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¡Feliz cumpleaños, Itachi-sama! por metafora89

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Notas del fanfic:

Pues eso, que hoy, 9 de junio, es el cumpleaños de mi dios (y el de muchas), Itachi.

Así que, entre mis estudios, saqué algunos ratillos para escribir y salieron tres one shot que he recopilado aquí para goce y disfrute... de aquellos a quienes les guste XD

Notas del capitulo: Primero de los one shots. Me apetecía escribir sobre Itachi de niño y salió esto...

Los primeros rayos de sol del día entraron por la ventana, iluminando la cara del pequeño que reposaba sobre la cama. Éste abrió los ojos perezosamente, dejando ver unos irises casi tan negros como sus pupilas, las cuales se contrajeron de forma instantánea ante la claridad que había invadido la habitación en la que dormía.

Tardó unos momentos en situarse, aún no del todo consciente. Pero, tan pronto como lo hizo y recordó que día era, se puso en pie de un salto, completamente despejado. En su cara se dibujaba una pequeña sonrisa inocente.

Se vistió rápidamente y bajó las escaleras corriendo hasta llegar a la cocina, donde se encontró con su madre, la cual preparaba el desayuno.

-¡Buenos días!-exclamó el pequeño, sin poder ocultar su emoción.

La mujer se dio la vuelta, algo sobresaltada. Pero tan pronto como vio a su hijo allí, su expresión se suavizó y le miró con cariño.

-Buenos días, Itachi-respondió y le indicó que se acercara con un gesto, lo que Itachi hizo inmediatamente-. Feliz cumpleaños-le deseó agachándose a su lado y acariciando con una mano el moreno pelo del niño-. Cuatro años ya... Casi eres un hombre.

Itachi dibujó un gesto entre la diversión y el escepticismo.

-No es para tanto, okaa-san. Pero ya sólo me quedan dos años para entrar en la academia.

-Es cierto. Te convertirás en un gran shinobi, como se espera de ti.-dijo una voz profunda a su espalda.

El pequeño se giró. Delante de él, se erguía la imponente figura de su padre.

-Otou-san.-dijo, contemplando su serio rostro.

Fugaku bajó la vista para mirar a su hijo. Aunque su cara no varió lo más mínimo, en sus ojos se podía distinguir un brillo de orgullo. A su temprana edad, Itachi ya empezaba a mostrar verdadero talento. Además, teniendo en cuenta que estaba destinado a ser el siguiente líder de los Uchiha, aquello eran más que buenas noticias.

-Ya has cumplido cuatro años, debes ir pensando en tus deberes como parte del clan.

Itachi le miró, sin sentirse molesto. Desearle un feliz día de cumpleaños era demasiado para el jefe de policía.

-Sí, otou-san.-respondió, como sabía que se suponía que debía hacer.

-Bien-el hombre se permitió sonreír ligeramente, satisfecho-. En ese caso, creo que va siendo hora de que tengas algo.

Fugaku desapareció durante unos instantes, dejando a un expectante Itachi. Iba a recibir su primer regalo de su padre.

Volvió portando una caja de madera, cuidadosamente tallada, con el símbolo de los Uchiha sobre la tapa. Se arrodilló en el suelo y la dejó delante de él, mientras su hijo se acercaba con curiosidad.

Dentro de la caja, cuidadosamente colocados y sujetos por tiras, había varios tipos de kunais y shurikens. Había algunos con formas especiales que Itachi no había visto nunca.

-Esta caja ha pasado por varias generaciones de los Uchiha. Se dice que perteneció al fundador de nuestro clan. Como verás, las armas no son todas como las que acostumbramos a usar. Hay algunas diseñadas para momentos especiales. La gran mayoría de los ninjas apenas conocen sus utilidades y quienes son capaces de controlar su manejo son reconocidos como verdaderos maestros shinobi.

El niño escuchaba con atención todas las palabras que Fugaku pronunciaba. Miró la caja con fascinación y luego al hombre, quien se mostró muy complacido con el interés que había suscitado en él.

Itachi asintió, una vez que hubo asimilado y memorizado toda la información.

-Gracias, otou-san.

Su padre se puso en pie, le colocó una mano sobre la cabeza por un momento, en el gesto más afectivo que jamás le había dirigido y se fue de allí.

-Itachi, tu desayuno está servido.-la voz de su madre sonó lejana. El niño cerró la caja con cuidado y se apresuró a devorar lo que Mikoto le había preparado. Tanta emoción le había provocado mucha hambre.

La mujer observó a su hijo largamente, esperando a que terminara. Ella también quería darle una cosa. Se arrodilló a su lado y sacó algo del bolsillo de su delantal.

-Este es mi regalo.-dijo, mostrándole el objeto.

Itachi lo observó. Era un colgante. Un fino hilo unía tres piezas circulares, con un hueco en el centro de cada una.

-¿Dónde lo conseguiste, okaa-san?-quiso saber Itachi, con curiosidad, mientras su madre le ponía aquel collar alrededor del cuello y lo ataba en la parte posterior.

-Lo hice yo misma. Encontré estas extrañas piedras cuando era pequeña. Estaban las tres juntas y me parecieron tan extrañas que decidí guardarlas y unirlas en un colgante. En ese momento me pareció que estaban allí para que yo las encontrara. Y, ahora, cuando te veo a ti, siento que no podías ser hijo de otra persona, que viniste para hacerme feliz, como un regalo único.

Las mejillas de Itachi adquirieron un gracioso tono carmesí ante aquel comentario. A veces, no entendía muy bien el mundo de los adultos, el de los ninjas, y mucho menos el de los Uchihas. Le gustaba sentirse querido como individuo, no como una simple pieza de algo que aún no podía abarcar. Por eso, apreciaba cada momento con su madre.

-¿Okaa-san?

-Dime.-respondió Mikoto con una sonrisa.

-Has comparado el encontrar estas piedras con tener un hijo. Si me has dado el collar, ¿también me darás un hermanito?

La mujer no pudo evitar echarse a reír. Itachi era sorprendente. Su intuición e inteligencia eran incomparables a la de cualquier otro niño de su edad. Todo indicaba a que iba a convertirse en alguien brillante y fuera de lo común.

El pequeño esperó pacientemente una respuesta. Le gustaba el sonido de la risa de su madre. Siempre había logrado tranquilizarle.

-Tal vez, Itachi. ¿Por qué no? Me encantaría poder darte un hermanito. Pero, en ese caso, debes prometerme que cuidarás de él.

El niño sonrió.

-Lo prometo.

Mikoto le miró en silencio antes de volver a sus tareas. No importaba lo que pasara, sabía que siempre se podría sentir orgullosa de Itachi.

Notas finales:

Tenía que ser toda una monada a esa edad...

Lo de la caja de armas era simplemente un elemento para relacionar a Madara e Itachi ya a esa corta edad...

El collar... Me apuesto algo a que no he sido la única en preguntarse de dónde sale el que Itachi lleva durante toda su estancia en Akatsuki XD 


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