Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A Tú Lado, Eso Y Nada Más - Pereza por AthenaExclamation67

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

A Tu Lado, Eso Y Nada Más

By AthenaExclamation67

Asaltaron el santuario durante una reunión de algunos caballeros. Shion, había convocado a las cuatro primeras casas para acordar el plan a seguir por sí atracaban el santuario. Para saber cómo avisar, para alertar a sus compañeros sí se veían en peligro.

Esas reuniones no eran nuevas para los caballeros, todos ellos habían acudido a ellas, pero Shion deseaba hablar con los de las primeras ya que creía que eran los que debían estar más atentos.

Justo en esa, cuando las cuatro primeras estaban vacías, cuando la seguridad dependía de Aioria, ese día en el que nada ni nadie creía que algo podía suceder. Pasó. Cuatro asaltantes ascendieron templo por templo, encontrándolos vacíos hasta que llegaron a la casa de leo, encontrándolo con la guardia baja, quedando así indefenso, sin darle tiempo a dar la voz de alarma, recibiendo una paliza que lo dejó medio muerto.

Por suerte, los detuvo Shaka, cualquier tentativa de allanamiento a su morada quedó frenada por el caballero del virgo. Alertando los a todos para que fueran para ayudarlo, aunque no fue necesario ya que los venció sin ninguna dificultad.

Todos los caballeros llegaron rápidamente, preocupados por si algo le había pasado, por si había resultado herido pero afortunadamente Shaka era muy poderoso y no tuvo ningún problema.

  • - ¿dónde está Aioria? - preguntó Aioros preocupado.

Con euforia del momento, no se habían percatado de que no estaba con ellos y corrieron hasta el quinto templo para averiguar por qué no estaba y más importante si cabía, el motivo por el cual habían atravesado su templo sin encontrar ningún tipo de oposición.

Cuando llegaron, lo encontraron todo destrozado, con los muebles devueltos y todo desordenado, pero ni rastro de Aioria encontraron, no hasta que atravesaron el lugar completamente y vieron horrorizados el estado en el que se encontraba el guardián de la casa de leo.

  • - ¡AIORIA! - gritó Aioros corriendo a averiguar si aún respiraba.

Lo sostuvo en sus brazos, acunándolo, arropándolo, tratando de limpiar sus heridas, cortar el reguero de sangre que salía de alguna de ellas.

  • - ¡Rápido!- exclamó Shaka - llevémoslo a mi templo para curarlo - acotó.

Aioros lo alzó en sus brazos y subieron las escaleras, adentrándose después en los aposentos de Shaka, limpiando todas las heridas, y golpes, dejando que descansará en la mullida cama. Mientras lo hacía, divagaban, trataban de adivinar el motivo por el que había caído la batalla, sin aclarar nada aunque Shion pudo entender rápidamente lo que había pasado.

  • - Seguro que dormía - habló - sino, los hubiese detenido, igual que hizo Shaka, esos cuatro individuos no eran rival para ninguno de nosotros, así que definitivamente, debía estar dormido ya que de lo contrario no le hubiese sucedido nada

El resto de caballeros miraban al patriarca sorprendidos, lo querían creer lo que Shion había dicho, pero no le faltaba razón. Aioria era muy fuerte, así que la otra opción que quedaba era que lo hubieran encontrado desprevenido. El patriarca ordenó que todos se retiraran salvo Aioros y Shaka que lo cuidarían hasta que mejorara, hasta que pudiese explicar el mismo la metedura de pata.

  • - Aioros - dijo Shion muy serio - si tu hermano fue tan perezoso como para dormirse el lugar de cumplir con sus obligaciones poniéndonos a todos en peligro, será expulsado de aquí, se le privará de todos sus privilegios y también de su armadura - acabo y se marchó.

Aioros y Shaka quedaron asustados, preocupados por las duras palabras del patriarca, ambos creían que podía ser cierta su versión, pero Aioria jamás se olvidaba de cuáles eran sus funciones, sus obligaciones.

Las obras pasaban y Aioria no despertaba, se desesperaban, temiendo que las lesiones fueran más graves de lo que parecían, pero a Shaka sólo una cosa le preocupaba, que Aioria se marchara, que lo expulsaran y no volvería a verlo jamás.

  • - Aioros, si me disculpas, iré a dar un paseo, necesito aire fresco para aclarar mi mente.
  • - Si ve tranquilo - contestó -yo me quedo de guardia.

Shaka, salió de su templo, preocupado, pero con una idea en su mente, hablar con el patriarca para que no expulsara a Aioria del santuario.

Ascendió las escaleras y atravesó todas y cada una de las casas que le separaban del templo del patriarca por el cual fue recibido.

  • - Señor, Shion - habló con confianza acercando se a él, hincándose de rodillas, rogando, apoyando las palmas de las manos en el suelo - por favor, no ha que se vaya - dijo respetuosamente - no... no...
  • - No podrías vivir sin él... ¿cierto Shaka? - le interrumpió.

Éste asintió al tiempo se sonrojaba, pero así era, aunque Aioria no lo supiera, le hacía mucha falta. Su presencia, su porte, todo él le había enamorado lentamente y el simple hecho de pensar que jamás le volvería a ver, a tenerle cerca, lo mataba por dentro.

Shion reflexiono, si bien era cierto que los había puesto en peligro a todos, también lo era que Aioria fue siempre un perfecto y devoto caballero de Athena.

  • - Está bien Shaka, de ti dependerá, deberás enmendarle, si es que hace falta y si esto vuelve repetirse, no sólo se irá él, sino que también tú serás expulsado - explicó.

Shaka aceptó el trato, estaba dispuesto a hacerlo si volvía repetirse lo que había sucedido, lo que aún no sabía  preocupó era cómo iba decirle a Aioria sin revelarle sus sentimientos.

Descendió, nuevamente atravesando los templos hasta llegar al suyo, encontrando a Aioros dormido por el agotamiento, despertándolo con delicadeza para no sobresaltarle.

  • - Aioros. Ve a descansar, yo cuidaré muy bien de él.
  • - Mmmm... Shaka... eso lo sé. Está bien, regresaré por la mañana.

Aioros se fue, dejándoles a solas, viendo como Shaka nos separaba sus preciosos ojos azules de Aioria, sonriendo al ver cómo brillaban.

Shaka no se movía de la silla donde permanecía sentado, hasta que ocurrió lo que tanto había esperado y corrió al lado de Aioria para que no hiciera algún gesto que pudiera dañarle más.

  • - Mmmm... - se movió muy lentamente, quejándose por el dolor, abriendo sus ojos - Shaka... ¿dónde estoy?

Shaka seco el sudor de la frente de Aioria que se estremeció y tras explicarle lo ocurrió, le pregunto...

  • - Aioria... ¿qué sucedió? - decía - tú jamás bajas la guardia.

Aioria se sonrojo inexplicablemente para Shaka aunque no tardó en saber el porqué.

  • - Shaka, porque pareciera una estupidez de mi parte, pero me dormí, la noche anterior no dormí nada y el cansancio me venció por la mañana. Aceptaré por el castigo que me imponga el patriarca.
  • - ¿Por qué no pudiste dormir? - pregunto curioso haciendo que Aioria desviara su mirada, esperando ansioso la respuesta - dime, sabes qué pues confiar en mi... ¿cierto?

Aioria se sonrojó más, pero tras tomar aire le confesó a Shaka el motivo de su insomnio.

  • - Trataba de modo para declararme - dijo el pronto, sorprendiéndole - y sin darme cuenta, me alcanzó la mañana.

Shaka templo, Aioria quería declararse a alguien y tuvo miedo, mucho, las lágrimas empezaron a resbalar furiosas por su cara.

  • - Shaka... lo llores - le abrazó - sabía que yo no te gustaba, por eso fue que jamás te lo dije, no podría vivir con rechazo.

Shaka se sorprendió más y empezo llorar más intensamente, desconsolado aunque feliz por lo que acababa de confesarle.

  • - Eres un idiota - contestó calmándose - no ves que sin ti mi vida no vale nada - añadió sonrojándose.

Aioria abrió los ojos, no entendía nada, jamás le había dicho a nadie que le amaba, y no esperaba ese tipo de reacción.

  • - Pero... ¿pero entonces yo te gusto? - pregunto alzando el rostro de Shaka a los preciosos ojos.
  • - Si - contesto - yo no sabría que hacer sin ti Aioria - el patriarca nos echara ambos si esto se repite.
  • - ¿a ambos? - pregunto extrañado.
  • - Sí, yo me comprometí a vigilarte a averiguar si algo pasaba y de repetirse la situación, el castigo también recaería sobre.

Aioria sonrió y beso sus labios suavemente, cerrando sus ojos, entregando se a él.

  • - Shaka... eso jamás sucederá - habló a sus labios - nunca volveré a bajar la guardia - añadió volviendo besarle.

Se entregaron el uno al otro en esa noche, después de vivir el infierno de la mañana, sabiendo que por un pequeño descuido, por fin hallaron el amor que tanto anhelaban.

- Fin -


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).