Nos conocimos en un café, cosas del destino si así se podía llamar, tu lucias tan vivaz, tenias una gran fuerza de atracción, te sentaste a mi lado con una sonrisa en tu rostro y me saludaste con naturalidad, como si nos conociéramos de toda la vida y para ser dos completos extraños congeniamos como dos viejos amigos de la infancia.
Con el tiempo seguimos encontrándonos en el mismo lugar y a la misma hora, no es como si lo planeáramos, era simplemente que algo nos había llevado cada día a estar ahí, para poder platicar, al principio de trabajo, después de amistades y con el tiempo de nuestras vidas privadas, así transcurrimos casi seis meses
En alguna ocasión contaste que eras casado, pero que tu matrimonio no marchaba bien, que tu esposa había pedido el divorcio y tu no habías podido negárselo, porque simplemente ya no existía la llama de antes, que ahora vivías en un hotel y que veías a tus hijos cada fin de semana y que aun lloraban tu ausencia y te culpaban de la separación y que como siempre tu nunca lo negabas.
Tu te reías de mi cuando te decía que me encontraba sin prospecto de esposa a pesar de mi edad y después te ponías serio y me decías que la soledad no era buena para ningún ser humano, que endurecía el corazón y extinguía los sentimientos mas hermosos.
Nuestras platicas siguieron por un mes mas, hasta que empecé a notar que cada día estaba mas ansioso por verte que por seguir con mi vida normal, deje de asistir a la cafetería de siempre y quite de mi mente esas citas no planeadas para poder hablar, no estaba bien que yo me sintiera así, pero nunca pensé que tu te llegaras a preocupar por mi.
Grande fue mi sorpresa al verte parado frente a la puerta de mi departamento, con tu abrigo en un brazo, mientras con el otro te sostenías por en la pared para no caer de cansancio.
-¿Sabes que tan difícil es encontrar a alguien en esta ciudad y mas aun saber si sigue viva?-dijiste con humor, yo solo sonreí y te invite a pasar y solo eso basto para los dos, sin darnos cuenta nos empezamos enamorar hasta el punto en que ya necesitábamos del otro hasta para respirar.
Todo en un principio pareció un cuento de hadas, cada encuentro entre los dos, podía ser mágico, cada roce y cada beso, cada "Te amo" dicho con pasión tras el clímax después hacernos el amor
Pero incluso los cuentos de hadas tiene momentos de dramas y nosotros empezamos a vivirlos, primero entre nosotros, peleas que podían a llegar hasta los golpes, después tu familia al enterarse que tenias una relación conmigo, tus padres te riñeron y más tarde nos amenazaron, tu ex esposa amenazo con jamás dejarte ver a tus hijos otra vez, pero nada pareció detenerte a terminar con nuestra relación, y aunque tuvimos pocos momentos de calma parecía que el destino empezaba estar en nuestra contra otra vez y ahora las amenazas y las riñas llegaron de mi parte, llegado de amigos, familiares y compañeros de trabajo, pronto tuve que dejar mi empleo pues las amenazas se volvieron mas duras contra mi. Como consecuencia empezamos a pelar cada vez mas, nada parcia salvarnos esta vez.
Así que en nuestra ultima pelea te marchaste sin decir nada, no volviste hasta después de una semana y me di cuenta que algo mal había pasado...no tarde en averiguar la verdad, habías querido ahogar tu penas en un bar de mala muerte y tras eso aceptaste tener sexo con otro hombre, pero no había sido la traición la peor parte...jamás debimos de haber peleado esa noche.
Tus hijos ya mayores lloraron y me culparon, pero tu con la misma calma de siempre y esa sonrisa que todo parecía arreglar les decías que así era el destino y que esta vez no había culpables.
Decidimos dejar la ciudad y marcharnos al pueblo donde ahora vivían tus hijos junto con sus familias...
Era difícil, ver como la gente nos veía con recelo y después se alejaba murmurando sobre nuestra forma de amar, lo cierto es que era difícil ser el único que los escuchara, para ti solo era gente que nos admiraba por algo que ellos no podrían tener jamás...libertad.
Se torno aun más difícil, cuando lentamente tú te empezaste a marchitar, como tu energía empezaba a menguar hasta casi ser imposible para ti pararte o siquiera reír, se volvió tan difícil esta "libertad" incluso para ti.
¿Por qué no me dejas acompañarte?
-Sin ti me siento tan solo, sin ti no puedo mas, ¿por que no me dejas marcharme contigo?-me miraste durante unos segundos antes de negar con tu cabeza, no ibas a decirme mas, sabias que no era momento de pedir tales cosas si no de disfrutar cada momento que aun nos quedaba...
Pocos momento en verdad fueron, pronto el adiós llego para los dos, muchos vinieron a despedirte, dieron el pésame a tus hijos, mientras a mi me miraban con recelo, pero yo solo puede mirar tu féretro...tu habías alcanzado la libertad absoluta al final y me había abandonado en este mundo tan gris.
Cuando empecé a empacar para irme de la casa de tu hijo, tu hija me abrazo y me beso en la mejilla mientras me depositaba una carta en las manos.
-La dejo para ti...para nadie mas-susurro con amor y se retiro
Amor:
No es esto una despedida como piensas en este momento, yo aun vivo y se que me sientes como cuando caminabas a mi lado, no llores mi partida, porque esto es solo una pequeña aventura en la cual tarde o temprano me acompañaras...pero todo a su debido tiempo, no hay prisa en que me alcances, tengo que descansar un poco de ti hasta que podamos estar juntos hasta la eternidad, porque después no abra tiempo para librarme de ti.
No te pido que vivas, no seria correcto de mi parte, no ahora que sufres por mi culpa, pero tienes que entender que a ti aun te quedan cosas por hacer, yo mi plazo y mis planes ya los termine, así que cumple los tuyos, para que cuando me alcances no sientas que dejaste algo sin hacer y podamos disfrutar. Si en tu corazón aun esta el amar hazlo, si en tus sentimientos esta el gritar, grita, si en tus manos esta pintar, pinta, si en ti esta algo por hacer, hazlo y no permitas que la gente te quite la libertad...esa libertad que para mi ahora no existe hasta que vuelvas a estar mi lado, porque esa es la verdad, tu eras mi libertad y siempre serás mi libertad.
Llórame y ódiame si es lo que deseas, pero no olvides que yo aun estoy contigo, así que grita y háblame que yo en verdad te escuchare.
Te amo ahora, te amare mañana y siempre.