Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

You are driving me home por Aakireh

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El titulo original seria In this together de la canción In this Together de Apoptygma berserk, pero decidi cambiarlo y poner en español para hacer honor a nuestro idioma y que se viera mas bonito.

El ultimo capitulo de mi primer Fic MxM

 

 

Pero todo lo bueno jamás dura mucho tiempo. Tenía la esperanza de poder escapar a mi destino. Pero tu bien lo sabías el tiempo desde un principio lo teníamos contado. Yo también lo sabía. Realmente me di cuenta de que era hora de despertar de aquel sueño en el que nos habíamos sumergido hacia un mes. Flashbacks de momentos tan hermosos pasaron por mi mente mientras mi cuerpo inclinado hacia el infinito descansaba sobre ese duro e incomodo sillón. El parpadear eterno del ordenador portátil frente a nosotros se había desvanecido en el olvido. Ni siquiera pude darle una última mordida a la barra de ese rico chocolate que habías traído para mí esa mañana. Como olvidar esa mañana. Tal vez la más triste de todas. ¿No es más triste vivir sin amor toda una vida que cuando ya lo has vivido un instante y comprendes que será el último?.

Recordé nuestra primera navidad juntos. Las risas y el desvelo de esa noche tan embriagante de felicidad. Me llenaba y me saciaba de ella. Yo que pensaba que era incapaz de sentir plena tranquilidad. Llegaste tan emocionado ese día. Tenías un paquete gigantesco en el asiento del auto que por más que intentaste que no lo viera era imposible que pasara desapercibida semejante caja dorada con negro. Mi excursión al centro comercial de Japón a comprarte un obsequio. Mi cara totalmente fuera de lugar en aquella tienda gigante de electrónicos. Que dolor de cabeza intentar recordar tus explicaciones enredadas de las cuales no entendía ni una sola palabra. Nuestras caras de sorpresa y la velada mientras vigilábamos la SPK y a Takada Kyomi.

Los paseos a madia noche. Ambos cubiertos por el interminable manto del cielo a terciopelado. Las estrellas tornasol reflejándose en nuestras caras. Las noches en vela sintiéndonos el uno al otro. No quería abandonar esto.

El festival de fin de año. Esas sonrisas tuyas que iluminaban un cuarto entero. Los inevitables celos por tu insistencia en ver a la tonta novia del asesino. Tus burlas y mis sonrojos. Creo que si Near ganaba, si él era el mejor…pasaba a un segundo plano. Aunque aun deseaba ganarle. Pero ya no era por las mismas razones. Quería acabar con el asesino porque si no acabábamos con él, el acabaría con nosotros. Si el te hacía daño…yo no lo soportaría. El acabaría con todo esto con el trazo de su mano sin miramientos. Maldito asesino. Merece morir aplastado.

Ese día el teléfono había sonado. Nos sorprendió porque no esperábamos llamada de nadie. La única que podía hacer sonar ese timbre era ella. Halle tenía mucho rato sin contactarnos. Algo malo tenía que haber pasado. Saltaste de golpe, el timbre del teléfono te había despertado de una pequeña e inocente siesta que tomabas recargado en el sofá. Recuerdo haberme reído posado en tu regazo, leyendo los movimientos de la puta del asesino. Entonces cambio mi semblante se oscureció en un segundo. Las cosas no marchaban nada bien. Tu solo podías mirarme tratando de adivinar los hechos por la expresión de mi cara. Noté mucha preocupación nublando aquellos ojos como un cielo de tempestad.

Este era el fin. Alguien tenía que proceder y ese seria yo. Habría preferido mil veces actuar solo que arrastrarte conmigo. Si tú morías en ese riesgoso movimiento yo no podría con ello jamás. Creo que de haber podido habría ido hasta la mismísima SPK y le extirpaba la cabezota a Near con mis dientes. Pero alguien debía hacerlo. Necesitábamos vehículos. Menos mal que teníamos dinero gracias a tu agudeza hackeando cuentas bancarias e la mafia. Me senté a pensar por largas horas en ese sillón maloliente. Tú me mirabas rechazar por primera vez un chocolate. Tu mirada impotente de verme así. Me veía tan abatido. Lo sé porque me vi nuevamente reflejado en tus ojos. Entonces tú te acercaste a mí, con una tranquilidad que solo podría ser característica de ti. Pusiste tu mano sobre mi hombro y me viste a los ojos. Aquel profundo mar de olas eternas. Mirarte a los ojos era como pararme en el fin del mundo. Me dijiste que estarías conmigo aun así fuera lo último que hicieras. Que estaba atrapado en la simetría de tu mente y que no me dejarías actuar solo. Entonces sonreíste. Al ver tu sonrisa no pude evitar deformar mi gesto de preocupación y ablandar mis lineas de expresión. Después de todo tenias razón. Si actuaba solo mis posibilidades de sobrevivir igual eran nulas. Pero si actuábamos ambos, podríamos salir de esa. Pero jamás aleje de mi mente tu expresión en aquel sillón mientras me veías sopesar mi derrota. Lo sabías. Tú también sabias que los momentos felices no durarían para siempre.

Trazamos un plan que no podía fallar. Lo habíamos procurado todo. Teníamos de nuestro lado el hecho de la prohibición de armas a civiles en Japón. Teníamos los vehículos. Tu auto rojo y mi moto feroz. Me infiltre en un negocio de entregas una semana antes. Teníamos todo calculado. Yo solo cerraba los ojos por las noches sin conciliar el sueño. “Por favor por lo que más quieras no le hagas daño. No dejes que Matt se haga daño” Hacia tanto tiempo que no pedía algo al ser todopoderoso. Verás, a pesar de no ser muy devoto, llevo la religión en mis venas. El lugar del que provengo la cultura está llena de religión. Aunque yo no la profesaba con fervor la llevaba conmigo. Mi rosario, mi pulsera, en mi arma. Dios me odiaba y yo lo sabía, pero ahí seguía conmigo fastidiándome, pero no me abandonaba. Le pedía que aunque jamás volviera a favorecerme en nada que te dejara salir con vida de todo eso.

El día se acercaba. Solo podía hallar consuelo en tus brazos. ¡Porque carajos tenias que ser tan…! Aun me causa rubor el pensar en estas cosas. Esa noche antes del fin llegaste a casa vestido distinto. Seguro acababas de hacer negocios de alguna forma para llevar a cabo el plan. Te veías tan bien en aquella camisa de botones negra que quería arrancártela. Tu perfume era veneno para mí. ¡Te reías conmigo de una forma tan picara! Carajo, Matt! ¡Porque tenias que ser tan apuesto! Te acercaste a mí provocándome. Me callaste con una barra de chocolate en mi boca. Con tu rodilla apoyada en el espacio vacío que quedaba entre mis piernas y el sillón, bajaste la cremallera de mis ropas de pvc. Entonces me besaste y cuando apartaste tus labios tan suaves de los míos susurraste algo, una promesa. Me prometiste que todo saldría bien.

Entonces como un imán de deseo lleve mis labios a los tuyos y que así no hablaras más. Te robaría el aliento, el aire, el alma por tu boca si así pudiera. Con mis manos te sujete de los hombros apretando en ciertos intervalos de tiempo. Te saque cada botón de tu camisa besando tu pecho. Tu piel siempre fue tan suave, tan tersa. Contrastante aquel color ligeramente rosado con la seda de tu camisa negra. La deje resbalar hasta perderse en el piso.

Nos hicimos uno en la oscuridad. Tomamos nuestras vidas y mezclamos la una con la otra. Tus latidos eran un tamborcito que delicadamente latía unísono al mío para cada vez palpitar con mayor intensidad mientras recorría tu cuerpo con mi boca. La respiración entrecortada. La entrega de tu febril cuerpo al mío. Te tome con fiereza. Cerrabas los ojitos intentando no sentir dolor. Mis manos recorrían tus partes más sensibles para que hallaras confort. Entonces tu gesto cambio y ya no era de dolor. Encontraba bastante placentero mirarte así. El saber que la persona que yo amaba, porque te ame con todo lo que poseía en mí, estaba conmigo. Te poseía. Cada parte de ti era mía y solo mía por unos segundos. Grabe los ahogados gritos en mi memoria y los atesore, me aferre a ellos para jamás olvidarlos. No quise cerrar los ojos porque no quería perderme ni un solo detalle. Quería sentirlo todo. Cuando me tomaste tu, disfruté ese dolor, lo disfruté y morí en éxtasis cuando el cielo se abrió para nosotros y besaste mi oreja con pequeños mordiscos.

Entonces nos quedamos recostados mucho rato, mirándonos el uno al otro. Indefensos y desnudos bajo unas sabanas suaves casi imperceptibles. Entonces sentí crujir mi corazón. Esa tristeza nostálgica volvió a mí. Se apodero de mí ser y me causo un vacio. Cierta desesperación lleno cada parte de mí. Tenía la necesidad de huir. Renunciar a todo. ¡Al diablo con Near, con el asesino con el mundo! No quiero que termine nunca. No quería dejarte ir. Por ti podría hacer mi orgullo a un lado. Pero ya era demasiado tarde. No se puede escapar al destino. Estaba contigo pero me sentía muy inquieto. A pesar de aquellos sonidos que hacías como ronroneos quedos al dormitar. Un sueño tan triste y tan ajeno a mí. Mi corazón estaba más aguado que nunca. Me sentía morir porque sabía que todas esas promesas de que estaríamos bien se romperían. Juntos compartíamos nuestra soledad y así ya no estábamos solos realmente.

Todo carecía de sentido, se sentía como si te mirara a través de un cristal. Te veías tan ajeno y tan inocente. Quería besarte la frente y marcharme para que tú estuvieras a salvo. Habría arriesgado mi vida aunque la perdiera con tal de que estuvieras a salvo. Pero tus palabras fueron definitivas. Vendrías conmigo. Jamás me perdonaría, si fallábamos y tu…si te lastimaban yo… Ni siquiera lo quería pensar más.

Me levante muy temprano. Me enfunde los guantes. Todo lo hice a conciencia a diferencia de las demás mañanas de mi vida que siempre di por sentadas y ejecutaba en automático. El chocolate jamás me había sabido tan más dulce. Lo pasee entre mis dientes y mi lengua. Sintiendo los matices del sabor. Amargo y luego dulce, y el sabor perdiéndose con mi saliva. El calor del sol a través de la ventana. Aquel hermoso cielo del azul más brillante. El canto de los pájaros que de haber sido un día cualquier me habrían causado una jaqueca y los habría molido a balas…era hermoso. Era como si ellos me quisieran contar una historia tejida con el hilito de su voz. Tú estabas ahí, descansando. Con la sabana casi cubriendo una parte de tu cuerpo. Tu piel impecable recortada contra el blanco de la sabana que se hallaba bajo de ti. El ligero rubor en tus mejillas hacia juego con tu cabello. Estabas despeinado. Parecías un cachorro. Despertaste en mí una ternura que era tan impropia. Mello no sentía ternura ni compasión ni nada por el estilo. El Mello que fue antes de ti. Ahora el tic tac del reloj era como un cuchillo encajándose en mi piel. Había que alistarlo todo. La hora nos asechaba indicándonos el inevitable y trágico final. No quise despertarte. Te deje instrucciones bajo tus googles que ya no me parecieron tan horribles ahí sobre la caja que hacía de mesita de noche. Me enfunde en mi chamarra de cuero. Recubrí mis ojos con unos lentes. Pero no me iría sin antes acercarme a ti. Pose mis labios cerca de tu oreja, sobre tus cabellos que cubrían las sonrosadas mejillas. Te dije que te amaba. Una de las únicas veces que lo dije. El hecho de que sintiera todas esas cosas no significaba que anduviera con mariconadas todo el tiempo. ¡Eso como te hacía reír! Pensé en ello y me aleje con una pequeña sonrisa torcida en mi rostro. El tiempo apremiaba.

Yo no te vi pero sé que te levantaste despacio. Te imagine durante el camino con mi moto al lugar de la paquetería, caminando descalzo y sin camisa al baño. Tomando una ducha caliente y las gotitas recorrer tu cuerpo. Pensamiento depravado que me hizo sonrojar. Mientras me entregue a la velocidad de mi moto y deje que el viento frio golpeara mi cara mientras seguía pensando en ti.

Habían transcurrido horas. Teníamos que esperar a que terminara el noticiero. Tu ya te habías separado de mi hacía rato y yo aguardaba lejos de la mira de los demás. Estaba muy nervioso. En un momento pensé en marcar el botón verde de mi celular y cancelar todo. Seguía pensando en irnos y mandar todo al demonio. El hecho de pensar que podría ser la última vez que estuviéramos juntos me hacia maldecir, querer huir, morir y dejarme vencer. ¡Que se quede con su maldita victoria! Pero no. Aunque Near siempre hubiera sido el numero uno había un hecho real que no había querido ver, que pase por alto porque no lo aceptaba. Near no era mejor que L. L hubiera muerto en vano y yo dejaría que se revolcara en su tumba tan solo por mi orgullo. No. Nuestro héroe no podía morir en vano, No podíamos entregarle el mundo al detestable asesino. Yo tenía que hacerlo, era la única esperanza. Near solo no era suficiente pero juntos…podíamos superarlo.

Entonces visualicé el momento antes de que subieras a tu auto, sujetaste fuerte mi mano y me miraste fijamente. Estábamos juntos en eso. Éramos tú y yo contra el mundo y sentí una fuerza interior que se apoderaba de mí. “¿Vamos Mello, donde están tus ideales?” Cuando estuve sobre mi moto me sentí seguro. Sentí que podíamos vencerlos. La adrenalina recorría mis venas a la velocidad de la luz. El mundo se había convertido en nada más que en borrosas ráfagas que pasaban a mí alrededor.

Halle me vio a través del casco. La guio hacia mi motocicleta. Yo te hacia lejos. A salvo.”Vamos Matt, Huye…que no te miren ni el polvo.” La zorra se aferraba de mí y yo me aguantaba el asco. Pensar que tenía que esposarla a mi brazo. Amenazarla con una pistola fue fácil, lo difícil era asegurarnos de que sus miles de guardaespaldas no nos encontraran. Ya nos habíamos desviado del cortejo y estábamos llegando a la estación de camiones repartidores de paquetes. Que oscuro estaba todo aquello. Metí mi moto al camión tan y como lo habíamos acordado.

¡Me llevaba el diablo! Como fue que no lo había visto venir. Debí saberlo, no debí ser tan ingenuo. No debí permitir que sucediera. Ese fue mi error. Deje que te mataran, Matt. Cuanto lo sentía, Mi mundo se estrellaba contra todo. Maldita sea la hora que te permití abordar ese auto. La pistola de humo me cedió el paso. El humo debía camuflajear tu escape. Malditos los guardias de la puta esa. Todo por una estúpida mujer. Debíamos haberlo anticipado. El idiota del asesino había contaminado el sentido de justicia de la humanidad. Todos esos hombres y sus armas. Todo aquello que alguna vez nos había hecho sentir invencibles nos estaba separando a plomazos.

No podía evitar cerrar los ojos y mirarte ahí, inerte tendido, molido a balas y bañado en sangre. Tus ojos quebrados de dolor. Tu auto estaba hecho añicos. Tu cuerpo cubierto por una sabana. Jamás sabrían tu nombre. No pude evitarlo yo no quería que las cosas se tornaran así, no para ti. El que merecía estar ahí atiborrado de balas era yo. Este maldito criminal que no puede llevar en alto el nombre de la justicia. Pero no podías morir en vano.

Todo lo que había sentido antes ya no importaba. El asco que me había causado el obligar a la puta del asesino a desnudarse. Sus ojos opacos como los de un rata. Rastrera ponzoña egoísta. Ahora la odiaba más. Si ella escribía mi sentencia en la libreta de la muerte ya que más daba. Deseaba morir. Tú ya no estabas conmigo. Jamás volvería a verte sonreír tras aquellos aparatitos ruidosos y desesperantes. No volverías a exasperarme con tus vicios sínicamente para provocarme. Jamás sentiría tu tersa piel ni la vería brillar con la luz de la mañana. No volvieras a quejarte de mis maltratos proporcionandome besos hasta ahogarme. La persona que amaba, Mail Jeevas ya no existía. Y yo solo tenía una estúpida y mísera disculpa. ¿Eso era todo lo que mi maldita boca podía escupir? ¿Perdóname? ¿Perdonarme? ¿Podías tu perdonarme? No debías haber muerto Matt. Era un estúpido. Había sacrificado lo que más amaba por la empresa que no vería realizarse. Otro gozaría la gloria de aplastarle el cuello al asesino. Yo no era más que un inútil pensando en Near y su puta victoria que ya no servía de nada. Creo que no sabía ni a donde me dirigía. Solo manejaba sin rumbo por la carretera esa. Tenía que vigilarla. Podía ver su asqueroso perfil por el vidrio. Mientras las noticias no dejaban de balbucear tonterías del asesino, de su puta, y de llamarte “cadáver desconocido”, “Presunto secuestrador”, “no identificado sujeto”. Ese pobre sujeto se llamaba Matt! Ese presunto secuestrador era lo que yo te había convertido. Este era el fin de los tiempos. Este infierno quemaba más que las llamas de aquella explosión en la que debí haberme fundido. Debí desaparecer en el fuego. Dejado que me desfigurara el alma y consumiera mi cuerpo. De haber sido así…Aun seguirías sentado frente a aquel ordenador haciendo justicia o solo pasando un nivel de videojuego. Todo estaba perdido ahora.

Entonces deseaba la muerte. Nada había salido como lo esperábamos Matt. El coraje que sentía no podía compararse con la destrucción y el caos que amenazaría al mundo de ganar Kira.

El frio del viento apenas se sentía y todo se detuvo. Perdí el control del vehículo como si ni siquiera me importara sostener el volante. Los ruidos ensordecedores del metal retorciéndose. Cuando me corazón se hubo detenido supe que era el final. Deje mis parpados pesados rendirse ante todo. Kira había ganado. Near había ganado. Matt estaba muerto y todo se había ido al diablo. Mi frente se estrello contra el tablero y el cielo se nublo por completo.

Pero sabes una cosa. Cuando te vi frente a mi no lo podía creer. Fue entonces cuando sentí todo estaría realmente bien.

“Mello… ¿Es que no confiabas en mi?” –la confusión de todo estaba desorbitando mis sentidos. “Estamos juntos en esto. Lo estaremos siempre.”

“Quería preguntarte a donde vamos.”-volteé a mirarlo como si aun pensara que vagaba en un sueño.

“¿Realmente importa?” Su voz tenía un ligero eco al final de cada frase y hacia que se alargaran sus palabras.

“No. Iría hasta el mismísimo infierno si me lo pidieras.” Sonreí. Mis cabellos rubios se ondearon al viendo dejándose perder en el. “Vamos a casa.”

Notas finales:

Escuchese

Comforting sounds de Mew

In This together de apoptygma berserk

 

Agradezco a todas esas personas que se tomaron tu tiempo para escribirme un review. Sobretodo para los que siguieron el fic desde los primeros capitulos.

www.jotelog.de/itxyxmattxmello

A XioMattxMello

Tu siempre seras mi Matto-sachocolatosa :)

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).