Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un dulce por un beso... o algo mas... por ale-chan

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

es un one-shot, otra vez, espero q les guste! respecto a mi fanfic anterior (Yuki-sensei) a algunos les quedo la duda de q es lo q apostaron, bue... u.u la verdad es q me daba pachorra pensar en eso, lo dejo a sus criterios ne? n.n

bueno, espero q disfruten de mi 4to fanfic, rindiendole honor a mi semana favorita... la semana de la dulzura!

emmm, los personajes no me pertenecen, solo los tomo para obligarlos a hacer cochinadas jeje

beshitos de miel! ^^

La semana de la dulzura se lleva a cabo del 1 al 7 de julio, durante esos días se deben regalar golosinas a las personas que quieras y ellos, a cambio, te deben dar un beso…

 

Shuichi estaba más que contento por esto, juntaba todo tipo de dulces en una bolsa para luego obsequiarlas a su escritor. Había entrado a una tienda de dulces, en donde habían caramelos de todos los colores y chocolates de todas las formas. Lo acompañó su amigo Hiro, quien también aprovechó para comprar algo.

 

-Ne Hiro, ¡me siento en el cielo cada vez que estoy aquí! -gritó entusiasmado el pelirosa, con la bolsa cargada en las manos...

 

-Sí, sí… pero recuerda que tantos dulces pueden hacer mal, y no creo que Yuki se coma todo eso -exclamó tomando unas barras de chocolate.

 

-Naaaa, a Yuki le gustan los dulces… solo finge ser un malhumorado… creo… además -se detuvo y rió con picardía- no le daré los dulces hasta el último día, ¡quiero que sufra!

 

-¿Qué sufra? Tampoco creo que a Yuki le importe si le das o no un dulce.

 

-Je je, tú dices eso porque no sabes lo que tengo planeado… tendrá que darme algo más que un beso -susurró con malicia, cubriéndose el rostro de la vergüenza.

 

-Bien, lo que digas, ahora vamos a pagar -dijo por último el pelirrojo, dirigiéndose a la caja.

 

 

 

 

En cuanto Shuichi llegó al departamento escondió los dulces en su cajón de ropa, donde Yuki no tocaría ni vería nada.

 

-Muy bien, ahora debo esperar a que sea 7 -tomó el calendario y quedó pensativo- recién es 5.

 

-Ya llegué -se escuchó de repente desde la entrada, y luego unos pasos que se aproximaban. Rápidamente, el pequeño guardó el calendario y corrió a recibir a su koi.

 

-¡Buenas noches Yuki! -gritó a todo pulmón, arrojándose sobre el escritor -dime, dime, ¿ya me compraste una golosina?

 

-Se, se… -respondió desganado el mayor, quitándose a un pesado Shuichi de encima y tirando su saco sobre la cama. Luego se dirigió a la cocina, donde tomó una cerveza con ansías.

 

-¿Y?, ¿dónde está? -decía ruidoso el pelirosa, revisando los bolsillos de Yuki- ¿dónde están mis golosinas?

 

-Ya, ya… deja de gritar o no te doy nada -le interrumpió el rubio sentándose en el sofá.

 

-Está bien… me comportaré - y se quedó paralizado como una estatua, sin mover un músculo.

 

-Bueno, cierra los ojos -Shuichi los cerró con ansiedad, ya no pudiendo esperar el regalo. Escuchó unos ruidos y luego sintió el cuerpo de Yuki detrás de él que lo abrazaba- ahora… ábrelos.

 

 -¡Ay Yuki! -murmuró el joven al observar una caja de bombones con relleno de frutillas- muchas gracias, amor -acabó diciendo, y se volteó para abrazarlo.

 

-Feliz semana de la dulzura, espero que te gusten… sé que son tus favoritos.

 

-¡Claro que sí! -susurró aún abrazado a su koi, con lágrimas en los ojos.

 

-Bueno… ¿sólo llorarás?, ¿no se supone que debes hacer algo? -refunfuñó el mayor tomando de la cintura al pequeño.

-Si… por supuesto -y seguidamente le dio un tierno y suave beso -me gusta mucho que seas así de cariñoso -susurró abrazándolo de nuevo.

 

-Bueno, bueno… esto lo hago porque insististe todo junio con que te obsequie dulces para esta semana -Shuichi asintió feliz y volvió a besarlo.

 

 

 

 

 Al día siguiente Yuki se despertó algo inquieto, sabiendo que ya era 6 de julio. Se sentía algo tonto por sentir una cierta preocupación al ver el calendario y darse cuenta de que faltaba muy poco para que acabe la semana de la dulzura. ¿Qué le estaba pasando? Esas cosas no le importaban en lo absoluto, pero… ¿por qué Shuichi no le había regalado un dulce todavía? Se sintió tonto de nuevo, se lavó la cara con agua fría para olvidar esos pensamientos. Se miró al espejo un poco extrañado.

 

-Eiri baka… ¿qué te está ocurriendo? -comenzó a decir a su reflejo- como tú, el apuesto e inteligente Eiri, puede interesarse en ese invento idiota al que llaman semana de la dulzura… ¿semana de la dulzura?, ¿qué es eso?... yo no deseo nada de nadie -y dicho esto se dirigió rápidamente a la editorial.

 

Shuichi no podía sentirse más satisfecho, escuchó decir aquello a su koi detrás de la puerta, y le quedó bien claro que al escritor le preocupaba el hecho de no haber recibido un dulce. Después de todo, al frío y malhumorado de Yuki le importaban esas cosas romanticotas y cursis, como las llamaba.

 

-Pero bueno -suspiró alegremente el despeinado pelirosa- deberá esperarse hasta mañana.

 

 

 

 

 Mientras tanto, Yuki se paseaba por la ciudad cargando con una bolsa repleta de cerveza y refrescos. Aún se sentía extraño, esa sensación de preocupación o de vacío no lo dejaba en paz. Le parecía raro que Shuichi no le haya comprado aunque sea un chocolate… debía admitirlo… se sentía triste.

 

-¿Pero qué? -gritó de la nada en medio de la calle- ¿yo triste?, ¿por un estúpido dulce?, aunque… le obsequió golosinas a todas las personas que conoce, entonces… -parecía loco balbuceando entre toda la gente, con su cara llena de preocupación, pero que rápidamente se transformó en una furia incontrolable. ¿Cómo su Shu no le había regalado dulces? Les obsequió a Hiro, Ryuichi, Sakano… ¡a todos!, ¡incluso a Tohma!

-Mierda -murmuró una y otra vez- ¿qué carajo me pasa?

 

Llegó al departamento muy enfadado, esperando chocolates de todo tipo.

 

-Hola Yuki, llegas temprano -le dijo de sorpresa su koibito- ¿cómo estás?

 

-Dime… sabes que fecha es hoy? -cuestionó seriamente el recién llegado, dejando las bebidas sobre la mesa.

 

-S-si, hoy es 6 de julio, pero ¿qué sucede? -dijo nervioso el joven, ya sabiendo el por qué del mal humor  del rubio- ¿tenías una reunión y lo olvidaste?

 

-Mañana es 7 -murmuró, sin apartar su vista de los ojos del pequeño

 

-¿Y qué con eso? Ya sé que fecha es mañana -respondió el cantante sin perder el nerviosismo, tratando de desviar el tema. No creyó que Yuki se enojaría tanto por una golosina, pero tenía razones para sentirse celoso.

 

-Entiendo… -balbuceó enojado, y sin más, se encerró en su escritorio. Durante todo ese día no le dirigió ni una palabra a Shuichi, tampoco tenía planeado hacerlo.

 

-Bien… creo que no lo haré esperar más -dijo resignado Shindou, sacando todos los dulces del cajón de ropa. Conociendo ya el comportamiento de Yuki, sabía que este saldría de su cuarto llegando casi a ser medianoche, cuando creía que el pelirosa ya estaba dormido; como no le gusta dormir en el sofá, era más que seguro que iría hacia la habitación de ambos.

 

Shuichi empezó a danzar alegremente mientras hacia un rastro de chocolates en el piso, el cual concluía en su habitación. Decoró el cuarto con muchas golosinas y otros dulces, ambientó con velas el lugar y esparció perfume de vainilla por todo el sitio. Se duchó y se colocó la ropa más bonita que tenía, se puso brillo labial con sabor a frutillas y una fragancia que olía a una mezcla de lirios y frambuesas.

 

-Todo listo, ahora sólo falta esperar a que se digne de salir de allí -Shuichi esperó y esperó sentado en la cama, acalambrándose por la pose sexy que decidió usar… y bueno, como ya no aguantó más, se quedó dormido.

 

A unos metros de allí se escuchó el chirrido de una puerta, ya era medianoche y Yuki se decidió a salir. En cuanto abandonó su escritorio notó el rastro de chocolates, los miró con indiferencia pero los tomó unos por uno hasta dar con la puerta cerrada de su habitación. Lentamente corrió la puerta y una fragancia dulce y enloquecedora le invadió los sentidos, se sintió embriagado por la tenue luz que desprendían las velas, por el aroma del ambiente y más aún, por la imagen de su koibito, el cual ya se había percatado de la presencia de Yuki, y había despertado.

 

-Oh, hola Yuki -susurró el pelirosa despertando del todo- feliz semana de la dulzura, amor.

 

Yuki se acercó encantado, mientras se quitaba la camisa y los anteojos. Se subió a la cama y lo primero que hizo fue aproximarse a Shuichi para sentir su perfume.

 

-Lirios… -murmuró lamiendo el cuello del joven- y frambuesas…

 

-Ahá, veo que ya no estás enfadado -respondió Shindou sintiendo su cuerpo vibrar.

 

-Conviene que no hables… a menos que desees que me detenga -y rápidamente empezó a acariciar el cuerpo de Shuichi por debajo de sus prendas. Posicionó sus labios sobre los del pequeño y quedó mas maravillado aún al sentir el sabor a frutillas, prontamente lamió esos labios y le dio un beso sabroso y fogoso, compartiendo ese sabor de manera exquisita y lasciva. Tomó uno de los tantos dulces, chocolate relleno de menta para ser precisa, y lo compartió con su koibito, fundiendo ese dulce en un ardiente beso… se quedó pensativo durante unos momentos, mirando a su alrededor todas las golosinas que habían, pensaba en cómo las utilizaría.

 

Se levantó de la cama y apoyó en ella todo lo que deseaba usar, cremas de todo tipo, frutillas y chocolate derretido, así como bombones para seguir compartiendo en medio de un beso. Acostó a Shuichi a lo largo de la cama y le quitó toda la ropa, luego agarró el chocolate derretido y empezó a esparcirlo por todo el moreno cuerpo del menor, en especial en la erección del mismo.

 

-Luces delicioso… -exclamó el rubio lamiéndose los dedos. Tomó un pie del chico y empezó a chupar los dedos uno por uno, lo que producía cosquillas y placer en el pelirosa, lamió sus piernas quitando todo el chocolate, se salteó su entrepierna y se dirigió a su vientre. Colocó una frutilla en su ombligo y dos cerezas en sus pezones. Lamió y lamió hasta quitar el chocolate, pasó su experta lengua por el cuello del cantante, por su vientre e incluso por su rostro.

-¡Ya Yuki! Ahhh… me estás torturando… -decía el pequeño entre sofocantes gemidos. Al sentir Yuki la desesperación de su koibito, empezó a comerse las cerezas hasta morder los propios pezones donde comenzó a lamer y a succionar. Luego bajó hasta el ombligo, comió la frutilla hasta dar con aquel punto tan sensible del menor, en donde introdujo su lengua una y otra vez, mientras que con sus manos pellizcaba los pezones. Notó que la desesperación de su uke aumentaba cada vez más, y se rió de ello sintiendo que aquello era como una venganza.

 

-¡¡Por favor!! Mmm… ¡ya hazlo! …ahhhh - se retorcía Shuichi, sintiendo su pene más palpitante que nunca.

 

-¿Y qué quieres que haga?, si no me lo dices… no sé qué hacer.

-Quiero que… que lo… chupes… y- y me succiones entero Yuki… one- onegai.

 

-Muy bien Shuichi -dijo provocativamente, esparciendo merengue sobre la erección ya desesperante del chico, encima del chocolate que ya había. Sin pensar más, empezó a lamer toda esa zona deliciosa, esa erección dura y dulce, limpió todo con maestría desde la base hasta la punta, sintiendo un tercer sabor que provenía del miembro del rosado, que pronto se hizo más abundante producto del extremo placer que le brindaba el mayor. Tomó de toda esa mezcla de sabores para compartirla con Shuichi, el cual se sintió gustoso. Después Yuki volteó al pelirosa y lo colocó en pose de cuatro, separó las nalgas del mismo y empezó a echar del chocolate derretido en su entrada, mientras que en su espalda cubría con crema de leche. Besó su espalda mientras tomaba de la crema y relamía sus nalgas deliciosas. Cuando llegó a la entrada de Shindou, metió su lengua sin pensar para gozar del chocolate que caía chorreante y deseable.

 

-Más adentro … yaaaa, ¡¡ya métela po-por favor!! -gritaba de excitación el pequeño, comenzando a masturbarse por el deseo y el placer que le causaba el sentir la lengua de su koi dentro suyo. Yuki volvió a voltear al pequeño y sin más lo penetró con dureza, sirviendo el chocolate y la saliva como lubricantes. Las estocadas fueron rápidas y salvajes, y como ambos ya estaban hasta la coronilla de placer, llegaron al orgasmo al mismo tiempo, derrumbándose en un fuerte gemido. Digamos que el ambiente no estaba como para que concluyesen allí. Yuki volvió a cubrir de cremas y frutas a su koibito, y le siguió entregando un placer digno de dioses. Lo hicieron tantas veces como pudieron, siempre siendo Shuichi el postre de la noche.

 

-Me… me parece… que…ya no quedan dul-dulces… -decía con la respiración entrecortada, debido a las numerosas veces que ya lo habían hecho, sintiendo fuego en su cuerpo, el cual no paraba de arder. Yuki sólo asintió, teniendo un gran cansancio corporal y apenas respirando. Una vez recuperaron el aire, decidieron acabar la noche con besos y caricias.

 

 Sin duda alguna Yuki ya no sentía esa preocupación ni ese vacío extraño, ahora se sentía más que satisfecho, su uke le había preparado una sorpresa de lo más maravillosa, repleta de gozo y azúcar.

 

Notas finales:

alguna critica buena o mala, bienvenidos sean a dejarme un comentario!

grax por leer mis fanfics anteriores.

cuidense y mucha suerte!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).