-¡Tom!-le grita su hermano lanzándole un cojín a la cara.
Están sentados en el backstage de la sala en donde han dado una pequeña actuación.
-¿Qué pasa?-le pregunta enfadado devolviéndole el cojín con todas sus fuerzas.
Un grito de dolor es ahogado tras ese cojín que impacta en la cara de Bill, quien se lo quita de la cara mientras con una mano se arregla el pelo.
-No hace falta que seas tan brusco-le riñe mirándole con odio en los ojos.
-Tú has empezado. ¿Para que me llamabas?
-Para nada, olvídalo-le dice levantándose del sofá.
Sale de la habitación mientras el resto del grupo se le queda mirando.
-Te estaba hablando y no le escuchabas-le explica Gustav.
-Estaba distraído-le confiesa la verdad.
Sale detrás de su hermano, lo mejor es que le pida perdón de la mejor manera que sabe hacerlo, con un gran beso en esos labios que lleva fruncidos.
Por el camino no puede apartar la imagen de esa chica que entre todo el público brillaba con luz propia. Ahora estaba con su hermano, de hecho ha estado con él toda su vida, pero hasta ahora no se habían dado cuenta de que ese amor que se profesaban iba más allá de un simple lazo de hermandad.
Con una mirada se dieron cuenta de que se querían pero con un beso descubrieron que se amaban. Y eso era lo que estaban haciendo mientras los demás no miraban, amarse en la clandestinidad que un simple rincón a oscuras le podía proporcionar.
Desde entonces no había vuelto a mirar a una chica, pero la de esa noche era especial. No sabía explicarlo, pero le estuvo mirando toda la actuación y esos ojos fijos en él eran como si le estuvieran hipnotizando. No podía apartar la vista de ellos mientras tocaba su guitarra sin confundirse, pues la podía tocar con los ojos cerrados.
Suspira pensando en que a lo mejor Bill se había fijado en que no le quitaba la vista de encima a la chica y por eso estaba molesto.
Se para ante la puerta del baño y llama despacio conteniendo la respiración.
-¡Ocupado!-grita Bill.
-Vamos, se que no estás haciendo nada-le contesta. “Solo
llorando”
Abre la puerta y se asoma sin mirarle a la cara. Tom
chasquea la lengua y empujándole le hace entrar otra vez y canda tras él. Una vez dentro pone la mano en su barbilla y le obliga a mirarle. Ve sus lágrimas bajando por sus mejillas y tomando su cara con ambas manos le limpia las lágrimas con sus besos.
Termina de hacerlo y se apodera de sus labios que tiemblan de la emoción, introduciendo su lengua para acariciarle el paladar hasta lograrle arrancar un suspiro de placer que en su boca resuena por todos los rincones.
-¿Mejor?-le pregunta saliendo de él.
-Siempre consigues consolarme-logra contestarle.
-¿Por qué te has enfadado? ¿Por qué no te hacía caso en
el sofá?
-Te estaba hablando y tú ni me contestabas ni me mirabas, estabas como dormido, con una expresión muy rara en tu cara que nunca antes había visto. ¿Te sientes mal?
-No, estoy muy bien-le dice abrazándole muy fuerte-Mejor ahora que te tengo en mis brazos.
Sus labios se abren para volver a sentir la pasión que hace un momento hizo acto de presencia, cuando unos fuertes golpes son dados en la puerta.
-Chicos, nos vamos en 5 minutos-les grita Georg.
Suspiran y se comienzan a separar, pero antes de que Bill abra la puerta, Tom le atrae de nuevo a sus labios y le da un profundo beso.
-¿Y esto a que ha venido?-le pregunta cuando consigue
dejar de jadear.
-No lo sé-le confiesa-De pronto he tenido la sensación de que no te iba a volver a ver nunca más, de que te ibas a ir de mi lado para siempre.
-Eso nunca ocurrirá. Me verás todos los días a tu lado, nunca te abandonaré. Estaré contigo el resto de mi vida.
Te lo prometo-le dice poniendo la mano en su corazón.
Tom le imita y pone la suya en su pecho.
-Prometo amarte eternamente-susurra.
-Hasta el fin de nuestros días.
Se miran a los ojos y tras un breve beso en los labios deciden salir del baño antes de que alguien se pregunte que hacen tanto tiempo allí encerrados.
Salen a la calle para reunirse con los demás, que ya están firmando autógrafos a las fans que están allí reunidas. Se separan y comienzan el ritual de sonreír y aceptar besos en las mejillas de todas esas chicas que suspiran por uno en los labios.
Tom termina de firmar un autógrafo cuando nota esos ojos fijos en su nuca. Es ella, lo sabe sin girara la cabeza. Se vuelve y la ve a lo lejos, está sola y no deja de sonreírle.
Camina hacia ella sin hacer caso a las demás que se encuentran por el camino. Llega a su lado y se para frente a ella. Se le queda mirando a los ojos sin poder apartar los suyos de ellos.
-Bésame-le ordena con una melodiosa voz.
Tom la coge por el cuello y la atrae a sus labios, comenzando a besarla con mucha pasión. No es consciente de lo que sucede alrededor, de los suspiros que entre el público femenino se han soltados, ni de un gemido ahogado que se ha muerto en los labios de su hermano.
Para él solo existe una única persona en todo el mundo, la que en esos momentos tiene entre sus brazos mientras la está besando.
Termina el beso y se separa de ella, a la espera de su siguiente orden
-Sígueme-le ordena esa voz cantarina.
La toma de la mano y camina tras ella. Le da igual a donde le quiera llevar, con tal de estar a su lado iría hasta el fin del mundo, caminaría sobre brasas ardiendo con tal de que nadie la apartara de su lado.
No mira hacia atrás, ya todo le da igual. No le importa que después de la actuación tuvieran una cita importante.
No le importa que el grupo dependa de él y les esté fallando.
No le importa que a su hermano el corazón se le haya parado.
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