Mi niño
-Lo siento Severus, pero tiene que ser así, tú lo sabes.
-No Albus, tu no puedes obligarme a eso.
-Mi niño claro que puedo o ¿Por qué crees que soy el director?
-Pues director o no yo puedo negarme.
-no, Severus no me puedes hacer eso soy un pobre viejo.
-Lo que eres es un viejo manipulador.
-Mi querido Severus tu eres un joven fuerte y apuesto- rió Dumblendore- no te puedes negar.
-Esta bien conseguiré la poción; ya la tengo casi lista y los cabellos necesarios- explico Severus- pero preferiría que no la tomaras sabes que a mí no me importa.
Al salir Severus, Albus quedo pensativo
-Pero a mí si Severus, soy un triste cascaron aunque mi espíritu es joven y con mucha imaginación.
Esa noche Severus estaba tomando una copa de hidromiel; Dumblendore le había dicho que lo esperara para hablar algo importante.
Sonó la puerta y Severus fue a abrir procurando dejar la copa de hidromiel en la mesa.
-¡Hola! Te esperaba; tardaste en venir
-Sabes que nunca me arrepentiría de estar contigo –dijo seductoramente un hombre de rubios cabellos.
-Eso es lo que mas me gusta de ti- decía Severus mientras se besaban con pasión y se iban desvistiendo- que siempre cumples tus promesas.
El hombre joven de negros cabellos dormía placidamente; estaba arropado hasta la cintura y sus brazos firmes estaban sobre su pecho.
A sus treinta y cuatro años Severus estaba en la flor de su vida.
El otro hombre lo miraba con infinito amor; el anciano de blancos cabellos y flácidas carnes, con sus muchas arrugas que surcaban su cara amaba con locura a ese joven.
Maldecía su edad a pesar d que Severus le correspondía y le decía que no le importaba su edad.
Pero el sabia que a su edad no podía seguir los pasos de su adorado niño. Por eso tomaba la poción multijugos mejorada para brindarle a Severus un amante joven y diferente cada vez que estaban juntos.
Gatos
En las noches de luna la señora Norris, la gata del conserje, se paseaba por los tejados; una noche se encontró con una gata gris con extrañas marcas en la cara que semejaban unos lentes.
Las gatas se amaban en los tejados con mucha bulla y ruidos; no dejaban dormir a los estudiantes y profesores de Hogwarts, esa gata era insaciable pobre señora Norris
En la clase de transformaciones la Prof. McGonagall tenía cara de cansancio pero una sonrisa de oreja a oreja.
Voldi
El señor oscuro, el-que-no-debe-ser-nombrado, el mago tenebroso mas poderoso de todos los tiempos; el mismísimo Lord Voldemort estaba frente al espejo de repente se dio la vuelta y pregunto a su fiel mortifaga Bellatrix.
-Dime bella, contesta, es una simple pregunta
-Señor amo –dijo Bella con una risita mal contenida
- Crucio, Crucio, Crucio –grito el lord con toda su rabia.
Bellatrix apenas sobrevivió…
-Lucius ven aquí –dijo siseante el señor oscuro
-¿me llamo mi lord? –dijo asustado
-¿Qué opinas?
-Señor, yo no se; es que no tengo mucho gusto-soltando una sonora carcajada.
- Crucio, Crucio, Crucio – volvió a gritar el lord con toda su rabia.
Lucius nunca volvió a ser el mismo…
-Severus ¿Dónde estas?
-dígame mi amo
-¿Cuál? Y si te ríes te vas a ir a acompañar a Bella y Lucius.
-Señor los calvos están de moda y atraen a las brujas porque tienen un aura sexy.
-No te pregunte eso- dijo mientras jugaba con la varita.
-Señor la peluca morada no le queda bien por el color mejor use la amarilla que es mejor.
-No podían decir eso cuerda de inútiles- le grito a la docena de mortifagos que estaban en el suelo- ¡CRUCIO!