Escuché como el despertador sonaba; abrí un ojo para ver la hora, las 04:00 a.m. Sin duda era el de mi hermana el que había sonado. Volví a cerrar el ojo para seguir durmiendo. Ya había pasado 8 años desde que mi hermana está con Aina, aunque ahora se ven menos por el trabajo de ambas.
Shion-chan tiene 24 años y ya había acabado la universidad de diseño gráfico y ahora estaba en una empresa haciendo carteles y poniendo criaturas extrañas en las películas de fantasía. Se había dejado crecer su cabello, que ahora lo tiene amarrado en una coleta baja ¡Le queda genial!
Aina tiene 23 años y ya estaba como profesora de parvulario infantil, ya llevaba tiempo trabajando allí.
Muchas veces he hablado con ellas para que vivieran juntas, pero siempre me dicen que no me pueden dejar sola en casa, así que tardarían un poco en estar juntas todo el día.
Asuka-chan tiene 23 años y estaba estudiando medicina, pero a la vez está en un hospital ayudando a un médico, lo más seguro que se saque el graduado este año. Y si no recordaba mal, estaba viviendo con su novia Ayumi, que tiene la misma edad que Aina y está como profesora de psicología en mi instituto.
Yukio tiene 24 años y está viviendo con su novia Hikari, quien también es profesora de educación infantil; Yukio-kun es informático.
Yo ahora tengo 14 años y estoy en segundo de secundaria, igual que Kaoru. Aún ando detrás de ella y cada vez me duele más sentir esto por ella… Ambas nos sentábamos juntas, como siempre, pero a medida que va pasando el tiempo me cuesta muchísimo mirarla a los ojos o hablarle decentemente, ya que me pongo muy tímida y nerviosa.
El despertador volvió a sonar. Esta vez si que era el mío. Me desperté perezosamente para apagarlo y empezar a prepararme para irme a la escuela. Me había dejado crecer un poco el cabello, pero no mucho, y crecer he crecido poco –mi hermana me saca dos cabezas-.
Me puse un vestido azul y una camiseta amarilla para coger mi mochila y empezar a salir de casa.
Caminaba tranquilamente, pero sumida a mis pensamientos. Lo único en que podía pensar era en Kaoru; en su sonrisa, en su energía y todo lo relacionado con ella… ¡¿Cómo podía amarla tanto?! Seguro que ella estará interesada en otra persona… Como por ejemplo Shinta Nanta, un chico de 15 años, cabello corto negro de ojos verdes y que repitió curso por no hacer nada. Ambos siempre están discutiendo y me protegen mucho, dicen que los que se pelean se desean, por eso supongo que estará interesada en él…
Di un gran suspiro para notar como una mano se posaba en mi hombro.
-¡Aaah! –Chillé asustada.- ¡Kaoru-chan! –Exclamé en cuanto me giré y vi esos hermosos ojos cafés que me hipnotizaban.
-Hola –Me saludó dulcemente con una bella sonrisa.
Se había echo más alta que yo, por no decir que ya me sacaba media cabeza, pero seguía siendo tan linda como siempre. Empecé a ponerme nerviosa y a ruborizarme cada vez más, por eso le desvié la mirada, cosa que me gané una mirada de no entender.
-¿Te ocurre algo? –Me preguntó intentando buscar mis ojos.
-¡Nada! –Me giré nerviosa.- ¿Vamos tirando? –Dije intentando aparentar tranquilidad, pero mi voz tembló un poco.
-De acuerdo…
Ambas empezamos a caminar en dirección a la escuela, una al lado de la otra, pero sin mirarnos ni hablarnos. Empecé a incomodarme por el silencio, pero prefería eso a que descubriera mis sentimientos por ella.
-Aika-chan… -Cogió mi brazo para detenerme y girarme lentamente para mirarme a los ojos.- Yo… Esto…
-¡AIKA-CHAN! –Se escuchó una voz alegre a lo lejos.
Ambas miramos en dirección de donde provenía la voz, era Shinta, quien corría hacia nosotras con su típica sonrisa dibujada en su rostro.
-Buenos días –Saludé aliviada.
-Si… Buenos días –Pude notar cierta molestia en la voz de Kaoru.
-¿De buen humor a buena mañana? –Dijo irónicamente Shinta mirando a Kaoru.
-¿Algún problema?
-¡Ninguno señoría! –Lo miró con fastidio y él sonrió victorioso.- ¡Buenos mis pequeñas! ¿Vamos hiendo? –Dijo con su típica energía.
-Si –Asintió Kaoru girándose y empezando a caminar.
-¿Y a esta que narices le pasa? –Me preguntó Shinta acercándose a mí para que ella no le escuchara.
-No lo sé… -Bajé la mirada triste.
Me miró seriamente para acariciar mi cabeza y mirarme con una sonrisa.
-¡El infierno empieza! –Bromeó para coger mi mano y la de Kaoru para empezar a correr con nosotras detrás.
-¡Espera! ¡Suéltanos! –Reclamaba Kaoru, pero él ni la escuchaba.
Como todos los días, las clases pasaban aburridas, menos cuando Shinta hacía alguna broma en medio de la clase. Lo peor de todo es que no podía parar de mirarla, muchas veces he hablado con Shion-chan sobre esto, pero ella siempre me dice que no pierda las esperanzas, que cuando menos me lo espere estaré volando con ella.
Suspiré para apoyar mi cara sobre mi mano para volver a mis pensamientos, sin prestar atención a la profesora de historia. De nuevo soñaba despierta. Soñaba con que estaba en medio de un campo de bellas rosas rojas, donde yo estaba vestida con un vestido blanco de una sola pieza, sentada y mirando ilusionada las rosas. Pero siempre hay unos brazos que me rodean en un cálido abrazo, girando la cabeza y viendo a Kaoru, vestida igual que yo y con una dulce sonrisa en sus labios.
Sacudí la cabeza para salir de ese sueño; nunca se va a cumplir, es hora de que madure y deje de soñar. Me tengo que centrar en los estudios.
El día fue pasando y lo único que hacía era mirarla, pero cada vez que nuestros ojos se encontraban le desviaba la mirada completamente ruborizada. El día acabó y yo me fui sola hacia mi casa, donde encontré a mi hermana en la mesa rodeada de papeles; lo más seguro que haciendo un cartel para hacer publicidad.
En cuanto escuchó la puerta me miró y me dedicó una dulce sonrisa para acercarse a mí y rodearme con sus protectores brazos, depositando un beso en mi mejilla.
-¿Cómo te fue el día? –Me preguntó cogiendo mi mochila y dejándola sobre una silla.
-Pues… -Me senté delante de ella para bajar la mirada.
Me miró para dejar de trabajar, cruzarse de brazos para mirarme con un rostro lleno de cariño.
-Kaoru ¿Cierto? –Asentí y ella se rascó la nuca sin borrar su sonrisa.- ¿Sabes? Yo también lo pasé mal con Aina-chan… Pero míranos, ahora estamos juntas –Se levantó para acercarse a mí.- Tú no decides de quien te enamoras, sino el –Dijo señalando mi pecho, diciendo mi corazón.- Nos volvemos ciegos cuando nos enamoramos y nos engañamos –Acarició mi cabeza.- El amor algún día te sorprenderá ¿O acaso no te acuerdas lo que me dijiste hace 8 años atrás?
-La gente cambia… Al igual que sus opiniones
-Yo creo que sigues pensando igual, pero para ti piensas en otra forma –La miré con ojos tristes.- Cuando menos te lo pienses estarás caminando a su lado, cogidas de las manos –Me dijo antes de ir a recoger sus cosas para preparar la comida.
Me quedé pensativa por lo que me dijo. Es verdad que para los demás soy muy optimista, pero conmigo soy demasiado sincera… Suspiré para irme a la cocina para ayudarla a cocinar.
Amar duele mucho… Pero es más angustioso que otra cosa.