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UNA NUEVA VIDA por lyra

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Después del largo paseo vuelven a casa hambrientos. La cena ya está lista y se lavan las manos en le fregadero mientras le cuentan a sus padres lo que han visto.

Se sientan a cenar y Gordon espera a que hayan terminado para hablar.

-Vuestra madre y yo hemos estado hablando. Creemos que Bill está lo bastante recuperado para volver a los escenarios.

-¿Ya puedo?-pregunta ilusionado.

-¿Quieres volver?-le pregunta su madre preocupada.

-si, lo he echado mucho de menos.

-Y yo cuidaré de él-afirma Tom seriamente.

-Contábamos con eso, cariño-le dice Simone apretando su mano.

-David vendrá mañana y hablaremos. Queremos que vayas poco a poco. Un par de actuaciones, nada de conciertos.

-Pero la gira se suspendió a la mitad…

-Es pronto para que viajes. Hay que ir despacio-insiste Gordon.

Tom sonríe para animarle al ver su expresión. Está enfadado consigo mismo por estar enfermo. Sabe que lo que más desea es dejar atrás el pasado y retomar su vida con normalidad desde donde lo dejó.


Terminan de cenar y van al salón a ver un rato la tele mientras recoge la cocina ayudad por Gordon. Están sentados en el sofá. Tom tiene el mando y hace zapping sin encontrar nada que ver.

Siente a su hermano sentado bien cerca de él. Siente como deja caer la cabeza en su hombro, señal de que se está quedando dormido.

Apaga la tele y se queda mirándole. Estira una mano y acaricia su mejilla, notando lo suave que es.

Retira la mano bruscamente. Ha visto como sonríe bajo su caricia.

Ha recordado las palabras de su padre.

“Tu hermano te miraba con el deseo en los ojos”

Hizo que su hermano tuviera miedo de mirarle o tocarle. Y a él le está pasando lo mismo. No quiere recordar las palabras enfermas de su padre, pero están grabadas en su cerebro.

Hace que cada vez que su hermano le sonría se fije en sus labios. Que cada vez que le mira busque en sus ojos algo que una vez creyó ver. Que todas las noches que duermen juntos lo haga con la sensación de estar haciendo algo mal.


-¿Se ha dormido?-pregunta Gordon en voz baja.

Tom asiente y mira que su madre sigue en la cocina.

-Esas pastillas le hacen dormir todo el día, podíamos hablar con Peter y pedirle que le de otras más suaves-dice en voz baja.

-Hablaré con él mañana. Tiene que dar el visto bueno. Si dice que Bill necesita más tiempo, llamaré a David para decirle que no.

Bill se mueve en sueños, apoyándose más en su hermano, dejando caer una mano sobre su pierna y haciendo que se ponga tenso a su contacto.

-Mejor le llevamos a la cama-dice Gordon inclinándose.

Le coge en sus brazos y le lleva a su habitación.

Tom se queda un momento sentado. Ha estado a punto de decir que ya le llevaba él, pero algo en su interior le decía que no estaría bien. Mira la hora y decide acostarse también.

Pasa por la habitación de su hermano y se asoma a la puerta abierta. Su madre le está poniendo el pijama sin despertarle. Entra y le ayuda a sostenerle mientras abre la cama.

Le tiene cogido por los hombros, haciéndole apoyarse contra su cuerpo, con su cabeza recostada contra su cuello en el que deja su cálido aliento.

-Tom, acuéstale-le saca su madre de sus pensamientos.

Le echa suavemente en la cama y su madre le arropa besándole a frente. Sale de la habitación y le hace una señal a su hijo mayor para que le acompañe. Se despide de él de la misma manera deseándole buenas noches también.

Tom entra en su habitación y se pone el pijama rápidamente soltándose el pelo deshaciendo la coleta con los dedos.

Se asoma en la puerta y mira la habitación de sus padres, ve luz por la rendija de la puerta y espera impaciente hasta que es apagada. Solo entonces se cuela en la habitación de su hermano, donde ya duerme plácidamente.

Abre la cama y se echa a su lado, viendo como va a su encuentro en sueños. Le abraza fuertemente y besa su frente de la misma manera que lo hizo su madre para desearle dulces suelos, para que sueñe con él.

Cierra los ojos pensando que si va a ser así toda la vida, si va a tener que dormir con su hermano para que no vuelva a tener pesadillas.

Arruga la frente al recordar las primeras. Empezaron tras la muerte de su padre. Pensaba que ahora que veía que no le iban a hacer daño nunca más encontraría paz en su vida.

Pero sus sueños se tornaron violentos. Revivía los malos tratos y se despertaba gritando. Llamaba a su madre llorando y ella corría a consolarle.

Fue entonces cuando Peter le dio una dosis más fuerte. Pasaba la mitad del día dormido, pero no soñando.

Una de las noches en la que tuvo otra le sorprendió cuando en vez de llamar a su madre le llamó a él, quien fue corriendo a abrazarle.

Su cuerpo se estremecía por el llanto de su hermano, sentía como las lágrimas empapaban su desnudo pecho, sentía como en su interior crecía el odio hacia su padre muerto.


Ya no solo le había marcado en vida, se la seguía destrozando en muerte, en sueños.

Convirtió en una rutina en dormir con él todas las noches, desde el primer momento, sin esperar a que tuviera una pesadilla.

Sentirle a su lado le hacía dormir más tranquilo, más seguro. De vez en cuando se le escapaba un gemido, y entonces él le abrazaba muy fuerte y besaba su frente para que no tuviera miedo.



Amanece un nuevo día y Tom se estira antes de abrir los ojos. Sonríe sintiendo a su hermano contra su espalda, como su mano descansa en su cintura. Baja la suya y se la acaricia, sintiendo como se aferra a ella y suspira.

Quiere quedarse así para siempre, pero sabe que David vendrá a la hora de comer y tiene que hablar primero con Gordon, para que llame a Peter y le sugiera unas pastillas más suaves para su hermano.

Se levanta de la cama y suelta esa mano que con tanta ansia se aferraba a él. Mira como su hermano va en busca de su cuerpo de nuevo. Se inclina para que sus cabezas estén a la misma altura y le besa la mejilla.

-Que tengas un buen día-le susurra apartándole el pelo.

Sale de la habitación y corre a la suya antes de que sus padres se levanten. Sabe que a su madre no le parce mal que duerma con su hermano, pero él se siente raro.





Bill despierta horas después. Ve que está solo, pero sabe que por la noche no lo ha estado.

Recuerda brevemente que alguien le cogió en brazos y le llevó a su cama. También que le pusieron el pijama y que su hermano sostenía su dormido cuerpo mientras abrían la cama, sobre la cual le echó con cuidado.

Esperó como siempre el beso que su madre le daba todas las noches para que sus sueños fueran felices.

No pasaron 5 minutos hasta que corrió a refugiarse en los brazos de su hermano como hacía todas las noches, sintiendo en su frente ese tierno beso que le deseaba dulces sueños.

Se estira en la cama bostezando y decide levantarse. Siempre se le pegan las sábanas y ese día hay un invitado a comer. Ve la hora que es y decide saltarse el desayuno.

Corre a la ducha y se desnuda rápidamente mientras en baño se va llenando del vaho del agua caliente. Se mete en la ducha gimiendo cuando el agua caliente le quema la piel, hasta que consigue graduar el agua y respira aliviado.

Cierra los ojos y levanta la cabeza para recibir el agua en la cara, sonriendo al pensar que va a volver a cantar.

Baja la cabeza y tiene una idea. ¿Por qué tiene que esperar a que le den permiso para cantar? Lo puede hacer cuando quiera. Solo tiene que abrir los labios y dejar salir su voz.

Y eso es justamente lo que hace. Comienza a cantar “Monsoon” muy bajito, sintiendo que su voz necesita unos arreglos. Tanto tiempo en silencio se la ha dañado, no la ha practicado y ahora desafina por momentos.


Sacude la cabeza. Se siente aturdido todavía por la pastilla. Solo hay una manera de espabilarse y aguantando la respiración cierra el grifo del agua caliente. Se muerde los labios para no gritar cuando el agua fría araña su cuerpo.

La corta cuando nota que ya se ha despertado un poco más y sale tiritando de la bañera sonriendo por la impresión. Se seca con las toallas y comienza a vestirse para enfrentarse al nuevo día.

Coge una toalla y se seca más el pelo mientras camina hacia la ventana. Quiere ver el buen día que sabe que hace.

Descorre las cortinas y ve un cielo azul limpio de nubes, con el sol resplandeciendo en lo más alto calentando su frío cuerpo.

Tiene una corazonada y mira hacia abajo para volver a verle. Allí está otra vez, como todas las mañanas. Siempre le está observando y cuando le ve en la calle le saluda con la mano, pero nunca se acerca a decirle nada.

Ve que está saludando en esos momentos y sonriendo. No se lo piensa dos veces y le devuelve el saludo sonriendo abiertamente.

-¿Bill?-llaman a la puerta.

-¡Adelante!-grita apartándose de la ventana.

La puerta se abre y es Peter quien aparece. Sonríe al verle tan alegre, comprobando que ya es feliz.

-Tu madre pensaba que seguías durmiendo, como no has bajado a desayunar…

-Me estaba duchando. Enseguida acabo y bajo.

Entra corriendo en el baño mientras se frota el pelo con la toalla.

Peter le ve pasar por su lado riendo y mira la ventana. Cuando entró en la habitación le vio separarse corriendo de ella. Se acerca y mira buscando lo que le ha puesto tan feliz. Mira hacia abajo y llega a tiempo de ver como un chico sale corriendo y desaparece dentro de la casa de al lado.

Arruga la frente preocupado.

-¿Ya se ha levantado?-pregunta Simone entrando en la habitación.

-Está en el baño, secándose el pelo. Le espero abajo.

Simone sonríe y empieza a hacer la cama mientras oye el secador de pelo.



Una vez arreglado y peinado baja a la cocina sin dejar de tararear por el camino. Se encuentra con su hermano, y como si lo hubiera hecho toda la vida le atrae la cara con una mano y le besa en la mejilla.

-Buenos días-le saluda tras soltarle sin dejar de sonreír.

-Se te ve muy feliz-dice Tom sonriendo también.

-Soy feliz-le contesta riendo.

Entra en la cocina y saluda a su madre de la misma manera, para luego darse la vuelta y hacer lo mismo con Gordon, quien se sorprende ante esa muestra de cariño de su hijastro.

-¿Y esa sonrisa?-le pregunta Simone, muy contenta por verle tan feliz.

-He tenido un buen despertar-dice sonriendo más.

Tom entra en la cocina en esos momentos. A tiempo de escuchar esas últimas palabras y mirar a su hermano preocupado.

¿Era verdad lo que su padre le dijo?

Y si así fuera, ¿le daría igual? ¿O le sentiría mal?

-Bill, Peter quiere hablar contigo-le dice Gordon señalando una silla.

Se sienta en ella con el café que su madre se ha empeñado en hacerle. Lo toma despacio mientras espera impaciente.

-Gordon y tu madre me han contado que quieres retomar el trabajo-empieza a decir Peter.

-Me gustaría mucho. Hace tiempo que no canto y lo echo de menos.

-Sabes que tendrás que tomártelo con calma. No quiero que te esfuerces hasta caer agotado.

-Lo prometo. Solo pequeños conciertos. Cantaré sentado, si es preciso.

Viendo su insistencia y esa alegría que de sus ojos se adueña, Peter accede para hacerle más feliz.

Bill sonríe más y Tom le abraza. Por fin volverán a ser los de antes. Dejarán el pasado atrás y volverán a la rutina de concierto, entrevistas y cualquier cosa que se les venga encima.



Llega la hora de despedirse y Peter le pide a Bill que le acompañe a la puerta. Ya ha hablado con Gordon del tema, pero ahora tiene que hacerlo con él.

Una vez en el jardín se le queda mirando fíjamente.

-Me han contado que te pasas todo el día dormido, por las pastillas. Tal vez debería bajarte la dosis.

-¿Y si vuelven las pesadillas? Quiero cantar, pero no quiero volver a soñar.

-Las que te voy a recetar ahora no son tan fuertes. Además, no has vuelto a tener ninguna.

-Eso es verdad. Tom me está ayudando mucho.

Espera en silencio por si quiere decir algo más, pero ve que no parece hacerlo.

-¿Hay algo que me quieras contar?

Bill niega con la cabeza. Peter asiente y se despide deseándole buena suerte, sin dejar de recordarle que una vez a la semana irá a ver que tal lo está llevando.



A la una llaman a la puerta y Tom la abre corriendo. Sabe que es David, pero también sabe que no viene solo.

-Está en la cocina-dice tras saludar a los recién llegados.

Les acompaña hasta ella y ve como la cara de su hermano se ilumina más con esa sonrisa que aparece en sus labios.

-¡Georg! ¡Gustav!-grita corriendo hacia ellos.

Los chicos estrechan las manos y olvidando su vergüenza se funden en un abrazo. Llevan sin verse casi un mes, y tras pasar tanto tiempo juntos se han echado mucho de menos.

-Cogí el primer vuelo que salía de Italia cuando me llamó David-explica Gustav mirando a Tom con complicidad.

-Y yo he cuidado del apartamento muy bien en vuestra ausencia-le dice Georg sonriendo.

-Bill, se te ve estupendo-saluda David estrechando su mano.

-Me siento muy bien, con muchas ganas de volver.

-Comamos mientras hablamos-les interrumpe Simone.

Durante la comida acuerdan que de momento empezarán con una pequeña actuación en un programa, seguido de una entrevista para que la gente vea lo recuperado que está Bill, y luego unas fotos. Pero nada más, ni siquiera la fiesta que habría luego.

-Id sin mí, os la merecéis-les pide Bill.

-Yo no voy si tú no vas-afirma Tom.

-Bueno, eso lo hablamos en su momento-contesta David.


Mientras sus padres y David toman el café, los chicos salen al jardín a reposar toda la comida que Simone les ha obligado a ingerir, diciendo que sería la última comida decente que tomarían en meses.

Se sientan en el césped mientras Gustav comienza a contarles su viaje. Bill se tumba de espaldas para escucharle mejor. Cierra los ojos mientras oye su voz, tratando de imaginar todos los lugares en los que ha estado, quedándose dormido lentamente.

Tom le mira cuando oye su lenta respiración. Gustav deja de hablar y mira a Georg con preocupación.

-Tranquilos, se pondrá bien. Le van a cambiar la medicación para que no sea tan fuerte-les explica al sentir su silencio.

-Puede que sea demasiado pronto, tal vez deberíamos esperar q que se recupere del todo.

-No, está bien-dice mientras se quita la sudadera.

Tapa a su hermano con ella y le acaricia tiernamente la mejilla hasta arrancarle una sonrisa.

¿Cómo decirles a sus amigos que su hermano está marcado de por vida? ¿Qué nunca se recuperará del todo?



-Prométeme que le vigilarás-le pide Simone.

-Puedes estar tranquila. He hablado con Peter y me ha contado lo que hay que hacer si veo que se pone mal y que medicina le tengo que dar-le explica David.

-¿Y si vuelve a recaer? No habrá nadie que esté encima de él para impedir que deje de comer o haga eso otra vez-insiste Simone.

-Tenemos un médico las 24 horas del día a nuestra disposición, vendrá con una llamada mía. Y yo le mantendré vigilado.

-Y Tom estará siempre a su lado. Vamos, Simone, tienes que confiar en él. Sabes que no lo volverá a hacer-le dice Gordon.

“Porque ya no tiene motivos para hacerlo”

-Te llamaré todos los días, y como le vea triste en una sola foto voy y me lo traigo a casa-le amenaza a David.



Llega la hora de irse y David se despide de los chicos. Georg y Gustav se quedan un poco más, pero después de media hora y viendo que Bill está profundamente dormido, se despiden hasta dentro de 2 días, que será cuando los gemelos vuelvan al apartamento.

Gordon sale y se ofrece para llevar a su hijastro pequeño dentro, pero Tom niega con la cabeza. Se le ve dormir tan plácidamente bajo el sol que decide dejarle así.

Se queda observándole dormir. Como se da la vuelta en sueños echándose de lado con una mano bajo la mejilla y suspira.

Oye pasos y levanta la cabeza. Ve que es el chico del día anterior, que viene de correr. Los ve y se les acerca preocupado.

-¿Le ha pasado algo?-pregunta señalando a Bill con la cabeza.

-Está descansando-le contesta Tom en alerta.

El chico sonríe y se da la vuelta siguiendo su carrera.

Tom le observa marcharse y se tumba a su lado, quien siente su presencia y alarga una mano. Tom se la coge y antes de que se de cuenta se la ha lleva a los labios y la besa.

Le deja reposar entre la suya, sobre su pecho, mientras se pone tenso.

Su sexto sentido se puso en alerta cuando se acercó el chico.

Se ha fijado en su hermano, y mucho.

Y eso es algo que no le gusta. Que haya otra persona que quiera hacerle sufrir otra vez.

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