Un día más que se terminaba, un concierto más que sumar a tantos éxitos conseguidos…
Pero eso ya no le importaba.
Sentado en unos de los incómodos sillones del autobús, resopla pensando en el largo viaje que se le presentaba por delante. Se acomoda más tratando de encontrar una postura más cómoda sin conseguirlo, cerrando los ojos al escuchar ese sonido tan dulce que era la risa de su hermano.
-No quiero jugar contigo, me haces trampas-ríe Bill negando con la cabeza.
-¡Por favor! -le suplica Georg-Gustav está con el portátil, tu hermano en babia… ¡y yo me aburro!
-Lo siento, pero la respuesta sigue siendo no. Juega tú solo…
-Así no es tan divertido.
Tras lanzar otra carcajada, se da la vuelta y se deja caer al lado de su hermano, quien abre los ojos y se pone rígido a su contacto.
-¿Te molesto?-le pregunta al verle reaccionar así.
-No, no es eso. Estoy cansado, creo que subiré a tratar de dormir.
Sin darle oportunidad de hablar, se levanta y pasa por encima de él, echando a correr hacia las escaleras y subirlas lo más rápido posible, dejando a su hermano confuso, perdido en sus pensamientos de los que él no formaba parte.
Una vez arriba, se sienta en su cama y se pasa las manos por la cara mientras gime frustrado. ¿Por qué era el amor tan complicado? ¿Qué había hecho para enamorarse de su hermano?
No lo entendía. Solo le bastaba extender una mano y coger a una de las muchas chicas que suspiraban por el. Pero el destino era muy cruel y le había hecho elegir a la persona equivocada, a la que estaba fuera del alcance de su mano.
Suspira y se levanta para desnudarse y ponerse un pijama. Trataría de dormir, esperando no soñar con lo mismo de siempre y que tanto le torturaba. La cara de su hermano con una sonrisa en sus dulces labios.
Se echa y tapa hasta la cabeza, cerrando los ojos con fuerza, rezando para no soñar en vano.
Se queda mirando como le abandona su hermano y no puede evitar sentirse muy mal. Se alejaba de su lado y solo le había tocado. ¿Qué pasaría si algún día descubría la verdad?
No se podía quitar de la cabeza a su hermano. Se puso tenso a su contacto y subió corriendo al piso superior. Sabe que hay algo que le atormentaba, siempre era el ultimo en irse a la cama.
-Solo una partidita, por favor-oye que le suplica Georg desesperado.
Solo acepta para así poder sacarse a su hermano de la cabeza, distraerse un rato. Pero no puede evitarlo y piensa en él con más fuerza.
-Me estás dejando ganar-ríe Georg cuando vuelve a ganar.
-Ya te dije que me hacías trampas-se defiende tirando el mando.
Decide subir a hablar con su hermano, ignorando las promesas de Georg de que le daría ventaja en la próxima ronda. Sube despacio las escaleras y se asoma a la zona de las literas, viéndole tumbado en la suya bien tapado hasta la cabeza.
Una idea cruza por su mente y recordando los viejos tiempos en los que cuando uno de ellos tenía un problema acudía a la cama del otro y se echaba en ella.
Se desnuda con rapidez y quedándose solo en boxers se mete bajo las sábanas de la litera de su hermano, quien ya se había quedado profundamente dormido y no se había enterado.
Se acopla a su espalda y apoyando la cara en su cuello cierra los ojos suspirando. Tendría que esperar a que se despertara para poder hablar.
Porque ya no era solo para averiguar que le pasaba a su hermano, sentía que debería liberar su alma de una vez, contarle ese miedo que día a día sentía crecer en su cuerpo.
Era gay, ya lo había asumido. Pero ¿Por qué sentía algo que no debía? ¿Por qué miraba a su hermano sin poder evitar suspirar por él?
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