Toco suavemente las ropas que una vez cubrieron su estilizado cuerpo aspirando el aroma que se había impregnado en ellas, recordándolo.
Su voz, su risa, la suavidad de su piel, todos y cada uno de los momentos que había pasado a su lado repitiéndose constantemente dentro de su cabeza, torturándole.
¿Por qué se lo habían arrebatado?
La oscuridad en la que había estado sumergida su vida durante mucho tiempo volvía a cubrirle, esta vez con más intensidad sin darle una oportunidad, arrebatándole todas las esperanzas, evaporando sus ganas de vivir.
¿Qué caso tenia seguir en un mundo al que él ya no pertenecía?
Nada tenía sentido y solo aplazaba mas su muerte ahogándose en esa dulce agonía que le recordaba a cada segundo a esa persona amada.
Cada foto, cada regalo, uno a uno, cada recuerdo desgarrándole el alma, incrementando su desconsuelo, haciéndole sufrir, recordándole lo miserable que alguna vez fue y lo estupído que era alargar mas ese delicioso martirio.
JunSu ya no estaba vivo y no podía hacer nada, ya no seguía con él y el amor que una vez le profeso lo mataba lentamente.
Ya no quería seguir, no podía hacerlo.
¿Acaso nunca podría ser feliz completamente?
¿Siempre algo tenia que romper en mil pedazos la felicidad que con tanto esfuerzo había construido?
¿Por qué tenia que doler tanto el peso de su muerte?
Solo lograba ahogarse cada vez mas en su soledad, en las fotos que se tomaban juntos, en la habitación que compartían, en esa recamara llena de recuerdos.
En cualquier lugar siempre estaba presente una parte suya, no existía ninguno por mas impuro que fuese que no se lo recordara.
Ya no podría alcanzar esa luz que él poseía, ya no escucharía su voz, no tocaría sus labios, no podría estar mas a su lado.
Ni siquiera Jaejoong había podido disminuir el dolor que la partida del castaño había inflingido en su alma, no podía olvidarlo, no deseaba hacerlo.
JunSu se le había metido en la piel, en el cuerpo. Era su aire, su tan necesario oxigeno, la sangre que corría por sus venas.
Era su todo, significaba tanto.
Y aunque el tiempo hubiese pasado y un año se hubiese ido lenta, dolorosamente, aún le escuchaba.
Podía jurar que aquella voz un tanto infantil retumbaba en sus oídos, podía percibir aún en sus dedos ese cosquilleo que se desataba ante el mero contacto de su piel, lograba escuchar claramente como el otro le susurraba ensueños que le acompañase, que lo siguiera, que se atreviese a tocar las puertas de la muerte.
Chuniee Ven, Chuniee Ven... Te necesito.
Y era tan tentadora la propuesta.
Ven cariño te estoy esperando....
Y era tan seductor el brillo de su navaja.
Aquí estaremos por siempre juntos amor.
Y le producía una tremenda excitación, ver el carmín liquido resbalando por sus muñecas blanquecías
Ya nada nos va a separar...
Y juro sentir el tacto de esos gruesos labios, juro verle erguido frente a él.
Y sonrió gustoso sintiendo su cuerpo cansado, porque le iba a seguir, así ese pequeño angel le arrastrase hasta el mismo infierno.
Porque sin JunSu a su lado ya no había razón para seguir adelante, porque sin él simplemente ya no podría seguir.
Y cerró sus ojos encaminándose en ese oscuro sueño, marchándose sin decir adiós, apagando sus orbes, cerrándolas pero esta vez, para ya nunca más, volverlas a abrir.
Fin.
Sobre el titulo:
Sui Caedere viene del Latín que significa "matarse a uno mismo" que es el acto de quitarse la propia vida D: que si lo "traducimos" a una palabra simple en español, suicidio sería la que le calzaría perfecto *-*, así que sean imaginativas y piensen que eso significa suicidio ok no xD si hay alguien acá que sepa latín esta en todo su derecho de patearme *-* i corregirme.