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Día de Muertos por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: los personajes de Naruto no son mios. Solo los uso sin fines de lucro para entretenerme y entretenerlos a ustedes.

 

Notas del capitulo: Espero que lo disfrute. este es un oneshot especial de Día de muertos.

Una tradición mexicana muy arraigada es el Día de Muertos.
Un día en que los difuntos pueden volver al mundo terreno para degustar algunos
de los placeres que olvidaron al perecer. Por medio de las ofrendas, se regala
al espíritu la oportunidad de alimentarse del olor de la comida. 



…l nunca creyó en eso…



…Aunque año tras año lo hiciera junto con su madre.



Había nacido en Japón, pero desde muy pequeño había residido
en México. Se había impregnado de las tradiciones, sobretodo de las ofrendas
para los difuntos los días 1 y 2 de noviembre. Se podía decir que era su
favorita por toda la preparación y los significados que guardaban las cosas que
se ponían ahí.



 



Al casarse había dejado de hacerlo,  sin embargo, ese año recuperaría la
tradición. Desgraciadamente no con el mejor motivo…



 



 



No podía siquiera mantenerse en pie del dolor. Deseaba que
no estuviera llegando noviembre de nuevo, y con él, ese olor característico a
flor de cempasúchil… a flor de muerto. Esas flores que únicamente tenían olor
los días primero y segundo de noviembre, como si estuvieran indicándole a los
muertos que son bienvenidos.



Lo había hecho a petición de su hijo, que quería rendirle
una conmemoración a su padre. Ese era el único motivo por el cual lo hacía…



 



 



Recorría el mercado, sumergido entre la masa humana,
buscando los elementos faltantes de la ofrenda. Papel picado, veladoras e
incienso. Podía observar las caras felices de los niños que corrían y
jugueteaban, o comían una calaverita de azúcar esperando que sus padres
terminaran de hacer las compras.



Se apresuró…



En verdad era doloroso estar parado ahí. No quería recordar
a Gaara… no quería pensar que él no estaba con ellos y no lo volverían a ver
nunca más. Hacer la ofrenda era difícil por ese motivo. Significaría la
aceptación de que había partido… para siempre.



El teléfono sonaba con insistencia. El moreno apenas había logrado
enjabonarle el rojo cabello a Kenji, su hijo de cinco años y creía que no  lograría alzar la dichosa bocina antes de que
la llamada se cortara.



Se apresuró a contestar, y con un jadeo y esfuerzo para recomponerse
habló.



-buenas tardes…



-¿Se encuentra el señor Sasuke Uchiha?- preguntó una voz apagada.
Monótona.



-Si, él habla…- la desconfianza se veía reflejada en el azabache.



-Hablo de la Cruz Roja…hablo para informarle que…



Al escuchar la noticia, la bocina del teléfono se desprendió de sus
manos y cayó con ruido sordo al suelo…



¿¿Muerto?? No podía estar muerto… Esa mañana se había despedido de él
con una enorme sonrisa en la cara. Diciendole que volvería para la comida y que
después llevarían al niño al cine.



 



Al recordar eso, sentía que las lágrimas comenzarían a
bullir desenfrenadas por sus mejillas. Ese día se le había acabado el mundo,
las ganas de vivir y toda ilusión de efímera felicidad… todo eso se lo había
llevado el pelirrojo cuando murió.



Caminó a paso veloz para llegar a casa a tiempo para montar
las cosas con su hijo. Sabía que para Kenji, el hecho de participar activamente
en eso era importante.



El niño se veía tan entusiasmado con la idea de que su papá
regresara, aunque fuera solo por unos breves instantes que se mostraba de lo
más impaciente. Incluso, Sasuke tuvo que reprenderlo en un par de ocasiones
para que se controlara.



-¿Para qué son las velas papi?- preguntó el pelirrojito
mientras intentaba prender una con un cerillo. Sasuke se los quitó de la mano.



-Kenji, los cerillos no se tocan.- miró a su hijo reprobadoramente
unos instantes y después, suavizando un poco el tono respondió- Las velas
sirven para alumbrar el camino de los espírirus. Así es como llegan aquí.



-¿Por qué no usan lámparas?- miró inocente a su papá.



-Porque…- miró al pequeño con el rostro un poco desencajado
antes de responder- no sé. Supongo que no se les ha ocurrido.



Le asombraba la inocencia y la vitalidad que tenía su hijo.
Apenas hacía un par de meses que había perdido a su padre y sonreía como antes.
Incluso se mostraba activo y abierto con otros niños.



 



Sasuke acababa de romper la bolsa.



Gaara corría de un lado al otro, sin saber exactamente que hacer a
pesar de haberlo repasado quince veces en los cursos prenatales.



El caos era la única constante en ese sitio en ese preciso momento. Sin
embargo se las ingeniaron para ir al area de emergencias del hospital.



La incertidumbre gobernaba la sala de quirófano mientras Sasuke le daba
apoyo moral a Gaara, diciéndole que todo estaría bien. Aun siendo el pelirrojo
quien tendría que estar haciendo esa labor.



No importaba…



Tan pronto escucharon el llanto el bebé, y se lo llevaron a medir y
pesar, ambos volvieron a respirar. Se habían convertido en una familia de tres…
y se amaban.



  



Colocó las cosas en silencio. Tenía un nudo en la garganta
simplemente de imaginarse que esa era la única vez al año en que podría
sentirse cerca de su amado marido. No entendía porque las cosas habían salido
así. No entendía porque Gaara lo había dejado solo con Kenji… aun sabiendo que
lo necesitaba para poder sentirse pleno.



Sin darse cuenta comenzó a sollozar, dejando gotas saladas
en el papel picado. Su hijo lo miraba entre curioso y triste. Desde que su papá
había muerto, su papi se ponía a llorar todo el tiempo aunque casi siempre se
escondía para que no lo vieran.



Lo jaló suavemente por la ropa, con el puñito cerrado en la
camisa.



-Papi…- llamó



-¿Qué sucede Kenji?- preguntó el Uchiha limpiándose con una
manga las lágrimas, que apenas había notado.



-¿Le puedo poner esto a mi papá en la ofrenda?- desdobló una
hoja de papel y se la mostró al mayor.



Un dibujo…



Sasuke sonrió melancólico y la puso en la ofrenda, junto al
agua y a la foto de Gaara, para después levantarse y cargar a su hijo en brazos
para besarlo.



-Claro que sí… ahí lo vamos a poner para que tu papá lo vea.



 



Habían despertado esa mañana con las sábanas revueltas y enredados en
un férreo abrazo.



-Buenos días cielo…-el pelirrojo besó los revueltos cabellos oscuros de
Sasuke, que se encontraba aferrado a su pecho.



-Buenos días amor…- se incorporó un poco, dando oportunidad al de ojos
claros de desperezarse y levantarse de la cama.



-Hoy saldré temprano… debo recoger unas cosas a la oficina y llevarlas
al despacho del contador.



-Manda a alguien a que lo haga… quedate en cama conmigo- instó Sasuke.
Gaara simplemente sonrió de medio lado y contestó.



-Eso es lo que más me gustaría en este mundo… pero te prometo que hoy
vendré a comer y después llevaremos al niño al cine. ¿Te gusta la idea?



Frunció un poco el ceño, señal de que preferiría tener a su esposo en
la cama junto a él que ir a ver alguna pésima película infantil.



El pelirrojo se acercó- ¿si te doy un beso te va a gustar?



-A lo mejor… todavía no lo sé.



Sintió los tersos labios de su pareja tocar los suyos.



-Está bien… ¿me prometes que vendrás?



-Te lo prometo…



 



-Maldito mentiroso…- se desvestía el moreno y se envolvía en
las sábanas- me prometiste que llegarías y no lo hiciste…



La almohada comenzó a humedecerse al tiempo que sus ojos se
iban cerrando…



 



 



 



 



Se sentía raro caminar de nuevo por ahí. Esa casa que tanto
añoraba.



Miró la ofrenda, indicada por las luces que lo habían
ayudado a entrar y lentamente se acercó. Tenía hambre, de eso no cabía duda,
pero… si solamente le otorgaban una noche al año para ver a su familia prefería
entrar unos momentos a velar sus sueños.



Los cuidaba siempre desde el lugar en donde estaba, pero
únicamente desde lejos.  Quería tocar a
su hijo, escuchar su respiración pausada o inundarse de la frescura de su risa
nuevamente. Añoraba besar a Sasuke, revolverle el cabello o simplemente verlo
molesto por alguna tontería.



Estar parado frente a la ofrenda le permitió analizar lo que
había. Sasuke había puesto un poco de su comida favorita, unos cigarrillos y
pan de dulce. Había calaveritas de azúcar, en representación de comerse a la
muerte y en alguna medida vencerla. 
Estaba el vaso de agua para poder beber y una foto suya.



La foto de su boda…



Le llamó la atención un dibujo que estaba al lado. Los
garabatos apenas se alcanzaban a distinguir, 
y las letras, torpemente trazadas enternecían esa hoja.



Dos figuras se encontraban tomadas de la mano al centro,
mientras que otra, con alas volaba por encima de ellos. “Papá… te quiero.
Gracias por cuidarnos. Dile a mi papi que ya no llore.”



 



Colocó el dibujo en su sitio y se dirigió a la recamara
llena de juguetes en que dormía su pequeño hijo. Le dolía haberlo dejado tan
pronto. Hubiera deseado estar ahí para hacerse cargo de él y verlo crecer.
Deseaba estar ahí para él, pero sabía que no lo podría hacer.



Contempló su sueño impasible durante un rato antes de
dirigirse a la habitación de al lado. Ahí se encontraba Sasuke.



De sueño intranquilo y pesado, no dejaba de moverse de un
lado al otro en la cama.



Se sentó a su lado…



No quería separarse de él. Hubiera dado todo por quedarse en
cama ese día.



 



Salió apresurado de casa. Quería regresar lo antes posible para pasar
la tarde con su familia. Llegó a la oficina y recogió los papeles rápidamente.



La oficina del contable no estaba a más de quince minutos en auto.



Avanzó tan pronto la luz verde favoreció a su carril. Iba pensando en
que película vería con su hijo esa tarde…



Tan solo sintió el impacto de un coche mover su automóvil, y después…
todo fue diferente.



 



Ese auto lo había matado en el choque por cruzarse el alto.
Le había robado a su  esposo y a su hijo.
Le había  arrebatado la vida.



Besó de nuevo el cabello de su esposo, todavía aspirando el
olor a avellanas que desprendía.



-Sasuke… ya no llores. …ste es el único día del año en que
puedo venir a verlos. Me alegra que estén bien… Kenji ha crecido mucho. Por
favor, cuida bien de él y procura ser feliz tu también. Prometo ayudarte… por
cierto, gracias por la ofrenda.



 



 



 



 

Notas finales:

espero les haya gustado. No dejemos que estas tradiciones se pierdam. Que tengan un buen día

 

Dejar un review no cuesta nada ^^


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