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Tiro por la culata por che plata

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Notas del fanfic:

Los derechos de death note no pe pertenecen, chalalá-chalalá de haber sido así, se hubiera ido a la ruina. Tampoco tiene ningun fin lucrativo, solo es entretenimiento a los lectores

Notas del capitulo: No tengo mucho que decir, solo que seas bienvenida y que espero que este fic sea de tu entero gusto. Para cualquier comentario estoy abierta a todo tipo de críticas y comentarios. Gracias por leer.

¿Qué era lo que a una persona tan ambiciosa y competitiva como a Mello le molestaba? Era simple, no poder conseguir lo que se proponía. Y ése, era el gran defecto que le impedía ser el numero uno. Al no tenerlo (lo que quería conseguir), se acomplejaba, al acomplejarse se obsesionaba y a veces  a tal punto de razonar ilógicamente. Y cuando esto ultimo suceda, Mihael Kheel se transformaba en una persona impredecible y a veces imprudente.

 

  Pero esta vez no se trataba de algún examen o comparación, ni tampoco tenia nada que ver la afamada discusión del sucesor de L lo que perturbaba su psique. Era algo de lo que ni el mismo tenía seguro. ¿Cuánto tiempo tenia saliendo con Matt? Bueno, salir no es tanto la palabra correcta, lo que entre ellos se dio, no tenia nombre que les comprometiera Pero compartían algo que con nadie mas harían, o eso pensaba el rubio. El punto es..., lo descubrió, Matt estaba con otro chico ¿cómo podía ese pedazo de carne traicionarle de ese modo? Estaba tan molesto... 

 A cada paso que daba, podía escuchar un rechinar, la obscena idea de poder encontrar a alguno de sus compañeros en una situación comprometedora, provocaba una maligna sonrisa en el joven ojiazul. La cercanía de la posible escena alborotaba su ansiedad. Gemidos... uno de ellos se hacia sonar con fuerza, en tanto el otro, se reprimía un poco. “Más cerca” pensó travieso el rubio hasta por fin llegar a la puerta 26 del tercer pasillo, era de allí en donde el concierto de placeres se llevaba acabo. Recostó su oído de forma cuidadosa sobre la puerta y escuchó con atención lo siguiente: 

-ha... detente, tengo que llegar antes de esa hora-pidió la voz que parecía perteneciente a... ¿podía ser cierto? 

Su mente conjeturó miles de posibilidades antes de dar con la correcta, en tanto que su cuerpo abría involuntariamente la puerta para contemplar “la acción”. La escena le calló de golpe, como un tremendo costal de pierdas sobre su espalda. Matt, su “perro fiel” se encontraba bajo el cuerpo de uno de sus compañeros de clase en medio de aquel coito.

Una clase de calor subió por si cuello, luego sus mejillas hasta quedar inmerso en un mar de coraje que se interpretaba con un rostro totalmente rojo y una boca torcida de coraje.Avanzó a paso firme y seguro, lo suficientemente seguro como para interpretar que el rubio no tenía intención de retroceder y que no sentía intimidación alguna frente a dos cuerpos desnudos.  

-Hey Mello, ¿qué haces?- cuestionó el pelirrojo quitándose de encima a su compañero.  

-¡perra traidora!-masculló con el rostro descompuesto en rabia  

-¿cuál es tu maldito problema Mello?-le reclamó el chico con quien Matt se había metido. 

No hubo mas tiempo para reclamos ya que la violencia en su más bárbara y apasionada expresión no se grita, se ejerce. La impresión y el valor que poseía aquel muchacho (con el que matt se acostó) era poco comparado con la ira desbordante de Mello, tan así que su cuerpo parecía como de trapo ante el fuerte agarre que le sacó de la cama. La adrenalina del rubio y la espontaneidad de sensaciones que corroería su mente, hacían a su cuerpo mas tenso hasta llegar a darle fuerzas que normalmente no mostraba. Siempre supo que ese poder estaba ahí, pero solo cuando esa bélica sensación le invadía, sentía esa fuerza más accesible que en otros momentos.  

Apretó el puño y disparó como si este rebotara como resorte hasta impactar el rostro de aquel escuálido. Esté por su parte, recibió el golpe en toda la nariz y al instante un hilo de sangre resbaló por sus labios. Cuando intentó reponerse de la herida se vio sorprendido por un segundo impacto, el dolor le distaría y sin darse cuenta se encontraba tirado y sobre suyo, aquel rubio seguía propinándole trancazos en el cuerpo y el rostro.  

Matt por su parte, se quedó algo sorprendido, su compañero parecía una masa siendo moldeada por alguno escultor extraño y psicópata. Aunque aquel chico podía dar buena batalla, no podía contra la histeria de Mello que lo hacía mas animal que humano y que seguramente perdía mas conciencia de sí mismo a cada golpe que daba. Al ver que su oponente no hacia mucho por defenderse, el rubio lo tomó del cuello y apretó con fuerza, con toda la maldita intención de matarlo una vez torturado.

Por fin, su oportunidad se había presentado. El otro, hizo lo mismo, trató de estrujar al ojiazul pero no parecía tener mucho efecto en él, tal vez por la poca fuerza que le quedaba o tanto golpe le hizo perder la percepción correcta de la fuerza, simplemente era imposible.  

-¡basta ya!-intervino matt dándole una bofetada al rubio en toda su cara -deja de comportarte como un animal, no es el fin del mundo. 

Mello miro hacia abajo, donde estaba el pobre chico, arremetiéndole un ultimo golpe en el ojo.  

-Esto es para que no te metas con lo mío-advirtió el rubio. 

 -¡Mello, espera! 

Se puso de pie y se fue bastante molesto pero un poco más tranquilo, tras él, el pelirrojo le seguía semidesnudo y con el pantalón a medio abrochar, corría lo más rápido posible pero los simples pasos del aludido eran más veloces.

-Mello detente, ¡estas actuando como una princesita celosa!-reclamó el mas joven al ver la actitud tan sentida e infantil que adoptaba el otro.  

-¡¿princesita?!-clamó irónico e irritado- ¡princesita parecías tu con ese idiota dentro de ti! 

-¡ya pasó, tranquilo!-por fin lo logró alcanzar para tranquilizarlo. 

Pero Mello, quien conocía perfectamente la técnica de su compañero se hizo el indiferente y prosiguió son su marcha. No, esta vez no lo conseguiría tan fácilmente, ahora los abrazos y unas cuantas lamidas no funcionarían y menos desconociendo en donde fue a meter la boca o lo que se halla metido. Antes, un tierno beso era suficiente para disipar cualquier coraje, pero no, ahora su cachorro sería sometido al castigo por traicionar a su dueño.  

Por fin ambos llegaron a una puerta a mitad de pasillo, el rubio la abrió de par en par, dejando entrar de lleno la luz resplandeciente que había en el patio. Desde ahí se podía ver a todos los niños jugando bajo el sol, todo lo ocurrido le provocó una excitante emoción que trajo consigo un plan bastante ingenioso pero a la vez con muchos riesgos y probabilidades de perder.

El pelirrojo seguía sin entender los que probablemente estuviera pensando Mello, no hizo mas quedarse ahí plantado y observar como su amigo se aventuraba en los jardines de edificio. Caminaba entre sus compañeros pero con el objetivo bien señalado. Bajo la sombra de un árbol, Mello encontró a un peliblanco que jugaba con un rompecabezas. Éste alzó la mirad para ver a quien enfrente tenía y su sorpresa fue grande al interceptar aquellos ojos azules. El rubio se agachó un poco, atrapó el rostro del albino entre sus manos y le plantó un efusivo beso. Matt y todos los ahí presentes se quedaron boquiabiertos y con un profundo suspiro atorado en el pecho. Aquella impresión resonó como un extraño gemido asombrado por todos aquellos que contemplaron la escena.

Hecho esto, Mello se volvió a erguir y desde donde estaba vociferó: 

-¡yo también sé jugar sucio!, ¿qué dices a eso princesita? El pelirrojo, por su parte, no se agarraría a golpes al peliblanco por el capricho de un berrinchudo como Mello. Por eso, y antes de que su impotencia creciera mas, se marchó de lugar a pasos pesados como si cargara en ellos concreto. Aun así, confiaba en una cosa, esto terminaría pronto porque era puro capricho, es un castigo, nada mas y una vez fuera perdonado volvería con su torpe amo. 

Mientras en el jardín. Near volvía a su lugar habitual algo sonrojado y un poco inquieto, intentó volver a su rompecabezas pero se encontraba un poco desconcentrado.

Mello le miró por unos instantes, dándose cuanta que aquel beso afecto la percepción a aquel niño, tanto así que intentaba hacer embonar una par de piezas que ni coincidían.  

-esa no va ahí, es la otra de la esquina-señaló el rubio sonriente al notar que este no encontraba el error. 

-oh, es cierto, no lo noté-dijo el mas joven.

 -Near,  ¿te habían besado alguna vez?-cuestionó Kheel con la intención de molestarle. 

-...-no hubo respuesta. El albino aun trataba de concretar la pregunta en su mente.-tal vez mi madre  lo hizo alguna vez.  

-lo dudo, sino, no estuvieras aquí- interpuso el mas grande al oír la ridícula respuesta-... y seguramente jamás has tenido pareja, ¿he? 

-¿qué quieres? ¿por qué yo entre tantos? 

-Porque eres especial-mentía el rubio. 

-¿especial para ti? Si tu me odias, lo sé, me lo has dicho y muchos otros me lo recuerdan. 

“Dos pájaros de un tiro” Pensaban al unísono. Este era el maquiavélico plan de Mello, castigar al cachorro con la persona menos imaginada y burlarse del genio.  

-¿es que no lo sabes?-le pregunto entre ironía y asombro al albino-digo que te odio  para llamar tu atención. 

-es la peor mentira que me han contado-respondió escéptico-mira, si quieres poner celoso a Matt puedes escoger a cualquier otro chico, el resultado va a ser el mismo, casi, solo que yo no me veré involucrado. 

-¿y por que entre tantos, no puedes ser tu?- invirtió la pregunta.  

-¡¡Porque me odias, soy tu Némesis!! 

Mello sonrió confiado, ahora lo entendía todo, se sentó al lado del mas joven y con su mano tomó su barbilla y le dio uno, dos, tres besos o tal vez unos cuantos más. La debilidad de Near  era sencilla, era él mismo, ¡el genio estaba enamorado de él! ¿cómo confirmar semejante premisa? Simple, el niño del rompecabezas no impedía nada, aunque no correspondía, cerraba sus ojos y se dejaba llevar pero antes de arrastrarlo a la locura, tenía que eliminar del albino algunas inseguridades.

Finalmente Mello termino de hacer lo suyo con su nueva pareja, éste, que por su parte contemplaba al suelo algo sonrojado, prefería esquivar los inquisitivos ojos del rubio a mirarle con su burlona sonrisa. 

-Ahora bien, planeemos lo que aremos mañana... 

-¿cuándo dije que te ayudaría?-intervino Nate. 

-¿quieres que te dé otro beso?

-...- 

-Así me gusta Near-dijo el ojiazul al ver a su compañero voltear nuevamente al suelo y sonrojado, como si no tuviera mas que reclamar.

-Escucha blanquito, decide lo que quieras pero caerás, así que por las buenas te recomiendo que sedas de una vez.-aconsejó con una sonrisa un tanto cínica. 

-¿eres tan terco? 

-¿quieres probar?

 

continura...

Notas finales:  Gracias por leer!Che plata Fiel servilleta

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