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Amor En París por AthenaExclamation67

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Notas del fanfic:

Secuela de Sorpréndiendote

 

AMOR EN PARÍS

By AthenaExclamation67

 

 

-          Vamos Milo ¡que más te falta! Se nos va a ir el avión.

Camus estaba perdiendo la paciencia, ya no podía creer que más podía necesitar este hombre para pasar un fin de semana.

-          ¡Bicho. Vamos, YA! - Además, te voy a mantener desnudo a todas horas, solo te salvaras para la ceremonia, así que no te hará falta mucha ropa. Venga! No tardes más.

Mientras esperaba recordaba acontecimientos sucedidos...

-          Nos vamos a París a terminar el año, cenaremos en la Torre Eiffel, haremos el amor como locos y si te parece bien nos casamos.

Que divertido había sido engañar a Milo, verlo así, renegando y maldiciendo, todo morado de la ira y después colorado por la vergüenza que ni se había percatado de cómo él se había disfrazado de "Santa Camus" para sorprenderle y darle su regalo. Reía para si mismo recordando el día de navidad y lo bien que lo había pasado preparando toda aquella sorpresa con sus amigos los otros dorados.

-          Listo, ya terminé - dijo.

-          Por todos los dioses, al fin! - Acotó Camus.

Ambos tomaron un taxi camino del aeropuerto y una vez allí facturaron el equipaje del bichito ya que se había pasado de peso y no le dejaron que la subiera como bolsa de mano.

-          Pero que llevas ahí! - Dijo Camus algo enfadado. Es que no vamos a quedarnos un mes Milo! Le reprochó.

-          Ya Camus! No te enojes ¿vamos a empezar así el viaje? - Le dijo con cara de disgusto - Se supone que nos tenemos que divertir - Acotó.

La cosa empezaba a torcerse, Camus ya había perdido la poca paciencia que le quedaba. Pasó todo el vuelo de Grecia hacia su patria enfurruñado y con cara de dependienta amargada que no quiere hacer su trabajo.

Al fin el avión aterrizó y Milo trataba de animar al francés, sin éxito, no había forma, la facturación le había colmado el vaso, era la última gota. Pero la cosa no había hecho más que comenzar.

Bajaron del avión tranquilamente para ir a recoger el maletón que Milo se había llevado para dos días. Una vez en la cinta transportadora, las maletas, como es habitual en los aeropuertos europeos (lo sé) tardaron, por decirlo delicadamente, un poquito más de lo normal (un huevo, vamos, para que andarse con rodeos ^^).

Tomaron un taxi para ir al hotel, estaba lloviendo, bonita forma de empezar el fin de semana...

-          Camus, por favor, alegra la cara.

Milo le susurro tiernamente al oído, intentando acercarse a su chico para besarle, el cual con un gesto de sumo desprecio le aparto la cara, se dio la vuelta y miró para otro lado.

Eso le dolió profundamente, una lágrima se escapó de sus ojos sin que Camus se percatara. El mismo se encargo de que así fuera, incluso le costaba tragar, tenía un nudo tan grande en la garganta que ni podía respirar.

Al fin llegaron al hotel, Camus pago el taxi mientras Milo luchaba por que no le venciera el llanto y acabara montando una escena allí en medio de la calle.

Entraron al hotel, se veía hermoso, a pesar de la situación, el lugar era idílico, de ensueño, todo estaba perfectamente decorado. Se notaba que Camus había elegido bien el lugar, tenía un gusto excelente. Una vez en la recepción, les tomaron los datos y fueron acompañados por el botones a su habitación.

Cuando se encontraron en su interior, Camus respiró un poco aliviado, todo parecía que estaba mejorando un poco, salvo por la lluvia, empezaba a ver que se había pasado con Milo, que lo había estrujado demasiado, en casa, en el aeropuerto. Era hora de disculparse.

Espero a que Milo hubiera acomodado todas sus cosas, así tuvo tiempo para pensar, pensar en como se disculparía por lo bruto que había sido, por lo mal que lo habia tratado, por el desprecio que le habia hecho en el taxi. Sí, Camus era consciente de todo eso. Puede que los nervios lo hubieran traicionado, pero eso no valía, había sido más frío que el hielo y eso no se lo podía perdonar, se había propuesto a si mismo ser más calido, por su bien y por el de Milo. Al fin se atrevió a hablar...

-          Milo, lo siento, me he comportado como un energúmeno - dijo - No debí tratarte tan mal. Soy un completo estupido.

Milo ni lo miraba, solo se limitaba a escucharle dándole la espalda, en el fondo a él tampoco le gustaba estar así, se supone que era un fin de semana romántico, todo tenia que ser perfecto, iban a casarse.

Un ruido les interrumpió... RING, RING, RING...

El teléfono de la habitación empezó a sonar con fuerza, parecía impaciente por que lo atendieran, Camus descolgó...

-          Sí ¿diga?

El francés escuchaba atentamente, su cara torno pálida, más de lo que ya estaba, en sus ojos se empezó a ver mucha tristeza hasta que al fin colgó el auricular.

La cara de Camus era un poema, el muchacho cayó de rodillas al suelo y rompió a llorar. Milo corrió hacia él e intento averiguar lo que pasaba.

 

-          Camus mi vida ¿que ocurre, que ha sucedido?

Milo estaba tan asombrado, no recordaba haber visto llorar a Camus nunca, así que algo grave debía estar pasando y lo tenía que averiguar.

-          Quien era Camus ¿es que no me vas a contar? - Le dijo - Es algo grave sin duda, desde que te conozco, nunca te habia visto así.

Milo observaba a Camus con preocupación y decidió tragarse su orgullo. La escena que estaban viendo sus ojos era demasiado como para seguir dolido o enfadado por todo lo que habia pasado. Se arrodilló junto a Camus y lo abrazó, este hundió su cabeza en el pecho de milo y lo abrazó desconsolado consiguiendo sollozar unas pocas palabras...

-          Perdona - dijo - Las cosas no podrían estar saliendo peor. Era el juez de paz que tenía que casarnos, se han suspendido todas las ceremonias, hay un problema de seguridad en el edificio y han tenido que cerrarlo y posponer las celebraciones para otro día.

-          Camus, no te preocupes, todo se arreglara, buscaremos otro juez y ...

El muchacho no le dejó acabar.

-          Es imposible - le explicó - No hay más lugares donde realicen este tipo de matrimonios y hay mucha lista de espera, nos han cambiado la fecha y nos llamarán para decirnos el nuevo día...

Camus se veía tan lindo así, indefenso y desconsolado, sin saber que hacer Milo no lo pudo evitar y lo besó hasta dejarlo sin aliento.

-          No te preocupes, para mí con tu compañía es suficiente Copito, acabemos aquí el año y hagamos el amor como locos, comamos las uvas y terminemos el año genial el año, te amo y con tenerte a mi lado me basta.

Ambos caballeros se levantaron del suelo y Camus besó apasionadamente a su bichito.

 

-          Perdóname por lo de esta tarde me porte como un idiota.

Milo no lo dejó seguir y siguió besándole, luchando con su lenguas para después hacer el amor hasta el amanecer. Camus se quedó dormido por el "agotamiento" y por el cansancio, tanto psicológico, como "físico" (ese fue Milo) sufrido aquel día.

 Milo todavía no se dormía, se levantó con cuidado de no despertar a su amado durmiente y realizo una llamada, después se volvió a meter en la cama junto a Camus para lentamente quedarse dormido.

 

Los chicos se despertaron un poco tarde, y Milo sonriendo entusiasmado obligo a Copito a ponerse algo un poco elegante.

-          Vamos Camus, arréglate que vas a enseñarme tú ciudad, quiero ver la Torre Eiffel, El Carrusel, Los Campos Eliseos, todo, venga, vamos!

Camus lo miró extrañado, si que estaba animado. Caray, que capacidad de recuperación tenía el bichito.

Lo primero que hicieron después de desayunar, fue tomar el metro rumbo al Museo del Louvre, Camus quería enseñarle a Milo la Pirámide de Cristal, también, mostrarle el Jardín del Carrusel que estaba cercano mientras fuera de día, al haberse levantado tarde, debían correr un poco más, ya que en algunas zonas de Europa a las seis de la tarde ya es de noche en invierno.

Después de haber visto el hermoso jardín, pasearon tomándose del brazo y riendo de las cosas que habían vivido, observando los bellos Campos Eliseos y dejando al fondo El Arco del Triunfo.

Ya empezaba a oscurecer cuando Milo sugirió que tomaran el "Bato bus" (barquito que recorre el Sena) para ir a visitar la Torre Eiffel que esta preciosa iluminada. Subiditos al barco, los amantes, se prodigaban susurros, caricias y besos, sin importarles en absoluto la presencia de la gente que los observaba, algunos con asombro y otros con total respeto, al fin y al cabo, el amor es amor, sea como sea.

Milo observaba maravillado todo el esplendor de París y Camus lo veía encantado, feliz de que estuviera tan contento y de que le agradaran las vistas.

-          Oh! Mira Camus! - dijo entusiasmado -  Ya se ve la torre, es preciosa.

-          " Oui, comme vous, mon coeur doux" (Sí, como tú, mi dulce amor).

Milo no resistió oír estas palabra en francés, no entendió ni un ápice de que le había dicho, pero sonaba tan romántico, que no pudo resistir la tentación de tirarse arriba del copito para besarlo apasionadamente.

Bajaron del barquito y tomaron el camino hacia la torre con Milo tratando de averiguar lo que Camus le habia dicho. Ambos llegaron riéndose a la entrada la cual Milo rigurosamente abonó y subieron al ascensor.

Ya desde el primer piso, se podía ver todo el esplendor de París, (la Torre Eiffel tiene tres pisos dónde pararse a mirar) admiraron toda esa belleza y volvieron al elevador que los llevo hasta el segundo piso donde se ubicaba el restaurante que permanecía misteriosamente cerrado.

Un "gendarme" no los dejó entrar por lo que continuaron hasta el piso más alto de la torre, el mirador desde el cual Camus, le había comentado que se podía apreciar la más hermosa de las vistas.

Cuando llegaron...

-          Que raro - dijo Camus - No hay nadie, y todo esta oscuro. Tampoco es tan tarde - Acotó, observando su reloj.

 

SORPRESA!!!

 

Camus dio tal brinco que casi se pega un cabezazo contra el techo. Milo, soltó una sonrisa que copito no alcanzó a ver y preguntó sorprendido al tiempo que se hacia la luz y vio todas las caras de aquellas voces que le resultabas algo conocidas.

-          Que hacen todos aquí? Como y cuando llegaron?

El francés no podía hablar de la gran cantidad de emociones que sentía, trataba de hablar y entender, pero estaba muy emocionado.

 

-          Verás Camus - habló Saori - Alguien que te quiere mucho nos ha explicado todo lo que os ha pasado ayer y nos pusimos de acuerdo. Yo conozco a un notario, ya sabes tengo contactos (Athena al rescate!!!), mandé cerrar la torre, y agarramos un avión para casaros.

 

Ring, Ring...

Sonaba un teléfono a altas horas de la noche en Atenas.

-          Diga, Saori Kiddo al habla.

-          Saori, aquí Milo, tienes que ayudarnos, por favor, todo nos esta saliendo mal, se nos va a ir todo al cuerno, Camus esta destrozado y no soporto verlo así. Que puedo hacer?

-          Milo tranquilo, cuéntame y vemos que se puede hacer.

Milo le explicó con pelos y señales todo lo que había pasado y Saori lo tranquilizó, le dijo que no se preocupara que ella se encargaría de arreglarlo.

Juntos acordaron un plan, le dijo al espartano que se entretuvieran todo el día por París y que al anochecer a eso de las siete estuvieran en la torre, que les esperarían todos allí, si no les importaba que les gustaría estar presentes a todos (esta Athena),Saori llevaría un notario amigo suyo y el mismo los casaría.

Milo estuvo completamente de acuerdo, así la sorpresa sería mayor y una vez estuvo todo arreglado le dio las gracias una y mil veces y todo quedó acordado.

-          Así que todo esto fue cosa tuya? - Insinuó Camus.

Milo se sonrojó, no sabía que decir, todos sus compañeros estaban allí, su diosa, sus amigos del alma, no sabía lo que Camus sería capaz de hacer (todos conocemos el carácter del caballero). Se estaba encaminando hacia el de una forma y con un gesto en la cara hasta ahora desconocido para él.

Cuando se encontró frente a Milo, lo estrechó entre sus fuertes brazos para después besarlo hasta quedar sin aliento y seguidamente susurrarle al oido...

-          No se como agradecerte lo que has hecho, solo puedo decirte, te quiero.

Milo se agarró a su cuello y volvió a besarle ante el aplauso y vitoreo de todos sus invitados.

-          Wiiiiii, vivan los novios! - Todos gritaban y silbaban.

Saori, puso un poquito de orden (ella también estaba gritando como loca) y pidió educadamente a todos que se sentaran para que la ceremonia pudiera comenzar.

Saga y ella misma fueron los testigos, la ceremonia fue preciosa, muy romántica, con palabras muy bonitas vertidas por parte de sus amigos de toda clase, bromas (ese Seiya) bonitas y divertidas. Cuando el notario empezó la típica ceremonia nupcial, solo que un poquito más seria, ya que al ser civil, pues bueno, no hay tanto palabreo. Luego llego la frasecita de rigor, seguidos de los si quiero y por supuesto el esperado primer beso de casados seguido de los aplausos.

Después todos felicitaron a los recién casados y pasaron a la planta inferior para disponerse a cenar.

-          Claro mi Bichi-Esposo, por eso estaba la planta cerrada - dijo - No se como voy a darle las gracias a Saori por esto, para ti, ya tengo algo pensado.

Cuando toda la fiesta haya acabado,

Yo a la cama te habré llevado.

Toda tu ropa haré pedazos,

Y no escaparas de mis brazos.

Tu cuerpo de caricias llenaré,

Y el amor sin fin, toda la noche te haré.

Para cuando Camus hubo terminado de decirle todo esto, el Bichito estaba colorado como un tomate de la vergüenza, más alto no pudo decírselo pues todos lo habían oido y estaban riéndose por la situación tan divertida. Pero sonaba tan bien, tan rico, cuando llegaran al hotel pensaba hacerle cumplir su promesa.

Susurrándole...

-          Te lo voy a recordar después - dijo - Pobre de ti que no lo cumplas.

 Ambos muchachos se besaron y luego de separarse se sonrieron pícaramente, advirtiéndose mutuamente lo que después se iban a hacer.

Todos cenaron y charlaron animadamente (Saori, lo habia preparado todo muy bien), después bailaron, todos campaban a sus anchas por el lugar.

Hyoga tenía al buenecito de Shun encerrado en un baño haciéndole disfrutar de los placeres del sexo, Mask había "secuestrado" voluntariamente a Dita y se lo había llevado al piso de arriba a saber para que cosa (Seee), y bueno el resto, imagínense, se divertían de lo lindo cuando ya se hizo muy tarde y el bueno de Saga (Mi Dios De La Cordura *Babas*) puso a cada uno en su lugar y dio por terminada la fiesta, después de todo ya eran mas de las cuatro de la madrugada pasadas y con la amabilidad de la gerencia al cederles la torre para toda la celebración no podían mas que ser gente como dios manda e irse a una hora decente para que por la mañana todo aquello estuviera en orden para poder abrir la torre al público.

Caballeros, diosa y recién casados se fueron para el hotel a terminar de disfrutar la noche, no sin antes despedirse y darse las buenas noches.

Camus y Milo fueron los últimos en subir a su habitación, cuando llegaron a ella, Milo se puso a abrir la puerta cuando Camus lo sorprendió alzándolo en sus brazos y atravesando el umbral del dormitorio cumpliendo con la tradición.

En un momento se encontraron besándose en dirección a la cama, Camus inició el juego, cosa que al bichito no le importó, le encantaban las caricias que le propiciaba su cubito, los lengüetazos, los besos, los chupetones y mordisquitos tiernos y apasionados que hacían que su piel experimentara todo tipo de sensaciones, frío, calor... Se tensaba solo con sentir el tacto del roce de sus dedos, cuando sintió que Camus le rasgaba cada prenda que cubría cada parte de su cuerpo hasta dejarlo completamente desnudo.

Quiso incorporarse para desnudarle a él pero no le dejó, en parte por que ya lo estaba (Cuando lo hizo? nu se ^^) y también por que no se lo permitió. Empezó a besar su bajo vientre, haciéndole sentir tanto placer que no podía dejar de jadear, de su boca salían ruidos incomprensibles solo se podía apreciar el nombre de su amado y su respiración entrecortada hasta que sintió que Camus introducía su hinchado pene en su boca haciendo que soltara un gemido que se oyó por toda la habitación.

Milo agarraba los mechones azulados de Camus acariciando su cabeza sintiendo como su boca le daba placer tanto que no tardaría en terminar cosa que hizo saber a su ahora marido (que bien suena eso) que no lo hizo esperar más y succionó aquel endurecido miembro hasta que se derramó en su boca, pudiendo saborear la esencia de Milo el cual se incorporó con algo de dificultad para buscar la cara de su amado y besarlo con dulzura.

Se abrazaron cariñosamente, Camus pensó en esperar un poquito a que Milo se recuperara pero este pasó a la acción (y un huevo esperar, leña al mono que es de goma ^_^). Quería que Camus cumpliera su promesa al pie de la letra. El bichito empezó a besar el perfecto cuerpo desnudo de Camus desde la punta de los pies y subiendo por el interior de los muslos hasta llegar a sus testículos y ponerlo así a cien.

 

Camus sentía que iba a romper las sabanas de lo fuerte que las estaba agarrando, no se contuvo y volteo a Milo dejándolo con la espalda pegada a la cama para situarse entre sus piernas y empezar a penetrarle suavemente.

Mantenía la pierna izquierda de Milo sobre su hombro mientras se abría paso hacia su interior, se inclinó para besarle penetrándolo así por completo, haciendo que este se estremeciera y se arqueara de dolor.

El miembro de Camus quedó prisionero dentro del interior de Milo que trataba de recuperarse de aquella embestida.

Permanecieron totalmente abrazados y Camus no dejo de acariciarle hasta que noto que el escorpión volvía a estar relajado gracias a sus caricias. Empezó nuevamente a moverse, esta vez con mucho cuidado, regalándole besos y palabras que el nunca entendió pero que surtían su efecto, para después aumentar ritmo frenéticamente sin olvidarse del miembro de Milo que volvía a estar despierto y necesitado de atención.

Camus, dejó por un instante de moverse, para abrazar a Milo y sin salir de su interior lo llevó hacia él para que se sentara en sus rodillas y se abrazara e su cuerpo y sentir más así su penetración...

-          No te preocupes - Le susurró al oído - Nunca te dejaría caer.

Ante esto, Milo, se abrazó fuerte a su Cubito de fuego y quedaron perfectamente acoplados para empezar a moverse simultáneamente hasta llegar juntos al éxtasis quedando agotados por completo.

Permanecieron así, abrazados por un rato, besándose, acurrucando sus cabezas en sus cuellos hasta que les venció el sueño y cayeron dormidos abrazados uno al lado del otro.

Por la mañana, un ruido de sirena de barco los despertó estrepitosamente. El gracioso de Seiya y el resto de jóvenes se habían colado en el cuarto para gastarles una broma.

Cuando Camus se repuso del susto, los chicos ya salían despavoridos por la puerta y para cuando él llego al pasillo los demás dorados que también participaban de la broma estaban riendo de la broma como posesos allí mismo.

Milo, estaba aturdido en la cama, ataviado con la sabana, y Camus solo se pudo poner el bóxer antes de congelarlos a todos para agradecerles tan linda forma de despertarle por la mañana.

El bichito se acercó hasta su amado esposo y tirando de la gomita del bóxer hacia el interior de la habitación le dijo...

-          Le diste su merecido a los malvados. ^_^

Se rió como un descosido antes de que Camus lo atrapara y le quitase la sabana que lo cubría, dejándolo desnudo por completo, para después besarle y hacerle el amor en el suelo...

 

 

- Fin -

 

Pequeña aclaración: Al resto de sus compañeros los descongeló al ratito, después de que quedaron escarmentados.


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