Es una noche fría, los rayos de la luna se filtran a través de la ventana de mi habitación, iluminando un escritorio que se encuentra en el, me acerco, me acomodo en una silla frente a este, comienzo a pensar en los últimos meses de mi vida, en los que no he dejado de pensar ni un segundo, en los cuales he cambiado mi forma de ser y de pensar. Saco una hoja y una pluma, y empiezo a escribir…
“Sabes, desde hace un año no dejo de pensar en ti, no se como paso, bueno si se, pero no me lo explico aun….. recuerdas ese día... tal vez no ya ha pasado un año como dije anteriormente, pero te lo voy a recordar… era un martes, estaba en el colegio, como de costumbre, entraste a mi salón, te acercaste y nos saludaste con un dulce beso en la mejilla, ese simple hecho que para los demás y para ti era algo sin importancia para mi no lo fue, ese beso cambio mi vida.
Desde ese momento comencé a fijarme en ti, en tu forma de hablar, de caminar, de sonreír, hasta de estudiar. Y recuerdo cada momento en el que he estado a tu lado. Como aquella vez que salimos de paseo, siempre buscaba tu mirada y recibía una linda sonrisa de tu parte; cuando tomaste mi mano y dijiste que me iba a ir bien, te acercaste lentamente y te bese en la mejilla. Recuerdo cuando salimos para distraernos en vacaciones, era de noche me tomaste de las manos diciendo que tenias frio, yo solo las acaricie suavemente.
Cuando caminábamos por el colegio me abrazas por la cintura y yo por tu espalda, cuando me sorprendes con un beso en el momento que estoy distraída. Cuando al tener que despedirnos estiras tus brazos hacia mi, te digo “cuidarte” me besas y te vas sabiendo que al próximo día nos encontraremos.
Todavía recuerdo muy bien aquel día que me tomaste de la mano, puede parecer muy tonto pero para mi fue muy especial, pusiste tu mano hacia el frente, al principio no entendí pero puse la mía sobre la tuya, las bajamos y fuimos caminando así, me dijiste que me fuera acostumbrando porque de ahora en adelante seria así, no sabia que decirte, solo pude sonreír.
Otro día que jamás podre olvidar fue cuando ya íbamos a salir, estabas sentada en una banca, me hiciste señas para que me sentara a tu lado, así lo hice, pasaste un brazo por mis hombros y me acercaste mas a ti, no opuse resistencia, al contrario me acomode mas hacia ti. Hablamos un buen rato de cosas irrelevantes, sin nada de importancia, había llegado el momento de despedirnos, yo no me quería ir y al parecer tu compartías mi opinión, nos abrazamos, me dijiste “te quiero” yo sentí como en ese momento mi corazón se aceleraba, no pensé que me fueras a decir algo así justo en ese momento, me diste un beso y reaccione te dije “yo también te quiero” y también te bese, me abrace mas hacia ti, no quería dejarte, pero no tenia mas opciones; me hablaste al oído, yo hice lo mismo diciendo que te cuidaras y te portaras bien, nos levantamos y tomamos caminos separados, camine con la ilusión de ver tus lindos ojos al día siguiente….
Cada vez estábamos más cerca, te preocupabas por mí, me preguntabas como me iba, si me pasaba algo y yo también hacia lo mismo contigo. Te acuerdas el día en el que estaba algo preocupada te acercaste a mi y me dijiste que eras mi amiga, que podía confiar en ti, y así lo sentía, te conté lo que había pensado, lo comprendiste totalmente, y también te preocupo, mientras salíamos hablábamos del tema, te pusiste algo triste por lo que pasaba, entonces tu solo recargabas tu cabeza en mi hombro y yo te abrazaba, pasaría una semana sin vernos, era mucho tiempo para mi, nos quedamos mas de media hora platicando, luego te di un beso y me marche. Cuando nos volvimos a ver estaba muy feliz, tú me recibiste con una sonrisa.
Aquel día que no fuiste a estudiar fue muy diferente para mí, no pude concentrarme en clase al no saber el motivo por el que habías faltado, estaba algo nerviosa al no saberlo, y sentía un gran vacio en mi el cual se lleno en el momento que te vi al día siguiente, no aguante las ganas de estar junto a ti, deje a mis demás amigas atrás y fui a saludarte, me abrazaste, sentía mi pulso acelerarse, me dio la impresión de que tu también lo sentiste, me contaste que estabas un poco resfriada, yo te abrigue mas y me sonreíste por el gesto.
Recuerdo muy bien aquel día en la que pasamos prácticamente todo el tiempo junta, te espere en el primer piso, a la distancia estire mi brazo ofreciéndote mi mano, y tu la aceptaste, nos sentamos nos hablaron del amor y situaciones reales pero un poco cómicas de este, recostaste tu cabeza en mi hombro, yo pase mi brazo por tú espalda y te abrace mientras poníamos atención, dijeron que lo mas grande de esta vida es tener entre tus brazos a la persona que mas amas, y en ese momento comprobé que era totalmente cierto, tome tu mano y comencé a acariciarla suavemente con mi pulgar.
Aunque tenia clases no me importaban realmente y te acompañe hasta tu salón, me abrazaste y despediste dulcemente, ha sido uno de los mejores días de mi vida. Al día siguiente tenias que viajar por unos días, eso me puso algo triste, te llame por la ventana del segundo piso, no podía salir, pronto te irías y deseaba poder abrazarte, no lo pensé mucho y Salí a tu encuentro, apenas me viste abriste tus brazos para recibirme, rápidamente me acerque y me cobije en ellos, nos quedamos un largo rato así, hasta que tuviste que partir.
Pasaron unos días y volviste, sin que te dieras cuenta me acerque a ti por detrás, te salude con un simple “hola”, te giraste hacia mi y para mi sorpresa te arrojaste abrazándome fuertemente, por un momento quede atónita por tu impulso, pero luego rodee tus cintura con mis brazos atrayéndote aun mas hacia mi, cuando nos separamos pude ver esa hermosa sonrisa que adorna tus labios mas cálida y dulce que como la recordaba.
Hace pocas horas te vi, pero no sabes cuanto te extraño, y cuanto te extraño, eres muy importante en mi vida, deseo que podamos seguir juntas, que me sigas queriendo, seguir siendo tu amiga sobre todo, ojale mi futuro este junto a ti para poder seguir siendo tan feliz como lo he sido en este ultimo año a tu lado…. No se que mas decirte lo único es que te amo y nunca podre dejar de hacerlo, con todo el cariño del mundo, te mando un beso deseándote dulces sueños mi hermosa princesa…”
Doblo la carta en tres y la pongo en un cajón del escritorio, tal vez nunca llegue a sus manos pero en esta noche la luna y las estrellas han sido testigos silenciosos de mi amor por ella.