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Desde las sombras te amare por rotzcoco

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Notas del capitulo: Espero que les agrade este capitulo
Hao estaba sentado en la cocina, esperando a que regresara Horo para preguntarle lo que le había sucedido.
Suspiró sintiéndose completamente aburrido. Su mente viajo por el tiempo, hiendo a lugares muy pasados. Su nacimiento, sus vidas hacía mucho tiempo, todo lo que hizo, el odio que había sentido por su gemelo, la primera vez que voy a todo el grupo de Yoh, los celos que sintió cuando se dio cuenta de que entre ellos había una gran amistad y él sólo tenia una manada de idiotas siguiéndole. Al único que apreciaba de ese tiempo, era su querido Opacho. Era su hijo, el único con el que había estado toda la vida y el que realmente lo apreciaba como persona.
-Los matare cuando regresen-
-Usui Horokeu- susurró Hao dándose la vuelta para encontrar a un peliazul enojado.-De Hokkaido y shaman del hielo-
Horo miro extrañado a Hao, estaba un poco raro en esos momentos.
-¿Qué pensaste la primera vez que me viste?- soltó sin dejar de ver a Horo.
-Pues lo mismo que lo que pienso en estos momentos- respondió viendo confundido a Hao.
-¿Y qué es lo que piensas?- preguntó de nuevo sin entender a Horo.
-Pues que eres un tonto- respondió sonriéndole.
-Horo, hablo en serio- reclamó el Asakura mayor haciendo un puchero.
-Hao, no importa lo que pensaba antes de ti. Así como Yoh lo hizo, yo te perdone. No estabas bien de la cabeza en esos momentos-
-¡Horo!-
Hao se levanto de la silla, viendo indignado al peliazul, se acercó hasta él y lo tomó de la cintura.
-Es la verdad- se defendió el de Hokkaido sonriendo.-No estabas en tu mejor momento. Aunque no deberías de molestarte por eso-
Horo se pegó al cuerpo de Hao, recargando sus manos en el pecho del otro.
-¿Qué ocurre?- le preguntó con voz suave, acariciándole la mejilla con dulzura.
-Sólo pensaba- respondió Hao acomodándose en el hombro de Horo, besando su cuello levemente.
-¿En qué pensabas?- preguntó Horo pasando sus manos por el cabello largo del castaño, jugando con unos mechones, dejándose besar.
-En lo que hice antes- murmuró removiéndose un poco en el hombro del otro, besándolo sobre la ropa.
-No te preocupes, ya pasó eso. Todos te perdonamos y te aceptamos-
Horo siguió acariciando el cabello de Hao, sonriendo a pesar de sentir el dolor por el cual estaba pasando Hao.
-Todo está bien-
**
Llegaron al aeropuerto después de un rato de estar en el taxi. Nichrom corría como loco por todos lados. Tenía que cargar el equipaje de Len, comprar su boleto ya que el otro no se lo iba a comprar y no tenía ni para irse a su casa, no tenía planeado irse tan de pronto y a China.
-Nichrom, me marcho- anuncio Len comenzando su caminata hacia su vuelo.
A Nichrom casi le da un infarto al escuchar al otro, apenas le estaban dando su boleto, le faltaba registrarse y dejar sus maletas.
Todo lo hizo a una velocidad impresionante. Len ya había llegado a la sala para abordar y estaba en la puerta dando su boleto cuando llego Nichrom.
-Te tardaste- replico Len viendo de reojo a Nichrom y entrando al avión.
-Lo siento- dijo con la voz agitada y dando su boleto para entrar detrás de Len.
Por cosas del destino (y de la autora) les toco juntos. Len se sentó junto a la ventana a pesar de que Nichrom la había pedido.
Len se hizo el dormido cuando comenzó el vuelo y Nichrom lo observó.
***
-Horo- volvió a hablar Hao después de un rato.
-¿Qué ocurre?- le preguntó sin dejar de jugar con el cabello de Hao.
-¿Por qué estas conmigo?-
Horo se tensó al escuchar su pregunta. Nunca había pensado en una respuesta para eso, ni siquiera sabia a qué se refería Hao con la pregunta.
-Pues porque tenemos que cuidar a Hanna-
Fue lo primero que pudo responder y en lo único que pudo pensar.
-Ah- fue la única respuesta de Hao.
Se volvieron a quedar callados, el corazón de Horo latía muy rápido y todo porque no estaba seguro de si había dicho lo correcto. Pero si lo pensaba, estaban ahí porque Anna los había mandado a cuidar a Hanna ¿no?
**
Estaba haciendo las maletas bajo la mirada inquisidora de Marco. Tenía que empezar a hacerlas o nunca las iba a acabar.
Pero estaba muy nervioso, la mirada de Marco no lo ayudaba mucho. Sabía que el otro quería acompañarlo, pero si iba seguro y todo se arruinaba. Y la verdad, no sabía qué era lo que se iba a arruinar si sólo iba a ir a decirle a Hao que amaba a Marco y que se quería quedar con él… Pero entonces, ¿Por qué su corazón latía de esa forma tan descontrolada y violenta?
***
Al escuchar las palabras de Horo se sintió completamente indefenso e inseguro. La primera vez que le pasaba eso, fue cuando le dijo a Lyserg que lo amaba. Pero ahora era un poco más diferente.
Estaba temblando y no podía controlarse, sentía entre rabia y tristeza. Sentía odio por todos. Su instinto asesino le pedía la sangre de alguien.
-Hao ¿qué ocurre?-
La voz de Horo sonó muy distante, estaba lejos pero sentía su cuerpo, sentía el calor emanando de él.
Apretó sus puños contra la espalda de Horo, intentando controlar sus instintos que a cada momento aumentaban.
Horo volvió a hablarle y él sólo se tenso.
-Hao-sama-
El Asakura mayor se tranquilizo, se movió un poco y vio a Opacho y Hanna en la puerta de la cocina.
Horo lo soltó y él no se movió, simplemente se quedo viendo a los dos niños.
-Horokeu-kun, Hanna quiere ir al baño- dijo señalando al menor de los Asakura.
Horo vio al niño pequeño y asintió, lo tomó de la mano y comenzó a caminar.
-Regreso al rato para acabar con la comida- comentó cargando a Hanna y llevándoselo.
Hao y Opacho se quedaron en silencio. El menor se acerco al otro y acaricio su mano.
-¿Hao-sama quiere a Opacho?- preguntó con ojos brillosos.
-Claro que sí, Opacho- respondió sonriendo y abrazando a su compañero de siempre.
****
Llegaron a China después de un gran vuelo. O por lo menos así lo sintió Nichrom. Nunca había viajado mucho en avión. De otra forma sí pero no sentado en unos sillones cómodos de piel, junto a la persona que amaba y que lo ignoraba vilmente.
Eso era cansado.
-Vamos o te mueves o te dejo- dijo un malhumorado Len.
-Voy- contestó con voz cansada.
Se levanto y siguió al otro. Ahora que se daba cuenta habían llegado a un aeropuerto privado, y si lo pensaba bien, no recordaba haber visto algún otro pasajero.
-Len, ¿viajamos solos?- preguntó caminando junto al otro, cargando las maletas de los dos.
-Claro, ¿piensas que puedo juntarme con un montón de inferiores?- preguntó alzando una ceja y viéndolo de reojo.
-No, no lo creo- murmuro sin sorprenderse mucho.
Siguieron caminando en silencio. Cada quien iba pensando en algo diferente. Uno se sentía culpable y triste, mientras que el otro se sentía miserable y tonto.
Ninguno de los dos entendía lo qué sucedía y no sabían por qué lo hacían.
***
-Hao, Opacho, Hanna, es hora de comer-
Un Horo muy alegre entro a la sala de la familia Asakura, encontrándose a Hao en el suelo, con Hanna en el estomago y Opacho junto a él.
-Ahora vamos- respondió Hao tomando de la cintura a Hanna y cargándolo.
Opacho camino detrás de Hao, casi pegado a él.
-¿Qué comer?- preguntó Hanna jalando el cabello de Horo.
-Pues lo que prepare- respondió el peliazul soltándose del agarre de Hanna, que a pesar de tener 4 años agarraba muy fuerte.
-Hanna, suelta su cabello- intervino Hao riendo un poco.
El pequeño le hizo caso y se dejo llevar por el mayor a la cocina, en donde todos se sentaron en sus respectivos lugares. Hao y Horo de frente, con un niño a cada lado.
Comieron en tranquilidad y silencio. Hao veía de vez en cuando a Horo y se le quedaba viendo por un gran rato. Le encantaba ese cabello y ese rostro, la sonrisa y los ojos eran lo que lo volvían loco. Nunca se cansaría de verlo, eso era algo muy seguro.
-Hao- sus pensamientos se vieron interrumpidos por el peliazul, el cual lo veía extrañado.- ¿No vas a comer?- pregunto señalando el plato todavía lleno.
El pelilargo le sonrió y empezó a comer.
***
-Len- su voz sonó algo insegura, le costaba trabajo dirigirse a él, en especial cuando el otro no le hacía caso.
Ahora ya no sabía cuánto tiempo había pasado desde la última vez que lo había hecho ni la última vez que lo había besado de forma profunda. Siempre que quería pedirle algo Len lo veía y le decía que estaba ocupado.
-¿Qué quieres?- pregunto viendo a Nichrom.
-Yo te amo- dijo después de un rato de estar en silencio.
Le había costado trabajo decirlo la primera vez. La segunda fue algo espontaneo pero esta vez era algo aterrador.
-Ya me lo habías dicho- respondió el chino, poniendo cara de pocos amigos.
-Pero me…-
-Yo amo a Horo- lo interrumpe viéndolo con furia.
-Pero él se ha olvidado de ti- susurro Nichrom, esperando que el otro abriera los ojos con esa simple frase.
-Eso no es verdad- murmura presionando sus manos contra el escritorio.
-¿Te ha mandado alguna carta? ¿Te ha hablado en algún momento? ¿Te ha dado señal alguna de que todavía piensa en ti?-
Len miro con furia a Nichrom, levantándose de su lugar y caminando a donde estaba el otro.
-¡…l me ama!- grito golpeando la mejilla del otro.
No sabía nada de lo que estaba haciendo Horo pero eso se debía a que estaba muy ocupado ¿no? No debía de ser sencillo cuidar de un niño de 4 años y eso le consumía todo su tiempo ¿no es verdad?

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