Horas más tarde, Hakkai salió sereno de su habitación, aunque con los ojos enrojecidos por el llanto. Se acercó a la cocina y asomó la cabeza.
-¿Gojyo?
Pero no estaba.
-Se ha vuelto a ir...- "Claro, que tampoco sé de que me extraño"
Hakkai retomó su sitio de hace algunas horas y siguió sumido en sus confusos sentimientos: ¿Qué le estaba pasando? Ahora ni siquiera podía mirar a Gojyo a la cara sin echarse a llorar...
Derrotado, enterró la cara entre sus brazos e intentó calmarse, ya que se le había formado un nudo en la garganta, pero el cansancio le ganó la partida y se quedó completamente dormido.
*Mientras, en el templo Kinzan*
Gojyo entró en el templo con las manos en los bolsillos y expresión chulesca. Sanzo se encontraba sentado en su escritorio, atendiendo el papeleo con gesto de desgana. Al acercarse Gojyo, levantó la vista de los papeles y torció la boca en una mueca de fastidio.
-¿Qué coño quieres, kappa pervertido?- Preguntó Sanzo de mala manera-
-¡Pero bueno! ¿Así recibe usted a los peregrinos, señor Sanzo?- Le contestó Gojyo, fingiendo ofenderse.
-No eres ningún peregrino y no me toques los huevos que hoy no estoy de humor- contestó Sanzo entrecerrando los ojos.
-Pse, siempre que te mandan currar te pones de mal humor.
-¿Has venido expresamente a quejarte acerca de mi estado de ánimo? Porque si es eso, ya sabes donde está la puerta.
-Bueno, bueno, no nos pongamos bordes. Lo cierto es que necesito preguntarte...
-¡¡¡¡GOJYOOOOOOOOOOOOO!!!!
Gojyo no pudo acabar la frase, ya que Goku se acababa de abalanzar sobre él, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo.
-¡AAAAAY! ¡Mono estúpido! ¡¿Se puede saber que coño haces!?
-¡Cuanto tiempo sin verte, Gojyo!- Exclamó contento Goku, sin bajarse de encima de Gojyo y dándole un abrazo.
-¡Ay, ay! ¡Me asfixias! -Gritó Gojyo- ¡Eh, tú! ¡El rubio con cara de mala hostia! ¡Controla a tu mascota!
-No es mi mascota, es salvaje- Contestó Sanzo, mirándole con malicia y con una sonrisa de satisfacción en la cara.
Por fin y después de un par de quejidos, Gojyo consiguió librarse del eufórico Goku, que al rato salió al patio del templo a coger algunos caquis para comer.
-¡Buf! Que energía tiene el mono
-A mi me lo vas a contar, que no me deja tranquilo ni un momento- dijo Sanzo, suspirando- Bueno, ¿Qué ibas a preguntarme antes de que Goku se te echara encima?
-¡Ah, si! Verás, ultimamente Hakkai se está comportando de manera muy extraña; me evita y antes lo he encontrado llorando en la cocina. Además está muy ojeroso y creo que hasta ha perdido peso. ¿A tí no te ha comentado nada que le preocupe o algo...?
-No, no me ha dicho nada, pero la última vez le encontré más distante de lo habitual. De todas maneras ¿No crees que sería más fácil si se lo preguntarasa él directamente?
-Lo he intentado, pero se echó a llorar y se encerró en su habitación.
-Mmmm...- "Creo que ya sé por dónde va la cosa" pensó Sanzo- Mira, creo que lo mejor será que hables con él- Al ver que Gojyo iba a replicar algo, añadió- Me da igual que no quiera, aunque sea lo atas a la silla, pero habla con él.
-Joder, tan dulce y delicado como siempre, Sanzito- Dijo mientas ponía una mueca burlona
Al ver que Sanzo comenzaba a tantear en su túnica en busca de su pistola, Gojyo se dirigió rápidamente a la salida del templo.
-Bueno, el hermoso Gojyo se retira ya. ¡Hasta otra, señor Sanzo!- Gritó sacandole la lengua.
-Gilipollas...- gruñó Sanzo por lo bajo, mientras volvía a su papeleo.
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"Bueno, ahora vamos a ver como consigo hablar con Hakkai" Pensó Gojyo mientras llegaba a la casa. Ya era de noche, y solo se podía ver gracias a la luz de la luna.
Se acercó a la puerta y la abrió.
-¿Hola...?
El rellano estaba oscuro y silencioso, así como el resto de la casa. Entró y se asomó a la cocina, donde encontró a Hakkai profundamente dormido. Se le acercó lentamente y le tocó el hombro.
-Hakkai...- le llamó
Ni se inmutó. Gojyo se fijó en sus profundas ojeras, que detonaban cansancio y fatiga. Decidió no despertarlo, por lo que cogió uno de sus brazos y lo pasó por sus hombros, para así poder cargarlo. Lo llevó a su habitación y lo depositó en su cama, donde siguió durmiendo plácidamente. Se quedó mirándole un momento, pero después salió de la habitación procurando no hacer ruido. Se fué a su cuarto y se acostó.
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-¡Gojyo!
-¡Hakkai! ¿¡Dónde estás!?
Gojyo avanzó hacia la voz que le llamaba, la voz de Hakkai. Lo encontró en su cuarto, sentado en la cama y mirando al infinito. Al acercarse, vió que tenía cortes en las muñecas y que sangraba copiosamente.
-¡¡Hakkai!! ¿¡Qué has hecho!?
-No podía soportarlo más...
-¿¡El qué!? ¡Dímelo! ¡Oh, mierda, tengo que cortar la hemorragia...!
-Ya no importa...
-No, estate quieto y déjame que te cure, Hakk...
-Es demasiado tarde, Gojyo.
-¡¡HAKKAI!!
Gojyo se despertó de golpe y se encontró sentado en la cama, empapado en sudor. Tenía un brazo extendido, como si quisiera alcanzar algo. Enterró el rostro en sus manos, intentando hacer que su desbocado corazón se calmara. "Solo ha sido un sueño..." Se dijo a sí mismo, intentando tranquilizarse. Parecía que la repentina depresión de Hakkai le estaba afectando más de lo que pensaba. Aún temblando y solo para asegurarse, se levantó de la cama y se dirigió a la habitación de Hakkai. Lo encontró durmiendo profundamente (y con sus muñecas intactas) Se acercó a él y se colocó al lado de la cama, en cuclillas, observándolo dormir.
-¿Qué te ocurre...? - Susurró Gojyo, acariciándole suavemente el flequillo, retirando algunos mechones de su cara.
-Gojyo...- Murmuró Hakkai en sueños.
Gojyo se apartó bruscamente. ¡Hakkai había dicho su nombre! Temiendo que despertara, salió tan silenciosamente como había entrado y volvió a su cuarto, más no pudo volver a conciliar el sueño. La imagen del rostro angustiado y las muñecas sangrantes de Hakkai aún permanecía en su mente, como si la hubieran grabado allí a fuego.
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