Nadie quería acercársele al chico que estaba ahí, gritándole a uno de los pasajeros por haberle tirado el equipaje. Y es que el chino ya había perdido toda la paciencia que tenía y ahora debía de soportar a un montón de ineptos que sólo se encontraban ahí para fregarle el día y su tiempo. Ya no quería seguir esperando un poco más para tener que ver a su Horo, porque era SU Horo. No dejaría que ese Asakura se quedara con la única persona en todo el mundo que lograba darle esa paz y tranquilidad que sentía siempre que tenia al sonriente de Horo Horo, aunque el muy idiota fuera eso y se la pasara diciendo cada cosa. Suspiro después de estar gritándole de cosas al inútil que se había cruzado en su camino y arreglándose un poco su ropa y equipaje, volvió a caminar, pensando seriamente en lo que haría. Tal vez y sólo tal vez, si Horo estuviera enamorado de Yoh, podría perdonarlo y a Yoh también, era un buen chico. ¿Pero qué diablos estaba pensando? Se golpeó la cabeza mentalmente. No, estaba seguro de que mataría de igual forma Yoh que a Hao por meterse con SU chico, porque era SUYO y de NADIE más, que les quedara claro.
***
Se habían quedado en completo silencio, sintiendo sus manos juntas. Tenían tanto deseo de poder juntarse aun más, de sentirse aun más, pero seguiría sintiéndose culpable si su corazón seguía cayendo en los movimientos del otro chico.
-Hao- susurró y se le abrazo por el cuello.
(POV Hao)
Mis sentimientos estaban demasiado mezclados, quería que Horo dejara a Len, que se juntara conmigo, que se quedara a mi lado y así los dos pudiéramos ser felices, empezar una relación, llegar a formar una familia. Pero algo me decía que mi felicidad no podría estar completa y menos con ese chico al que tanto amaba.
-Por favor, vete- repetí, sintiendo que mi corazón se comprimía de forma dolorosa.
El amor es tan doloroso.
***
El peli verde caminaba por la calle de ese lugar. Se tomaría unos días antes de regresar a Inglaterra. Total, no tenía mucho que hacer y Marco podía sufrir un poco su ausencia. Aunque aun se sentía completamente vacío, pensar en Hao le ponía de nervios, el corazón se le aceleraba, las mejillas se le sonrojaban y sentía que su respiración se agitaba. Pero cuando pensaba en Marco la sonrisa de su boca no desaparecía. No estaba completamente seguro de sus sentimientos por el mayor, porque sabía el amor que le tenía a Hao y por eso mismo estaba totalmente confundido y vacio.
Debía aceptar que se había sorprendido demasiado cuando Hao lo había soltado tan fácilmente. Eso quería decir que en realidad no lo amaba, aunque lo sabía, siempre lo supo pero muy en el fondo quería negarlo con todas sus fuerzas ¿Qué es peor que amar a alguien y no ser correspondido?
Sus ojos empezaron a picarle un poco y la garganta se le seco. Se detuvo sorprendido al sentir algo en la mejilla.
¿Llovía?
Pero si era un día muy soleado y despejado.
Llevo una de sus manos a su mejilla al sentirla más húmeda y se sorprendió de sentir las lágrimas salir de sus ojos. Lloraba por el hombre al que amaba pero no podría conseguir, de nuevo lloraba por él.
-¿Realmente estas bien con dejarlo?-
La voz frente a él lo sorprendió, provocando que sus ojos se abrieran y que se empezara a sentir nervioso.
-Y-yo…-
No sabía que responderle, quería ser feliz con Hao pero sabía que eso no se podría por más que lo intentara, porque ya lo había intentado. Pero quería ser feliz con el que estaba frente a él, quien le decía palabras cariñosas, quien le enseñaba esa parte del amor que Hao nunca pudo darle.
-No respondas- dijo Marco sonriéndole a su amado, acercándose a él para limpiar sus lágrimas.-Yo hare que te olvides por completo de él- susurró y acerco sus rostros, besando suavemente sus labios y abrazándolo por la cintura.
Estaba seguro de que no lo dejaría derrumbarse, que no lo dejaría irse, que siempre estaría a su lado.
Haría que Lyserg fuera la persona más feliz de todo el mundo.
****
Se encontraban todos en la sala, Hanna jugando con Opacho mientras que los mayores veían un poco de televisión. Llovía un poco pero aun así Horo no había dejado que Hanna saliera a jugar al patio. Y después de mucho estar discutiendo eso todos decidieron quedarse en la casa, distrayéndose como a cada uno le gustara y no había otra mejor forma que pasar un tiempo todos en el mismo salón, escuchando las rabietas de Hanna, quien se parecía demasiado a Hao y eso hacía que todos dudaran un poco sobre la paternidad del pobre de Yoh.
-El destino- murmuró Hao divertido al ver que Hanna volvía a gritar cosas ininteligibles a un Horo que intentaba no perder la paciencia.
-¿Destino de qué?- preguntó Horo sentándose a su lado después de dejar en claro las cosas.
-Nada, sólo pensaba- comentó sonriéndole mientras lo abrazaba por los hombros, besando su mejilla y después acercándose poco a poco a sus labios.
-Hao- susurró el peli azul posando sus manos en las mejillas del mayor, seguía sin entender cómo era posible que su cuerpo reaccionara contra su voluntad ante él. Lo amaba a pesar de que no quería hacerlo, a pesar de que sabía que no debía de hacerlo, a pesar de saber que Len estaba por llegar en cualquier momento.
-Tío- la voz del menor de los Asakura hizo que los dos se separaran para ver al pequeño quien los veía con esa sonrisa que hacía que ese niño pareciera aun más al peli largo.
-¿Qué pasa pequeño?- preguntó el tío sonriéndole mientras se acomodaba de nuevo en el sillón, sin dejar de abrazar a Horo.
-Cuándo llegue mamá ¿Horo tío se quedara?- preguntó alzando los brazos para que lo subieran a las piernas de ellos dos.
-No lo sé pequeño, tendrías que preguntarle a él- respondió divertido mientras veía que el menor se acomodaba en los brazos de Horo. A pesar de estar siempre gritando y de llevarle la contraria, estaba demasiado encariñado con el de Hokkaido. Tanto que se dormía en sus brazos y si el peli azul no lo acostaba, no se dormía.
-Pero Tío puede hacer que se quede- comentó viendo aun a su tío.
-Claro que no puedo- dijo más divertido, viendo que su sobrino fruncía el ceño y se aferraba a la playera de Horo.
-Pues no quiero que se vaya- murmuró y cerró los ojos, quedándose dormido debido al agotamiento de todo el día.
Horo suspiro, realmente ese niño se parecía a su tío, porque a ninguno de los dos les importaba en lo más mínimo lo que él quisiera, a pesar de que una gran parte de él quisiera quedarse siempre con ellos.
Opacho se levanto del suelo, viendo a los tres así de juntos. En realidad parecían ser una familia feliz, ese niño igual a Hao, Horo con esa mirada llenar de amor por los dos Asakura y Hao con esa sonrisa tan distinta a todas las que le había visto en todo el tiempo que habían estado juntos.