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NO ME EXTRAÑES. por mitarai makosla

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Notas del fanfic:

YA DIJE QUE ESTA ES UNA HISTORIA REAL BASADA EN DOS PERSONAS MUY IMPORTANTES PARA MÍ. ALEX Y ÁNGEL ME CONTARON SU AMOR PARA QUE YO HICIERA DE ÉL UNA BELLA HISTORIA. PARA MÍ ES BELLA DESDE LA PRIMERA PALABRA, DEPENDE DE USTEDES SI LES GUSTA O NO, PERO LA VERDAD ESO NO ME IMPORTA, YO ESTOY HACIENDO ESTO, PORQUE LO PROMETÍ.

El personaje de "Yaya" soy yo, durante esa época.

Notas del capitulo:

     BUENO. AQUÍ EMPIEZA.

     ALEX AMIGO MÍO, AQUÍ ESTÁ TU HISTORIA.

     ÁNGEL AMIGO MÍO, AQUÍ ESTÁ TU HISTORIA.

     ALEX, ÁNGEL HERMANOS DEL ALMA, AQUÍ ESTÁ MI PROMESA.

     Era invierno, 19 de Diciembre si quieren exactitud.

 

     En la casa de Adrián se festejaba el cumpleaños de Karla, su novia. Asistieron los amigos de Adrián, él estaba en la preparatoria, en segundo año, también las amigas de Karla quien iba en el mismo curso. El hermano menor de Adrián, Angel  también estaba, su novia era la hermana de una amiga de Karla, se llamaba Fernanda y él la quería mucho.

 

     Casi siempre era costumbre de Alex llegar tarde a las fiestas, no le gustaba mucho ese ambiente de “relajo” pues él era un joven muy calmado y reservado, él había sido amigo de Adrián desde segundo año de secundaria, y ahora iban a la misma preparatoria, pero en clases distintas. Alex iba con su novio, Carlos; así es, su novio.

     -¡hola Alex! Ya era hora que llegaras – le saludó Adrián en compañía de su novia, contento de verle.

     -lo siento, pero… ya sabes que no soy mucho de fiestas y todo esto – contestó sonriente – Karla, feliz cumpleaños, este es un presente de Carlos y mío – le dijo abrazando a la festejada, quien contestó el abrazo un poco reacia en hacerlo; Alex lo notó, pero estaba acostumbrado a estas cosas. Él era muy popular en la preparatoria, era un chico muy apuesto, su negro cabello tocaba sus hombros, y siempre lo tenía atado, parecía todo un caballero vistiendo siempre muy sofisticadamente. Tenía 16 años.

     -pasa, todos ya están aquí, de hecho todos llegaron temprano, hasta mi hermano que por fin llegó del extranjero, será transferido a nuestra escuela; vamos, se los presentaré.

 

     Adrián llevó a Alex y a Carlos a donde estaba su hermano con su novia, estaban a lado de la mesa de las botanas y las bebidas.

     -Ángel, ¿te acuerdas del amigo del que te estuve hablando cuando chateábamos? – le preguntó a su hermano. – él es Alexander, y su... novio Carlos. - Fue como recibir un golpe, Alex vio cómo lentamente Ángel volteaba para saludarle. Era en verdad apuesto; cabello claro y unos ojos aceitunados muy hermosos. Mantuvo su compostura, después de todo iba con su novio y Ángel estaba con su novia.

     -hola, qué gusto conocerte, mi hermano me ha hablado mucho de ti, que han sido amigos desde la secundaria – saludó gentilmente.

     -el... el gusto es mío. Él es Carlos, mi pareja – le presentó a su acompañante.

     -mucho gusto, espero que se lo pasen bien – dijo cordial.

     -gracias... – agradecieron los dos.

     -me dijo Adrián que serías transferido a nuestra preparatoria, espero que resulte de tu agrado – le dijo Alex.

     -si, comenzaré mañana, entraré a mediados del primer año, pero me esforzaré por adaptarme, la verdad ya me había fastidiado de estar en el extranjero, es bueno volver.

     -qué bueno... em... pues nosotros ya nos vamos, sólo venimos a felicitar a tu novia – dijo Alex a Adrián quien se irritó por eso, pero conocía a su amigo y sabía que no le gustaban mucho las fiestas.

     -bien, gracias por venir de todos modos – contestó Adrián.

     -si. Te veo mañana, me despides de Karla.

     -¿se van ya? Pero si acaban de llegar. – replicó Ángel.

     -si bueno... es domingo y no me gusta mucho desvelarme cuando al día siguiente hay escuela – se excusó Alex.

     -bien, fue bueno conocerte, espero verte mañana en la escuela.

     -si, yo también... hasta mañana – Carlos se despidió amablemente de Ángel y luego ambos se fueron juntos. Se les veía muy felices; pero para muchos de los jóvenes presentes, verlos felices el uno con el otro, resultaba “raro” y “grotesco” pero a ninguno de los dos les importaba.

     -se ve que es una persona agradable ¿no crees? – preguntó Carlos mientras caminaban ya de regreso.

     -si, eso parece – contestó tratando de no pensar en Ángel, pues sería demasiado obvio que le había gustado.

     -¿irás mañana a la cafetería?

     -pues si, tengo que ir... ¿irás a vernos? – se le refirió tomándole de la mano.

     -sabes que no me lo iba a perder por nada – contestó Carlos sujetándole con fuerza. Frente a la casa de Carlos se despidieron con un dulce y cálido beso que rompió con el frío de esa invernal noche. Alex continuó caminando su larga gabardina bailaba lentamente con el viento, encogía sus hombros para soportar el frío de esa noche.

 

     Iban en el turno vespertino en la preparatoria “Ollín Tepochcalli” las clases comenzaban a las 12 de la tarde.

 

     -hola Alex, llegas temprano – le saludó Adrián. Alexander estaba en la cafetería bebiendo una soda mientras afinaba su guitarra de la cual era inseparable. Con Adrián iba su hermano Ángel, y al verle, una sonrisa se dibujó en el rostro de Alex.

     -si, es que vine con el profesor del club de música para ver qué se tocará en el próximo convivio de la escuela. – contestó.

     -¿tocas la guitarra? – preguntó Ángel sorprendido.

     -si, desde los 12 años – contestó Alex.

     -deberías escucharlo, toca increíblemente – comentó su hermano.

     -¿te ha gustado la escuela Ángel? – le preguntó.

     -pues no la he recorrido, pero parece un lugar muy agradable.

     -realmente lo es… - dijo Alex con una mirada perdida y discreta.

     -¡Adrián! ¿Puedes venir un momento? Te llama el profesor de historia – le llamó una compañera desde la entrada de la cafetería.

     -Ángel, tengo que irme, faltan poco para que inicien las clases, no llegues tarde a tu salón. Te veo en un rato Alex – tras decir esto, Adrián se fue.

      -y… ¿estás en el club de música entonces? – preguntó Ángel sentándose en la mesa con Alex.

     -si, estoy a cargo de él luego del profesor – contestó regresando a afinar su guitarra.

     -debe ser divertido.

     -lo es, la música me ha gustado desde niño, yo quiero convertirme en un compositor cuando crezca, además de la guitarra también toco el piano.

     -increíble, yo sé que para los dos instrumentos se requiere mucha destreza.

     -si, un poco.

     -te fuiste muy pronto ayer… como si no te gustara estar ahí.

     -bueno… no sé si lo notaste pero no le caigo muy bien a Karla, la novia de tu hermano, siempre piensa que de un momento a otro él y yo…

     -ah, lo entiendo, debe ser frustrante que las personas te traten diferente por algo tan sencillo y normal como eso.

     -si, pero uno se acostumbra, además las cosas aquí en la escuela son más tranquilas, como ya todos me conocen, pues me aceptan como soy, aunque hay personas como Karla y sus amigas que frecuentemente están molestando.

     -y… ¿cuánto tiempo llevas con Carlos?

     -dos meses, lo conocí en la cafetería donde voy a tocar, salgo con él desde entonces.

     -¿tocas en una cafetería?

     -si por las noches saliendo de la escuela, los Lunes, los viernes, y sábados, toco trova y bohemia.

     -ha de ser divertido.

     -cuando quieras puedes ir, es una cafetería que está frente al kiosco del parque de Piedras Negras.

     -ah gracias, iré un día. – La campana de la escuela sonó anunciando que las clases comenzarían en unos minutos.

     -bien, hay que irnos… ¿ya sabes en dónde está tu clase? – preguntó Alex mientras guardaba su guitarra en la funda.

     -ah…

     -si quieres te llevo ¿qué grupo te asignaron?

     -1ro. 4

     -su salón está junto al laboratorio de idiomas, tienes suerte, es uno de los más amplios, ven, es por aquí – Ángel seguía a Alex, quien hacía un esfuerzo por mantener oculta esa sensación tan cálida al ver a ese guapo chico. “jamás pasaría nada”. Eso se decía Alex siempre que se emocionaba al ver a Ángel.

 

     -gracias por traerme – le agradeció gentil.

     -por nada… nos vemos luego – dando la vuelta se fue, su guitarra colgaba de su hombro derecho, Ángel le miró irse a su clase, su cabello negro sí que brillaba y con el saco negro de la escuela se veía realmente atractivo.

     -ah, no me digas que te gusta Alex – dijo una chica acercándose a él.

     -¡¿eh?! No, claro que no, él es amigo de mi hermano y me trajo al salón porque no sabía dónde estaba, además yo tengo novia, no soy gay. – contestó nervioso.

     -jajaja, no tienes que exaltarte tanto, Alexander es una persona muy buena, yo le conocí cuando entré a esta escuela desde el primer día,  es sólo que él me dijo dónde se encontraba el laboratorio de cómputo.

     -y tú eres…

     -ah, disculpa, todos me dicen “yaya” puedes llamarme así si quieres, mi nombre es raro, por eso mejor no te lo digo, estarás en la misma clase que yo – contestó amablemente.

     -¿yaya?

     -si lo sé, también suena raro, ese apodo me lo puso tu hermano, Adrián.

     -¿conoces a mi hermano?

     -si, el viernes me contó que ibas a ser transferido a nuestra escuela.

     -no te vi en la fiesta de ayer.

     -ah… no me llevo nada bien con la novia de tu hermano ni con sus amigas, te juro que ellas no me querían en esa fiesta, supongo que no soy lo suficientemente “nice” para felicitarla, por eso mejor no fui.

     -parece que Karla es una chica muy prejuiciosa…

     -si lo es un poco, pero no la culpo, digo, cuando has visto a una chica que durante la hora del almuerzo se va con otros chicos a la cafetería para ganar el segundo lugar en el concurso de eructos; eso para Karla y sus amigas no es muy femenino… ah mira ahí viene el profesor de álgebra, ven entremos, hay un lugar vacío a lado mío.

     -¿concurso de eructos? – extrañado con la idea, Ángel entró al salón, no sin antes ver de reojo el edificio donde estaba el salón de Alex. Las palabras de “Yaya” le vinieron de momento a la cabeza: “¿te gusta Alex?”. Se dio cuenta de lo que estaba pensando, - ¿me gusta Alex? Eso… sería imposible ¿no? – se dijo, y luego entró al salón.

 

     Pasadas unas horas, llegó la hora del descanso. Como eran muchos grupos, había un sistema de horarios para los descansos, 3 grupos salían una hora y luego otros 3 y así sucesivamente a lo largo del día. La clase de Alex y la clase de Ángel, tenían los descansos coincididos.

 

     -tu hermano, Alex y otros más nos reunimos en la cafetería para pasar ahí el rato ¿quieres ir? – le ofreció Yaya.

     -claro – aceptó animado.

 

     Ahí ya estaban reunidos un grupo de chicos, eran cinco, Alex, Adrián, Omar, Arturo y Alejandro; los cinco más guapos de la preparatoria según el resto de las chicas; tal vez más por eso que por nada, ninguna chica toleraba a Yaya, por el simple hecho de llevarse tan bien con todos ellos.

     -Yaya, ya conociste a Ángel – comentó Adrián al verles llegar.

     -si, le tocó en la misma clase que yo. – contestó ella.

 

     Ya ninguno de los dos pudieron evitarlo; Alex y Ángel, ambos sonrieron al verse, y al darse cuenta de ello, inmediatamente quitaron esa sonrisa de su rostro o por lo menos trataron de disimularla para que nadie se diera cuenta de lo que probablemente pasaba.

     -¿por qué no tocas algo Alex? Mientras comemos – pidió Adrián.

     -pero… dejé mi guitarra en el salón del club de música…

     -ve por ella, queremos oírte cantar, además el concurso de eructos será el miércoles.

     -bien, no tardo – contestó levantándose de la silla en la que se encontraba.

     -¿puedo acompañarte? Quisiera ver el salón del club de música – dijo Ángel.

     -claro, vamos – contestó gentil Alex.

 

     -¿qué tal tus primeras clases? – preguntó Alex mientras caminaban al salón de música.

     -el maestro de álgebra es muy simpático – contestó agradable.

     -es Azael ¿no? Ese maestro es muy bueno, se lleva bastante bien con Yaya, constantemente la tortura con ecuaciones de tercer grado.

     -jajaja, si eso lo noté en la clase.

     -este es el salón de música, sólo se abre cuando se reúne el club para ensayar. – dijo mientras sacaba la llave de la puerta.

 

     Dentro estaba oscuro, pero al encender las luces, se vio un sinnúmero de instrumentos, acomodados por grupos y también había un pequeño escenario en el fondo.

     -vaya, este salón es muy grande. – comentó sorprendido mirando el lugar.

     -si, lo es… - contestó dirigiéndose a un armario en uno de los muros.

     -¿aquí guardas tu guitarra? – preguntó entrando al armario con él, era angosto, pero quería echar un vistazo.

     -sólo durante las clases, vengo a recogerla en las noches antes de irme. Esta guitarra es muy especial para mí ¿sabes? Me la obsequió mi padre un mes antes de morir, hace dos años.

     -lamento oír eso.

     -pasó hace tiempo, la verdad ya lo superé aunque hay ocasiones en que lo extraño mucho, sobretodo cuando canto su canción favorita: “Hombre” de José Ma. Napoleón.

     -la he escuchado, es una canción muy buena. – comentó. El espacio entre los dos era casi nulo, ambos estaban dentro de ese armario.

     -Ángel, yo… no sé si deba decirte algo que quiero decirte.

     -y yo… hay algo que quiero hacer… pero… no sé… si esté bien – dijo acercándose un poco más aún. - ¿qué es lo que quieres decirme?

     -que… que tú… me gustas mucho – escucharle decir esto, hizo estremecer a Ángel, le alegró, le emocionó. - ¿tú… qué querías hacer? – le preguntó sintiendo muy de cerca su aliento.

     -yo… quería hacer esto – sus labios se sellaron con un pasional beso, uno que fue cálido y lleno de deseo y cariño; Alexander disfrutó de ese beso más que cualquier otro. Ángel, se sintió confundido al principio, estaba besando a un hombre, algo que jamás pensó que haría, pero, por una extra razón, lo gozaba de tal manera que él jamás habría imaginado.

 

     La escasez de aliento y esas mariposas en el estómago les hizo separarse. Las manos de Ángel rodeaban la cintura de Alex, quien le abrazaba por los hombros.

     -no sé… si esto está bien, tú tienes novia y…

     -yo tampoco sé si está bien, me siento extraño, como si no debiera estar contigo pero la verdad es que quiero estarlo; yo… estoy enamorado de ti Alex, aunque no esté bien.

     -saber eso en verdad me alegra, pero…

     -quieres mucho a Carlos ¿no?

     -tú beso me hace dudarlo ahora.

     -lo siento, no quiero causar ningún daño; Carlos también te quiere mucho, eso se nota a la vista…

     -¿estás seguro de lo que sientes? – le preguntó con seriedad, mirando fijamente sus aceitunados ojos; y, en lugar de un “si” recibió otro cálido beso. – bien, vayamos entonces con los demás, deben estar esperándonos. Y… con respecto a tu hermano…

     -yo también creo que lo mejor será mantener esto en secreto por un tiempo; si has ido a nuestra casa ya debes de saber cómo son mis padres.

     -si, ya los conocí, en verdad tienen criterios muy cerrados.

     -así es. Bueno, Alex… - le llamó mientras este se dirigía a la salida del salón.

     -¿qué pasa? – preguntó girando lentamente su cabeza.

     -¿es muy temprano para decir que… que…

     -¿que me amas?

     -… si – contestó sonrojado. – Alex se aproximó nuevamente a Ángel y con su mano sobre su mejilla dulcemente contestó:

     -jamás es temprano ni tarde para decir algo tan bello. – estas palabras pusieron en el rostro de Ángel una gran sonrisa.

     -te amo – le dijo mirándole con suma ternura.

     -yo también te amo – respondió. Un beso más y ambos salieron de ahí, Alex llevaba su guitarra, regresaron a la cafetería y pasaron un rato agradable con las canciones de Alex.

 

     Ambos chicos se habían dado cuenta de lo que sentían el uno por el otro; algo muy fuerte como para que se dieran cuenta de ello tan pronto; pero estaban seguros de ello. Por el momento, y para que nadie se diera cuenta. Sus ojos brillaban peculiarmente sólo para ellos, eran miradas discretas en todo momento, en cada instante que se veían. Día con día. Pero, (el terrible “pero”) habían personas de criterio cerrado que algún día debían de enterarse sobre todo este asunto: los padres de Ángel.

Notas finales:

     "JAMÁS ES TEMPRANO NI TARDE PARA DECIR ALGO TAN BELLO" esas fueron sus exactas palabras. Cuando me contaron sobre ese primer "encuentro amoroso" y escuché esa frase, fue como sentir que Confusio jamás existió.

     La continuación de esta historia la pondré pronto.

 BYE

BYE


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