Besos sin futuro.
Escucho sus pasos detrás de mí, apresurados aun así y lo elástico de sus músculos, al alcanzar mi caminar desganado y lento… para poder ponerse a mi lado.
Me gusta su compañía incondicional, su silenciosa manera de decir ‘Estoy aquí’, generalmente acompañando, y disminuyendo, mi autodestructiva manera de ser.
Él se convirtió en mi aliciente, allí parado, a mi lado… rozando su mano en la mía, mientras caminamos sin rumbo, pero sin detenernos. Los dos sabemos muy bien lo que es transitar por este mismo sendero… hasta eso compartimos como un lazo.
Porque ambos supimos tener el valor para dar un paso atrás antes de cometer ‘ese’ error… y por eso ahora caminamos juntos, porque disfrutamos de esta compañía incondicional que siempre nos unió, disfrutamos de sentirnos libres y dueños de nosotros mismos y de nuestras almas…
Es verdad que no siempre fue así…
Fui preso… de una ilusión; de esas ansias que sólo deja el amor perdido. Fui preso de un deseo, de un fantasma que supo adornarme con palabras dulces y falsos besos de miel… donde no hubo amor para ofrecer... pero no me tenia por completo.
Porque supe ver más allá de sus caricias vacías y su cuerpo sin alma, me di cuenta de sus intenciones… y escape a tiempo del embelesamiento, consciente, de que aquello me habría destruido por dentro… supe ver su ‘juego’ de seducción, sin compromisos, sin ataduras, sin mí…
Porque nada de mí realmente le interesaba, sólo era él y su mundo, sólo era lo que él podía alcanzar... o lo que quería alcanzar...
Sí, Hyoga… me dí cuenta de lo que querías hacer… y ahora no tendrás más remedio que tragar ese orgullo tuyo de ‘cazador infalible’. Yo no soy un ave de presa, y por ninguna razón seré el trofeo con el cual te vanagloriarás por allí, no.
La verdad es que no pudiste conmigo, tus ‘hermosos’ ojos celestes no fueron lo suficientemente cegadores, como para evitar que piense o medite en tu forma de dar ‘amor’… y ahí perdiste un tiempo valioso, que necesitabas para que cayera en tus brazos, cuánto lo siento…
Descubrí tus intenciones con un dolor incomparable en mi pecho, y así te dejé con las ganas de tenerme en tu cama… Y un profundo dolor más allá de lo que pueda describir... ¿A cuántos más habrás intentado llevar a tu cama como a mí, envuelto en palabras dulces y caricias vanas?...¿Qué harás ahora? ¿En busca de quién irás, para tratar de arreglar tu reputación?... ¿eh?
Sonrío cuando en realidad querría morderme los labios, es muy difícil que se me quite esta rabia que siento por tí Hyoga… pero cuando él aferra su mano a la mía, todo rastro de enojo o humillación desaparece en la mueca pura de su sonrisa.
Hace tiempo, Shun me había contado algo muy parecido a lo que me tocó vivir a mí, aunque jamás me dió demasiados detalles… él nunca fue muy comunicativo en este tipo de circunstancias, así como tampoco me dijo quién había sido, o intentado ser, su ‘cazador’, terminando sólo en otra frustración en un corazón demasiado dulce.
Pero por lo visto, pudo levantarse sin problemas, imponiéndose ante alguien que no supo ver lo que tenía a su frente, que no supo ver cuánto era lo que él valía… De una cosa estoy seguro, nunca nadie volvería a tratar de hacer eso con él… y me encargaré de que tampoco conmigo volviera a pasar algo similar.
“¡Pero qué bonito… los hermanos unidos!”.
“Hola, Hyoga”.
“Hola, Shun…”.
“Hyoga”.
“… Ikki”.
Los ojos de Hyoga se clavaron directamente en nuestras manos unidas… ... No sabía bien por qué lo habia hecho, pero inmediatamente enseguida que Hyoga nos salió al paso, Shun se apresuro a enlazar con más fuerza sus dedos con los míos...
“¿Debes estar muy contento Hyoga, no?”.
… Y sólo la voz suave de Shun hizo que perdiera de vista aquel punto que tanto atraía su admiración.
“¿Por qué...?”.
“¡¡Por nosotros!!”.
Shun sonreía mientras elevaba la voz con autosuficiencia y una clara nota de desafío.
Los ojos del Cisne se abrieron de par en par, cuando Shun elevó nuestros dedos entrelazados, hasta la altura de sus ojos… ni siquiera yo sé por qué hizo eso, pero noté cómo aquel simple acto dejaba al Cisne de muy mala cara. Yo no hubiera podido hablarle así, quizás haya sido más que sólo suerte que Shun me acompañara en ese mismo instante en ese lugar... porque aún lo odio por lo que hizo... Yo... llegué a amarlo de verdad!!
“Por… ¿‘ustedes’?”.
“Sí, por ‘nosotros’… De seguro estarás muy contento, de que este par de hermanos haya sido el único al que no pudiste engañar…”.
La mueca de sonrisa se trasformó en segundo en una muy amenazadora expresión de odio, había trastocado todo signo dulce del rostro pálido... hablaba en serio, Hyoga.
Cómo pude ser tan ciego, si era realmente fácil de ver. ¡Eso era! ¡¡¡Qué demonios!!! Hyoga, este juego tuyo era peor de lo que había pensado… ¿Qué clase de trofeos sacarías de nuestros cuerpos?...
“¡¡Habrás visto que, somos más parecidos de lo que cualquiera de ustedes piensa!!”
“¿Lo escuchaste, no?... ¡Porque si no te lo repito!”.
Bastardo. No sólo quisiste jugar conmigo, si no que también lo intentaste con él… Es mejor que te vayas Hyoga, no tienes mas nada que hacer cerca de nosotros.
Ni tú, ni tus falsas promesas de un falso amor, ni tu herido orgullo… se han dado cuenta de que terminamos siendo mucho para tí, demasiado… Espero que lo hayas entendido, y esto te sirva de lección…
“Niisan”.
“¿Qué, Otouto?”.
“¡Te amo!”.
“¡Y yo a tí!”.
Fin
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