Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Serás Mío - Lujuria por AthenaExclamation67

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Serás Mío

By AthenaExclamation67

 

Fue rápido, mucho, quizás demasiado. Tan sólo hubo dolor, humillación, llanto...

Pero eso ya no importa, ya no vale la pena lamentase, para mí ya es demasiado tarde...

Cambio. Un buen día el deseo la infección, las ganas de poseer a todos y cada uno de nosotros ayudó. Se convirtió en un poseso que no se detenía ante nada ni nadie, hacía lo que quería para conseguir a un amante al que luego despreciar, humillar una vez lo hubo hecho lo que quería para saciar sus instintos carnales.

El primero caer fue Shura que estaba muy enamorado de él, que le amaba con locura y al cual utilizó sólo para desahogarse, rompiéndole corazón en pedazos, humillándolo tras cumplir con sus oscuros deseos, despreciándole, haciendo que cayera en una profunda depresión de la cual le costó mucho salir.

Después, casi sin darse cuenta, el resto fueron cayendo, se poseen cantos, por su buen hacer, por esa extensa gama adulaciones y halagos con los que le regalaba los oídos para seducirles, para conseguir su propósito, acostarse con ellos y una vez satisfecho, abandonarles.

Pero realmente... ¿de quién era la culpa, del seductor o del seducido?

Todos, sin excepción, sabían por palabras de los afectados sus artimañas, sus trucos y bellas palabras, cada una de las acciones que repetía una tras otra hasta lograr su objetivo.

Pero siempre acaban cayendo la trampa, en sus redes de las que tanto me costaba sacarlos, hacerles olvidar todo el daño que les había causado, aunque recordando que parte de la culpa también era de ellos mismos por confiados.

Llegó mi turno, ahora yo debía ser seducido, adulado hasta que logrará llevarme a la cama, pero era demasiado consciente, sabía demasiado ya que  mis compañeros me lo explicado, estaba preparado para rechazarle, para hacer caso omiso de cada uno de sus palabras.

Todo empezó hace un mes, un día de tormenta en la que el cielo oscureció que parecía que fuera a caerse. Había truenos relámpagos que me sacaban y mis casillas, que asustaban al más valiente, y yo no era una excepción. Cuando nos tocaba disfrutar de uno de sus días, me escondía lo más profundo de mi templo, me abrazaba mí mismo y temblaba hasta que la tormenta acabada.

Ese día, de regreso a su casa, Aioria notó que algo me pasaba, que estaba excitado, asustado y me buscó por toda la mía hasta que me encontró en gran armario escondido.

  • - Shaka... ¿estás bien? - preguntó.

Asentí, todo estaba tan oscuro que sólo podía verse el destello de los relámpagos alumbrando toda la estancia, relámpagos que caían, que hacían que seguidos del trueno, retumbara toda la casa, y de esa era una gran tormenta, una que no me había dado ni un respiro y como no, nuevamente otro relámpago cayó, justo segundos antes de que un trueno hiciera que me erizara, que me abrazara más fuerte a mis rodillas y escondiera a la cabeza hasta que ese terrible ruido cesara.

Fue entonces cuando sucedió, fue cuando realmente me enamoré de él, cuando caía sus redes al igual que el resto o eso pensé. Me abrazó, muy fuerte, alzándome después en sus brazos llevándome tranquilamente hasta la cama en la que quedo sentado abrazándome, cuidando de mí, protegiéndome, tratando de reconfortarme, cosa que logró ya que no recuerdo exactamente en qué momento, el agotamiento me venció y me dormí tranquilamente en sus brazos

Hasta el día siguiente.

  • - Hola... - sonrió - ¿te sientes mejor? - añadió deslumbrándome con su sonrisa y el brillo sus ojos.
  • - Sí... gracias - contesté tapándome con una de las mantas, cubriendo mi cuerpo, sonrojándome.
  • - Tranquilos Shaka... no pensaba hacerte nada - sonrió nuevamente - lo muerdo a menos que me dejen. 

Ese comentario me confundió. Era justamente lo que no me cansaba de repetirle mis compañeros, dos no pelean si uno no quiere y todos ellos, quisieron pelear. Aunque no me extrañaba, su piel ligeramente bronceada, su sonrisa, sus preciosos ojos verdes, hacían que mi corazón latiera intensamente, pero yo no iba a caer, eso no estaba entre mis planes, ser una más de sus conquistas... ¡eso jamás!

Pero en realidad ni yo lo sabía, no hasta que me lo confesó abiertamente, sin ningún reparo, lo dejó salir sin más, sin esperar una reacción así.

  • - Si, ya... conmigo no podrás, jamás dejaré que me pongas una mano encima - le dije para que sacara esa sonrisa que regía su cara.
  • - Shaka... lo es ésa mi intención - sonrío haciendo que me estremeciese -contigo es diferente.

Mi cuerpo se tensó, a qué demonios se refería, esas palabras me ofendían, me ofuscaron más de lo que jamás me hubiese imaginado.

  • - ¿diferente porque? - pregunté molesto - ¿acaso crees que es hoy un mojigato?
  • - Shaka... a ti te amo, un por eso jamás haría algo que te hiciera daño, jamás que utilizaría para desahogarme - contesto de repente.

Mis ojos se abrieron, quedaron grandes como dos platos, sorprendido por lo que escuchaba, completamente abrumado por las sensaciones que me hizo sentir, por no reaccionar como tenía planeado...

  • - ¡JA! A mí no me engañarás - conteste desconfiado - eso se lo has dicho a todos - agregue.
  • - Tú mismo sabes que eso no es cierto, así que viendo que le estás mejor, me marcharé. Soy feliz de haber podido dormir al lado de la persona que amo - dijo, sonrió una vez más y se marchó.

La confusión fue mi estado durante esas semanas, semanas en las que me regaló flores, chocolates, bellas palabras que enamoraron a mí corazón.

Siguió, me fui relajando, creyendo algunas de sus palabras, pero desconfiado, temiendo que éste fuese otro de sus juegos de seducción para poder meterme su cama y luego dejarme abandonado.

Que los días siguientes, me rendía a la evidencia, acepte que lo amaba locamente, pero no pensaba entregarme a él,  para eso debería probarme, demostrarme que no jugaba conmigo, que no sería otro de sus amantes, y así sucedió.

Justo la noche en  la que se cumplía un mes de su confesión, ocurrió. Nuevamente, llovía mares, de los relámpagos y eran intimidantes.

 Asustado, volví esconderme, a ocultarme y tratar de no ver ni oír nada, pero algo me sorprendió, allí estaba él, Aioria corrió bajo la intensa lluvia para ver cómo me encontraba, como estaba pasando el trance de la fuerte tormenta.

Estaba mojado, pero aún así me abrazó para tranquilizarme, para calmar mi miedo en esa horrible noche. Abrazó que correspondí inconscientemente mientras me rodeaba con sus brazos al caer nuevamente un relámpago.

  • - Tranquilo, no pasa nada - susurraba acariciando mis cabellos - terminara rápido y podrás relajarte.
  • - Por qué... ¿Por qué estás aquí? - pregunte.
  • - porque te amo Shaka - contexto alzando mi mentón, dejándome ver sus ojos.

De respiración se agitó, mi corazón quería salir de mi pecho, más cuando se inclino y me beso, logrando que me relajase al robarme ese beso, el primero que alguien me daba.

Nos separamos, el aire faltaba, no sabía qué hacer, no sabía cómo reaccionar, nunca había estado en una situación así. Volvía besarme, empezando a caminar en giros, caminando lento dirigiéndose a la cama mientras me abrazaba.

Me sentía nervioso, todo era muy inesperado, no sabía cómo debía actuar, cuando reaccione, ya había marcha atrás. Aioria nos dejó caer en la cama tendiéndose sobre mí, tomando mis manos, cargándome con todo su peso mientras me besaba, sintiendo, como tras soltar una de mis manos empezó a tocarme.

  • - Aioria, espera esto es muy rápido... ¡para! - le pedí, le ordene sin conseguir nada.
  • - Te amo Shaka, no pasa nada - me dijo, pero algo en él había cambiado, tenían extraña mirada - sólo quiero que seas mío, mío y de nadie más - susurró con la lujuria impresa en sus ojos.

Me desnudo, arrancó todas las ropas mientras se rogaba que se detuviera, mientras suplicaba que parara, pero lo único que conseguí fue que su deseo aumentara.

Lloré, las lágrimas surcaban mi cara mientras salía un llanto desgarrador del interior, sintiendo como entraba en mi cuerpo, intentando zafarme, soltarme desolar mientras hacía pedazos cada parte de mi ser.

De un sentí como su carne me desgarraba, como empezaba sangrara la vez que los gritos de dolor retumbaban por la casa, gritos que quedaban ocultados por los planos de la tormenta, gritos que le molestaron, en que le hicieron tapar mi boca, que tratara de silenciarme cuando trataba de pedir ayuda o de liberarme. La presión aumento, me faltaba el aire, sólo sentir dolor, desesperación y un terrible frío cuando todo acabo.

  • - Vamos Shaka... seguro que los disfrutado - jadeo sin obtener respuesta - venga Shaka, lo fue para tanto, te amo - zarandeo mi cuerpo para despertarme - ¿Sha... Shaka?

Esas fueron sus últimas palabras antes de que descubrir al alcance de sus actos, de lo que la obsesión, la lujuria le llevó a hacer.

Él mismo se juzgó, ejecutó la sentencia que se impuso después de matarme. Se arrojó desde un precipicio hacia el mar, abrazando mi cuerpo. Horrorizado, se causó su propia muerte al darse cuenta de que mató al único ser que realmente había amado.

- Fin -

 

 

 

 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).