Hace años que estoy aquí.
Los fríos barrotes de la celda que me retiene delatan mi pecado.
El cruel asesinato que cometí una fría noche de mayo.
Sus manos, frías y ya sin movimiento habían cesado los vanos intentos por defenderse. Ahora acariciaban apaciblemente su rojo y aterciopelado vestido.
Su labial rojo escarlata corrido aún tenia la esencia de aquel que la beso lejos de mi vista.
Su perfume embriagaba mis sentidos, así como la furia de saber que no fui el único en sentirla.
El miedo me paralizaba.
Mi corbata fuertemente anudada a su cuello apretaba su vida hasta no poder mas, formando pliegues y marcas sobre su blanca y lozana piel.
Y sus largos, ondulados y castaños cabellos caían desordenadamente sobre su pecho (en el cual ya no latía su frágil corazón.) no como en tiempos mejores…
Entonces, presa del pánico huí.
Corría a todo lo que me daba el alma, escuchando desde ya los despavoridos gritos que daba la empleada del hotel a mis espaldas. Cada vez se apagaban más conforme yo avanzaba.
El frío y mojado pavimento denotaba que la lluvia acababa de cesar; ahora cada movimiento que produjese en mi amedrentado huir amenazaba con hacerme resbalar y caer en los charcos que mostraban un claro reflejo de las manos que cometiesen tan brutal acto como el de quitar una vida.
Me detuve a las afueras de un bosque.
El lugar perfecto para esconderse una temporada más o menos larga.
corrí por los pastizales a todo lo que me daban las piernas,
Mi acelerado corazón amenazaba con reventar de un momento a otro si no me detenía, así que, apoyado en la protección de un tronco de árbol me dispuse a pausar mi huida.
Justo entonces escuche un cantar.
El mismo que hasta los días de hoy me sigue día y noche, me ataca, me persigue, me atormenta…me vuelve loco…recordándome día a día, noche a noche, el pecado del cual me estoy purgando en esta celda.
Oí, como aun lo hago ahora, aquella hermosa melodía. Melancólica y solitaria recorría el bosque con un timbre que cautivaba…
Era la melodiosa voz de la inocencia misma encajada en el cuerpo de un joven chico, que con su negro traje veston y sus rojos y lisos cabellos que mecían al son de su pausado caminar, convertía aquel paisaje frondoso en un páramo que parecía sacado de un poster de fanatica.
Aquella majestuosa criatura, que con su presencia iluminaba todo se giro repentinamente a verme, a consecuencia de un torpe movimiento mío hacer crujir una rama a mis pies.
Oh no, ¡ahora me había visto! ¡Me delataría!
Sus claros ojos me interrogaban con la mirada mientras lentamente se acercaba y con su pulcra voz confirmaba lo que yo no quería oír. “¿hiciste algo malo? Te vez preocupado…”
El solo ver su elegancia al hablar, su compasión de tan pecaminosa criatura como yo lo era, el coraje al tener lo necesario para hablarle a alguien de aspecto peligroso y encima desconocido…todo ello y mas me dejo…totalmente prendado a ell. Solo quise oír aquella perfecta voz otra vez...por alguna razon me era familiar...
“la gente que hace cosas malas debe enmendarlas. O jamás descansara en el cielo con dios…” yo jamás creí en eso de los dioses…pero algo en su tierna cara me hizo ver que hablaba totalmente enserio…desde entonces pongo en duda la existencia de un ser superior…tan firme se encontraba el…que sencillamente hoy no se que creer.
comenzaron a oírse los ladridos de los perros policiales, acercándose cada vez mas…no podría seguir mucho tiempo con el. Entonces recordé la posición en que me encontraba. Así como que me había enamorado de alguien de quien ni siquiera yo sabía el nombre.
“cual…” dije apenas en un balbuceo, los nervios comenzaban a afectarme denuevo.
“… ¡¿Cuál es tu nombre?!” grite reaccionando por fin y creo que lo asusté. “ruki..."dijo en un susurro apenas audible entre los ladridos de los sabuesos. ruki. mi compañero, mi amigo..no lo habia reconocido....ni el a mi...dos desconocidos en medio del frondoso bosque y la proteccion de la noche. Su nombre fue lo último que oí antes de reanudar mi frenética carrera por aquel bosque de mis pesadillas, presa del miedo y con la encantante canción aun rondando mi conciencia.
Ahora, atrapado en esta jaula como estoy, espero paciente mi libertad. El día en que, como tu dices este “enmendado mi pecado”, ruki, oh, ruki, dueño de la belleza divina.Limpiare honradamente mi nombre solo para verte a los ojos denuevo. Escuchare tu melodía todas las noches en sueños.
Veré tu fantasmagorica figura rondar con tus claros ojos esta inmunda celda.
Hasta el día en que pueda volver a oír tu cantar...