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DEJAME AYUDARTE A RECORDAR por lyra

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Notas del capitulo: He tenido que unir los capitulos 1 y 2 porque no llegaban al minimo de palabras para poder ser publicados.
CAPITULO 1: EL MAYOR GOLPE DE MI VIDA



Todo ocurrió muy deprisa. Las luces del coche que venía de frente le deslumbraron y no pudo hacer nada para impedir el choque. Estaba distraído por lo que había sucedido esa noche.

Le había dicho a su hermano que le amaba y él le dijo que también le amaba.

Luego se habían dado su primer beso de enamorados. Y había sido maravilloso.

Mientras conducía no podía apartar la vista de su hermano. “Bill. ¿Quién lo iba a decir?” es lo único que pensaba. Le veía sentado a su lado, sin poder dejar de mirarle con una sonrisa en los labios.

Entonces vio el miedo reflejado en sus ojos y luego una luz que le deslumbró. Miró a la carretera pero ya era muy tarde. Aquel coche ya estaba encima de ellos y no pudo hacer nada para evitar el choque, para evitar hacer daño a la persona que más amaba en el mundo.

Oyó como gritaba su nombre con mucho miedo en su voz. Notó como puso su mano en la de él, y él se la cogió con fuerza. Pues si iban a morir quería hacerlo agarrado a su mano, para no estar separados nunca más.

Se giró en el asiento un segundo antes del choque y mirándole fijamente a sus ojos que esa noche reflejaron tanto amor pero que ahora estaban llenos de mucho miedo le dijo lo que a lo mejor eran sus últimas palabras.

-Te quiero. Siempre te recordaré.

Y cerrando los ojos se preparó para recibir el mayor golpe de su vida.



CAPITULO 2: ¡ABRE LOS OJOS, POR FAVOR!


Bill abrió los ojos despacio.

Notaba que le dolía todo el cuerpo. Quiso levantarse pero algo se lo impedía. Notaba que estaba aplastado contra el salpicadero, como si formara parte de él.

Se llevó la mano a un costado y desabrochó el cinturón de seguridad que le había salvado la vida. Cuando al fin estuvo libre de él se incorporó llevándose la mano al pecho. Le dolía mucho por el golpe que se había dado contra el salpicadero.

-¿Tom? ¿Estás bien?-preguntó a su hermano con los ojos cerrados por el dolor que estaba sintiendo.

No recibió ninguna respuesta. Sólo un horrible silencio.

Abrió los ojos despacio, pues tenía mucho miedo. No quería abrirlos, pero quería saber si era verdad lo que sus oídos le estaban diciendo. Que su hermano estaba a su lado, pero muerto.

Negando con la cabeza y comenzando a llorar amargamente empezó a girar su dolorido cuerpo hacia donde estaba el cuerpo de su hermano.

Y le vio.

Con la cabeza recostada sobre el volante. Los ojos fuertemente cerrados. Parecía que estaba dormido. Pero no era así. Un río de sangre bajaba por su frente y se perdía por su cuerpo.

Extendió su temblorosa mano y con le tocó con los dedos la frente. Se llevó los dedos a los ojos. Quería ver más cerca ese líquido rojo que salía de su hermano. Era su vida, que se le estaba escapando por sus dedos.

-“¡NO!”-gritó muy fuerte, pero no había movido los labios. El grito quedó encerrado en su mente.

-¡Despierta!-dijo cuando por fin pudo hablar mientras las lágrimas recorrían su rostro.

Le zarandaba los hombros con fuerza. Creía que se estaba haciendo el dormido. Tenía que ser eso.

-Vamos, esta broma ya no me hace gracia.

Pero su hermano no le contestaba. Tampoco se movía, ni abría sus ojos.

Bill miró por el roto parabrisas, buscando ayuda con la mirada.

Enfrente de él estaba el otro coche, también abollado como el de ellos. De él estaban saliendo dos hombres. No estaban tan heridos como ellos y cando vieron su coche echaron a correr a ayudarles.

-“Que alguien ayude a mi hermano. Se está muriendo”-gritaba su mente, pues de su garganta no salía ningún sonido. Las lágrimas no le dejaban hablar.

-¿Estáis bien? ¿Puedes hablar?

-Mi hermano-pudo susurrar muy bajito.

Uno de los hombres abrió la puerta y miró a Tom con miedo en los ojos. No se movía.

-Puede que esté muerto-no pudo evitar comentar.

-No, está dormido. No se quiere despertar. Es una de sus bromas-le decía Bill negando con la cabeza. No quería aceptar la realidad. Que se había quedado sólo en el mundo cuando había descubierto la felicidad.

El otro hombre cogió su móvil y comenzó a marcar.

-Ahora viene la ambulancia. Aguantad un poco más. Enseguida estaréis a salvo.

Pero Bill sabía que nunca lo iba a estar. El único lugar en el que se sentía a salvo era en los brazos de su hermano. y ya no le volvería a abrazar.

Un gemido muy bajito llega a sus oídos.

-“¡Está vivo! ¡Mi hermano vive!”-quiso gritar.

-¿Bill?-le llamó muy bajito.

-Te he oído. Estoy aquí, a tu lado. No te voy a dejar solo.

-Date prisa en llamar-le dijo el hombre a su compañero-Está vivo.

Bill lloraba más fuerte ahora, pero esta vez eran lágrimas de alegría. Pues su hermano estaba vivo. Y le volvería a abrazar entre sus brazos. Le volvería a besar como aquella noche. La noche de su primer y maravilloso beso.

Quería que abriera los ojos. Quería volver a ver su amor por él en ellos.

-¿Tom? mírame-le dijo rozándole su mejilla.

-Es mejor que le dejes descansar-le dijo el hombre.

-“No, tengo que ver su amor”-le quiso contestar.

-¡Abre los ojos, por favor!

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