Las hojas de los árboles susurraban sus lamentos movidas por el aire de la noche. Les acompañaba mis suspiros acompasados y el crujir de las sábanas por no poder dormir. De repente capté algo. ¿Música? Sí, era una melodía agradable y que me recordaba…
Me levanté de la cama rápidamente, me puse una bata encima del pijama para no coger frío y bajé las escaleras poco a poco. Las notas van llegando hasta mí con mayor claridad… Papá…
Me asomé con prudencia a la puerta. El enorme salón estaba iluminado por la tenue luz de la enorme luna que reinaba en el cielo. Las ramas agitándose llenaban la estancia de sombras qe la daban un aspecto tétrico.
En el medio del salón un piano y acariciando sus teclas un pianista… Un pianista sin apenas futuro ejerciendo de esa profesión, un pianista que tiempo atrás fue un ilustre abogado defensor, el mejor del país y que dentro de una semana volverá a ejercer de nuevo sus funciones ya olvidadas.
Papá, se te ve tan místico tocando de esa forma… Y esa canción… “Para Elissa”, para mí, ¿verdad papá Nick? Tú elegiste mi nombre de esa hermosa melodía y estoy orgullosa de llamarme así, de que mi nombre sea Elissa, porque es igual de bonito que esa canción, la cual fue la primera que tocaste en cuanto estuve en casa, ¿recuerdas?
Yo era muy pequeña y era la primera vez que salía del centro de adopción. Me trajo hasta aquí papá Miles y lo primero que me enseñó fue la habitación en la que tú tocabas el piano, con esta misma melodía. Papá Miles te miró sonriente y dijo “Wright, te presentó a nuestra hija”
En ese momento, dejaste de tocar y me miraste a los ojos. Recuerdo tu sonrisa de felicidad y como viniste hasta mí y me abrazaste. Yo entonces tenía seis años y a pesar de haber pasado tanto tiempo, lo recuerdo como si fuera ayer. Los dos me estrechasteis entre vuestros brazo y me sentí la niña mas feliz y afortunada del mundo.
Han pasado ya diez años de eso. Aún recuerdo tus palabras “Ya sé que nombre quiero darle a nuestra pequeña. Se llamará Elissa, como la melodía mas hermosa que jamás he tocado” Papá Miles me cogió a cuestas y me acercó al piano. Entonces tu tocaste “Para Elissa”. Al terminar, recuerdo que con lágrimas en los ojos te dije “Papi, quiero que me llames Elissa” Y tú contestaste “Cada vez que suene esta melodía, ten en cuenta que será para ti…”
Noté como alguien me abrazaba por detrás.
-Papá Miles…
Me cogió de la mano y fuimos hasta donde estaba papá Nick.
-Elissa, como has cambiado desde la primera vez que toqué esta canción para ti… Ahora eres una mujercita de dieciséis años, la mujercita mas hermosa que he visto…
-Ya papi, pero hay cosas que no cambian, como el hecho de que jamás me cansaré de oírte tocar…
Y de nuevo, en aquel salón en el que no transcurre el tiempo, volvió a sonar “Para Elissa”, mientras se sucedían las miradas de amor de los mejores amantes que he conocido nunca, un abogado defensor inocente y justiciero y un fiscal sin aparentes sentimientos y sangre fría. En definitiva, de mis padres…
Ahora, al son de mi historia escrita en notas musicales podré dormir, ¿verdad, papis?