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Bienvenido a casa por ale-chan

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Notas del fanfic:

es mi primer fanfic, espero q puedan leerlo y que puedan dejarme algun comentario o sugerencia ^^

tengo q decir q los personajes no son mios? es q siempre lei eso en los otros fanfics... los personajes no son mios!

ojala lo fueran T-T buaaa

Eran las 11 PM cuando Shuichi Shindou, vocalista de la genial banda Bad Luck, llegó a su casa con los ánimos por el piso. Había tenido un duro día de trabajo y sentía un ligero dolor de garganta. Abrió la puerta y tiró las llaves sobre una mesita, sin avisar de su llegada porque ya sabía que su koi estaría durmiendo.

 

-¡Que día tan agotador! -exclamó en un suspiro mientras enjuagaba sus cabellos con la tibia agua. Apenas acabó de ducharse, se vistió su pijama y se dirigió al refrigerador.

 

-Yuki… -susurró ruborizándose, al ver una torta de merengue y frutillas.

 

           FLASH BACK 

 

-Oye Yuki, hoy saldré tarde del estudio, ¿me comprarías algo dulce para comer?

 

-No, debes alimentarte bien -respondió el escritor mientras bebía una cerveza.

 

-Pero… ¡onegai Yuki! Cuando yo salgo las confiterías están cerradas -dijo arrojándose a los pies del rubio.

 

-¡Que no! ¡Tantos dulces te harán mal! No gastaré mi tiempo… no iré a una confitería a comprarte una estúpida torta.

 

-Pe-pero ¿doshite?

 

-¡Ya cállate! ¡Ve a trabajar! -ordenó encerrándose en su escritorio.

 

-¡Pero sin dulces no puedo vivir!

 

            FIN FLASH BACK 

 

Comió cuatro porciones de torta con total deleite, pensando solo en Yuki, y con un ligero rubor en sus mejillas.

 “Este Yuki conoce bien mis gustos”, pensó sonriendo.

 Habiendo acabado su singular cena, se puso a ver televisión, en la cual solo pasaban programas aburridos y tontos para su gusto, como entrevistas, el noticiero o programas deportivos… decidió que sería bueno dormir. Miró el reloj, ya era medianoche. Ordenó un poco la cocina y apagó el televisor.

 

 “Al fin, tiempo para descansar un buen rato”, dijo para sí.

 En cuanto dejó sus pantuflas en la entrada, sintió que su cuerpo subía de temperatura y que las palpitaciones de su corazón se escucharían en los otros departamentos. Y es que la imagen de Yuki durmiendo lo había dejado perplejo y maravillado.

 

-Yu-Yuki… -exclamó ruborizado, apenas sonriendo- eres… tan hermoso.

 

Se acercó un poco más para admirarlo: un Yuki recostado ligeramente sobre la cama, sin camisa, con los pantalones a medio abrochar y los cabellos húmedos y despeinados; con una de sus manos sujetaba un osito blanco y rosado -que Shuichi le había regalado por su reciente cumpleaños- mientras que la otra mano descansaba sobre su vientre; su boca estaba semi-abierta y su rostro demostraba una paz absoluta.

 

Sin hacer demasiado ruido, Shuichi sacó el celular del bolsillo y tomó una foto al escritor.

 

“Tengo un novio tan lindo, ¡sugoi!” pensaba, queriendo gritar aquello.

 

Dejó el celular sobre una cómoda y se arrodilló junto al escritor, lo observó unos momentos más… ese rostro tan varonil, aquellos cabellos rubios y brillantes, el subir y bajar lánguido de su pecho… Shuichi sintió demasiadas ganas de besarlo y abrazarlo, pero sólo se atrevió a posar sus labios sobre los del durmiente. A pesar de que el contacto fue pequeño, Yuki se percató de ello y le dirigió una sonrisa al pelirosa.

 

-Llegas tarde -exclamó con voz ronca- ¿por qué?

 

-Te-te dije que llegaría tar-tarde -tartamudeó Shuichi con el corazón acelerado, su Yuki lucía más apuesto que nunca en ese momento.

 

-¿Qué tienes? -preguntó el mayor sintiendo nervioso al joven.

 

-Nada, nada, estoy muy cansado.

 

-Entonces vamos a dormir -le susurró recostándolo ligeramente sobre las blancas sábanas. Se besaron con pasión un buen rato, por lo que tuvieron que separarse para respirar.

 

-Shuichi… sabes a frutillas -murmuró el novelista en contacto con el cuello del pequeño.

 

-Es-es que cené lo que me obsequiaste Yuki -respondió recostándose sobre el pecho del mayor, y abrazándolo- dijiste que no me comprarías la torta -continuó ahora más tranquilo.

 

-Mmm… eso no importa, ¿sucede algo? -cuestionó al notar que Shuichi lo miraba de manera soñadora, y era porque estaba recordando la imagen que deleitó al entrar al dormitorio.

 

-Nada -dijo acomodando de nuevo su cabeza sobre el pecho de Yuki- es sólo que… eres muy… lindo.

 

Yuki quedó algo sorprendido, algo así nunca se lo había dicho con tanta vergüenza. Besó aquellos rosados cabellos, lo que hizo que sus miradas volvieran a encontrarse.

 

-Shuichi… tu eres hermoso -el uke sólo se ruborizó y de la vergüenza comenzó a jugar con las orejas del oso que había obsequiado.

 

-¿Tú crees?... digo, mi imagen es un poco… infantil -agregó tomando la mano del novelista, este sonrió y entrelazó sus dedos con los de su koibito.

 

-Shuichi… -murmuró seductoramente para después besarlo- eres precioso así, una delicia… tal y como una frutilla… no me importa que no aparentes tu edad, yo te amo… -ante esto el uke se abrazó aún más fuerte a él, escuchando los calmos latidos que le brindaba y disfrutando de las dulces caricias que le otorgaba. Luego se durmieron tranquilamente abrazados, como lo hacían cada noche.

 

Al día siguiente Shuichi se levantó más temprano, ya que debía seguir ensayando para el nuevo disco. Se despidió de Yuki, que todavía dormía, besándole una mejilla. Pronto salió rumbo al trabajo, antes dio un vistazo a su celular -que por suerte estaba cargado- y recordó la foto de anoche. Miró la imagen de Yuki y sintió una satisfacción plena al recordar las palabras que tan tiernamente le había dicho su koi. El cantante sonrió y rápidamente se echó a correr, mientras tarareaba su canción favorita.

 

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Eran las 11 PM cuando Eiri Yuki, escritor de las novelas románticas más famosas de todo Japón, llegó a su casa con los ánimos por el piso. Había tenido un día agotador, debió ir a la editorial, luego a promocionar su libro, y finalmente a firmar autógrafos a las tantas mujeres que morían por él.

 

-¡Que desesperadas! -dijo tirando las llaves sobre una mesita- este día fue terrible…

 

Sentía un insoportable dolor de cabeza gracias a los chillidos de sus fans, sumado a las exigencias del dueño de la editorial. Tomó una ducha de lo más reconfortante y se colocó su pijama azul. Rápidamente se dirigió al refrigerador, su estómago le pedía a gritos algo de comer.

 

           -Baka… -susurró al observar un plato lleno de espaguetis, al lado tenía una nota que decía: “DIJE QUE LO LOGRARÍA”  

               FLASH BACK 

-¡A que sí puedo!

 

-Es seguro que no podrás

 

-A que si, si, si, si.

 

-No.

 

-Yuki, ¡no seas malo!, prometo que haré un buen plato de espaguetis.

 

-Es imposible que alguien como tú cocine pastas… además con salsa -exclamó fríamente el escritor.

 

-Yo sé que podré, y lo cenarás hoy -dijo el pequeño con tono decidido, llevándose un libro de cocina al pecho- ¡lo prometo!

 

            FIN FLASH BACK 

 

-Baka, parece que tenías razón -dijo algo sonrojado, casi devorando los fideos, y pensando únicamente en su cantante.

 

Habiendo acabado su cena precalentada, se dispuso a ver televisión.

 

-Estos programas estúpidos -murmuró salteando realities, novelas y videos musicales, aquellas programación que tanto gusta a su koi. Miró el reloj, ya era medianoche. Se dirigió a su dormitorio.

 “Al fin podré descansar un buen rato” pensó relajado, pero antes volvió al baño para cepillar sus dientes.

 

En cuanto abrió la puerta del dormitorio, no pudo evitar sentir tanta atracción     -más de la que ya sentía- hacía aquel ser que dormitaba sobre la cama, y es que la imagen de Shuichi lo había dejado perplejo y maravillado.

 

-Shuichi… -susurró sintiendo algo de calor. Se acercó un poco más para admirar mejor aquella vista deleitosa que se le presentaba: un Shuichi echado sobre la cama, con una musculosa que dejaba al descubierto su vientre y un corto short, sus cabellos estaban despeinados, con algunos mechones cubriéndole el rostro; tenía la boca semi-abierta de la cual salía una tranquila respiración; una de sus manos estaba colocada sobre su pecho, mientras que con la otra sujetaba un libro cuyo autor era Eiri Yuki.

 

Sin hacer demasiado ruido, sacó el celular del bolsillo y tomó una foto al cantante, luego lo dejó sobre la cómoda.  Seguidamente, se arrodilló junto a su koibito para observarlo detenidamente: aquellos labios finos y tan deliciosos, el exquisito perfume que desprendía su cuerpo, esa figura tan bien delineada… Yuki sintió unas ganas incontrolables de hacerlo suyo como tantas otras veces lo había hecho. Aprovechó la pequeña abertura que separaba los labios del pelirosa para introducir lentamente su lengua y explorar cada rincón de su boca, la cual sabía a chocolate. El pequeño empezó a moverse y a tratar de responder a aquel beso, pero sólo logró separarse del mayor.

 

-¿Yu-Yuki? -pronunció fregando sus ojos, para despertar y satisfacer los deseos de su seme.

 

-¿Quién más? -dijo acariciando el cuerpo tibio que tenía a su disposición, el cual ya empezaba a responder a las caricias.

 

-Yuki, espera un poco -el rubio negó, lo que hizo que algunas gotas de su húmedo cabello cayesen sobre el rostro del pelirosa. Desprendió de a poco el short, luego se deshizo de la musculosa, dejándolo desnudo y al fin empezar a saborear el postre que tan listo tenía. Se besaron nuevamente de forma lenta y tierna, hasta que sintieron la necesidad de respirar.

 

-¿Has estado comiendo chocolate? -preguntó el escritor lamiendo el torso del pequeño.

 

-S-sí, es que… -apenas respondió el pelirosa, el comportamiento de Yuki ya lo estaba más que excitando, sólo se limitaba a acariciar los cabellos rubios del mismo.

 

-Los dulces te traen problemas, mira si no… -exclamó introduciendo su lengua en el ombligo del joven. Subió hasta sus pezones, donde permaneció un rato lamiéndolos y mordiéndolos. Los gemidos de Shuichi aumentaban a cada instante, haciendo que el escritor de excite cada vez más. Acarició con la punta de sus dedos el pecho del cantante y se detuvo en la entrepierna, haciendo un gesto pícaro de su parte.

 

-Yuki, n-no pares ¿si? -pidió el más joven, sentándose y apoyando su espalda contra la pared- po-por favor no pares.

 

-No me detendré, no te preocupes -y dicho esto empezó a masajear el erecto miembro del pelirosa, de manera lenta.

 

-M-más rápido… ahhhh! - los movimientos se volvieron más veloces hasta que Yuki se metió todo el miembro en la boca de un solo golpe, y al mismo tiempo se encantaba con aquellos gestos que hacía su koibito, los cuales demostraban el más profundo placer.

 

-Es-espera, co-córrete que ya… ahhhh! -Yuki seguía jugando con la erección de Shuichi, sin hacer caso a lo que este decía. El joven vocalista arqueó su espalda, y como producto de una vibración que recorrió todo su cuerpo, se derramó en la boca del rubio, quien tomó todo el líquido blanco que el pequeño le brindaba

- Yuki… gomen… te dije que te… corrieras -exclamó avergonzado, abrazado al novelista, el cual lo besó y lo sentó encima suyo. Shuichi se acomodó abriendo las piernas, haciendo que se sonroje aún más. Miró fijamente a Yuki, que en ese momento se estaba lamiendo dos dedos en medio de una maliciosa sonrisa. Casi instintivamente, el pequeño se levantó un poco y el mayor aprovechó para meter un dedo en su estrecha entrada… no gimió, solamente cerró los ojos con fuerza y se abrazó más fuerte a su koi cuando este le introdujo otros dos dedos sin previo aviso. Yuki realizaba movimientos circulares, y metía y sacaba los dedos rápidamente, hasta que introdujo su propia erección dentro del pelirosa. El rosado chiquillo dio un fuerte gemido, mezcla de dolor y placer, pero no se atrevió a bajar del todo, ya que no se acostumbraba a la invasión. Entonces, algo impaciente ya, Yuki lo tomó de la cintura y secamente lo impulsó hacía abajo.

 

-Yuki, me duele… ahhh… espera, por-por favor -murmuró el cantante escondiendo su rostro en el cuello del rubio.

 

-¡Ya! Muévete, ¿quieres? -refunfuñó el mayor echándose en la cama, con el pequeño sentado sobre él.

 

Shuichi miró con algo de miedo hacia abajo, cerró los ojos y lentamente empezó a subir y a bajar. Apoyó sus manos en el pecho de Yuki, que al mismo tiempo lo sostenía de la cintura y lo impulsaba con fuerza. Las agitaciones del chico se volvieron más vertiginosos, y sus gemidos más fuertes y largos.

 

-¡Ay, Yuki!, se siente tan… ahhh… ¡tan bien! -gritaba una y otra vez echando la cabeza hacia delante.

 

-Bueno, haré que te sientas mejor Shu -dijo liberando la cintura del pelirosa y tomando su miembro erecto aún. Lo comenzó a masajear con frenesí, haciendo que Shuichi sintiera el doble de placer. No falto mucho para que el uke llegara al orgasmo, se derramó en la mano de Yuki y manchó su vientre con el blanco líquido, el mayor comenzó a lamerse los dedos, Shuichi seguía gimiendo cuando llegó al final del placer que tanto gozaba. De pronto, el pequeño sintió calidez dentro de su cuerpo, Yuki había derramado su propio líquido dentro del koibito.

 

-Se-se siente muy bien Yuki -susurró el pelirosa subiendo lentamente para que Yuki salga de él. Se recostó sobre su pecho y empezó a acariciar su mano- ¿Yuki?

 

-¿Mmm…?

 

-¿Ya te dormiste? -cuestionó levantando la cabeza para encontrarse con sus dorados ojos.

 

-No, pero me extraña que aún estés despierto.

 

-Ah… es que dormí un ratito antes de que llegaras -pronunció en voz baja, sonriendo.

 

-Entonces supongo que quieres hablar -exclamó pensativo, recordando la imagen que deleitó al entrar a su habitación.

 

-N-no… -respondió apenado- vamos a dormir, no importa -continuó con una sonrisa mal fingida.

 

-Eres tan lindo Shuichi -murmuró Yuki de improvisto al oído del menor, mientras acariciaba la cintura del mismo- te cubriría de crema y te devoraría -continuó murmurando, sintiendo que el rostro del pelirosa subía de temperatura.

 

-Yuki, ¿Qué…? -un beso impidió que siguiera hablando, un desesperado beso que lo dejó rápidamente sin respiración.

 

-Te amo Shuichi… -dijo el escritor llevando una mano del joven koi a su pecho.

 

-Yo también te amo Yuki -sonrió el cantante, volviendo a apoyar su cabeza sobre el cálido pecho del mayor y acariciándolo- gracias a ti estoy completo, ya nada me falta… mmm… ¿sonó algo tonto verdad?

 

-Baka… después de todo… -vaciló unos instantes- yo… siento lo… mismo.

 

-Jeje, lo sé Yuki… deberías decirme esas cosas más seguido, ¿no crees?

 

-Voy a intentarlo… ahora durmamos ¿está bien? Fue un día agotador en verdad.

 

-Ah, si, vamos a dormir… ¡buenas noches Yuki!

 

-Yaaa… -susurró besándole una mejilla- que tengas dulces sueños- exclamó finalmente. Y de esa manera se durmieron tranquilamente abrazados, como lo hacían cada noche.

 

Al día siguiente Yuki se levantó más temprano, ya que debía ir a la editorial para hablar con el jefe. Se despidió de Shuichi, que todavía dormía, besándole una mejilla. Pronto salió rumbo a la editorial, pero antes dio un vistazo a su celular en donde se encontraba la foto que sacó por la noche. Sonrió con satisfacción al recordar que tan bien lo había pasado con Shuichi, y al recordar las palabras que le había dicho con tanta ternura su pequeño. Suspiró profundo, encendió un cigarrillo, y emprendió su marcha tarareando su canción preferida… aquella que en todos los recitales, su koibito le dedica.

 
Notas finales: espero q les haya gustado, grax por leerlo. muchos besos!

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