Me desperté totalmente agitada y sudorosa. Volví a soñar de nuevo, otra vez en ese túnel sin fin y oscuro. Siempre me veía a mi cogida de la mano de Shion, me antigua amiga de hace 3 años… Como siempre ella me soltaba la mano y me empujaba lejos de ella, haciéndome daño, como siempre.
Me levanté para vestirme y dirigirme a la escuela, era mi último curso de la secundaria para empezar con el bachillerato, me tenía que tomar duro los estudios, aunque no me costaba aprobar las asignaturas.
Me dirigí al instituto para toparme en medio camino a mi mejor amiga, Ayumi Nagashi. Al verme sus ojos cafés oscuros brillaron y se acercó a mí muy sonriente.
-¡Buenos días Aina-chan! –Me saludó energéticamente, como cada día.
-Buenos días –Sonreí para caminar al instituto.
Hablábamos alegremente como siempre, hasta que llegamos a clase y nos sentamos a nuestros lugares. En las clases siempre nos sentábamos en parejas, por eso a mi lado estaba Ayumi, para seguir conversando alegremente, hasta que nuestra profesora de historia entró por la puerta para hacer que todos nos calláramos y sacáramos los libros.
Antes de empezar la clase, como cada clase, empezó a pasar lista. Todos estaban, hasta que nombró a…
-Shion Taika –No hubo respuesta.- ¿Shion? –Preguntó para sorpresa de todos, notar como la puerta se abría bruscamente.
Al abrir la puerta todos fijamos nuestros ojos para ver a la chica de 16 años de cabello melena negra y de ojos azules. Como siempre y todas las mañanas, Shion volvió a llegar tarde.
-¡L-Lo siento! –Se disculpó mientras corría a su lugar, que estaba dos mesas por delante de mí.
-No pasa nada… -Le dijo la profesora para seguir pasando lista y empezar con la clase.
Como me irritaba eso, nunca la reñían por su descortesía. Suspiré y apoyé mi cara sobre mi mano molesta por su comportamiento, debería ser más responsable. Había cambiado mucho durante estos 3 años… Lo único que mantenía era su aspecto frío y distante, pero con su gran amabilidad; cosa que hacía que la gente se metiera con ella y se aprovecharan.
Ella se sentaba con su mejor amigo, Yukio Mordalr, que era un chico de cabello corto marrón, al igual que sus ojos. Era un chico con lleno de energía, vamos, todo lo contrario a Shion; de momento se que tiene una novia de hace dos años… Creo que se llamaba Hikari… Pero bueno, tampoco me importaba su vida. De vez en cuando los miraba. Ambos se pasaban notitas y pasaban completamente de la clase ¡¿Cómo pueden jugar con los estudios?! ¡Los estudios guían tu vida! Como me irritaban… ¡Ojalá no se saquen el graduado por su comportamiento! Se que Yukio tiene mucha inteligencia, pero es un maldito vago y por eso siempre las suspendía todas, menos gimnasia, lo único donde destacaba… Y Shion, bueno… Se que se esfuerza en todo y nunca se rinde, aprobaba por los pelos, pero siempre le quedaba historia e inglés.
Estuve en todas las clases observándola, es cierto que en estos 3 años no he hablado con ella, ni siquiera me he acercado… Pero me acuerdo que ella siempre llevaba el cabello corto, por eso siempre la confundían con un muchacho… Pero este año se ha dejado crecer el pelo, sinceramente, le quedaba genial, sobretodo ese flequillo que caían rebeldemente por su cara. No sabía que tuviera un cabello tan precioso, era un color negro tan intenso, liso y fino; muchas veces la gente la envidiaba por eso, pero hay que pensar que cuando sus ojos están debajo del sol… Derriten a cualquiera…
¡¿Pero en que estoy pensando?! ¿Por qué la halago tanto si no la puedo ver ni en pintura? La adolescencia me está afectando… Pero que mucho… Las clases se acabaron y pudimos bajar al patio, y como no, Ayumi y yo nos dirigimos al fondo del todo y nos sentamos en el suelo disfrutando del sol que había. Era invierno, pero ese lugar era el único sitio donde había un rayo del sol.
-¡Que aburridas fueron las clases! –Se quejó mi amiga estirando los brazos.
-Tampoco fueron tan aburridas…
-Claro… -Me miró juguetona, cosa que no me gustaba.- Tu te las has pasado mirando a Shion ¡No me extraña que no te aburran! –Sentí como el rubor se subía a mis orejas, muriéndome de la vergüenza.
-¡No la miraba! –Logré decir escondiendo mi cara entre mis manos.
-Ya… -Miró al cielo para abrazarse, aunque hiciera sol aún hacía mucho frío.- ¿Por qué no vuelves a ser su amiga? Ella no es mala persona… ¡Sus motivos tendrá por haberte alejado de ella!
-No… -Susurré para mirarla seriamente.- Ella estuvo jugando con mi amistad… Y mis sentimientos… -Bajé la vista tristemente.- No quiero volver a pasarlo mal por su culpa…
Ella no me dijo nada, solo me miró fijamente para quedarse en silencio mientras veía el partido de fútbol que estaban haciendo. Era verdad… Ella se alejó de mí… Sin importarle mi estado… Cerré los ojos y empecé a recordar ese maldito momento.
En esa época yo tenía 12 años y ella 13, ya que repitió un curso de primaria por estar enferma durante todo el año. Ambas éramos muy buenas amigas y me sentía realmente feliz cuando estaba a su lado, sobretodo cuando me colgaba de su brazo y ella me sonreía cálidamente, me derretía por dentro, pero ya hacía tiempo que sus sonrisas eran tristes y me miraba melancólicamente. Siempre me he preocupado por su mirada, quería volver a ver esa sonrisa que era mi luz, así que decidí acercarme a ella y uní valor para preguntarle.
-¿Te ocurre algo Shion-chan? –Le pregunté preocupada mientras la miraba tristemente.
-Nada… -Se levantó para alejarse de mí.
Al alejarse de mí de esa manera, hizo romper mi corazón, pero quería saber que le pasaba así que corrí y le cogí de la mano para girarla y hacer que me mirara a los ojos; después de todo era más bajita que yo aunque de edad fuera al contrario.
-No me lo escondas
-¿El que te tengo que esconder? –Me preguntó mientras me desviaba la mirada haciendo que su flequillo tapara completamente sus ojos.
-Te pasa algo y lo sé… -Puse mis manos en sus hombros.- Dime que te pasa… Por favor… -Le supliqué.
No recibí respuesta, solo pude ver como se mordía el labio inferior.
-¡Shion-chan!
Me apartó las manos bruscamente para dar un paso hacia atrás y me miraba asesinamente.
-¡Aléjate de mí! –Me dio la espalda.- Esto se acabó… -Me susurró para irse.
Al decirme eso no pude evitar dejar caer unas pequeñas lágrimas, había roto mi corazón y nuestra amistad. Desde ese día empecé a odiarla por su indiferencia.
Abrí mis ojos al escuchar el timbre, el patio se había acabado y tocaba las dos últimas horas para acabar el día, aunque aún faltaban las dos horas de la tarde.
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