-¡Mentiroso! -Rugió el pequeño pelirrojo, apartándose bruscamente del otro y mirándolo con lágrimas que luchaban por salir de sus ojos cafés -tú no me amas...si me amaras como tanto me juras, no me dejarías partir solo-
-Sabes que no miento Sasori...- hablo el mayor de manera conciliadora mientras intentaba inútilmente volverlo a abrazar-pero no puedo irme...este es mi lugar...aquí me necesitan...entiéndeme por favor...-
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-Sasori no danna¡¡- grito a punto de la histeria el rubio que tenia por compañero- despierte...tenemos que regresar lo antes posible a la guarida de akatsuki ¿o ya se le olvido que el líder nos mando a llamar? Hum- hablaba rápidamente Deidara haciendo pucheros y Sasori pudo interpretar que el ojiazul deseaba regresar lo antes posible para verse con Itachi...era tan predecible...y envidiable...
-Si, si...ya se que quieres ver al Uchiha bastardo- comento con algo de burla el pelirrojo mientras comenzaba a mover a Hiruko rumbo a la guarida (N.a: se encontraba dentro de su marioneta)
El rubio se sonrojo y le respondió algo nervioso -¿yo para que querría ver a Itachi-san?-
Sasori solo lo miro a través de su marioneta con una sonrisa -eso solo tú lo sabes...pero te diré un secreto...aunque este dentro de Hiruko, me doy cuenta de muchas cosas...no soy estupido ni nada parecido, así que no retes a mi inteligencia Deidara...- dicho esto emprendió la marcha, al fin y al cabo en ese lugar podría descansar, tomar un buen baño (aunque sea una marioneta, no le gusta estar sucio xD) y verlo...
¡Que patético! Pensó durante un momento el pelirrojo, mientras avanzaba en silencio junto al ojiazul; ¿Cómo es que había llegado tan lejos? ¿Cómo había terminado, el gran Sasori de la arena arroja como un vil asesino y miembro de akatsuki, si cuando era niño tenia todo a sus pies? Él, que figuraba como uno de los favoritos para transformarse en el cuarto kasekage, ahora se encontraba solo y loco...por que si, a esa conclusión había llegado desde unos días antes cuando se puso a analizar seriamente todas las acciones de su vida y no pudo evitar arrepentirse de muchas cosas....sobre todo de apartarlo a "él"...
Que vueltas da la vida y ahora con los años, por fin había comprendido que todas aquellas decisiones que tomo cuando joven, cuando se creyó capaz de comerse al mundo a mordidas y tener y lograr lo que quisiera, ahora le parecían, poco mas que locuras de adolescentes...locuras de juventud enfundadas en una inocente mente que solo trababa de encontrar una solución para conservar a su lado a su amor...
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El viaje se había extendido a poco mas de unas 3 horas de caminata exhaustiva, pro lo que su rubio compañero ya se encontraba bastante feliz de llegar y poder al fin descansar; al parecer eran los primero en llegar de todos los akatsukis, ya que el lugar se encontraba desierto, por lo que podrían relajarse por un rato.
-¡que calor hace!- hablaba el Deidara usando su sombrero a modo de abanico para echarse aire en la cara, una vez que ya s encontraban en la seguridad de su guarida -en estos días calurosos es cuando mas detesto que el uniforme sea negro >.<-
El ojicafe sonrió un poco, aunque el otro no lo pudo ver (n/a: obviamente, nadie ve lo que hace Sasori dentro de su marioneta xD) sin duda la inocencia que a veces demostraba el rubio le producía cierto cariño hacia él...quizás eso mismo le había gustado al gran Itachi Uchiha, por que aunque Deidara se afanara en negarlo, era obvio que entre ellos dos había algo mas que una relación de camaderia de grupo.
-Ya deja de quejarte-comento serio el pelirrojo- mejor ve a tu habitación y báñate...seguramente Itachi no tarda en llegar, ya que el jefe nos llamo para la extracción de un biyu(n/a: no se si así se escriba la verdad, espero que si, o si no, me corrigen por favor n.ñ) y no querrás que te encuentre todo desarreglado y sudado ¿o si? No quisiera que pensara que no te cuido o que me estoy propasando contigo, por que la verdad no tengo ganas de escucharlo quejarse-
La reacción del ojiazul no se hizo esperar, por lo que el pelirrojo siguió su camino de manera tranquila, mientras comenzaba a escuchar un montón de gritos de un Deidara que aseguraba que no había nada entre Itachi y él, pero que el pelirrojo no quiso escuchar por que la verdad el también estaba un poco cansado, le dolía la cabeza y por que ya se sabia todas las excusas que le diría el artista, siempre decía lo mismo.
Entro en su habitación de manera tranquila. Se encontraba tal y como él la había dejado una semana atrás, y como siempre la dejaba cada vez que salía de misión con Deidara ... Sin duda la vida de un akatsuki era algo monótona, a menos de que te encontraras un buen "compañero" dentro de la misma organización, cosa que ya habían hecho varios, aunque ese no seria nunca su caso, claro que no...su único amor era "él" y lo seria hasta el final de sus días, eso hacia mucho que lo tenia decidido.
Lentamente fue abriendo su marioneta y salio de su interior con la misma lentitud. Lo primero que izo fue cerrar la puerta con seguro, después de todo, no le daba ilusión pensar que alguno de los akatsukis pudieran verlo en persona, no por miedo o vanidad, si no por que simplemente, su apariencia vivía encerrada dentro de su marioneta desde hace mucho ya que no deseaba mostrarse frente a nadie desde que aquel día...no deseaba que nadie mas le mirara, solo "el"
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Una vez que limpio su cuerpo, se dirigió a su estudio; al parecer aun no llegaban los demás así que podría ir a visitar su colección privada. Entro en un amplio cuarto y encendió la luz dejando ver decenas de marionetas humanas, colgadas o colocadas en distintas posiciones.
Todas tenían su propia historia, su propia razón para pertenecer a su colección, pero de entre todas, en medio, en un estante bastante cuidado, cuidado y alejado de los demás, se encontraba "el"...su marioneta favorita...aquella que guardaba la historia mas desgarradora...la historia de un amor que no pudo ser....la marioneta del tercer kasekage...
Se acerco y con sus hilos de chakra primero abrió con suavidad el estante (tenia puerta de vidrio para que nada pudiera dañar la marioneta) y luego con los mismos hilos, se encargo de que la marioneta abriese los ojos para mirarlos con una sonrisa enamorada...
Esos ojos...aun cuando ahora no tuvieran ni la mitad de la belleza que tenían cuando su dueño permanecía con vida...le bastaban para sonreír con nostalgia, e imaginar que era su amado quien lo veía de la misma manera amorosa que hace tantos años...
-hola raiga... ¿me extrañaste? Yo si...- sonrió con ternura, mientras con su mano acariciaba el rostro de la marioneta...con una ternura que solo mostraba frente a aquella marioneta... (N.a: ahora mismo ustedes se preguntaran ¿el tercer kasekage se llamaba raiga? La verdad no se, intente investigar el nombre pero la verdad no di con el nombre por ninguna parte por lo que me vi en la necesidad de proponer un nombre, pero si algunos de ustedes conocen el verdadero nombre, si me lo hacen saber, arreglare el fic ¿les parece?)
Y de repente lo sintió...sus manos temblaban al igual que su cuerpo...y por primera vez en esos veinte años...lamento no sentir...ni poder llorar...por que eso era lo que su alma le pedía a gritos en este momento...llorar...llorar amargamente como un niño perdido...para intentar con sus lagrimas...intentar aminorar un poco su dolor...
Y una vez mas su mente lo torturaba haciéndole recordar el inicio de aquel tortuoso amor...
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Sasori desde sus inicios en su carrera ninja, fue considerado como un genio, pronto su nombre sonó como un posible candidato a ser kasekage y no tardo mucho para tener una relación cercana con el tercer kasekage, el kasekage actual, aun cuando su relación era mucho más cercana de lo que todos creían...
Ahora mismo se encontraba el pelirrojo sobre el escritorio, la oficina del kasekage se encontraba cerrada con seguro y sus labios eran devorados de manera voraz por el mayor que se encontraba a su lado.
Únicamente se separaron cuando el oxigeno les fue mas que necesario, aunque aun les unía un hilo de saliva y el menor sonrió sonrojado al notarlo -creo que todos se sorprenderían si supieran que el serio kasekage le hace esto a su alumno cuando están a solas ¿no te parece?- comento de manera picara el ojicafe.
El pelinegro solo sonrió con ternura mientras acariciaba un poco el cabello del otro -les daría un ataque...-suspiro- pero a mi me encantaría gritarlo...aunque a todos se murieran- ambos sonrieron de manera cómplice. Era cierto, ellos no podían tener una relación abiertamente, al menos no de ese tipo, después de todo, raiga era el kasekage y estaba también atado al consejo, y el consejo le prohibió explícitamente hacer publica su relación, a menos que quisiera atenerse a las consecuencias, lo que habría hecho sin dudar, de no ser por que temió que su amado pelirrojo se vería involucrado, al igual que toda la aldea.
Sasori lo supo entender, por lo que comenzaron una relación en secreto, una que solo unos cuantos conocían además de ellos, y Sasori no perdía la esperanza de que algún día podría contarle a su abuela y a todo el mundo lo feliz que era al lado de raiga...y raiga tampoco se rendía claro, siempre intentaba insistir con el tema con el consejo, convencidos de que algún día avalarían su relación.
-¿Y puedo preguntar a que se debe que hoy no te tengan vigilado?- comento con algo de burla el menor por lo que el ojinegro solo desvió la mirada
-Están ocupados...-comento en un susurro, pero por lo serio que había hablado, Sasori supo que no se trataba de cualquier cosa.
-¿En que?- pregunto algo preocupado.
El kasekage se separo de los brazos de su amante y se sentó en su silla con un porte muy serio-supongo que has escuchados los rumores sobre la guerra...pues ya es un hecho...- El porte del pelirrojo también se torno serio, debió imaginarlo, desde hacia unos días existía demasiado movimiento de ninjas en la aldea.
-Y supongo que iras ¿no es así? ¿Cuándo te marchas? - pregunto desviando la mirada y hablando con la voz en un hilo.
-En tres días...- susurro para luego tomar su mano besando su palma -Sasori...ven conmigo...te necesito a mi lado...-
-¿Por qué? ¿Por qué soy un ninja de elite?-
-Por que eres el amor de mi vida- comento mientras se volvía a levantar colocando su rostro a escasos centímetros del rostro del menor -por favor...-pidió en tono suplicante
El pelirrojo suspiro en tono cansado...sabia que no podía negarle nada al hombre frente a el cuando usaba ese tono de voz -el gran kasekage, dueño de la arena metálica no necesita a nadie...pero esta bien, iré...- suspiro, tendría que preparar todo para irse en tres días...
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Y así partió a la guerra, junto a otros cientos de guerreros, despidiéndose de su abuela sin imaginar que seria un adiós que duraría mucho más de lo que esperaban...
Ya habían pasado dos meses desde su partida. Ahora mismo era de noche y se encontraban descansando en un campamento oculto, que se encontraba cercano a la zona de batalla, y Sasori se sorprendió al ser llamado por el kasekage para salir del campamento, a pesar del peligro; todo por que según él, tenia algo muy importante que decirle.
Una vez que encontraron un lugar que se veía seguro y alejado de todos, se sentaron sobre un tronco; El pelirrojo beso al mayor, aunque pronto fue alejado con suavidad. La mirada del pelinegro era seria, y eso preocupo mucho al ojicafe.
-¿Qué sucede Raiga?-
-Sasori...hoy me confirmaron que estoy enfermo...- el otro lo miro extrañado sin comprender muy bien sus palabras- es algo muy grave...al parecer mi técnica magnética a terminado por dañar mi cuerpo gravemente...-lo ultimo lo dijo bajo, pero lo suficientemente alto para que el otro lo escuchara y comenzaran a formarse lagrimas en sus ojos
-¡Entonces tenemos que regresar inmediatamente a la aldea!- le pidió tomándolo de los hombros - ¡tienen que atenderte rápidamente! -
El mayor solo suspiro alejándose suavemente -no serviría de nada...aquí se encuentran los mejores ninjas médicos de la arena y ninguno puede hacer nada...-
Esa respuesta solo logro desesperar mas al otro -entonces vamos a otra aldea...he escuchado que en konoha tienen buenos médicos, quizás ellos...
-No me voy a ir de aquí, Sasori- lo interrumpió el otro.
-¿Pero por que no? ¡Date cuenta de que estamos hablando de tu vida!- le grito el otro desesperándose por la obstinación del kasekage.
-Date cuenta tú, mi pequeño- hablo con suavidad secando las lagrimas del pelirrojo con suavidad, acariciándole el rostro- soy el kasekage de la arena, y mi pueblo se encuentra en guerra...no puedo abandonarlo, me necesitan en este lugar...- esto logro terminar la paciencia del ojicafe que se levanto de donde se encontraba totalmente furioso...no contra Raiga, si no contra la realidad imborrable que se presentaba ante ellos.
-¿Y entonces que? ¿Te vas a quedar aquí a esperar tu muerte en manos del enemigo o de tu enfermedad? Es cierto que tú eres el kasekage, pero ellos nunca han sido justos contigo...en lugar de de respetarte, apoyarte y admirarte...prácticamente te han convertido en su esclavo desde que tomaste el titulo... ¡ni siquiera te dejan demostrar abiertamente el amor que sientes por mi!- grito con frustración el menor.
El kasekage, sabia que su pareja tenia razón...pero aun así no deseaba abandonar a la que consideraba su gente, en medio de aquella guerra -yo se que tienes razón...pero aun así...no puedo irme...no quiero irme...viviría con un cargo de conciencia demasiado grande...y eso solo si encontramos la cura...- comento en un susurro.
El marionetista apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se tiñeron de color blanco -entonces creo que ya todo esta dicho ¿verdad?...Entonces iré a arreglar mis cosas para marcharme inmediatamente...-Esto ultimo sorprendió mucho al kasekage, que tomo al otro por el brazo, antes de que se marchara.
-¿Pero que estas diciendo? ¿Por qué te vas Sasori? Quédate por favor...te necesito...te amo...- hablo en un tono suplicante, intentando convencer al amo de las marionetas.
-¡Mentiroso! -Rugió el pequeño pelirrojo, apartándose bruscamente del otro y mirándolo con lágrimas que luchaban por salir de sus ojos cafés -tú no me amas...si me amaras como tanto me juras, no me dejarías partir solo-
-Sabes que no miento Sasori...- hablo el mayor de manera conciliadora mientras intentaba inútilmente volverlo a abrazar-pero no puedo irme...este es mi lugar...aquí me necesitan, entiéndeme por favor...-
-¡No! ¡Ya no quiero entenderte!- le respondió el marionetista dejando que sus lagrimas cayeran libremente mientras lo miraba a los ojos -cuando me dijiste que entendiera que nuestra relación no podía ser publica, lo hice. Cuando me dijiste vuélvete mi alumno, para poder estar mas tiempo cerca, también lo hice. Cuando me dijiste, vamos a la guerra, te seguí fielmente... ¡pero no puedes obligarme a quedarme aquí para ver como te suicidas quedándote en este lugar! ¿Entiendes? si quieres morir por esa aldea desagradecida ¡hazlo! Pero no me sumiré en la depresión de ver como te mueres lentamente ante mis ojos ¡simplemente no lo are!-
Sus palabras dejaron sin respuesta al pelinegro, por lo que solo le soltó el brazo, permitiendo que Sasori se marchara al campamento, para arreglar sus cosas y marcharse al amanecer...
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En el campamento, el marionetista entro con el mayor sigilo posible, ya que prefería evitar todos los problemas que se presentarían si alguien se enteraba de que pensaba regresarse a su aldea.
Una vez llego a su habitación (mas bien a su cabaña xD) comenzó a guardar sus cosas entre lagrimas pensando cosas como ¿Por qué la vida tenia que ser así? ¿Por qué la vida de las personas no podía ser eterna como el arte? Si...por que el arte si que era eterno...
Y entonces ocurrió...una macabra idea llego a su mente...una idea tan perversa, que solo una mente desesperada, como lo era la del pelirrojo en ese momento, la acepto como buena...por lo que tomando sus pocas pertenencias y sus marionetas mas fuertes, salio con el mismo sigilo, dirigiéndose nuevamente al lugar donde había dejado a Raiga...con algo de suerte aún seguiría en aquel lugar...
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Raiga aun se encontraba en el mismo lugar...con el corazón en un hilo, sin saber aun que decir o hacer en ese momento. El amor de su vida se marchaba y no sabia como detenerlo; o eso pensaba hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos por cierta voz conocida por el -Raiga...-
El pelinegro volteo, encontrando a su gran amor; aunque se veía distinto...su mirada no mostraba la misma vida y alegría que siempre, se notaba perdida... -¿Qué pasa Sasori? Te ves distinto...- aunque la única respuesta que obtuvo del menor fue el ataque de su marioneta, lo cual pudo esquivar con relativa facilidad.
-¡Pero que haces Sasori!- le grito Raiga exigiendo una respuesta a lo que estaba ocurriendo.
-La respuesta es el arte...-respondió sin detener su ataque- yo no puedo obligarte a que vengas conmigo... y tampoco puedo hacerlo por la fuerza, ya que no cuento con la necesaria para detenerte sin dañarte...por lo que e decidido matarte...pero no te preocupes, preservare tu cuerpo y todo lo necesario para darte vida nuevamente...encontrare la solución...la forma de dar vida a las marionetas...y volveremos a estar juntos amor mió...solo ten un poco de paciencia...- esto ultimo lo dijo mientras esbozaba una sonrisa por demás macabra, que nunca había visto el kasekage en cara de su adorado niño, una sonrisa la desesperación por la que estaba pasando el menor.
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El resultado de aquella dolorosa batalla, fue aquel que Sasori deseaba, aun cuando no le trajo toda la felicidad que espero...
Utilizo el cuerpo de su adorado Raiga, para hacer una marioneta que cuido mas que a su propia vida, y al paso del tiempo, al continuar con sus investigaciones, fue experimentando sobre su propio cuerpo trasformándose poco a poco en otra marioneta, en busca de probar las distintas teorías que tenia sobre el jutsu necesario para crear vida, aunque todos sus experimentos siempre fracasaron.
Consiguió uno tras otro sujetos de prueba, y siempre fracaso, aunque con ello su colección de marionetas humanas fue creciendo cada vez más, hasta llegar a ser casi trescientas.
Fue nombrado como un criminal de clase S y se vio perseguido en todas partes, aunque eso en si mismo no era un problema, ya que el amo de los marionetistas podía vencer a toda clase de enemigos sin mas; el problema era que con aquello, ya no tenia el tiempo necesario para dedicárselo a sus adoradas investigaciones, al menos hasta que dio con akatsuki.
La organización le propuso protegerlo y brindarle un lugar donde podría realizar sus experimentos en paz, a cambio de unirse a ellos por lo que termino por aceptar. Su primer compañero asignado en aquel lugar fue Orochimaru, el cual tal y como se pudo dar cuenta con el tiempo, contaba con un secreto para alcanzar la eternidad; mismo que intento robarle pero que no logro antes de que Orochimaru se marchara de la organización, por lo que decidió mandar a un espía dentro de las tropas del pelinegro (N.a: a Kabuto)
Después de que el hombre serpiente se fuera, su nuevo compañero fue Deidara, al que sin querer le fue tomando aprecio (n.a: aun cuando no lo demostrara) por que la gran inocencia que podía demostrar, aun siendo un asesino.
Y tras un par de años de ser el compañero de Deidara, al fin lo entendió...no había cura para la muerte, ni jutsu que sirviera para regresar la vida perdida, o al menos no ninguno que él pudiera entender o desarrollar.
Después de haber crecido en una aldea donde siempre alabaron su inteligencia, al fin comprendió que a pesar de esta, tenia las mismas limitaciones que tiene todas las personas y ya no podía seguir adelante, simplemente no podía...sus esperanzas simplemente desaparecieron...
Ahora, era cada vez mas comunes las veces en que recordaba las ultimas palabras que le dijo su gran amor, aquellas que no entendió hasta ese momento, y que ahora podía darse cuenta que solo un hombre, con la sabiduría que poseía el kasekage, podría saber que eran las palabras que justamente necesitaría en estos momento actuales de desesperación.
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Se encontraba el Kasekage ya bastante mal herido, y Sasori lo tenia sobre sus piernas, acariciándolo e intentado que la muerte no le fuera tan dolorosa a su amor.
-Tranquilo Raiga...solo duerme...y cuando despiertes podremos volver a estar juntos...- le susurraba a manera suave a modo de tranquilizarlo mientras acariciaba su cabello.
El pelinegro solo sonrió mirando a los ojos al otro- eres tan inocente amor mió...nunca te culpes por favor...yo te amo a pesar de todo...morir a manos de un ser amado...es la mejor muerte que cualquiera pueda pedir...y cuando te canses...te estaré esperando...solo promete que no dejaras nada de nosotros...nuestros recuerdos, solo debemos conservarlos nosotros...- el pelinegro se detuvo pues empezó a toser un poco.
-No te entiendo amor mió...- comento calmándolo y limpiando un hilo de sangre que escapaba de la boca del mayor.
-Te amo...hasta luego Sasori...- eso fue lo ultimo que susurro el pelinegro, y durante años el marionetista creyó que se refería a que se volverían a encontrar cuando lo reviviera, pero al fin comprendía que Raisa se refería a que se reencontrarían en el otro mundo...
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Ahora el amo de las marionetas, se encontraba abrazado a la marioneta de Raisa, ocultando el rostro en el pecho de esta, tratando de escuchar el latido de ese corazón que tanto lo tranquilizaba y rezando por poder escuchar, aunque sea en una alucinación, la voz de su amado, aconsejándolo sobre lo que debía hacer en ese momento.
Después estar así unos minutos (n.a: aunque nadie podría decir cuanto tiempo) al fin llego a una decisión...era hora de descansar...después de todo ya no tenia nada pro que vivir: nunca podría regresa a su aldea ni podría volver a ver a su abuela; tampoco podría revivir nunca a Raisa y aunque lo lograra...él mismo ya no lo podría sentir, por que ya ni siquiera era un humano...ahora solo era otro de sus experimentos fallidos....
Después escucho como su compañero rubio lo llamaba, al parecer ya se encontraban todos reunidos y era hora de empezar; salio y realizaron el ritual de separación sin mayores percances.
Una vez hubo todo terminado, el líder les entrego una nueva misión a él y a Deidara; tendrían que ir a la aldea de la arena y capturar al actual kasekage. Ninguno objeto nada e interiormente Sasori planeo ir para arreglar todo para lograr un combate contra su abuela.
Parte de su plan fue dejarse quitar un trozo de tela de Hiruko para que o pudieran rastrear y alcanzar y de esa manera por fin se encontró con su abuela, y aunque no estaba en sus planes la participación de sakura, le convino a sus planes, ya que se le izo mas fácil fingir la derrota, aunque claro, primero se encargo de que destruyeran la marioneta de Raisa, aun cuando sufrió mucho al permitir que eso pasara, pero era lo mejor...tal y como se lo dijo el kasekage, lo mejor era no dejar ningún recuerdo de ellos, y jamás se habría perdonado de morir y dejar atrás a esa marioneta.
El único momento en la pelea en el que realidad sufrió, fue cuando su abuela le dijo que ella si había encontrado la cura a la muerte...por un momento...nuevamente deseo nunca haber tomado tan malas decisiones...por un momento se volvió a culpar de todo...
Pero la muerte le trajo la paz a su alma, le trajo una tranquilidad que hacia veinte años no sentía...y le trajo felicidad...por que tras el umbral de la muerte, pudo reencontrarse con el amor de su vida.
Raiga y Sasori al fin podían estar juntos, ya nada podría separarlos...por que ya no eran personas...ni eran muñecos...y mucho menos marionetas del destino...solo eran dos almas que se amaban...
FIN