Nichrom se quedo de nuevo en silencio, viendo a Len reanudar su tarea de meter todo a la maleta.
-Len- susurró con la mirada en el suelo.- ¿Podrías darme una oportunidad?- preguntó muy bajito, con el corazón latiéndole rápidamente y con unas pequeñas gotas de sudor perlando su rostro.
-¿Para qué?-
-Quisiera demostrarte lo que siento, quiero enseñarte todo lo que puedo hacer por ti con tan sólo darme una oportunidad-
Len se sentó en el borde de la cama, viendo con curiosidad al apache que estaba frente a él, con la mirada baja, un leve temblor en todo el cuerpo y mordiéndose el labio inferior.
-¿estas seguro de que harás todo lo que yo quiera?- preguntó sonriendo de lado. No se lo dejaría sencillo si eso era lo que le pedía.
-Sí, completamente-
Los ojos de Nichrom brillaron por un momento, viendo a Len con un poco de esperanza y amor, pero cambiando al ver la sonrisa del otro.
-Bueno- Len se levanto de la cama con un gesto provocador y majestuoso.
-Te doy una oportunidad- El pelivioleta se dio la vuelta y agarro su arma y su abrigo. El apache miro a Len con las esperanzas renovadas y con una sonrisa tonta. Su corazón volvía a latir con fuerza y emoción.
-Carga mis maletas, nos iremos hoy a China, no quiero seguir aquí-
Len pasó junto a Nichrom abriendo la puerta y saliendo con rumbo a la recepción.
-¡Len!- Nichrom agarro la maleta del chino y corrió detrás de él.-Yo todavía no tengo mi maleta-
-Tienes hasta que entregue mi llave y me despida de Silver para regresar, si no me voy-
Nichrom corrió hasta la recepción y dejo la maleta de su amado, corriendo de regreso a su cuarto para alistarse y regresar con Len.
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Marcó el numero de Lyserg, por alguna razón se sentía extraño presionando los números que antes presionaba sin pensarlo.
-¿Bueno?-
Hao frunció el ceño, reconociendo la voz de la persona que estaba contestándole.
-Quiero hablar con mi novio- ordenó con los dientes rechinando.
-Hao, que alegría- la voz de Marco sonó falsa y con rabia.
Si en esos momentos los dos se estuvieran viendo, ninguno estaría vivo.
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-Horo-
Hanna le jaló el cabello al de Hokkaido, logrando captar su atención y haciendo que dejara a Opacho con la comida.
-¿qué ocurre Hanna?- preguntó paternalmente.
-Vamos al parque-
-Después de comer-
-Ahora-
-Después de comer-
-En este momento-
-Hanna, tienes que comer primero-
-QUIERO IR AL PARQUE-
Y esta de más decir que Horo recibió un golpe del menor de los Asakuras por no querer llevarlo de paseo.
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Lyserg camino de regreso a su cuarto. Después de que había llegado Marco y cuando había colgado, necesitaba un poco de aire fresco. Su mente tenia que estar en orden para cuando pudiera hablar con Hao.
-Marco, regrese- aviso dejando su abrigo en su armario y fijándose en que el güero estaba al teléfono.
-¿Quién habla?- preguntó al darse cuenta de la expresión que tenía Marco en esos momentos. Aunque lo suponía, no había alguien que pudiera hacer que Marco se enojara a ese punto con tan sólo oír su nombre.
-Dame el teléfono- ordenó el peliverde quitándole el teléfono a Marco y poniéndoselo en la oreja.- ¿Eres tú Hao?- preguntó sintiendo que su corazón comenzaba a acelerarse.
Marco frunció el ceño enojado, se podía ver en la cara de su amado que seguía sintiendo algo por el Asakura ese.
-Regreso al rato- dijo furioso y enojándose más al ver que Lyserg sólo asentía y lo despedía con la mano, sin darle una sonrisa, una mirada, ni siquiera un pequeño ok.
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-Hola Lyserg- dijo sonriendo y recargándose en la pared.
-Estoy muy bien, gracias. No es tan difícil cuidar de mi sobrino, creo que es más difícil para Horo. Hanna no se deja bañar tan fácilmente- soltó una risita alivianada. Su expresión se volvió un poco más suave, más tierna.
Se quedó callado, escuchando lo que decía Lyserg al otro lado, volviendo a soltar una pequeña risita.
-Se supone que debería de llegar en unas dos semanas, más o menos- Volvió a soltar una risita, frunciendo un poco el ceño al escuchar el nombre del otro.
-No me gusta que este ése ahí- dijo volviendo a rechinar los dientes.
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Lyserg suspiro, viendo el error que había cometido y golpeándose mentalmente.
-Hao, sabes que sólo es un amigo- comentó intentando sonar convincente.-No sé de que te enojas cuando tú estas con Horo-
Su mente comenzó a jugar con él, enseñandole escenas que no quería pensar, haciendo que su corazón se llenara con rabia y furia.
-Entonces todavía puedo ir a verte antes de que llegue Anna- dijo sonriendo de nuevo y sintiéndose un poco más tranquilo.
-Yo creo que voy la próxima semana, esta la tengo un poco ocupada con la escuela-
Se quedaron hablando un rato más, contándose lo que habían hecho en ese tiempo que no se habían visto. Claro que ninguno menciono la parte en la que se engañaban mutuamente.
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Len se despidió de lejos de Silver, el pobre estaba aguantando a sus cuñadas que no dejaban de darle consejos para su luna de miel.
Regresó a la recepción, agarrando su maleta al ver que Nichrom no llegaba todavía. Había sido sencillo deshacerse del apache, pero por qué se sentía de esa forma.
-Al aeropuerto- anunció, subiéndose al primer taxi que encontró estacionado frente al hotel.
-Joven, ¿no olvida a alguien?-Len miro sin entender al taxista y después se diola vuelta en el asiento la ver que el otro veía por el retrovisor.
-¡Nichrom!- gritó impresionando al ver al apache corriendo detrás de el taxi en el que iba.-Deténgase- pidió al conductor, quien se detuvo junto a la acera.
-Len…- Nichrom se detuvo abriendo la puerta del taxi.
-Yo…pensé…- sus ojos se veían rojos y su rostro completamente rojo.
-Vamos, súbete o perderemos el vuelo- dijo Len volviendo a aparentar su frialdad.
Nichrom lo vio con lágrimas en los ojos y se metió, sonriendo completamente y aún con la respiración agitada.
-Al aeropuerto de nuevo- pidió Len de nuevo, acomodándose en su asiento y sonriendo internamente.
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Hao colgó el teléfono después de tres horas de estar hablando con Lyserg sobre cualquier cosa, tenía que admitirlo, le gustaba hablar con el peliverde. Siempre lo hacia sonreír y reírse.
-¿Qué hay de comida?- preguntó entrando a la cocina y viendo a un Horo amarrado a la silla con mordaza y una cara de terror que nadie se creería.
-¿Qué ocurrió?- preguntó alarmado, corriendo hasta donde estaba Horo y comenzando a quitarle todas las sogas.
-¡Hanna!-El peliazul quito a Hao de su camino y salió corriendo de la cocina registrando cada rincón que había en la casa, pasando cuidadosamente por los lugares en los que solamente alguien pequeño como Hanna podría caber.
Y Hao, no supo que era lo que sucedía.
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Se acostó en su cama, suspirando alivianadamente. Por primera vez en mucho tiempo se volvía a sentir como en el pasado. Recibiendo llamadas de Hao, hablando por horas, diciendo cualquier tontería, escuchando su voz.
-¿Cuándo le vas a decir?-
-¡Marco!- Lyserg se levantó de golpe viendo al güero que estaba frente a él, su mirada le decía que no iba a haber nada bueno con su respuesta.
-Voy a ir a Tokio la siguiente semana- dijo anunciando todo lo que había que hablar en esos momentos.