Gaara:
Espero te encuentres bien. Realmente no te escribo con otro motivo que el de expresarte mis sentimientos. Yo se que posiblemente no esperes esto de mí, sobre todo por ser un chico que siempre se ha mostrado frio y distante hacia tu persona, por no mencionar arrogante y competitivo…
En fin… esto comenzó, como competitividad… si, dicho para fines prácticos. Disculpa la falta de romanticismo burdo, pero se que ni tu ni yo lo necesitamos, en vista que nuestro carácter no se presta al derrame incontenible de miel. Bueno, en fin… continúo. Como bien lo mencionaba, esta opresión en mi pecho y mi carácter obsesivo hacia vencerte nació el día que te vi por vez primera y conocí el alcance de tus poderes. No cabía en mi cabeza que hubiera personas más fuertes que yo… sobre todo cuando entrenaba día y noche para medirme contra todas esas personas que representaran un obstáculo para conseguir mi tan ansiada meta.
Durante las pruebas y el periodo de preparación del examen Chuunin, lo único que podía hacer era pensar en ti, derrotarte y demostrarme que era totalmente capaz de vencer a cualquier rival. Tu disculparás, pero es un pensamiento que nosotros los Uchiha tenemos muy arraigado. Luchaba día y noche para lograr competir contigo… pensaba en ti, en tus puntos débiles, en lo que debería hacer para vencerte de manera definitiva. Todo mi entrenamiento fue dedicado, expresamente a ti.
Con el paso de los días, mis pensamientos comenzaron a tranformarse… pensaba en esos fríos ojos azulados que posees, en lo peligrosamente pequeño que te veías al lado de tus hermanos. En el poder medirme contigo como tu rival, y vencerte en tu propio juego. Llegué a pensar en tus labios que casi no emiten palabras, y en los dulces besos que podrían ser arrebatados de tu boca…
A partir de ese momento, mi emoción por entrar en el campo de batalla contigo no era más que para saciar el mero deseo de tenerte a mi merced, o por lo menos ver tu estoicismo, tan semejante al mío, roto por un segundo.
Mis deseos por verte, así fuera solo para mostrarme vencedor, simplemente se transformaron en una necesidad cuando llegaste a mi campo de entrenamiento y dijiste que nuestros ojos eran parecidos… ¡Cuánta razón tenías! Eso era lo que más me intrigaba de tu persona. Esos ojos cargados de sufrimiento, de dolor y de deseo por la venganza… pero sobre todo, por ganas de aceptación y reconocimiento de parte de los otros.
En ese momento, con tan simple comentario, flechaste mi corazón. Claro… de eso me di cuenta tiempo después, cuando prácticamente creía que jamás te volvería a ver. Cuando comprendí que lo que más anhelaba era volver a ver tus bellos ojos… cuando el clamor de la pelea cesó y escapé de aquel lugar al que solía llamar “mi hogar”.
Fue verdaderamente extraño. No tenía casa, mis sueños no parecían acercarse por mucho que corriera detrás de ellos y la desdicha azotaba mi vida constantemente… sin embargo en lo único que pensaba era en ti. En que me debías una pelea y que debía volver a verte. Justo en ese tiempo conocí al verdadero Sasuke. Aquel que, en medio de una tempestad de pensamientos y desgracias no se dejaba llevar por el odio irracional ni por deseos de sangre… eso fue lo que provocó que me decidiera.
Como tu bien sabes, vine aquí, a Sunna pidiéndote… o mejor dicho exigiéndote que termináramos la pelea que teníamos pendiente desde hacía algunos años. En ese momento, tu ya eras e kazekage de la aldea. Te habías vuelto, inmensamente más maduro, más sereno y calmado… pero no por eso dejabas de sentir ese ímpetu de pelea, y más al tratarse de mí. Pero… habías crecido. Te habías vuelto el responsable de la vida de cientos de personas y eso había generado en ti un gran impacto en relación con el Gaara que yo conocí.
Por supuesto, me dijiste que no. Me dijiste que estaba loco y que me fuera a casa. Todavía me pregunto si tu sabrías que no vivía en Konoha hacía mucho tiempo…
Ante mi rotunda negativa de partir de Sunna sin antes tener un combate, me indicaste una habitación y me ordenaste instalarme, ya que no lo harías. Ya no podías pelear de manera irresponsable…
No confiabas en mi, eso me queda claro, y no te culpo por ello. Si hubiera estado en tu lugar, yo no hubiera tenido el buen corazón de invitarme a tu casa.
Los primeros días que estuve en Sunna, me empecinamiento por la batalla que me debías no me permitieron ver el motivo por el cual no lo hacías… ¡Vaya necedad la mía! No fue, sino hasta pasadas unas semanas que abrí los ojos a la realidad que gobernaba tu aldea. Había niños, ancianos y adultos que confiaban que tu los salvarías en caso de alguna eventualidad… no podías relajar tus defensas y mucho menos pelear y causarle un daño a todas esas personas.
Tan pronto lo comprendí… me fui. Hui en la oscuridad de la noche, misma que me había llevado a ti. Sé que no te di explicación alguna, pero sabía que no la necesitabas.
No tienes idea de lo difícil que fue el viaje de regreso. Cada dos pasos mis pies querían volver a Sunna. Querían volver a ti…
A estas alturas debes estar totalmente fuera de ti, con ojos desorbitados y con esa expresión de estoicismo rota. Al menos espero que sea así.
No espero que respondas a mis sentimientos, sólo quería hacértelos saber. Que sepas que mi pequeño corazón es tuyo y deseando que logres corresponder mis sentimientos. En caso que no fuera así, solo atesora lo que siente este ninja perdido… este vengador errante por la única criatura que compartió su soledad con él.
Bueno… mucha miel.
Como dije… espero que te encuentres de maravilla.
Sasuke
PD: Todavía me debes una pelea… o un beso (tómalo como una opción extra)