Si me preguntaras que si te extrañe todo ese tiempo sabes bien que te mentiría. No encontrarías un sí como respuesta que saliera de mi boca. Probablemente mascullaría algo mal hablado negando totalmente cualquier sentimiento que me pueda hacer ver como una persona débil y sensible. Yo no soy débil y mucho menos sensible.
...A veces ya no creo tanto esa mentira. Odio a Near porque él es verdaderamente insensible, no se deja vencer por ningún sentimiento. Es como si estuviera muerto. Es insípido aburrido y despreciable.
Estar en la Mafia era desafiar las reglas. No fue difícil buscarme un alto puesto como mano derecha del Jefe. A pesar de tener cuanto quise no me satisfacía del todo. La inquietud seguía perforando mis entrañas...Kira...Near...vencer a Near. Tenía que hacer algo pronto.
Fue entonces cuando decidí secuestrar al jefe de la policía japonesa. Pero lo primero fue conseguir la información. Supongo que recuerdas a Halle Lidner, la linda espía de la SPK. No fue fácil conseguirla, pero yo sabía que podría usar mi poder de convencimiento para extorsionarla. De ella obtuve información muy primordial para el caso contra Near y el asesino. De la mafia tuve el equipo suficiente para llevar a cabo mis planes. Cuando menos lo espere en un chasquido de mis dedos El director Kitamura estaba amordazado y custodiado por mis hombres.
Aunque las cosas iban bastante bien sentí la terrible necesidad de buscarte. Ahí fue cuando comencé a rastrear tu paradero. Todo el tiempo que te hacía en Wammy’s house me sentí en cierta forma seguro. Te sentía a salvo. Tranquilo ahogado en aquellos videojuegos en las cuatro paredes de tu habitación. Aunque era algo tonto de mi parte el pensar que a tus veinte años seguirías metido en aquel lugar. Pero el hecho de pensarte ahí me dejaba concentrarme en aquello. Cuando supe que te habías marchado la inquietud se volvió insoportable. No podía dejar de preguntarme dónde estabas.
Fue cuando las mujeres y el vino dejaron de llenar el vacío de estar solo. Solo los chocolates calmaban la ansiedad. Creo que comí más chocolates de los que tú me habrías permitido comer. Si me hubieras visto te habría dado nauseas.
El plan iba sobre ruedas, teníamos al rehén, las negociaciones pertinentes se llevaron a cabo con éxito. Las cosas se complicaron cuando el muy imbécil se ahorco con su corbata. ¡Que rabia! No podía creer que esos inútiles matones no pudieran cuidar de ese anciano indefenso. Debía actuar rápido antes de que Near nos ganara el paso. Menos mal que tenia la confianza del Jefe, quien autorizo y de inmediato consiguió raptar a Sayu Yagami, la hija de Soichiro Yagami… ¡quien iba a pensar que sería la hermana del despreciable asesino!
Las cosas pasaron tan rápido. Cuando menos lo esperamos ya estaban en los Ángeles. Esos japoneses jamás se imaginaron lo que les aguardaba. Me conoces mejor que nadie, no podía permitirles salirse con la suya. Debía tener la Death Note en mis manos. ¡La ventaja sobre Near era mía!
La sonrisa de la victoria no me duro mucho. Rápidamente se desdibujo de mi pálido rostro, veras…la inquietud se hizo más prominente. Todo esto comenzó a mosquearme demasiado.
Los sueños fueron la peor parte. No sé si fue mi conciencia, que hasta entonces dude tener. No había momento en que no cerrara los ojos y viera los tuyos tas el vidrio tintado. Estaban más tristes aun que la última vez que los vi. Desee mirarlos nuevamente. Corría hacia ellos…mas nunca los alcanzaba. Temí que estuvieras muerto. Temí demasiadas cosas. Recuerdo haber sostenido la libreta en mis manos arrugando sus páginas malditas sin siquiera mirarla. Chocolate tras chocolate devore mi impaciencia. Habían pasado 4 años. 4 años era demasiado tiempo. ¿Dónde estabas Matt? ¿Qué había sido de ti? ¿Me habías olvidado?
Fue cuando me di cuenta que ese era mi mayor temor. Que aquel pelirrojo de ojos tristes ya no recordara al rubio rabioso que hallaba satisfacción en molestarlo. A quien estaba dispuesto a seguir…A quien lo había abandonado.
Las mismas preguntas se pasearon por mi cabeza una y otra vez. Fue entonces cuando no pude más y la furia se apoderó de mi. Le ordene a Snydar que los aniquilara. Que los matara a todos. Que escribiera sus nombres. Tenia que dejarlo solo. ¡Que sufriera como yo lo hacía! Sin aliados, ¡sin nadie! Porque mis lacayos no eran más que eso, desechables sabandijas que el mundo no necesitaba. Sin saberlo Halle había firmado la ejecución de sus compañeros de la SPK.
Esa noche no pude dormir. Una parte de mi deseaba matar a sus hombres…y una vez muertos…la conciencia volvió a fastidiarme. Yo había actuado como él. Aunque no fue mi mano quien empuñaba la pluma…había sido mi voz la que comandaba la orden. Y yo solo no dejaba de pensar... ¿Matt...tu habrías aprobado eso? ¡Por supuesto que no! Espero no me odies ahora. Supongo que ya es demasiado tarde para reproches.
Mis intentos por encontrarte fueron inútiles. Mientras el caso iba avanzando caí en la cuenta de lo caducos y despreciables que son las personas. ¡El presidente de estados unidos era un completo imbécil! El mundo se estaba dejando vencer por el asesino. Yo no podía permitirlo, ahora que habíamos descubierto cosas importantes sobre la death note teníamos que atraparlo. Tenía que tomar cierta ventaja personal de todo esto. Entonces le pedí cámaras de vigilancia satelital y dinero al presidente. Sin saberlo, no solo buscaba defenderme de la SPK si no encontrarte.
Tú ya lo sabías. Tú lo supiste siempre. Aunque eres callado, eres aun más listo. No por nada eras el tercero y de no haber sido adicto a esos videojuegos ¡habrías sido el primero! Tú ya seguías los pasos de la mafia desde tu descuidado departamento. Vaya Matt! Quien lo diría. Te convertiste en un Hacker excelente. Jamás pensé que te las ingeniarías para meterte en nuestros ordenadores. Esa noche que había pasado en vela pensando en la muerte de los miembros de la SPK buscando consuelo en mis recuerdos contigo, tú estabas ahí. Más allá de la fría pantalla de vidrio. Escuchaste mi voz, sabias lo que ocurría, supiste tener la paciencia para aguardar. Tu sabias de lo que yo sería capaz, y observaste como tome el mando de la situación.
Mientras yo me devoraba mis chocolates en aquel sillón de interminable estampado extravagante tú estabas ahí, sentado con una PSP entre tus manos vigilándolo todo. Nunca terminare de admirar tus agallas. Estuviste ahí todo el tiempo y yo lo ignore todo. Cuidabas de mi, Matt. Ahora que lo pienso…siempre me he hecho el duro. Siempre he pensado que no necesito que me cuiden. Aun lo pienso en cierta forma y me dan ganas de darte un puñetazo por estar al pendiente. Pero ahora que las cosas son distintas acepto que mi ímpetu siempre ha ido de la mano de mi desgracia. Si tu no hubieras estado ahí…esa fría noche en Wammy’s habría sido verdaderamente la última vez que nos viéramos las caras.