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Ballada para un Loco por KakaIru

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Notas del fanfic:

;_;

Simplemente veía una galería preciosa llena de maravillosos LeeGaa, y sumado a la cancion q escucho ahora, nada bueno podía ocurrir. El Fic es corto, un One-shot, Drabble, yo que sé, y en mi opinión es terrible <----- depresión

Pero creo que a la larga los lectores son quienes tienen la palabra final ^^U

Espero que les guste! ^^

Notas del capitulo:

Bueno, por si no leyeron arriba, me repito. Fic corto, One-shot o Drabble, aun no se. Y creo yo que triste, aunque no sabría decirlo con seguridad ^^U

Espero de corazón que les agrade aunq sea un poquito n_nU

Ballada para un Loco.

 


"Algunos dicen que oigo voces en mi cabeza. Que esto no puede ser normal. Dicen que estoy loco porque escucho a Shukaku hablarme por las noches."


"No estoy loco".



-Gaara-san, ¿vas a tomar tu medicina?- la voz se escuchó quedamente, desde la puerta siempre abierta. La familiar figura ataviada en el pulcro traje blanco, con la intacta sonrisa como si fuese parte de la indumentaria.

-Déjame- respondió el pelirrojo mientras se encogía aún más en su sitio.

El pelinegro, el recién llegado, soltó un suspiro de derrota.

-Gaara, si no tomas tu medicina vendrán los demás. ¿Eso es lo que quieres?

-¡Lo único que quiero es que dejen de tratarme como si estuviera loco!- exclamó el pelirrojo mientras le taladraba con sus huidizas gemas azules.

Lee estuvo tentado de ir corriendo a abrazarle, pero lo único que hizo fue acercarse a él lentamente, con las ocho píldoras de colores que descansaban en su bandeja, la cual colocó a un lado de la cama junto al pequeño vasito con agua. Con suma paciencia tomó asiento muy cerca del paciente y le hizo señas para que se acercara. Gaara permaneció en su sitio. Lee volvió a sonreír.

-¿Es necesario que grites? Sé que no te gusta el ruido- dijo mientras contemplaba las paredes también blancas.

El más joven agachó el rostro, a punto de llevarse una mano a los oídos.

-¿De verdad estoy loco?- preguntó con voz perdida tal vez en el pasado.

El pelinegro no supo qué responder pues la verdad tampoco quería engañarlo.

-A veces no sé qué es real...- continuó el más chico mientras las lágrimas brillaban detrás de sus ojos pero se negaba a dejarlas correr- Shukaku me dice, repite, que voy a morir aquí encerrado. Me dice, una y otra vez, que nadie me ama ni me amará nunca. ¿Por qué?

Al preguntar esto último ya las lágrimas saladas humedecían su rostro.

-¿Nadie va a quererme nunca, Lee-san?

Y el corazón de Lee se estrujó ante este llamado. Se mordió los labios fuertemente, conteniendo las ganas de abalanzarse sobre él, encerrarlo entre sus brazos y decirle que nunca estaría solo. En cambio, simplemente tomó las pequeñas pastillas y las acercó al renuente joven.

-Por favor- pidió, como todas las noches.

El pelirrojo contempló de forma ida la mano que se extendía en su dirección. Comprendió, como siempre, que no había más allá que aquello, que ese gesto y esa mano y esos ojos negros que le miraban con conmisceración. De forma temblorosa sus pálidos dedos tomaron las pastillas y las apresuró por su garganta. Todas de una vez, y con cada ardor en su garganta una nueva lágrima.


"No estoy loco. Nadie puede amarme, pero no es por estar loco. Aunque ya no tenga esperanzas, aunque muera en este horrible sitio, completamente solo, yo..."


"No estoy loco."


Lee contempló fijamente la silueta que descansaba contra la pared, la luz de la luna iluminando tenuemente su rostro de hermosas y delicadas facciones. Había tanta tristeza en sus ojos, en el tono de su voz. ¿De verdad estaba loco? Lee se lo preguntaba a diario, cuando esas piedras azules parecían pedirle ayuda. ¡Gritaban desde su prisión de hielo!

"Ayúdame, por favor".

-Aunque no tenga esperanzas- murmuró la grave voz perdida y desconsolada-. No me dejes morir aquí.

-Gaara...

-No me dejes morir en soledad...

-¡Gaara!- exclamó lanzándose sobre sus brazos, encerrando el delgado cuerpo entre sus fuertes brazos, sintiendo la extrema pesadumbre que lo hacía liviano como una pluma. Y se preocupó enormemente, su corazón pareció detenerse y sus ojos se cerraron cuando sus labios besaron con devoción el tatuaje en su frente.

-Por favor- pidió el pelirrojo con la voz en un hilo-. No quiero morir así.

-Basta, Gaara, no vas a morir- replicó Lee casi sin fuerzas para sostenerle, pero haciendo un esfuerzo sobrehumano con tal de no dejarle caer.

-Quédate conmigo...- susurró Gaara encerrando débilmente sus puños sobre la perfecta camisa blanca de su acompañante.

-Me quedaré.

-Llora conmigo...

-Lloraré.

-Muere conmigo...

-... moriré.


"No estoy loco por querer salir, ¿verdad? No estoy loco por estrecharlo contra mí, ¿cierto? No estoy loco por no poder vivir sin él..."


"¿Estoy loco?"


"¿Por qué actúan todos tan distantes? Lo único que quería era llevármelo conmigo. Tenerlo siempre conmigo, en mi corazón. Nadie puede juzgarme."


"¿Estoy loco por traerlo conmigo?"


"Tan sólo quería que me abrazara eternamente. Que me amara eternamente."




-Lo he matado- murmuró Gaara con la voz perdida, la mirada vagando, errabunda, por las hermosas blancas almohadas ahora teñidas de rojo carmín-. Las voces en mi cabeza... no se detienen.

De forma errática se movió por la habitación.

Sus ojos se mantuvieron fijos sobre la figura inmóvil, inerte, pálida, que era Lee. El color rojo le sentaba bien, iba con sus mejillas y su hermosa sonrisa.

-Lo he matado- susurró mientras nuevas y abundantes lágrimas volvían a empapar su rostro-. ¿Es lo que debía hacer? Respóndeme, por favor. ¿Era lo correcto?

Silencio.

Vacío, torpe silencio.

El error.

La luz de la luna.

-¿Es mi culpa? Por favor, responde, Lee-san. ¿Hice mal? Por favor, dime...

Pero los ojos negros no se movieron. Los labios sonrosados no sonrieron.


"¿Estoy loco por haberlo hecho? ¿Estoy loco por haber decidido morir con él? ¿Está mal haberlo amado tanto? Por favor, que alguien explique. ¿Está mal que ahora decida acabar también conmigo?"


"¿Estoy loco?"



-¡¡¡LEE-SAN!!!- gritó Sakura entrando a la habitación.

Un grito de horror escapó de sus labios al contemplar el cruento asesinato. Sus ojos se derramaron, entonces, cuando cayó en cuenta de que la persona que abrazaba al pelinegro, no era otro más que Sabaku no Gaara. Y allí, bajo el espejismo de la luna nueva, una pequeña sonrisa adornaba los labios del pelinegro.


"Estoy loco".


"Estamos locos".

 

Ballada para un loco. Correción. Para dos locos, y una Dulce Canción de Amor Bajo la Luna.

Notas finales:

;_; <----- aún sin palabras

¿Ha estado horrible? ¿Pesimo? ;_; <---- sufriendo

>_< estúpida cancion!!!


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