~ ‘Capítulo 1: Siempre serás así' ~
No lo entendía... Escupí un poco de sangre a uno de mis lados... Nos habíamos vuelto a pelear. Pero es que él me saca de las casillas... No comprendo porque es tan gentil... Por eso los demás abusan de él.
Estaba cabizbajo, nuevamente me había peleado con Harou, el torpe de mi primo.
-Ya llegué...
Dije entrando a la casa y depositando mis zapatos en la entrada. Mi madre se acercó corriendo y me dio un abrazo.
-Mi vida... te volviste a pelear con Harou -de seguro él le había llamado
-Oniichan
Salió mi hermanita, tenía apenas unos 5 años. Era tan dulce y con esos ojos enormes y azules como los míos, ella reflejaba tanta inocencia.
-Es que es un tonto...
-Junta... no hables así de tu primo
Mi madre como siempre defendiéndolo.
-Pero es la verdad...
-Bueno eso no importa... mejor dime el por qué se pelearon esta vez
-Por lo mismo de siempre
-Pero estos rasguños y moretones no te los hizo tu primo ¿quiénes fueron esta vez?
Decía mientras examinaba mis brazos y rostro. Sacudí con un poco de brusquedad mis extremidades para que dejara de explorarlas...
-No es nada importante... Ya deja de revisar...
-Fue por defenderlo ¿verdad?
-¿Yo? ¿De fender a ese débil? ¡JAMÁS!
Mentía... y ella lo sabía a la perfección. Yo siempre que llegaba así era porque peleaba para defenderlo, desde el jardín era constante los abusos hacia él. Pero yo siempre lo protegía. Mi madre sonrió y se fue a la cocina, mi hermanita la siguió cogiéndola de la falda, era tan dulce.
Subí a mi habitación y me cambié las ropas, aún llevaba puesto el uniforme y...
‘¡AHHHHHHHHHHH!'
¿Cómo lo pude olvidar? Dejé mi mochila en su casa. Salí corriendo mientras escuchaba detrás de mí la risa burlona de mi madre al enterarse lo que me había sucedido. Junto a ella e imitándola mi hermanita también reía, ya no era tan dulce.
-Buenas noches... ¿Se encuentra Harou?
Aquel hombre había abierto la puerta. Creo que era su padrastro ya que me parecía haberlo visto en las fotos. Él era lo único que le quedaba puesto que su madre, la hermana de mi padre, había muerto. Olía a alcohol y sus ropas estaban desalineadas, pareciera como si acabase de levantarse de la cama.
-Ahora le hablo
Aquel tipo cerró la puerta y escuché desde fuera como le llamaba.
-Hola
Dijo al abrir nuevamente la puerta. Llevaba puesta su pijama blanca. Se veía agotado. Sus mejillas estaban rojas y sus ojos algo llorosos. Puse una mano sobre su frente y la otra sobre la mía...
-Parece que tienes algo de fiebre... Deberías descansar
Aparté mi mano inmediatamente mientras miraba a un costado.
-No te preocupes, por eso estaba descansando
Se escuchaba raro, muy serio y decaído. Parecía no ser el mismo de siempre.
-¿Viniste por tu mochila verdad?
-Así es... Salí tan rápido que se me olvidó
-Aquí está... -dijo aproximándomela- Toma...
-Gracias
Quedé un rato con la mirada baja mientras él sostenía la mochila frente a mí.
-Lo siento
Musité... Al querer tomar la mochila nuestras manos rozaron. Él quitó la suya inmediatamente dejó caer la mochila entre nosotros. No sé porque huía de mí... Quedó frente a mí callado, sin decir nada por lo que había sucedido. Escuché como el señor le llamaba, sus ojos se habían estremecido al oírlo pronunciar su nombre...
-Harou
Dije mientras extendía mi mano para tocarlo, algo le pasaba, estaba seguro de ello. Quise tocar su suave rostro pero él golpeó mi mano para apartarla. Nunca había reaccionado así... de verdad estaba enojado.
-¡Ah! Pues bien, me da igual si estás o no enojado. No te necesito
Le dije cerrando el puño mientras apretaba la mochila. Me había dolido mucho aquella reacción. Me retiré corriendo, dejándolo... no le quería volver a ver...
‘Es un tonto ¡Tonto!'
Gritaba exaltado en mi interior. Corrí sin mirar atrás. Corrí a más no poder. Hasta que llegué a mi casa y entré. La puerta de mi habitación fue azotada con gran fuerza. Estaba furioso. Desde abajo mi madre decía "Junta" pero no le hacía caso. Estaba demasiado enojado como para hablar con ella o con alguien más. Nadie entendería como me siento... sí sé que era tonta mi forma de actuar, también sabía que era la forma de comportarse sólo de un crío, pero sólo tengo 13 años. No podía manejar estas situaciones de otra manera.
Estábamos en el receso y escuché desde mi lugar como al fondo del pasillo pronunciaban mi nombre, me estaba buscando. Creo que un compañero le señaló donde estaba.
-Jun-kun
¿Y a este que le pasaba? Un día me odia y al otro viene como si nada. No lo entiendo... él si es extraño.
-¿Qué buscas?
Le dije de forma seria y directa... no quería verlo. Aún estaba sentido por lo de ayer.
-Jun-kun... lo siento... Ayer... ¿sabes?... Llegó mi padre de su viaje de negocios y quería que la pasara con él, ya que hoy en la madrugada se fue nuevamente. Me dijo que tardará pero no sabe cuánto.
La voz seca surgió cuando lo mencionó. Su padrastro... aquel hombre me había causado una mala primera impresión. Su mirada era fría. Nunca lo veía cuando iba a casa de Harou, pero hay fotos de él... aún se parece mucho a como cuando su esposa murió esa mirada fría y calculadora.
-Vamos Jun... hacemos la tarea. Me dijo uno de tus compañeros que te había pillado el maestro de matemáticas durmiendo otra vez en su clase... mmm... ¿qué tal si yo te ayudo a estudiar para que me perdones? ¿Sí?
No podía decirle no a esos enormes ojos oro. Su sonrisa inocente hizo que la mía surgiera... Y como siempre terminé aceptando.