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Aferrado a la esperanza por chibiichigo

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Notas del fanfic:

que ondita!!!!! jaja aka reportandome lol. Np he tenido tiempo de actualizar nada poruqe ando del tingo al tango y no me ha llegado nada digno de ser escrito (referente a los fics que ttngo arrib... porque estoy escribiendo dos nuevos uqe se que les van a encantar...como sea. Creo que perdí el punto ¬¬) bueno... lo que les quería decir esque esto se me ocurrió pork estoy aburrida en este momento y hace muzo que no les subía nada.

Los uqiero y no se olviden de mi 

Notas del capitulo: Lo siento de antemano. No siento que sea un texto bueno pero pss es lo mejor que pude hacer. Tngo sueño.

Era increible como el universo podía jugar bormas desagradables en el momento menos adecuado. Todo podía parecer una novela y los acontecimientos podían ser tan trillados y tan predecibles que ni siquiera sabrías si es parte de una realidad o de la ficción autoinflingida por tu propio cerebro para evitar relacionar algo bello con la desgracia.

Esa tarde no sabía si estaba lloviendo o si era simplemente un mecanismo de su mente para  no sufrir de más. Necesitaba esa escena por demás deprimente para no sentir que todo se reía de él. Hubiera sido demasiado triste, sino insoportable que el sol estuviera brillando en todo su esplendor mientras el simplemente se dedicaba a llorar. Quería que el cielo llorara con él.

Después de que la puerta se cerrara con un estruendo, el simplemente se quedó sentado, mirando el vacio que había dejado su pareja. No quería creerlo. Rezaba porque de un momento a otro aquel ser que tanto amaba regresara a su lado, alegando que había cambiado de opinión. Sin embargo, con el paso lento de los minutos se dio cuenta que se estaba aferrando a una esperanza vana. Las lagrimas corrían por sus mejillas mientras que él intentaba recordar el momento en el que estas habían comenzado a escapar de sus ojos. Se colocó la mano en la mejilla y sintió la soledad y la desolación tan firmes y tan plausibles en cada una de sus lagrimas que parecía que contaban un poema. Un poema que no tenía deseos de escuchar.

Se levantó solamente al escuchar el llanto de un pequeño en el cuarto de al lado. Su único motivo para levantarse y vivir un año. Para sentir la vida nuevamente.

Se acercó a la cuna donde se encontraba expectante su pequeño hijo, un pelirrojo de ojos oscuros y de tez marmolea que clamaba impaciente por su comida.

-Ya Makoto… deja de llorar pequeño. No podemos estar tristes los dos.- Gaara preparaba el biberón mientras que se consolaba a si mismo a través de su hijo. Maldecía su suerte… temía por la vida de su pareja. El padre de su hijo.

Levantó al pequeño en brazos y pensó en lo mucho que ocurriría en un año. Su hijo tenía apenas cuatro meses y cada día era una experiencia nueva… Sasuke se perdería el ver a su pequeño crecer y Makoto se perdería de estar con su padre durante una etapa crucial en su desarrollo. Gaara simplemente veía como el niño bebía rápidamente la formula que había en la mamila.

Se sentó en la mecedora que había junto a la cuna de su hijo y observó como lentamente le pequeño iba cayendo en un profundo sueño nuevamente, totalmente ajeno a la partida de su padre. Deseó poder olvidar todo el también. Deseaba regresar a la enajenación de los primeros años de vida y tener una capacidad para olvidar y superar el dolor. Quería no sentir nada.

Se quedó dormido, pensando en todo lo que había ocurrido…

-Gaara. Tengo que hablar contigo…-había comenzado el moreno a captar la atención de su pareja, que se esforzaba por cambiar el pañal de su bebé.

-¿Qué ocurre?- había sido distraído de su labor y ahora se limitaba a contemplar los ojos inquietos de su pareja, que parecían increíblemente interesados en el pañal de su primogenito.

-Me mandaron como corresponsal. Tengo que ir… no tengo opción- fue lo único que dijo para justificarse antes de que el efecto de la bomba que acababa de soltar en esa habitación fuera menguado. Consuelo de tontos.

-…- no podía creer lo que le decía. Tenía que ser mentira… si había un Dios en el cielo lo que Sasuke decía tenía que ser mentira.

-¿Entiendes de lo que hablo?- preguntó el moreno de vuelta, totalmente consternado por la reacción (o falta de ella) que había tenido su pareja ante la noticia que más temía.

El pelirrojo solamente asintió, con la mirada perdida en un punto del tiempo. Tenía miedo y eso le estaba consumiendo todas las fibras del cuerpo. Un miedo atroz.

En ese momento comenzó a recordar el momento en que conoció al azabache. Ambos eran periodistas, sin embargo la verdadera vocación del Uchiha era informar sobre las tensiones en las zonas en conflicto… una forma sutil y políticamente correcta de llamar a las guerras tanto civiles como internacionales. Gaara simplemente dedicaba todo su tiempo a escribir novelas y a redactar noticias para un periódico.

Se había interesado por esa extraña vocación del chico por sobrevivir en zonas de guerra y con el tiempo habían formado una relación estable. El único problema era que ambos vivían con la perene duda de cuando sería el momento en que fuera enviado a cubrir reportajes “riesgosos”.  Y por supuesto, con el tiempo y la llegada de Makoto a sus vidas, el pelirrojo pensó que ese temor “infundado” que tenía debería ser desplazado.

Fue una dura caída a la realidad la que sufrió al recibir esa noticia por parte de Sasuke.

-entiendo…-fue todo lo que pudo decir. Las palabras le pesaban.

-Solo será un año…- lo tomó por las manos mientras colocaba al niño en la cuna para que no se cayera.  Lo decía como si un año fuera un fin de semana.

-¿Dónde?- preguntó seco el de ojos turquesas. Tenía que ordenar los pensamientos dentro de la caotica mente que tenía en ese momento. No quería creer ni una palabra de lo que ocurría.

-Bagdad-contestó. No quería contestar esa pregunta porque sabía que todo iría mal en esa platica. Esa palabra, ese lugar y todo lo que representaba solamente iban a angustiar más a su pelirrojo. Si eso era posible, claro.

-¿puedes negarte?- preguntó más como indicándole lo que quería que hiciera. Quería que se negara. Quería que estuviera con su hijo. Quería que lo viera crecer y que experimentara las maravillas de la vida en familia.

-No…-finalizó la conversación el moreno antes de salir de la habitación. Le dolía en el alma lo que acababa de hacer, pero en ese momento Gaara necesitaba estar solo… analizar todo lo que iba ocurriendo y procesarlo un poco. Finalmente, por mucho que le doliera… estaría solo durante un año.

 

El tiempo pasaba descompasado. Había días en que todo ocurría demasiado rápido, como el momento en que su hijo dijo sus primeras palabras y otros en que las horas parecían años y con cada sonido del correr de las manecillas del reloj, se podía sentir la tensión clavándose como dagas en el corazón angustiado del pelirrojo.

Practicamente cada día checaba la correspondencia, aun sabiendo que no le llegaría nada de su pareja. Los días que llegaba algo, sentía la emoción y el alivio de tener un pequeño símbolo de que seguía vivo.  Era acerca de tenerlo vivo… no de las letras que se encontraban en ese papel. Con cada carta, el pelirrojo se aferraba a la vida.

°o0o°

Primeras palabras…

°o0o°

Primeros pasos…

°o0o°

Primera vez comiendo solo…

°o0o°

Primer día en la guardería…

°o0o°

Primer diente…

°o0o°

Primer cumpleaños…

°o0o°

Los meses transcurrían y con ellos llegaba de nuevo la esperanza de volver a abrazar a la persona que más amaba en el mundo. A esa persona que le había dado un hijo maravilloso, lleno de vida y siempre dispuesto a entregar afecto y amor sin reservas.  Esa persona que había dicho “acepto” en el altar casi cuatro años antes.

Veía a su hijo caminar todavía con torpeza y deseaba que por cada paso que el diera Sasuke se acercara más a casa.

Prendió las noticias como parte de la rutina diaria desde que su moreno había partido. Quería estar perfectamente enterado de la situación para no llevarse sorpresas totalmente desagradables. Aparentemente habían llegado a un acuerdo…

“Hoy ocurrió un altercado inesperado en las instalaciones de la televisora YMBC… el auto bomba explotó cerca de las…” No pudo continuar escuchando. Sintió arcadas y tuvo que correr al baño. Era la emisora para la que trabajaba Sasuke.

Explotado…

Una bomba había explotado…

Sintió el frio correr del sudor por su frente y deslizándose por su espalda. Eso no podía estar pasando… faltaban solamente un par de semanas para que el año de plazo se cumpliera y el azabache pudiera volver a los brazos de su familia. Solamente unas pocas semanas y la pesadilla habría terminado…  pero una bomba.

No. No podía estar muerto… el regresaría con su familia. Estaba empeñado a creer eso hasta que no le llegara una notificación oficial y los restos para que el los pudiera identificar.  Sintió repulsión hacia su persona… no podía permitirse pensar en eso cuando tenía que estar más presente que nunca por su hijo. Sasuke tenía que sobrevivir por su hijo.  Gaara no sabría criar a su hijo sin la esperanza de que el azabache de ojos oscuros volviera para tomar el lugar que por derecho le correspondía en esa familia. Era el padre y esposo que ambos necesitaban.

Volvió a recordar, un pasaje muy breve de su hijo preguntándole por su otro papá. Comenzó a sollozar ante la perspectiva latente de tener que contestar “en el cielo” la próxima vez que una pregunta como esa fuera arrojada por su retoño.  Se abrazó a si mismo y colocó la frente en el frio azulejo de la pared del baño. Esperaba recuperar su respiración normal y su capacidad de andar sin que su cuerpo le pesara una tonelada antes de volver a ponerse en pie.

Sin embargo no pudo… o no recordó haberlo hecho… todo se volvió negro dentro de él.

No supo nada de si mismo durante las siguientes semanas. Era un autómata total… simplemente se reducía a cumplir con sus obligaciones y a escuchar las noticias en busca de un resquicio… una pista que indicara que no todo estaba perdido.

Hasta el momento habían anunciado que había cinco  desaparecidos… le rogaba al cielo que su moreno fuera uno de ellos. Mejor desaparecido que muerto declarado. Lloraba de nuevo, como todas las noches hacía al no poder ver ninguna noticia relativa al descubrimiento de su marido…  pero no se podía dejar caer. Tenía a Makoto y ese era el motor de su existencia.

Sasuke regresaría en un momento u otro. Vería que el pequeño había sido educado con amor y paciencia durante su ausencia.  Esperaba que volviera pronto.

Ding Dong

El timbre sonó rompiendo con el lúgubre silencio que reinaba en esa casa. Se acercó desganado a abrir…

-Buenas tardes… somos del gobierno…- anunció un hombre con gabardina negra. Gaara los dejó pasar… en ese momento daba igual si venían del gobierno o del circo más cercano. No tenía ganas ni fuerzas para quedarse parado en la puerta a charlar.

-Venimos a entregar esta medalla- le extendió una caja pequeña. Gaara la tomó en las manos. No entendía nada…

-Es una medalla de reconocimiento- continuó el otro. –El cuerpo desaparecido de Sasuke Uchiha, el corresponsal especial no fue encontrado, pero es la manera que tiene el gobierno de expresar su agradecimiento-

Gaara estaba totalmente anonadado. Montó en cólera… - mi esposo no está muerto… y no necesito esta medalla. El gobierno no tiene nada que agradecerme solamente por el hecho de ser tan estúpidos como para empezar una maldita guerra… yo no quise que mi esposo fuera. Simplemente ocurrió asi que pueden meterse su agradecimiento y esta medalla por donde mejor les convenga. Mi esposo está vivo y estoy seguro de eso.

No estaba seguro de nada. Solamente no quería creer nada. Necesitaba algo a lo cual agarrarse ante la perspectiva de que jamás volvería a ver a su esposo. Aceptar esa medalla simplemente significaba aceptar un destino para el cual no estaba preparado, por inminente que fuera.

°o0o°o0o°

Vivió aferrado a la esperanza de que estuviera vivo durante meses, por más que todas las evidencias dictaran lo contrario. Necesitaba creer que no había muerto para tener la fuerza y la sabiduría necesaria para educar a su hijo, que cada día crecía más… tenía año y medio. Solamente encontraba consuelo en las palabras que se habían vuelto su mantra  “hoy va a aparecer” aunque supiera que era algo improbable, por no decir imposible.

Había aprendido que no había imposibles en esta vida.

-Hijo…quedate quieto mientras te visto- pedía al pequeño que estaba ansioso por irse a jugar. Era un forcejeo constante por vestirlo.

Escuchó el timbre.

-¿Qué ocurre? ¿Quién será?- se preguntaba en voz alta mientras corría a abrir.

Abrió la puerta de un tirón. No le importaba quien fuera o que estuviera buscando.

Se quedó impactado… no podía creer lo que veian sus ojos. De pronto sus piernas eran como palillos intentando sostener una ballena. Se vino abajo.

Comenzó a llorar, derramando alegría en cada lagrima. Lo miraba embelesado, agradeciéndoles  a todos los santos porque se encontrara ahí, parado frente a él.

-Sa…Sasuke- fue lo único que pudo pronunciar antes de ser tomado en brazos por un moreno con los ojos llenos de lagrimas.

Finalmente regresaba casa… ese lugar al que había vuelto porque había alguien que se había aferrado a la esperanza.

Notas finales:

Lo siento... no es de la calidad que suelo escribir pero espero que les guste. Se que la historia realmente no tiene sentido por no decir que es mala pero pss lo siento mucho. Si no les gusta la quito y ya (todo fuera tan facil como eso...lol)

bueno dejenme comments al respecto y espero que a pesar de mi mediocridad les haya gustado 


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