-Sabes es impolíticamente correcto que yo piense en ti, al menos de la forma en que lo hago. La reacción de mi familia podría llegar a tener repercusiones muy serias para ti y para mi, si se enteran sobre la forma en que te miro y la forma en que me devuelves la mirada. Es más probablemente podrían incluso presionar para que te desheredaran y a mi mandarme a otra escuela lejos de aquí.
Así que necesito saber una razón, una sola por la que tú o yo deberíamos estar aquí- Ese era el discurso que había preparado cuidadosamente, que había estructurado para convencerlo de lo inapropiado de nuestra relación.
Tamaki me miro sonriendo y solo dijo:- Porque nos agrada estar aquí- jamás se lo diré pero se ve hermoso tendido sobre la cama, en el lecho revuelto, y sus brazos y hombros descubiertos dejándome adivinar la desnudez que hay debajo de la sabana.
Y todos mis argumentos se fueron por la borda en el momento en que vi la cálida sonrisa de Tamaki. Y me quedo contemplándolo si poder hacer otra cosa que promesas a mi mismo dirigidas a él:
Porque aunque suene increíblemente cursi y patético necesito que seas feliz, necesito seas feliz siempre y en todo momento.Siento pánico al pensar que no es así, siento ira contra quienes te hacen sufrir y me he prometido a mi mismo que abarcare el mundo por completo solo para hacerlo un mejor lugar para ti. Porque una lagrima tuya rompería mi corazón. Porque si tu no iluminas mi mundo con tu sonrisa entonces el invierno habita seguirá habitando en mi. Y esa es la compulsión que me lleva a buscar hacerte feliz y si me desprecio por ello, pero como ya lo dije es una compulsión.
-¿En qué piensas, Kyouya?- pregunta mirándome con expresión curiosa, sale de la cama, se pone la bata y se sienta en el sillón frente a mí.
-En nada
-¿Te preocupa lo que dirá tu padre?
-No, si a estas alturas no ha dicho nada es que no debe importarle- Y es cierto eso no me importa por la forma en que pueda o no censurarme, me preocupa que pueda afectarle a Tamaki, y luego sonrío con malicia- ¿O no recuerdas la escena de la cocina, del club, de la sala, el comedor…?-enumero todos los lugares donde no hemos podido evitar comportarnos
-Está bien, he entendido- dice Tamaki visiblemente sonrojado- ¿Pero dime, entonces, en que pensabas?
-¿Quieres saberlo?- me inclino un poco ante él
-Si
-Pensaba en cómo hacerte feliz
Tamaki me mira un poco desconcertado pero después vuelve a sonreírme- Bésame
-¿Qué?
-Kyouya, bésame- se acerca a mi y me sigue sonriendo
Lo miro sorprendido, no puedo creer lo simple que puede llegar a ser, pero supongo que eso es lo que me atrae de él. Lo tomo de la barbilla y lo beso, lenta y profundamente, saboreando sus labios, acariciando su boca e intentando preservar el instante, hasta que solo somos nosotros dos en el mundo o más bien nos aislamos de mundo y creamos el nuestro; y entiendo su simpleza… y la comparto.
Cuando terminamos el beso recarga su frente en la mía- ¿Lo ves?, así soy feliz- me dice alegre y no puedo evitar sonreírle a mi vez. Y por este instante decido dejarme llevar por su simpleza, aunque sea solo en el fugaz instante que puedo besarlo y estar con él.