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Desde las sombras te amare por rotzcoco

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza, poca inspiracion jajaja

el priximo capitulo tendra lemon, espero jaja

Dos semanas después

(Ya empezaba a desesperarme por no llegar a la mejor parte Jajaja)

Len estaba en la boda de Silver, viendo a los dos recién casados felices y con esa sonrisa de enamorados.

El pelivioleta suspiró por tercera vez desde que estaba en ese lugar. Le agradaba que Silver por fin encontrara a la persona con la que iba a estar toda su vida. Pero él quería estar con Horo y ni él, ni ninguno de sus amigos había ido.

-Len- lo llamo Silver sentándose a su lado.

-Felicidades- dijo Len de forma muy formal.

-Gracias- contento Silver dándole un golpe en la espalda al chino.

-Lamento que los demás no pudieran venir- comentó Len viendo la cara llena de felicidad de Silver. Él deseaba poder sentirse de esa forma, lo deseaba con todas sus fuerzas (NO SE ENOJEN CON HORO >.< ONEGAI).

-No importa- dijo Silver sin prestarle mucha atención al chino. Ser recién casado deja a uno atolondrado (no lo digo pero experiencia, pero lo vi con un primo jijiji).

Len se quedo un rato más en la fiesta. Silver había desaparecido con su esposa (la noche de bodas) y el chino no conocía a nadie.

Después de unos minutos en lo que estaba viendo a las personas, el pelivioleta decidió que era mejor irse a su cuarto. Por lo menos ahí podría ver la tele o algo parecido.

-Nos volvemos a encontrar-

Len se detuvo a medio pasillo (ya había llegado al hotel. Mi niño camino demasiado rápido, estaba desesperado), se dio la vuelta lentamente, viendo a los ojos al otro…

-¿Qué quieres?- le pregunto el chino con su habitual tono de voz aburrido e indiferente. Estaba sorprendido, no lo podía negar. No esperaba encontrarse con ese tipo molesto.

-Venganza- dijo el otro viendo de forma amenazante al chinito.

****

Lyserg se sentía extraño. Sentía las piernas cansadas, los brazos, todo su cuerpo. No tenia ni idea de qué era lo que le sucedía, pero estaba consciente de que no estaba solo.

-Lys- la voz suave de alguien le hablo a lo lejos, o eso es lo que él pensó.

El peliverde se movió entre las cobijas, sintiendo que apenas podía moverse.

-Lys- la voz sonó más cerca y el ojiverde se acerco a ella.

Una mano acaricio la mejilla del menor, provocando en él una sensación de tranquilidad. La mano siguió acariciando su mejilla, pasando luego a su frente y colocándose por unos segundos en sus labios.

Lyserg dejo que la mano lo acariciara, sintiendo mariposas en el estomago.

-Lys- el aliento del otro rozo toda la cara del peliverde.

Lyserg añoraba que Hao lo tratara de esa forma tan cariñosa, tan linda. En ese momento se sintió confundido, si Hao no estaba con él en esos momentos, ¿quien era el que lo acariciaba?

De pronto Lyserg abrió los ojos espantado, unos labios que no eran los de Hao, se pegaron a los suyos, moviéndolos lentamente.

-MARCO- grito alejándose un poco del otro, separando sus labios.

-Lo siento, Lys- dijo el güero tomando el rostro de Lyserg y juntando de nuevo sus labios.

******

El peliazul entro al cuarto de Hao en silencio, esperaba encontrarlo dormido, pero grande fue su sorpresa al ver que estaba junto a la ventana de nuevo, viendo a lo lejos, con la mirada perdida.

Horo se acerco despacio, estaba preocupado por Hao, llevaba esas dos semanas encerrado en su cuarto, sin hacerle caso a las peticiones de su sobrino para que jugaran juntos.

El peliazul no sabía si el otro dormía o comía y le daba miedo que fuera a sucederle algo.

-Hao- dijo Horo poniendo una de sus manos en la espalda del otro.

-Largo- murmuro el otro viendo de reojo a Horo.

-Hao- susurro espantado Horo. La mirada de Hao estaba llena de rencor.

-Largo- volvió a repetir el pelilargo apretando los puños y controlando la ira que sentía en esos momentos.

-Pero…-

-¡LARGO!- grito Hao espantando a Horo.

El peliazul cerró su puño y después abrazo a Hao por la cintura, escondiendo su rostro en la espalda del otro.

-Hao- murmuro al sentir que la mano del otro se posaba sobre la suya.

-Largo- susurro Hao sin fuerza, quitándose las manos de Horo y volteando a verlo furioso.

El peliazul vio sorprendido al otro, sintiendo como las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos. No reconocía a ese Hao.

-Ha…-

-Largo- dijo una vez más Hao soltando al otro y empujándolo levemente.

-No- gritó Horo abrazando de nuevo al otro, sin importarle que Hao pusiera sus manos en sus hombros para alejarlo de él.

-Vete- murmuro Hao en un hilo de voz.

-¿Por qué?- preguntó Horo pegándose más al otro.

-No quiero verte- dijo Hao poniendo fuerza en sus manos.

-¿Por qué?- volvió a preguntar Horo.

-Me duele verte- respondió Hao intentando alejar de nuevo a Horo.

Horo sintió que su corazón se comprimía, acelerando todo su cuerpo, impidiendo que su sangre circulara bien, provocando que su respiración se agitara, necesitaba aire, necesitaba saber si Hao lo amaba todavía.

-Hao- susurro Horo intentando sostenerse-¡TE AMO!- grito contra el pecho del otro- Quiero que vuelvas a ser como antes, quiero que hagas lo que antes hacías, quiero saber que me amas, quiero sentir tus labios robarme besos, quiero estar siempre contigo- la voz de Horo se distorsionaba a ratos por el llanto.

-Horo- murmuro Hao sorprendido.

El pelilargo dejo de hacer presión en los hombros de otro y dejo que sus brazos cayeran a los lados. 

POV Hao

Mi cuerpo empieza a temblar sin control. Mis ojos comienzan a nublarse y me arden, siento agua en mis mejillas, siento que ahora ya no importa nada.

-Hao- la voz de Horo hace que voltee a verlo. Sus ojos están rojos-Bésame- me pide y yo me quedo paralizado.

No podía estar escuchando eso, era una ilusión que hacía mi mente para que saliera de ese letargo.

-Hao- su voz vuelve a ser suave, siento sus manos en mis mejillas, quitando las lágrimas que salían de ellas.

Nuestros ojos se quedan quietos, pidiendo lo que nuestras bocas no pueden hacer.

-Hao- su rostro se acercó más al mío. De pronto siento sus labios en los míos, en un toque suave, tranquilo. Sin saber que ocurre, algo en mí comienza a hacer que mi cuerpo reaccione, abrazando a Horo por la cintura, pegándolo más a mí, juntando nuestros labios con desesperación.


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