído y toma posesivamente sus labios, le quita la chaqueta de exorcista, la camisa, hasta dejar al descubierto su blanco torso... mientras Allen, desnudaba a Kanda de igual manera, quedando con un apretado pantalón y una erección que molestaba.
-Esto es irreal- decía el peliblanco.
-Es más real de lo que imaginas... no hables... sólo gime para mí... lo recostó y él encima de su "moyashi", comenzó a explorar su pecho con la lengua y el exorcista, apretaba los puños... el pantalón era insoportable.
Kanda, como escuchando su ruego y el propio, lo liberó de un movimiento y así mismo... luego se frotó contra el otro, gimiendo por la nueva sensación.
-Kan...da.
-No hables... entrégate- prepara la entrada.
-Ah
Querí hacerlo ya, pero no estaba preparado.
-Hazlo ya, no creo poder aguantar más.
Kanda obedeció y lo embistió... Allen gritó, su entrada virgen fue rota, y sangre corrió... el samurai esperó a que se acostumbrara a la invasión... era tan estrecho y era el primero... ahora lo sabía.
-Sigue.
Embestidas claras, profundas, dando en su punto sensible... gemidos que swe convirtieron en gritos... el dolor no importaba... si Kanda lo transformaba en placer.
-Moyashi... Allen.
Allen quedó de una pieza... era la primera vez que lo llamaba por su nombre... a lo mejor no había escuchado bien, pero un impulso le hizo decir.
-Yuu- dice el peliblanco en un susurro.
Kanda lo escuchó y con eso, el grito, el orgasmo, el clímax... se derramó al interior del chico y el otro entre ambos.
El samurai salió del interior del peliblanco y lo abrazó... se quedaron dormidos, cubriéndose con las chaquetas.
Pasó la noche, el tren ya estaba a punto de llegar a la última estación y una chica con su maleta en mano, esperaba ansiosa que saliera la persona que buscaba.
La exorcista era una chica de cabello castaño oscuro, crespo, estatura baja, tez blanca... vestía una falda hasta medio muslo, su chaqueta de exorcista y un arco que mantenía en su espalda.
-Ya se han tardado... este complejo de puntualidad, hace cinco horas que llegué- se sienta en un banco vacío... sus pies estaban hinchados y ardían a montones... estas botas, no se cómo las aguantan... quiero mis pantuflas- se levanta y llega el tren.
Ambos exorcistas se habían vestido y esperaban con maleta en mano que el tren se detuviera para bajar por fin.
La exorcista vislunbró el cabello blanco de Allen y corrió a su encuentro... saltó y se abrazó a su cuello.
-Allen-kun, tanto tiempo.
Allen estaba helado, no se acordaba de la chica para nada.
-¿No te acuerdas de mí?, no ha pasado tanto tiempo- rompiendo el abrazo y haciendo un puchero.
-Ayaka-cha, ¿cómo?
-Soy compatible con la inocencia, así que estuve entrenando y aquí estoy, con la misión de acompañarlos.
-Ya veo- mira a Kanda que tenía un aura asesina rodeándolo- él es Kanda- haciendo las presentaciones.
-Sumihasen, Kanda-kun, buenas noches.
-Tche- responde.
-¿Busquemos un lugar donde quedarnos?- pregunta Allen con una gotita sobre su cabeza.
-Estoy de acuerdo- dice Ayaka- camina hasta llegar afuera de la estación de trenes.
-Moyashi, ¿quién es esta tipa?
-Ayaka-chan, es una chica que conocí en la orden, me extraña que no la hayas visto.
-No la conozco.
-La vi un día en una biblioteca, donde hay una montonera de novelas rotas y ella las reparaba, mantenía, lo que ya nadie quería.
-¿Y tú?
-Yo la ayudaba y nos hicimos amigos.
Kanda se quedó en silencio... no parecía una mala persona.
-¿Qué les parece si preparo la cena?- dice de pronto dándose vuelta- ya que Allen ha hecho el favor de contarte sobre mí, lo menos que puedo hacer es que cenemos algo delicioso.
-Se me olvidaba, tiene un oído muy agudo- dijo Allen sonrojádose un poco.
continuará...