-El joven por fin logro llegar hasta donde se encontraba el laberinto, mas al llegar a una pequeña fuente pudo divisar a un extraño ser que se encontraba orinando en esta- (uff este pequeñisimo parrafo fue difícil… no encontraba las palabras adecuadas, entenderan porque… nnU disculpen si suena muy burdo)
amm… disculpe –exclamo un poco inseguro- -El sujeto al escuchar que le hablaban dejo su tarea rapidamente y cerro su pantalón-
¡oh lo lamento!–exclamo algo apenado.
Este se volteo y el pelirrojo pudo verlo mejor, a simple vista parecia un humano cualquiera, era de cabello naranja mas o menos largo, sus ojos eran verdes agua y su piel era blanca, mas sin embargo era muy bajo de estatura y su vestimenta algo extraña. Era un enano (sii un enano guapo… uff ojala fuesen asi… *o* hahahaha xD)
Ah, eras tu… -dijo el ser y se volteo para recoger del suelo lo que parecia ser un insecticida.
Disculpe pero… tengo que atravesar este laberinto, ¿me podría ayudar? –preguntó el pelirrojo, mas en eso logra divisar como por toda esa área habían pequeñas hadas revoloteando- hay que hermosas… -exclamó ante tal visión
¡Cincuenta y siete! -Exclamó el pelinaranja al tiempo que le echaba el liquido al hada y esta caía al suelo.
¡Ah!... ¿Cómo pudo? –le regaña el pelirrojo al tiempo que recogía a la pequeña criatura del suelo y la sostenía en sus manos – pobrecita…. Es un monstruo –sentenció este mas en eso sueltó a la criatura estrepitosamente, al tiempo que soltaba un pequeño gritillo-
ahh! Me mordio… -dijo muy asombrado
¿Qué esperabas? – le pregunto el enano seriamente
Creí que eran buenas como… las que conceden deseos –confeso algo extrañado
Eso demuestra que no sabes nada –sentencio el enano al tiempo que continuaba con su cacería de hadas.
–cincuenta y ocho.
Es horrible- soltó el pelirrojo al tiempo que examinaba la pequeña mordedura de su dedo-
No, no lo soy, me llamo Brooklyn –le respondio el enano – ¿y tu quien eres? –por fin preguntó
Yo soy Yuriy-
Eso pense… -termino el enano al tiempo que se daba la vuelta y continuaba con su camino –
cincuenta y nueve-
Y a todo esto, ¿sabes donde queda la puerta del laberinto? –le pregunto el ojiazul al tiempo que lo seguía.
Umm… tal vez –
¿Pues donde esta?- preguntó el joven.
¡Sesenta!... Dije, ¿Dónde está?- volvió a preguntar ya algo molesto
¿Donde esta qué? –
¡La puerta!- exclamo ya molesto
¿Que puerta?- preguntó el enano arremedando el tono de voz de berrinche que había usado el ojiazul.
Ash! ¡Es inútil preguntarte nada! – soltó ya fastidiado
No si preguntas lo correcto – sentencio el enano
¿Cómo puedo entrar al laberinto? –pregunto por fin el ojiazul
¡Aaah! Eso esta mucho mejor- le declaro el enano-
puedes entrar por… ahí- finalizo al tiempo que señalaba a una pared del laberinto y en esta se abrían dos puertas dando paso al interior del laberinto.
Oye… ¿piensas intentarlo de verdad? –pregunto curioso el enano
Si… -declaro el joven- tengo que hacerlo. –finalizo al tiempo que caminaba al interior del laberinto.
Ya adentro el joven se puso a examinar el interior del laberinto, estaba lleno de plantas, musgo y ramas de árboles, y era sumamente lúgubre, miraras a cualquier dirección todo se veía igual.
¿Sencillo no? -pregunto el enano, mas el joven al escucharlo dio un salto ya que no se había dado cuenta a que hora el enano había entrado al laberinto.
Jajaja – comenzó a reírse el pelinaranja – ¿ahora a donde iras? ¿a la derecha… o a la izquierda? –dijo al mismo tiempo que señalaba cada lado del laberinto.
El joven volteo a ver cada lado –
se ven igual… -respondió algo aflijido.
Pues no llegarás muy lejos… -
¿Tu para donde irías? - le pregunto el pelirrojo al enano
¿Yo?, no iria a ningún lado – le contesto el enano
Ash! Si vas a ayudarme asi, mejor no lo hagas – le respondio algo molesto el pelirrojo.
¿Sabes cual es tu problema?... que tu das muchas cosas por hecho, ja! Mira este laberinto; aunque llegaras al centro nunca podrías salir de ahí –sentencio el enano.
Esa es tú opinión – le recalco el pelirrojo
Pues es mejor que la tuya – dijo el pelinaranja al tiempo que comenzaba a salir del laberinto.
Gracias por nada Brooklan – exclamo el muchacho al enano al tiempo que le daba la espalda y comenzaba a caminar hacia la derecha.
¡Aaaah! ¡Soy Brooklyn! ¡Y no digas que no te lo advertí! – sentencio el enano
-este salio del laberinto y las puertas se cerraron tras el- Que muchacho tan testarudo; fue lo ultimo que se pudo alcanzar a escuchar.
El pelirrojo miro hacia donde antes habían estado las puertas mas ya no estaban. Tras ver eso el pelirrojo continúo caminando hacia la derecha. Este esquivaba las ramas y troncos que habían por todo el camino y se empezó a desesperar porque por más que caminara parecía que el laberinto no tenia fin.
¡Ahh! ¿Que clase de laberinto es este? – soltó ya muy exasperado.- ¡no tiene curvas ni esquinas ni nada! Es un sendero recto. – finalizo al tiempo que apoyaba su espalda en la pared. –
Tal vez si las tenga… tal vez estoy dando las cosas por hecho –dijo reflexionando las palabras que le había dicho el enano.
Este comenzó a correr a través del laberinto con la esperanza de encontrar alguna curva o entrada, mas no había nada. Este se detuvo y comenzó a golpear las paredes muy angustiado por ello. Cansado de golpear las paredes se dejo caer al suelo apoyando su espalda en la pared, mas en eso escucho algo.
Aló – le dijo una voz.
Este volteo a su derecha y pudo ver una pequeña oruga de color azul con una bufanda roja atada a su cuello, este no creyendo posible que la oruga le haya hablado simplemente volvió a girar su rostro al frente, pero la duda lo mato y volvió a voltear.
¿Dijiste hola? – pregunto muy asombrado a la oruga
No, dije aló; pero se parecen –finalizo la oruga
Eres una oruga – dijo el joven muy asombrado
Soy una oruga, si. – dijo esta
Dime… ¿sabes el camino para atravesar este laberinto? – le pregunto el pelirrojo
¿Quién? ¿Yo?, no, solo soy una oruga –confesó esta.
Ah… -exclamo el muchacho algo decepcionado
Ven adentro a conocer a mi esposa – le ofrecio la oruga
Amm.. no gracias, porque… tengo que resolver este laberinto, pero no hay curvas ni aberturas ni nada! ¡Solo es recto! – dijo el pelirrojo algo exasperado
Pues no has visto bien, porque esta lleno de entradas, solo que no te has fijado. – le confeso la oruga
¿Y dónde están? – pregunto el ojiazul
Ahí hay una, justo enfrente de ti – Yuriy no creyendo en las palabras de la oruga volteo muy asombrado para ver al frente mas no habia nada.
No hay nada – dijo el ojiazul al tiempo que examinaba la pared
Pues ven adentro a tomar un poco de té-
Pero… no hay por donde ir… - dijo el joven al tiempo que se paraba y caminaba hacia en frente
Jujujujuju, claro que si! Trata de atravesar la pared y sabras a que me refiero- le dijo la oruga.
¿Que?- dijo Yuriy muy asombrado al tiempo que se giraba y miraba a la oruga no creyendo lo que acababa de decir.
Hazlo, inténtalo – le alentó la oruga
El joven volteo a ver a pared extrañado.
Es.. una pared, no hay por donde- dijo el joven al tiempo que miraba a la oruga
Las cosas aquí no son como parecen, asi que no tomes nada por hecho- sentencio la oruga.
Este camino hacia la pared con los brazos en alto por si chocaba, mas nunca sucedió.
¡Oye!… -exclamo muy asombrado –
aja… -dijo al tiempo que giraba a su izquierda y comenzaba a caminar.
¡Oye espera! –le grito la oruga haciendo que el ojoazul regresara
Gracias eso fue de mucha ayuda – confesó el pelirrojo al tiempo que volvía a caminar a su izquierda.
Pero no te vayas por ahí. –dijo la oruga
¿Perdon? – pregunto el joven muy extrañado
Dije que no te vayas por ahí, nunca te vayas por ahí –dijo la oruga muy alarmada.
Oh! Gracias – dijo el joven al tiempo que giraba a su derecha y se iba a paso veloz.
Hay… si se hubiera ido por ese camino hubiera salido directo al castillo – exclamo la oruga en tono de decepción, mas el muchacho ya se había ido y por eso no pudo escucharla.