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Adagio por Vrltzt

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Notas del fanfic:

Este trabajo es una continuación alterna de mi actual historia "Paranía". Con un toque aún más melancolico les presento mi nuevo proyecto con el fin de adentrarlas aún más ente mundo que aún no sabria definirlo con una palabra.

Espero, obviamente, que les guste leer y que abracen este trama como yo lo he abrazado en cada frase y palabra.

Notas del capitulo: no tengo una razón para vivir… no hay motivación alguna… ya no quiero… cada día… me mata más y más… esto será lo mejor, para mí, para todos… para cualquiera.

 

 

Adagio

Por Vrltzt

 

¡¡YA, YA DEJA DE GRITARME, YA BASTA!!-

Aquellos ruidos… la estaban asfixiando…

¡No te atrevas a levantarme la voz!... ¡no me des las espalda!... ¡Te estoy hablando con una…!

Cállense, cállense… Dejen de gritar, por favor, no más, no más. -Gritaba, Ariadna, en silencio mientras tapaba sus oídos y reposaba su espalda tras la puerta de su habitación, sollozando, queriendo alejarse de aquel ruido infernal.

Mírame cuando te hablo, grosera

¡Suéltame, suéltame!

¡No! No te voy a soltar, ahora dime qué fue lo que paso… ¡Que me digas!

Ahhh, me duele, ¡me lastimas, suéltame! ¡Me haces daño! ¡Papá, déjame!

¡No hasta que me digas!... ¡Ya deja de gritar!

Un ruido seco se escucho en el pasillo y Ariadna se estremeció mientras sus lágrimas caían más fluidas y un ahogado chillido salía de sus labios forzosamente. Se abrazó más aún a su cuerpo y trato de callar sus lamentos.

¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡¡TE ODIO!!! ¡¡NO ME VUELVAS A PONER UN MANO ENCIMA!! ¡¡TE ODIO!!

Escucho el portazo de la puerta y deseo que todo acabara en ese momento.

¡Sarah! ¡Sarah! ¡No azotes las puertas, malcriada! ¡Abre la puerta!… ¡Abre la maldita puerta, Sarah!

¡Déjame en paz, maldito golpeador!

– ¡YA CÁLLENSE! ¡POR FAVOR! Por… favor… ya… basta– exclamo Ariadna saliendo de la habitación, llorando desconsoladamente, sintiendo la impotencia albergarla.

– Esto no te incumbe, Ariadna. Vete a tu cuarto y duérmete– exclamo su padre empujándola de nuevo hacia su habitación.

– Pero…- trato de reclamar.

– Duérmete, Ariadna– sentencio su padre cerrando la puerta tras de sí.

Ariadna se deslizo lentamente hacia el suelo y aún con la mirada llorosa tapo su rostro y volvió a llorar aún más amargamente tratando de no hacer ningún ruido. Escucho como los pasos de su padre se alejaban y luego el silencio.

Aquella noche no hubo más escándalo, pero ella, aún por más cansada que se encontrara de tanto llanto, no lograba conciliar el sueño. Sentía tanto miedo, tanta inseguridad, tanta tristeza que no podía más que quedarse en donde se encontraba y abrir los ojos en un punto que no existía, en la oscuridad.

¿Por qué? Si tan sólo hace uno minutos ellos reían, disfrutaban… ¿por qué de repente? ¿Y si fue mi culpa… cuando yo hable, cuando yo dije algo? … todos comenzaron a gritar, todos comenzaron a decirle cosas a ella… fue mi culpa… los golpes, los ruidos… están tan presente… Sarah. ¿Qué puedo hacer? Se siente tan mal… mi corazón, mi mente… tan sola… - Pensaba, Ariadna, entre la angustia.- ¡Dios! Mi pecho arde… - Sentía en el sufrimiento de la soledad - Soy una tonta, no debía haber… no recuerdo ni por que discutían, no lo entiendo… mi hermana… ahh, mi pecho… mi cabeza. Es horrible… yo no quería, no quería… Tanta soledad, siento tanta soledad. Tengo miedo, tengo mucho miedo… ya no quiero estar aquí, no quiero… yo tuve la culpa, estoy tan sola, nadie… nadie me quiere… no soy parte de nada… no soy parte… de nadie, ni de ellos, ni siquiera de mi familia...

– Nadie me quiere– sollozó mientras se acostaba en el suelo de forma fetal. Abrazando con fuerza sus piernas, apretándolas junto a su pecho, hundiendo su rostro entre sus rodillas, sintiéndose infinitamente insignificante. – No sirvo para nada– murmuro nuevamente dejando caer las lágrimas de sus ojos.

Ariadna no sabía cómo detener aquellos pensamientos de su cabeza, mientras más inútil se sentía, más deprimente se tornaban sus ideas y más alejada de la realidad se encontraba. Como si mientras más pensará, en el por qué o en el cómo o en él quién, más se hundiría en un pozo sin fondo y sin salida. Pero ella realmente no quería dejar de pensar en eso, no quería dejar de sentir aquellos negativos pensamientos de sí misma. Simplemente no quería sentirse más un estorbo, ni siquiera una sombra a la que nadie tomara en cuenta. Quería ser alguien, al menos por un momento, que alguien la recordara y la mantuviera en sus pensamientos, que alguien verdaderamente se preocupara por lo que sentía.

Observo el reloj, 10:30, se extraño porque no fuera tan tarde y se levanto con pesadez del suelo y abrió la puerta de su habitación. Miro hacia las escaleras y observo como las luces del primer piso aún se encontraba prendidas y se escuchaba un poco de ruido y voces hablando. Dio media vuelta y observo el oscuro pasillo y la ultima puerta, la puerta que daba al cuarto de su hermana. Suspiro, pero trato de ignorarlo, tomo el teléfono y volvió a encerrarse en su habitación.

Marco el número y espero el tono… un tono… dos tonos… alguien ya había levantado la bocina, así que hablo.

<< Buenas noches, eh, ¿podría comunicarme con Eliana?, por favor… >> dijo Ariadna con un voz que se debilitaba más y más.

<< Sí, ella habla. ¿Quién llama? >> era un voz alegre la que le contestaba.

<< ¿Eli? >> pregunto tontamente Ariadna, entrecortándosele la voz.

<< Ari, ¿eres tú? >> indago la receptora.

<< Eli, es horrible… >> exclamo sin responder << fue horrible… se siente horrible >> murmuro Ariadna con la mirada nuevamente cristalizándosele.

<< Ari, ¿qué pasa? ¿Qué sucedió? ¿Te encuentras bien? ¿Qué es horrible? >> pregunto la otra chica con voz de preocupación.

<< Los gritos, los gritos, Eli, los golpes, el ruido… esta aún tan presentes… me siento tan sola >> dijo lentamente recostándose en la cama, llorando.

<< Ari… >> le llamo con gravedad << tranquilízate, no te entiendo nada. >> Le pidió << Hablas entre líneas, intenta calmarte. >> dijo haciendo lo mismo << Sea lo que sea tiene solución, pequeña >> continuo después de unos momentos << y lo sabes… >>

<< ¡No, Eliana! >> exclamo Ariadna interrumpiéndola, hecha una cumulo de tristezas << esto no tiene solución, no lo tiene >> reclamo.

<< Ariadna, estas siendo testaruda. >> La regaño << No sé qué es lo que haya pasado ahora, pero no me dejaras mentir. ¿Qué problema que hayas tenido antes no ha tenido solución, he? Dime >> exigió saber Eliana con una voz severa pero dulce.

<< … >> Ariadna no contesto al instante y agarro fuertemente el teléfono y se tomo su tiempo para contestar, no pudiendo por el llanto. << Ninguno, Eli >> dijo sacando un suspiro de la interlocutora << todo se ha solucionado, pero… >>

<< ¿Pero? ¡Pero nada, hermosa! >> La interrumpió antes de que pudiera decir más << Soy tu amiga Ari, y sea lo que sea que te haga sentir de esa manera y que haga que te escuches tan triste y desconsolada, tiene solución. Y no estás sola, tienes a tu padres, Ari, a tus hermanas… >> decía tratando de sonar animosa.

<< ¡Es por ellos que me siento tan sola! >> intervino soltando aún más sus lágrimas << ¡Es que no lo entiendes, Eliana! >> dijo como si la recriminara, sollozando << Nadie me quiere, nadie me quiere… para nadie soy importante, nadie necesita nada de mi… estoy sola >> decía miserablemente.

<< No pienses así. No llores… Ari, ¿qué paso? >> dijo Eliana, sonando más que preocupada por su amiga, queriendo saber inmediatamente que era lo que tanto mal le hacía.

<< Es que… son tan insensibles>> empezó a decir lentamente << yo tan sólo quería hacerlos sentir bien. Ni siquiera entiendo por qué comenzaron a discutir, y… fue horrible… los gritos, Eli, y cuando la bofeteo… no supe que hacer… llego un momento en el que parecía todo un juego, pero después todo fue tan rápido, tan agresivo, tan cruel. >> soltó una risita cínica << Me sentí tan impotente, y cuando trate de ayudar él me grito y… su expresión era tan severa, y su voz… ¡dios! Su voz… él estaba furioso. >> Se detuvo y abrió sus ojos, su mirada ya no tenía ningún brillo, como si estuviera perdida.

<< A ver, déjame ver si entiendo bien, Ari. Tus padres discutieron… >> pregunto con total normalidad.

<< Mi hermana, la del medio, y mi papá >> corrigió Ariadna.

<< Ok. Tu hermana y tu papá tuvieron una pelea, bien…>> aclaro para continuar << Y no sabes porque, tú sientes que quizás fue por tu culpa, ¿no?>> no espero a que respondiera << Así que cuando la cosa se puso más fuerte tu trataste de detener que la discusión continuara, perooo tu papá te grito y te hizo sentir como si tu no fueras importante, como si no tuvieras ningún derecho de intervenir… mmm, como si no fueras parte de la familia, ¿no es así? >> pregunto calmadamente y espero su respuesta.

<< Ummm, si >> asintió envolviéndose bajo las cobijas ya un poco más calmada. << Pero ya no importa >> dijo cortantemente antes de que Eliana siguiera hablando. << Ya no importa, Eli. Si estoy sola o no, da lo mismo, quizá… quizá será mejor hacer algo al respeto para dejar de sentirme sola. >> murmuro disimulando positivismo.

<< ¡Así es, bonita! ¡Así es! La vida sigue, no debes detenerte sólo porque hay un bordo en el camino. Ánimo, corazón, ya verás que todo mejorara, sonríe. Ya quiero verte mañana en la escuela, te daré un abrazo enorme, Ari, y no me voy a separar de ti. Ya verás que todo estará mejor >>

Ariadna sonrió y su mirada se lleno nuevamente de lágrimas, pero esta vez ya no eran lágrimas por lo sucedido aquella noche, sino por una sensación completamente diferente que le causaba un gran dolor que era “amor no correspondido”.

<< ¿Sabes? Siempre estuve enamorada de ti, Eliana Turcott, siempre me gustaste desde que te conocí. Eres tan hermosa, tan dulce conmigo >>

<< ¿Gustar? ¿Hablas… en serio, en serio? >> la voz de Eliana se entrecorto levemente, aparentando ingenuidad.

<< Sí… siempre quise robarte un beso, pero, siempre recordaba que eso sería grosero… y no se… yo se que yo no te gusto… y que estaría mal porque las dos somos chicas, pero… no puedo evitar sentir esto, este afecto tan grande hacia a ti, más allá de la amistad… >> Ariadna sentía como su corazón latía rápidamente por confesarse. Aunque no hubiera esperado que las cosas fuera así, no tenía otra elección, aún las ideas depresivas cruzaban por su mente y sentía que para ella ese sería el final… la despedida.

<< Ari, ¿de qué estás hablando? Me halaga que yo te guste pero… yo no sabía que eras… que eras… bueno… >>

<< No soy lesbiana… Bueno, no lo sé. Sólo sé que me gustas y que… es extraño, se que está mal. Yo tan sólo hubiera querido que tú fueras la que me diera mi primer beso, sólo quería que fueras tú, Eli… No eres la única chica que me ha gustado, pero… ahora sólo quisiera estar contigo. Te voy a extrañar tanto. Te quiero mucho, Eli >> despego el teléfono de su oído y lo colocó a lado suyo, y mientras lo veía dejaba que las lágrimas resbalaran por sus mejillas.

<< ¡Ari!, ¡¿Ari a qué te refieres con que me vas a extrañar?! >> exclamaba Eliana al otro lado.

<< … >> Ariadna tan sólo escuchaba un poco distante la voz de Eliana, más no iba a contestar.

<< ¡¿Ariadna?! ¡¿Ariadna, contesta?! ¡¿Ariadna, estas ahí?! ¡¡¿Ariadna qué vas a hacer?!! ¡Por favor, no hagas nada estúpido! ¡Ari! ¡Ari, te quiero! ¡Ari, te quiero! ¡No me dejes, Ari! >>

Ariadna escucho con atención lo último que Eliana decía y sonrió amargamente. Gracias por quererme. Pensó antes de tomar el teléfono y descolgar.

Se metió por completo debajo de las cobijas y aguanto la respiración hasta que no pudo más. Tomo su cuello entre sus manos y empezó a sofocarse. Sabía que no conseguiría nada con eso, que por más que intentara ahogarse, siempre respiraría en el último momento antes de sentir que todo terminaría.

Se levanto y tomo la cuerda de uno de sus zapatos y se la amarro al cuello. Sus manos temblaban y sus ojos estaban completamente rojos. Su respiración era agitada y su corazón latía a mil por hora. Apretó con fuerza la cuerda a su cuello, sintiendo que esta hacia una presión asfixiante en su tráquea. Se sentía mareada, confundida y completamente decidida.

Aunque lo haya dicho, yo sé que no es cierto, yo sé que ella no me quiere, al menos no como yo desearía como me quisiera. No soy importante para ella, ella simplemente quería hacer… quería persuadirme… cualquiera lo haría para que no hiciera esto… pero no… ni ella ni nadie más en este miserable mundo me quiere, a nadie le importo… y si así fuera… A mí no me importan, nadie me interesa… no tengo una razón para vivir… no hay motivación alguna… ya no quiero… cada día… me mata más y más… esto será lo mejor, para mí, para todos… para cualquiera.

Se recostó en la cama y ajusto aún más la cuerda a su cuello agregando más presión al agarre. Respirar se le hacía aún más complicado y la fuerza que aplicaba le era agotadora. Apretó aún más y más, sintiendo un calor enorme albergarla. Su mirada era pesada, su cabeza le dolía.

Lentamente fue cerrando los ojos, sintiendo como el fin llegaba.

– C’est la Vi* – murmuro antes de caer mostrar una última sonrisa y cerrar por completo sus ojos.

 

 

Notas finales:

Continuara...

 

* C’ est la vie significa “Así es la vida” es una palabra francesa que se emplea normalmente para consolar a alguien cuando sucede algo malo. En el escrito se expresa como una ironía.


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