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Orgullo Chino por Helsic

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Notas del capitulo: No podía quedarme sin escribirlo. Es corto y quizás muy sencillo, pero tenía q escribirlo. Además… es mi primer Shihan *_*
Mientras levantaba la antorcha, su brazo temblaba ligeramente. El rugido de los miles de gritos del público le recordaba a los conciertos y performances que habían hecho juntos, una emoción parecida a una explosión nuclear despertaba en la boca de su estómago al escuchar aquellos gritos, aunque esta vez era un poco diferente. De alguna forma cuando cantaba y bailaba para las fans, tenía la certeza de que ellas lo amarían y gritarían como locas frente a cualquier cosa que él hiciera. Pero estando allí frente a los miles de espectadores que habían acudido para ver la juramentación de los Juegos Olimpicos en Beijing, no podía evitar sentir un miedo aterrador frente a la posibilidad de equivocarse.

Entre el mar de rostros, podía distinguir ancianos, mujeres, señores y niños, en los lugares preferenciales habían docenas de hombre cuyos trajes los hacían parecer pinguinos, probablemente patrocinadores del evento. Sonrió sintiendo un taco en la garganta como si se hubiera tragado una pelota de golf. Hangeng sonrió y sus ojos se humedecieron simultáneamente, las lágrimas querían escapar de sus ojos pero él no podía permitirlo, no frente a miles de cámaras. No porque… esas lágrimas no eran de felicidad. No eran causadas por estar en ese momento allí de pie junto a los demás elegidos para llevar la antorcha en China.

No… todo había empezado tiempo atrás. Cuando recién KyuHyun se había unido al grupo. Por aquellas épocas en las que lanzaban el single ‘U’ al mercado, cuando su vida parecía finalmente ser un sueño cálido y confortable. Hangeng no quiso prestarle atención a aquello, en realidad no quiso, pero fue inevitable que esa sonrisa ignorara cualquier obstáculo a su alrededor y se metiera directamente en su corazón como una ráfaga de viento imparable.

Siwon dejo de ser ese donsaeng educado y cariñoso para convertirse en su secreto más celosamente guardado, en el dueño de sus sueños más locos y en la idealización de todas sus fantasías. Siwon era, como un sueño. Justamente eso, un rostro perfecto de muñeco y un cuerpo que parecía esculpido por un escultor renacentista. El sueño de cualquier mujer con sentido común y un amigo especial a quien todos querían tener cerca. Secretamente se convirtió en el eje central de su vida.

Un año y medio de silencio pasó en el que Hangeng se mantuvo siempre al margen, aprovechando los momentos de fanservice para disfrutar de su compañía, privándose de besarlo con pasión y ahogando sus ganas en las noches oscuras en las que bajo las sábanas se tocaba así mismo con frustración.

Siwon nunca lo sabría y la verdad era que a Hangeng no le interesaba decírselo, sobre todo porque temía que se alejara asustado y perder su amistad. Así que durante dos años estuvo tras su sombra, simplemente sonriendo y compartiendo todos los momentos a su lado, aconsejándolo cuando tenía algún problema e inclusive ayudándolo a conquistar chicas en las pocas fiestas a las que podían ir por falta de tiempo.

Y es que durante esa época, Siwon sólo tuvo una novia, una chica bastante bonita y amable que se ganó la confianza de Hangeng lentamente. Ella parecía amar sinceramente a Siwon y aprovechaba cada momento para demostrárselo con palabras lindas o detalles inesperados. Como aquella vez en la que había aparecido de la nada con unos chocolates suizos en la puerta del apartamento, ese día cuando Siwon cumplía años. La chica lo había abrazado y luego se habían besado fugazmente en los labios sin importarles el mundo a su alrededor, Hangeng desvió la mirada hacía el interesante programa de cocina Colombiana que descuidadamente observaba minutos atrás. Su corazón latió más rápido de lo normal cuando la chica había invitado a su novio a comer y este aceptó encantado. Esa noche el Chino se quedó con las ganas de mostrarle la hermosa decoración que había preparado con tanto esfuerzo para su cumpleaños y la enorme torta de chocolate tuvo que pasar la noche en la nevera pues nadie se la comió.

Pero ninguno de estos hechos ameritaron una lágrima derramada por el Chino, puesto que desde que ese insano sentimiento se había arraigado a su corazón él sabía que ya era imposible. Por eso al día siguiente cuando Siwon regresó de su cita, impregnado por el perfume de ella y con largas ojeras hablando sobre una noche de pasión, Hangeng sólo sonrió en el recibidor y le ofreció un poco de arroz del desayuno.

- ¿Si tuvieras que escoger a un miembro a quien escogerías? – Había preguntado en aquella lejana ocasión una de las entrevistadoras a Siwon.

- Hangeng Hyung – Había dicho este sin vacilar – Porqué es una persona amable y además somos muy cercanos -

Esa vez su corazón había latido tan fuerte, que Hangeng creyó por unos instantes que ahogaría los gritos de las fans en el escenario. Siwon lo miró y le sonrió con dulzura, con esa sonrisa suya que tenía el poder de derretir los glaciares de la antártica.

Después de aquello, se había atrevido tan sólo a abrazarlo en el camerino y a soltar un tímido ‘gracias’ entre su cuello. Siwon le había apretado entre sus brazos y le había respirado cerca de la oreja. Le había dado las gracias por ser su amigo. Entonces el mayor comprendió definitivamente que sólo una amistad podría existir entre los dos, que su amigo era feliz con su novia, que ella le ofrecía todo lo que él no podía darle y que era mejor olvidarlo de una buena vez y dejar de guardar insulsas esperanzas.

Decidió que debía olvidarlo. Y no fue sino hasta un par de meses después, cuando supo que sería el portador de la llama Olímpica en el marco de los Juegos en Beijing que Siwon volvió a acercarse a él. Esa noche estaba de muy buen humor, una noticia buena entre la cantidad de malas noticias de los días recientes, para variar nuevas protestas de las fans en contra de la adición de los nuevos miembros y diversas críticas de los anti-fans, pero esa noche la sonrisa de oreja a oreja que adornaba su rostro no podía ser borrada por nada en el mundo y era gracias a que había sido seleccionado para decir el juramento del 24 de marzo para dar inicio al recorrido de la antorcha.

¿Cómo un chico como él había sido merecedor de tan grande honor? Hangeng ni siquiera podía creérselo por si mismo y moría de ganas por ver el rostro orgulloso de sus padres cuando los visitara en China. Esa noche, Siwon se había acercado a él y lo había abrazado emocionado, un abrazo que había durado muchos minutos y que al Chino le pareció eterno. Un abrazo fuerte y asfixiador acompañado de miles de frases alentadoras y tiernas. Luego HeeChul se les había tirado encima y aquello había dejado de ser un abrazo para convertirse en una plasta amorfa (Sobre todo cuando DongHae, KangIn y LeeTeuk se les habían unido), finalmente Hangeng se pasó el resto de la noche aburriendo a todos diciendo como iba a cargar la antorcha, si con las dos manos o con una, si la debía apretar muy fuerte o con ligereza. Por supuesto todos le escucharon hasta que se fue a dormir, porque estaban orgullosos de su Chino. Inclusive EunHyuk prometió seguirlo muy de cerca por si se caía y alguien tenía que tomar la antorcha por él. (Recibió un golpe en la cabeza por decir eso)

Y momentos antes de la juramentación, tan sólo una hora antes cuando aún estaba en el camerino y la estilista maquillaba su rostro para evitar los rebotes de luz causados por el flash en su piel, su teléfono móvil sonó sobre la repisa, lo tomó entre sus dedos nervioso y escuchó la voz de Siwon al otro lado.

- ¡Hyung! Se que estás ocupado y no tienes mucho tiempo… pero sólo quería decirte… lo que siento – Murmuró y Hangeng sintió que no podría sostener el teléfono por mucho tiempo si Siwon decía lo que él anhelaba escuchar, porque a pesar de haberse propuesto a olvidarlo, el menor siempre había estado presente en su corazón y en absolutamente todo lo que hacía.

- No te preocupes… - Comenzó a decir Hangeng – Tengo tiempo para escucharte -

- Bueno… es que yo… - Escuchó la voz del menor tímida e insegura – Ahss no se como decirlo… - Finalizó dejando escapar una sonrisa nerviosa.

- ¿Sí? – Preguntó Hangeng parándose de la silla y dejando a la estilista con las manos untadas de gel, caminó rápidamente hacía la ventana del camerino desde donde se podía ver como lentamente el lugar se llenaba con él publico que asistiría a la ceremonia. - ¿Si? Dime… - Le animó tragando saliva.

- Te… admiro Hyung… te admiro mucho – La voz de Siwon sonaba avergonzada, Hubo un embarazoso silencio - ¿Hyung…? ¿Estás ahí? – Preguntó el menor al no obtener respuesta.

- Si… - Dijo Hangeng evitando que la voz se le quebrara – Aquí estoy… - Agregó.

- Era todo… lo que quería decirte Hangeng… realmente te admiro mucho y se que lo harás bien, estaré viéndote en televisión… estaré apoyándote -

- Gracias… tengo que colgar -

- Esta bien, ¡Hwaiting! -

Hangeng colgó y por unos minutos no pudo alejar la vista del panorama frente a sus ojos, el lugar delicadamente decorado con rojo parecía una alucinación, la imagen temblaba y vibraba frente a sus ojos.

En realidad era gracias a las lágrimas que inesperadamente habían humedecido sus ojos, las limpió enérgicamente sin dejarlas caer y regresó corriendo donde la estilista que lo esperaba con la manos cruzadas en la cintura. Una vez terminado el trabajo, Hangeng salió al escenario en una plataforma que emergió desde el suelo al lado de los demás seleccionados para llevar la antorcha.

Recibió la antorcha y leyó la juramentación con un nudo en la garganta, el miedo a equivocarse se había esfumado una vez sostuvo el papel entre sus dedos. Luego entonaron esa emotiva canción y nuevamente Hangeng sintió ganas de llorar, ganas de gritar con todas sus fuerzas y expulsar ese sentimiento de su corazón, arrancarlo con fuerza así le rasgara la carne. Miró al cielo sintiendo los ojos húmedos, sintiendo las lágrimas a punto de caer.

Y entonces miró al público y a las cámaras sin dejar de sonreír. Ante todo era un profesional, ante todo era Hangeng, el Super Junior Hangeng y todos esperaban una sonrisa en sus labios, todos esperaban ver su felicidad y su orgullo Chino.

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