Entre Flores Azules y Amarillas
Cada tarde después del entrenamiento con Kurenai, Hinata pasaba por la Florería Yamanaka para admirar las flores de las vitrinas. Ella era una fanática de las flores y siempre había encontrado admirable el cuidado que aquella familia le daba a las distintas plantas, porque veía en la forma en que regaban las flores, en como las podaban y en como las envolvían cuidadosamente para entregarlas que no era solo una forma de ganar dinero, sino que de las amaban tanto como ella. Y eso realmente le fascinaba, casi tanto como le fascinaba ver a Naruto escondida detrás de una pared.
— ¿Otra vez por aquí, Hinata?
Soltó un pequeño alarido de sorpresa al verse descubierta, rápidamente echó un vistazo a su lado para descubrir como Ino le mirada divertida y con una encantadora sonrisa en los labios. Se disculpo automáticamente y desvió la mirada antes de comenzar a jugar frenéticamente con sus dedos.
Ino se rió.
—No tiene nada de malo, se nota que te gustan mucho las flores.
Por un instante levanto la vista y encontró sus ojos blancos con los azules de ella. Esbozo una pequeña sonrisa, aún con la disculpa bailando en sus labios.
—Venga, ¿Te parece si ves las flores desde adentro? —Ofreció tomando la mano de Hinata con suavidad. Rio levemente al ver como la chica se sonrojaba—. De seguro puedes ayudarme con las nuevas rosas que trajo mamá.
— ¿Enserio? —Pregunto torpemente mientras entraban, Ino asintió sin borrar su sonrisa; su sonrojo aumento levemente—. Me encantaría.
Adentro, se maravillo, si afuera las flores eran hermosas todas juntas. En el interior era como estar en el paraíso, colores brillantes por todas partes, el intento aroma de miles de flores mezclado en una fragancia realmente deliciosa…Por un instante olvido que estaba con Ino y se dejo llevar por las embriagantes emociones de estar allí parada. Su sueño era entrar a la florería y disfrutar de todo.
Mientras Hinata miraba las flores, Ino la dejo y fue a la parte trasera para buscar las rosas amarillas y azules (según su madre, las flores más exóticas que había sido capaz de traer) y colocarlas con la ayuda de la joven Hyuuga.
—No entiendo porque nunca antes habías entrado —comento al rato mientras ambas se sentaban en una pequeña mesa donde hacían los arreglos.
—Me daba vergüenza entrar solo p-para ver las flores —admitió en voz baja rozando torpemente el papel de envolver y tirándolo al suelo. Un violento sonrojo le cubrió el rostro—. ¡P-Perdón!
—No tiene nada de malo, si te gustas estás en tu derecho de venir a verlas. No es necesario comprar nada —dijo mientras se agachaba para recoger el papel.
Hinata sonrió con dulzura mientras tomaba el papel que Ino le tendía.
—Y realmente me gusta que me hagan compañía, especialmente tú —agrego la chica antes de soltar una carcajada. Hinata se había puesto pálida antes de enrojecer hasta las orejas—. Me gusta ver cómo te sonrojas. Te ves encantadora.
Intentando concentrarse en envolver un paquete nuevo de esas hermosas flores, Hinata admitió que era bastante placentero estar allí. Trabajo toda la tarde con una sonrisa al pensando que era la primera vez que le gustaba a alguien por su sonrojo excesivo. Cada vez que pensaban en las palabras de la rubia, su corazón latía con fuerza y pensaba que quizás sonrojarse para Ino no era tan malo.
—Gracias —dijo al final del día tendiéndole uno de los primeros ramos de flores que había hecho.
El ramo tenía en su centro dos flores amarillas y azules.
Ino sonrió y le beso la mejilla en agradecimiento. Hinata nuevamente se sonrojo, pero esta vez, sonrió.
Fin.