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LA TUMBA DE LAS TRES FLORES por Alexiel22

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 Una hilera de tumbas abarcaba la vista de de Eiri. Con pasos lentos cruzó los pasillos del cementerio en silencio mientras iba mirando las lápidas que se encontraban a su derecha leyendo en cada uno lo que ponía .Allí yacían  los cuerpos de maridos tiernos, hijos buenos, madres cariñosas, abuelos queridos, de amantes felices de héroes pero también de asesinos de dictadores, de ladrones, de psicópatas y demás gente que yacían todos bajo el manto de la madre tierra. En el camino también se cruzó con los vivos, personas que venían a recordar a los muertos y que en su cara se reflejaba dolor  de la ausencia de esas personas.  Vestidos como criaturas de la noche parecían querer confundirse con el ambiente del cementerio. Sus labios susurraban diálogos con los muertos con los que poder superar el dolor con la vieja fantasía de que esa persona que dormía bajo tierra lo escucharía estuviera donde estuviera su alma. Cuando llegó a su destino se quedó en frente mirando la lápida. Intentó imitar a los espectros que había visto antes pero de sus labios no pudo salir ninguna palabra que decirle a su victima. Miró la lápida, a vista de todos Yuki Kitazawa era un psicópata asesino que intentó agredir a su alumno pero para  Eiri era la persona que más amaba en el. Mundo y a la cual tuvo que matar por elección del destino o él o su maestro y el destino eligió ese día a su protegido.. Eiri hubiera preferido ser el que ahora dormía bajo tierra se hubiera visto libre de todas esas personas que se metieron con él en su día ,de las ordenes de su padre y de aguantar a todas aquellas personas que en su día intentaron borrar de su cabeza a Kitazawa . Pero lo que más odiaba era en lo que se había convertido ahora era un ser falto de emociones y que solo deseaba que los demás se sintieran como él alejando con frases hirientes aquellos que querían amarlo y no ser capaz de devolverlo se había convertido en un demonio que devoraba el alma de los que se le acercaban acabando con sus ganas de vivir.Recordando esto un nombre le vino a la cabeza ¡¡¡¡¡ Shuichi!!!! Miró hacia un lado y a otro del cementerio pero no vió al pelirosa ¿Dónde se había metido?.Estaba hace un momento a su lado.

 -¡¡¡¡¡¡SHUICHI!!!- llamó asustado el rubio ¿se habría atrevido a perder a su amante en el paraíso de los muertos? Tenia que buscarlo enseguida seguro que se había quedado rezagado observando cualquier detalle de ese lugar y ahora estaría llorando en algún lugar del cementerio asustado por verse solo en ese mundo de sombras.   

-Estoy aquí –dijo una voz detrás de él. Yuki se giró y en efectivo detrás de él estaba el pelirosa mirándolo con cara de sorpresa al ver el rostro  asustado que ponía su amante 

-¿Dónde estabas?-preguntó casi en un grito el rubio- 

-Aquí ha tu lado no me he movido en ningún momento estoy contigo desde que hemos salido como siempre-dijo Shuichi sorprendido por la reacción de su pareja.-¿Estabas preocupado por mi?. 

-No-dijo tajantemente el rubio mientras observaba como en la cara del chico se dibujaba una sonrisa de no creérselo-solo que no quería tener luego que irte a buscar por todo el cementerio. 

Los dos se volvieron a quedar en silencio y Eiri recordó el porque estaba allí y el dolor le volvió a invadir. Shuichi lo miró con pena le dolía verlo así y le daba rabia no poder hacer nada por él sabia que jamás olvidaría a Kitazawa pero le gustaría convertir los tormentos den su pareja en recuerdos que le calentaran el corazón y no se lo desgarraran como hacían ahora. 

Pero para eso Eiri tenía que olvidar todos los momentos malos la violación el asesinato y demás. También tendría que conseguir que el rubio se perdonara lo que hizo y con todo esto superado Eiri podría volver a empezar de nuevo. Eiri miró de reojo a su pareja y vió como Shuichi se quedaba pensativo y levantado la cabeza corría a un punto del lugar ¿se que le había ocurrido esta vez a su amante? Alguna tontería seguro. Por estos pensamientos el rubio se rió aunque no quisiera admitirlo el pequeño siempre estaba en su cabeza para bien o para mal si seguía respirando era gracias a él. 

Eiri cerró los ojos con fuerza cuando los abrió vió frente de él tres hermosas rosas de diferentes colores. 

-Cogelas-dijo el dueño de la mano que las sostenía. Cuando lo hizo descubrió que el dueño de la voz era su amante que volvía jadeando de la carrera que se había pegado para llegar a la floristería que estaba fuera del cementerio sin hacer esperar mucho a Eiri. -¿Y esto?-preguntó extrañado el escritor.

 -Es un ritual con esto conseguiré “curarte”del todo – dijó el pelirosa sonriendo. -¿Curarme?-preguntó con voz incrédula el mayor.

 -Tu hazme caso y no hagas tanta preguntas confía en mi-dijo Shuichi con voz autoritaria.-por favor. -         Esta bien a ver que se te ha ocurrido esta vez-dijo el escritor no muy convencido devolviéndole  las tres rosas. 

 


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