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Pleasant Dreams por Kurenai Mido

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Notas del fanfic:

Los personajes de G.B  no me pertenecen, si asi fuera hace rato q Ban y Ginji habrian salido del closet...

este es el primer fic q hago de mis queridos Get Backers. Les queria aclarar que Rowan es un personaje que invente yo, se me aparecio totalmente formado y ya no quise dejarlo(lo mismo va por Marui, Langley  y todos los demas personajes del pasado de Rowan).

sin mas q decir, ready go!

Notas del capitulo:

Este es el capitulo presentacion, pero aun asi  me gustaria q le prestaran atencion al tema d la espina, xq va a ser importante mas adelante, en todo sentido.

Se lo dedico a todas las fans de Ban Mido y a Fuji-senpai q ama esta serie casi tanto como yo.

 Era una calida madrugada de verano. El Honky Tonk aun estaba cerrado, y Ginji y Ban dormían placidamente estacionados a media cuadra de allí. Mejor dicho, Ginji dormía: sus atronadores ronquidos habían despertado a Ban hacia un largo rato, así que el moreno solo contemplaba el techo de su auto con expresión pensativa.

¿Por qué últimamente tenia esas extrañas premoniciones? Sabia que algo malo estaba por pasar, pero prefirió guardárselo para si, pues no quería alarmar a nadie inútilmente. Miro de reojo a su compañero y sonrió: el inocente rubio era tan impresionable que de seguro se asustaría si le contara de aquellos perturbadores sueños. Se dio vuelta para poder mirarlo de frente, sin saber exactamente porque. Quizás porque le gustaba contemplar su rostro sereno en la semi oscuridad que los rodeaba, un rostro infantil y dulce, que lo primero que conocía al despertar era una sonrisa radiante y un alegre “buenos días, Ban”. Luego el lo golpearía por haber roncado como una bestia, pero en realidad no le importaba mucho despertarse antes; así tenia tiempo de hundirse en descabelladas fantasías que lo tenían a el y a Ginji como protagonistas. No se trataba de cosas procaces, siempre eran situaciones tiernas, como poder abrazar al rubio antes de dormir, o poder tomarlo de la mano dentro del Café… casi sin darse cuenta estiro la mano para acariciarle el pelo, pero la retiro enseguida cuando noto que Ginji estaba despertándose. Maldijo su descuido, lo último que quería era que su compañero viera detrás de sus anteojos la mirada embelesada que lo dominaba. Para disimular se fue atusando el pelo revuelto y se restregó los ojos.

 

-¡Ah, Ban, buenos días! ¿Cómo dormiste?

 

-Bien, hasta que tus ronquidos me trajeron de vuelta, cabeza de anguila- Ban acompaño sus palabras con un fuerte coscorrón que hizo lloriquear al rubio- y cuando no son ronquidos es tu panza, nunca te estas quieto y callado.

 

-Ban, lo siento, pero ya sabes que cuando tengo hambre pierdo el control de mi… el ultimo bocadillo que probé fue hace seis días, y fue por compasión de Kazuki- dijo Ginji con un tono nostálgico.

 

-Mientras mas lo piensas peor será- advirtió Ban- además Hevn nos prometió un trabajo muy bueno, ¿recuerdas? Dijo que vendría hoy, solo tenemos que esperar un poco mas.

 

-¡Pero yo tengo hambre ahora!- se quejó Ginji.

 

-¿Y que quieres que haga yo? Paul aun no llega, que pretendes, que me meta en el Café a la fuerza para…

 

-Ya entendí, no hace falta el sarcasmo- el rubio bostezo y luego salio del auto para desperezarse. Ban lo siguió con la mirada, conciente que el otro tenia razón: la espera era tortuosa, la falta de efectivo era como una soga al cuello. “Ojala pudiera hacer algo mejor por ti, Ginji” pensó el moreno abatido.

 

Un rato después vieron pasar a Paul y lo siguieron sigilosamente. Tenían que andarse con mucho cuidado, si no estaba Natsumi para protegerlos el muy maldito era capaz de echarlos de una patada a la calle. Espiando por la puerta lo vieron ocupado en la parte trasera del mostrador acomodando unas cosas, mientras una caja de tentadores pastelillos reposaba con la tapa abierta… entraron flotando como idiotas, atraídos por el aroma a chocolate y a café; sus acciones ya no estaban dictadas por sus cerebros, sino por sus estómagos. En cuanto el rubio le echo mano a uno Paul se levanto velozmente y le cerró la tapa encima. Además de un terrible grito Ginji no pudo evitar que se le escapara un rayo, que pulverizo la caja. Ban se quedo horrorizado.

 

-¡Ginji, idiota, mira lo que hiciste! ¡Electrizaste nuestro desayuno!

 

-Perdón… ¿Suyo? Era para cunado lleguen Hevn y el cliente, par de despistados.

 

-Oh, vamos Paul, por favor, este chico esta desmayándose de hambre, míralo, es piel y huesos…

 

-¡Compadécete de mi, te lo ruego jefe!- suplico Ginji con un gesto desesperado.

 

-¿Quieren que los alimente gratis por el resto de sus vidas, verdad? Pues no señor. A mi no me convencen con su numerito, eso mejor guárdenlo para Natsumi que les cree. Si de verdad estuvieran tan mal de dinero harían como el resto e las personas normales, que trabajan para mantenerse. Se los he dicho más de cien veces…

 

-¡Los Get Backers no necesitan un mugroso trabajo de medio tiempo, somos un equipo de rescate y nada mas!- estallo Ban. Antes que pudiera seguir fue interrumpido por un pantagruélico sonido proveniente del estomago del rubio, que cayo al suelo con un fuerte golpe.- ¡Ginji! Ginji, ¿estas bien, cabeza de anguila?

 

-¿Tú que crees?- Ban lo levanto y lo ayudo a sentarse, con franca preocupación: no había sido fingido, se notaba que estaba mareado y exhausto – espero que el cliente no llegue justo ahora, no debo lucir muy bien.

 

-¡Paul, por favor, no seas desalmado, tráele algo de comer a este chico, yo mañana te pago, lo juro!

 

El resto de la mañana paso algo mejor; Ginji recupero su energía, pero Ban seguía intranquilo por aquel desvaído. ¿Estaría enfermo su amigo? No, no podía ser, Ginji no sabia ocultar un secreto, si tuviera algo malo el lo sabría. Se quedo vigilándolo en silencio, fumando lentamente, temeroso que sus premoniciones estuvieran empezando a cumplirse. Mas tarde oyeron la campanilla de la puerta y la exuberante Hevn entro seguida de un muchacho pelirrojo tan llamativo como ella: era alto, delgado, de ojos grandes y luminosos y con los pelos agradablemente desordenados, como si lo hubiera atrapado el viento. Vestía muy bien, todo blanco y negro, e inundaba el salón con un aroma a lavanda.

 

-Hola, chicos, siento haber llegado tarde- se disculpo la negociadora- este es su cliente, el señor Rowan De Lara; señor Rowan, estos son los mejores del negocio- añadió para el pelirrojo- los Get Backers. 

 

-Mucho gusto, señor De Lara. Mi nombre es Ban Mido, y este es Ginji Amano.

 -Igual placer, caballeros- respondió aquel con voz suave y armoniosa- pero les agradecería que me llamen Rowan.

-Señor Rowan, dígale a estos chicos que es lo que quiere recuperar- pidió Hevn.

 

-Verán… yo soy propietario del Bar Dojo, es uno de los mas concurridos del centro de la ciudad. Hasta hace poco tenía un socio, Marui…- la voz le tembló un poco- mas vale que se los diga yo. Marui era mi pareja. Durante un tiempo, cuando el bar no era tan famoso, trabajamos uno con el otro para levantarlo y todo anduvo bien. La primera vez que pudimos tomarnos vacaciones nos fuimos a Egipto, y compramos una reliquia preciosa como recuerdo, la Espina de Langley…

 

Ban oía sin entender la mitad de las cosas. Rowan le producía un escalofrío, aunque no entendía porque. Quizás le molestaba su afectación, o la forma en que sus ojos se encendían al mirar de reojo a Ginji. Por lo que entendió, el tal Marui se había llevado la Espina de Langley.

 

-Quiero que quede algo claro- dijo Rowan- compramos la espina porque tiene una bella leyenda. Se dice que atrae la suerte en el amor y el dinero, que era todo lo que queríamos. Pero Marui se fue un buen día sin dar ninguna explicación.

 

-Y se llevo esa espina.

 

-Así es, señor Ginji. Creo que algo malo le paso a el… se había puesto tan ambicioso en los últimos tiempos. Se que es fantasioso pensarlo, pero tal vez la espina de Langley es mas poderosa de lo que parece, y esta influyendo sobre Marui… la verdad es que quiero recuperarla. Veo que se sorprenden- siguió Rowan con una sonrisa- el amor entre nosotros se termino hace rato, pero no por eso quiero que se destruya a si mismo. Si recuperan la espina la guardare donde nadie más la vea, y luego los dos estaremos libres, de cuerpo y alma, para seguir por nuestros propios caminos.

 -Bueno, no parece un trabajo muy difícil- dijo Ban- lo único que nos incumbe es sacarle esa espina, luego lo demás corre por cuenta de ustedes, ¿verdad, señor Rowan?- este le sonrió a Ban, quien nuevamente sintió un escalofrío. Ni siquiera cuando Hevn negocio el pago (500 mil yenes) fue capaz de prestar la debida atención.

Rowan insistió en que lo acompañaran al bar a tomar un trago, y de paso les daría todo lo que había averiguado de Marui luego de su partida. Ciertamente era un lindo lugar, de alegres decorados, vacío por lo temprano del día. Rowan los llevo a su oficina y ordeno unos tragos mientras rebuscaba entre los papeles del escritorio. En ese momento entro su secretaria con un sobre, y al leer el contenido se puso totalmente pálido.

 

-¿Sucede algo, señor Rowan?

 

-No puede… no lo creo…- Rowan sacudió la cabeza y se encontró con las inquisitivas miradas de Ban y Ginji- me temo que tendrán que disculparme, caballeros, pero el trato queda disuelto.

 

-¿¿Qué??- grito Ban parándose de golpe- ¿Qué clase de broma es esta?

 

-No hay tal broma, señor Mido. Lo siento, pero me han informado que Marui esta en el exterior- dijo agitando el sobre- como socio comercial me informa que debió partir pero que sus abogados se mantendrán en contacto conmigo.  

 

-¿Y por que piensa que se llevo la espina de Langley con el?- exclamo el moreno furioso.

 

-No puedo decirle eso. Lo siento.

 

-Oh, diablos, todo fue una gran perdida de tiempo- espeto Ban- entonces ya no tenemos nada mas que hacer aquí. Vamonos, Ginji- el rubio lo siguió tras despedirse con la cabeza de Rowan. Mientras bajaban pregunto a su compañero:- ¿no crees que fuiste un poco grosero, Ban?

 

-No, no lo creo. No me gusta desperdiciar mi tiempo, ni que me hagan promesas que no pueden cumplir.

 

-Te refieres al dinero.

 

-¿Y a que mas sino? Además no me gusta nada ese tipo, hay algo raro en el.

 

 -A mi me pareció un muchacho muy agradable. ¡Oh, mira eso!- exclamo el rubio de repente, mientras señalaba un cartel pegado en la ventana del bar Dojo: “se necesitan empleados full time”.

 

-Que… ni siquiera lo pienses, Ginji Amano.

 

-Pero Ban, tú lo dijiste, necesitamos dinero, ¡y este es el octavo trabajo que nos sale mal!

 

Por toda respuesta Ban le pego en la cabeza, haciéndolo lagrimear nuevamente.- Escúchame una cosa, Ginji, no vamos, NO VAS a tomar un empleo de medio tiempo, menos en el bar de se rarito pelirrojo, ¿esta claro?

 

-¿Qué tienes contra Rowan? ¿Y por que le dices rarito, porque es gay?

 

-¡Claro que no lo digo por eso, torpe!- otro coscorrón- lo digo porque me cae muy mal, debe ser uno de esos mocosos malcriados que lo hacen perder el tiempo a uno.- Rato después, en el auto, Ginji pensaba en la reacción de Ban. Se notaba a la legua que el atractivo Rowan le había caído como una patada al hígado, pero, ¿Por qué?

 

Aquella noche Ban volvió a soñar cosas extrañas y un tanto perturbadoras. Pero sus visiones (o lo que fueran) habían sufrido un cambio: ahora Rowan De Lara aparecía constantemente en su cabeza, hermoso como un supermodelo y maligno como un demonio. Vio como tomaba a Ginji de la mano y ambos desaparecían. Sin darse cuenta empezó a temblar de miedo, el aire se enrarecía a su alrededor, y el no podía ir tras su amigo, no se podía mover…

 

-¡Ginji, por favor, no te vayas, no me dejes! ¡Regresa!

 

El ex Emperador Relámpago se despertó, sobresaltado al oír el grito de Ban. El moreno seguía dormido, pero aun temblaba y le corría el sudor por la cara. Ginji lo sacudió con delicadeza, y eso basto para que pegara un respingo y se incorporara, mirando para todos lados enloquecido. Cuando se dio cuenta que había sido una pesadilla se dejo caer sobre el asiento, mitad avergonzado y mitad aliviado que no hubiera pasado nada.

 

-¿Qué soñabas, Ban? Tuvo que ser algo muy feo para que gritaras así.

 

-Lo siento, Ginji, no recuerdo que era- mintió Ban.

 

-Me pedías que no me fuera, que no te dejara- señalo el rubio. Ban cerró los ojos, maldiciéndose por dentro a si mismo y al maldito rarito de pelo naranja que se había introducido en su cabeza. No se le ocurría ninguna excusa, hasta que sintió el brazo de Ginji que lo rodeaba por los hombros- oh, Ban, no se que seria, pero te aseguro que nunca te dejare. Eres mi compañero y no tengo intención que eso cambie, ni ahora ni nunca.

 

-Gracias- musito el moreno- la verdad es que me he acostumbrado a ti, chico anguila. No quisiera que tuviéramos que separarnos por alguna idiotez, como Rowan y Marui.

 

-Pero ellos eran pareja- señalo el rubio divertido. Ban enrojeció ligeramente y volvió a cerrar los ojos, cosa que el otro noto. Seria que su amigo… no, no podía ser. ¿O tal vez si? ¿Sentiría celos de Rowan? Tomando aire Ginji le cruzo el otro brazo por el pecho, enlazándolo tiernamente. Ahora si que Ban se puso todo rojo.

 

-¿Qué crees que estas haciendo, cabeza de anguila?

 

-Tienes frío- dijo Ginji con simpleza.

 

Ban iba a replicar pero lo pensó mejor y se callo. No era frío sino nervios lo que lo hacia temblar, aunque no tenia la menor invención de decírselo. Finalmente suspiro y se recostó sobre el hombro de su amigo, ante lo cual este lo abrazo aun mas fuerte. La noche anterior había creído que nunca podría vivir esta escena, que se quedaría en el plano de la fantasía, pero el calor del cuerpo de Ginji le decía que era una realidad. El rubio había comenzado a acariciarle el pelo, con suavidad, haciendo que su corazón aumentara poderosamente sus latidos.

 

-Ginji…

 

-Esta bien, Ban, no digas nada. Duérmete. Yo me quedare aquí contigo.

 

Al día siguiente el mal humor de Ban se había disipado. Ninguno de los dos menciono nada, pero el recordaba con perfecta claridad la tibieza del cuerpo de Ginji, su dulce abrazo y sus aun mas dulces caricias. Quería mucho más de eso, pero tendría que esperar hasta la noche, cunado los protegiera la íntima oscuridad de su auto. Paul y Natsumi lo miraban asombrados: no era lógico que Ban estuviera tan contento un día después que le hubiesen quitado de las manos un pago de 500 mil yenes. Incluso cuando entro Shido con un cuervo en el hombro no hizo ningún comentario mordaz. El maestro de las bestias les dijo que Madoka estaba en cama con un poco de fiebre, y que le había pedido que los fuera a buscar.

 

-Ya que no tienen ningún trabajo, podrían ir a visitarla, ¿no?-dijo mirando a Ban maliciosamente.

 

-Pero claro que si, chico mono, me encantaría ver a la pequeña Madoka, como debe sufrir teniendo que aguantarte a ti todo el día… ¿Qué dices, Ginji?

 

-Oh, lo siento mucho, Shido, pero no puedo, tengo algo que hacer.

 

Ban trato de disimular su sorpresa y le ofreció alcanzarlo con el auto, pero Ginji dijo que prefería caminar. Por lo tanto se fue solo con Shido, pensando en que habría ido a hacer el cabeza de chorlito solo en la noche.

 

 No se le cruzo por la cabeza que Ginji había vuelto al Bar Dojo.   
Notas finales:

wen espero q les haya gustado y q me dejen comentarios, preferiria q fueran elogios pero si son tomatazos ni modo me los banco tambien...

en el proximo capitulo: un moreno furioso, un rubio confundido y un pelirrojo q no es lo q parece.


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