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Los milagros no existen por haruka_shuichi

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Cuatro años han pasado desde que formalizaron su relación, siete meses desde que le dieron la noticia, dos días desde que lo encontró en eses estado, una hora desde el termino de su funeral y medio segundo desde que se  dio cuenta que dejo olvidado en el ataúd su corazón.

 

Camino hasta la cocina y abrió el refrigerador sacando una de sus siempre muy bienvenidas cervezas. Luego  se dirigí hacia su estudio y se sentó rutinariamente frente a su portátil sacando, como todos los días un cigarrillo, el que prendió al instante, dejando que todo el humo posible inundara sus pulmones y lo dejara olvidar, olvidar todo, el porque estaba ahí, quien era, que desgracias había vivido, olvidar que debía olvidar.

 

El hecho de que Shuichi muriera en sus brazos lo hacia, segundo a segundo sentirse mas impotente al saber que le sucedía y quedarse ahí, observado como al parecer todo terminaba.

  

El sonido de la puerta lo hizo salir de su ensimismamiento, levantando la mirada para quedar frente a la de su hermano, que lo miraba fijamente con una mueca de tristeza.

 

-Aniki….

 

Ya iba a comenzar, ese maldito repertorio de que el no tenia la culpa, que se veía venir, que debe ser fuerte, a Shuichi no le gustaría verlo así.

 

Pero Tatsuha no dijo nada mas, se quedo ahí, petrificado, mientras de sus ojos comenzaban a emerger pequeñas pero abundantes lagrimas que recorrían su mejilla hasta hacer su parada final en el piso del estudio.

 

El escritor no emitió palabra alguna, solo estaba allí lo poco que quedaba de el, y miraba a su hermano como poco a poco comenzaba a desmoronarse.

 

El psicópata del conejo, al  enterarse de la muerte del cantante le dio un  ataque de locura, logrando que lo internaran en una clínica psiquiatrita. Y Tohma, para evitar que la prensa comenzara a especular, lo envió a Estados Unidos para comenzar con un tratamiento más intensivo.

 

Ahora estaban ahí, los dos hermanos solos y mudos, sintiendo como sus vidas se hacían añicos.

 

Un ruido saco a Yuki de sus pensamientos, llevando la vista a una pequeña bolsita con polvo blanco que Tatsuha sostenía entre sus dedos.

 

Lentamente se acerco al escritorio y extendió dos líneas con el polvo, para posteriormente pasar la vista en su hermano, que hasta el momento parecía indiferente a las acciones del menor.

 

-¿Qué mierda haces?- pregunto por fin el escritor, con voz ronca y tajante.

 

-Solo preparo nuestra salvación….mira….así- y en el momento y tapando un agujero de su nariz, esnifo una de las líneas sin dejar rastro de lo que allí  había anteriormente- …ahora tu hermanito.

 

-No Tastsuha, yo no me voy a meter en tu jodido mundo.

 

-¿Por qué? ¿Que tienes que perder?

 

-No.

 

-Te vas a sentir bien, te ayudara, te lo prometo- dijo indicándole la línea a su hermano.

 

-¡¡¡No!!! ¡Shuichi no lo querría así!

 

-¡¡Shuichi no va a volver!!

 

Silencio total.

De pronto el escritor se paro, camino al otro lado del escritorio, se agacho un poco y repitiendo lo mismo que su hermano, esnifo la coca  hasta el último rastro.

 

-Esto no va a ser suficiente, espera- y diciendo esto, Tatsuha  saco de su bolsillo otra bolsita, donde habían unas cuantas pastillas. Saco una y guardo la bolsa en su bolsillo mientras se acercaba lentamente a su hermano mayor, se coloco la pastilla en la boca y rápidamente lo beso.

 

Fue un beso tonto y torpe, ya que a  ambos les había comenzado ser efectos la droga.

 

De pronto, el escritor que yacía en el suelo, con la cabeza de su hermano en el hombro, comenzó a  ver nuevamente esas imágenes que tanto quería olvidar.

 

Flash Back

 

Esa mañana volvía de la cocina con su taza de café. Lo encontró entre las sabanas con leves convulsiones, que segundo a segundo se hacían más fuertes, mientras el rostro del cantante se ponía pálido y sin vida.

 

Yuki llamo rápidamente a la ambulancia, mientras se maldecía porque las malditas pastillas para el corazón se habían  acabado la noche anterior y habían quedado de ir a comprara mas el día siguiente.

 

El corazón de Shuichi se aceleraba más y más entre los brazos del escritor.

Iba a decir algo, pero… se corto todo, su corazón dejo de latir, su respiración no regreso y poco a poco su cuerpo obtuvo un pálido y frío color.

 

Cinco minutos después llego la ambulancia, pero Yuki no abría la puerta. Luego de que literalmente volaran la puerta a golpes, los doctores encontraron al escritor abrazado fuertemente al niño que yacía evidentemente sin vida.

 

Fin del Flash Back

 

Maldito Tatsuha, le dijo que si se metía esa mierda en al cuerpo lo iba a ayudar a olvidar. Lo único que le había provocado era estar marea….

 

No pudo seguir pensando en nada, su cerebro se congelo y sus recuerdos se borraron por completo.

 

Al otro día, despertó apoyado en la taza del baño, con una sabor acido en la boca y un dolor en su mejilla.

 

Se levando para mirarse en el espejo, concentrado en su mejilla que tenia un fuerte color rojo medio morado, evidente de un golpe.

 

Miro su aspecto pálido, su pelo desordenado, tenia unas ojeras gigantes y para colmo su nariz tenia rastros de sangre, al igual que el lavadero. Definitivamente no servia para estas cosas.

 

Camino hasta su habitación, necesitaba recostarse un tiempo y meditar lo sucedido, no le importo que su hermano estuviese semidesnudo ocupando la mitad de su cama, luego le serviría para entretenerse echándolo a patadas, antes de que su Baka volviera.

 

“Shuichi”.

 

Ese nombre comenzó a resonar en su cabeza, y la culpa, la pena y al soledad lo carcomían por dentro. Fue cuando encontró la bolsita con pastillas del día anterior junto a su hermano, lo dudo un tiempo, ya lo había probado, funciona pero digamos que no tiene muy buenos efectos segundarios.

 

Además Shuichi, él no lo querría así, querría que siguiese  viviendo, sano y feliz… pero…como puede ser feliz sin él, si él es su felicidad.

 

Había presenciado innumerables veces como la gente se metía esas cosas y al final todo terminaba en algún tipo de tragedia.

 

¡Pero que demonios estaba pensando!, si hace algunas horas se había colocado tanto, hasta quedar inconciente y recién ahora venia a analizarlo, que joda!

Y de una tragada se metió todas las pastillas que quedaban en la bolsita, a la boca.

 

*

 

Cinco semanas pasaron desde el funeral de Shu, con el primer día que se drogo y a ya había probado todo el repertorio de drogas que le habían puesto por delante.

 

Una de las cosas que más le gustaba era tener sexo completamente colocado, esa sensación de infinito placer, todos sus sentidos disfrutaban al máximo y se entretenían buscando nuevas sensaciones sacadas del mismo paraíso.

 

Y siendo sinceros, Yuki apenas si tenia tiempo de recordar a Shuichi, el pelirrosa se había vuelto solo una sombra que lo atormentaba en sus sueños y en su despertar.

 

El rubio trataba con todas  sus fuerzas de evitar recordarlo, eso le causaba dolo, angustia, tristeza, y más dolor.

 

Sus días se habían vuelto para dormir y despertaba ya ala anochecer para salir  a un bar., en donde se reunía con sus “amigos”, se llenaba los bolsillos de “golosinas” (como prefería llamarlas el) y partía a seguir drogándose.

 

Noche por medio o cuando se sentía aburrido, llamaba  a unos chiquillos que a cambio de una buena paga lo dejaban sexualmente satisfecho.

 

Generalmente se pasaba en bares, bebiendo, fumando, drogándose, teniendo sexo y lanzando toda su mierda al mundo.

 

Sobre ser escritor, hace dos semanas ya que lo había dejando, anunciando con bombos y platillos a la prensa su retiro oficial, con la excusa de “no tener tiempo, ya que había encontrado un oficio mejor”, que como podéis imaginar no menciono de que se trataba.

 

Hace días que no sabia nada de Tohma, y de Tatsuha, lo ultimo que supo es que había comenzado una relación muy seria con el psicópata del conejo, que según otras fuentes, había salido muy bien del sanatorio, y el cantante no encontró nada mejor que meter a su hermano a una clínica de rehabilitación como “prueba de amor”.Puras estupideces!

 

*

 

Tres semanas más pasaron, el ex-escritor ya ni sabía donde estaba parado.

 

No dormía, no porque no tenia sueño, solo que serrar los ojos le traía una sensación de algo que inconcientemente no quería recordar.

 

Ya no salía, no tenia ánimos y para no tener que ir a fastidiar a ningún bar., pedía que le llevasen su “mierda” (como ahora le llamaba) a domicilio.

 

Ya no veía a nadie y la ultima vez que vio a eso putos chiquillo, salieron arrancando jurando no volver mas solo porque  se sintieron dolidos luego de que  les tirara el dinero en la cara, luego de arrogar unos jarrones a las murallas, mientras maldecía su existencia.

 

De Shuichi, ¿Shuichi? ¿¿Shuichi??...

 

No le había olvidado, jamás podría hacerlo, pero seguía intentando no recordarlo y cada vez que eso sucedía aumentaba su dosis de calmante.

 

Y definitivamente su aspecto era deplorable.

  

Siendo sinceros, esta no es una historia  no es de cómo Yuki sufre y luego llega un ángel milagroso  a salvarlo.

 

Su cuerpo ya no resistía más, su voluntad tampoco y lo único que lo mantenía con vida las drogas, bastaron dos miserables días en que no pudiesen ir a dejárselas y el rubio término con el cráneo y otras cosas partidas, luego de una caída de veintidós pisos.

  

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