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MI JARDINERO por LIMC0712

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Bueno aquí les traigo el segundo capítulo de esta historia, no se afanen la acción viene pronto hasta ahora se está desarrollando el entorno de la historia.

CAPITULO 2

¿EMPLEADO O ESCLAVO?

Los días fueron pasando,  la rubia se sentía muy cómoda con Marlene ya que representaba un apoyo en su solitaria vida, de cierta manera la joven se había convertido en su salvadora.

-¿Y qué piensas hacer Haruka?

-Pues no lo sé por lo pronto conseguir un trabajo para poder sostenerme.

-Nadie te está echando ¿porque te empeñas en irte?

-Marlene tu sabes que estoy muy agradecida por lo que has hecho por mí, pero no quiero abusar mas de tus buenas intenciones, además debo encontrar mi propio camino.

La rubia sabía que no podía quedarse cruzada de brazos, si pretendía recuperar su vida debía tomar acciones de inmediato.

-En un palacio cerca de aquí están necesitando un nuevo jardinero, así no estarás  lejos y puedes visitarme-

-Me parece una buena  idea, ¿dónde queda?

- Yo te llevaré estoy libre por el momento, así que alístate, no perdamos más tiempo.

Noches atrás Haruka estuvo cuestionándose acerca del porque su nueva amiga había decidido prestarle ayuda, no era muy común que eso sucediera sin haber una razón de por medio, era el momento preciso de despejar dudas ya que sus caminos tomarían rumbos diferentes.  

-Espera Marlene.

-¿Dime?

-¿Quiero saber  porque me ayudaste?

-Sabia que tarde o temprano preguntarías eso, verás... yo era como tú, no tenía a donde ir, vagaba sin rumbo alguno,  para mí era muy doloroso el no tener a nadie que me brindara una mano, el destino me jugó una mala pasada y ahora mira donde estoy, vendiendo mi cuerpo al mejor postor.

-No te avergüences de lo que eres, sin importa lo que hagas tienes un buen corazón y eso nadie te lo puede quitar - Haruka abrazo a la chica, aquellas palabras tocaron su corazón de alguna manera.

 

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Haruka se encontraba ante un imponente palacio, no podía creer que ese lugar fuera tan lindo, "quien puede ser el dueño de tan imponente construcción" pensó admirando minuciosamente cada detalle como percatándose que no fuera una  ilusión.

-Joven... joven- dijo una de las empleadas interrumpiendo los pensamientos  en los cuales se encontraba sumergida la rubia

 -El Señor Kaioh quiere verlo, sígame lo guiaré hasta su despacho.

Desde  que Haruka puso un pie en esa casa su corazón no dejo latir con fuerza,  sabía perfectamente que lo que provocaba esa sensación no eran los nervios o la ansiedad, a su mente regreso aquel pensamiento que tuvo cuando conoció a Marlene, ¿sería posible que con la llegada a ese hogar el destino le estuviera dando otra oportunidad?, ahora se encontraba caminando por aquel pasillo esperando llegar al lugar que quizá le cambiaria la vida. 

-Señor Leonard, aquí está el joven que desea el trabajo- dijo la mujer  haciendo una reverencia.

-Muy bien retírese.

-Si señor permiso.

Si su corazón antes latía fuertemente ahora seguro se saldría de su pecho, el aspecto de aquel hombre era intimidante. Ni siquiera la observaba. Tenía su mirada clavada en una torre de papeles que pasaba de un lado a otro revisando detalles.

El silencio era incómodo, sepulcral, el ambiente del lugar frio y lúgubre, al igual que la actitud del hombre, pronto se escucharon unas palabras que rompieron el letargo.

-Antes que nada quiero decirle que necesito personas que cumplan con sus deberes- dijo observándola de pies a cabeza

- ¡Uhhhhmmm!, es usted muy joven y eso era lo que buscaba, el trabajo en esta mansión es agotador, se requiere de mucho esfuerzo físico y dedicación para llevarlo a cabo.

-Hará lo que yo le pida que haga- hizo una pausa poniéndose de pie - si es necesario que limpie mis zapatos con su lengua lo hará, su labor comenzara de 4:00 am hasta que yo le diga que puede descansar, hay una cabaña muy cerca de aquí en la cual usted puede dormir y asearse, quiero que entienda que esto más que ser un palacio es una hacienda y no quiero gente perezosa... lo toma o lo deja.

Haruka dudo un momento al ver que aquel hombre no quería un empleado sino un esclavo, pero recordó que necesitaba ese trabajo para poder subsistir, además no dejada de sentir aquella sensación de cambio que invadía entero su ser. Esa era su oportunidad y no la dejaría escapar.

-Acepto- dijo decidida

-Excelente, pero hay algo que le exijo y espero que se cumpla, el jardín es lo más importante para mi hija, por eso debe permanecer en perfecto estado, un empleado lo llevara a la cabaña para que se instale y mañana empezarán sus labores.

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La rubia abrió la puerta de su nuevo hogar, no era lo que esperaba, estaba bastante deteriorado y emanaba un olor muy desagradable.

"Genial, esto no es una cabaña, hasta los marranos tienen mejores cocheras" pensó examinando por completo el sitio.

Acomodó sus cosas como pudo, el atardecer amenazaba con esconder la poca luz que quedaba dándole la bienvenida al resplandor de la luna, se recostó en la cama ubicada en el centro de la habitación, era pequeña pero innegablemente cómoda, pronto la pesadez en sus parpados le impidieron seguir lucida, cayendo en un profundo y apacible sueño.

A las tres de la mañana estaba en pie, tomo una ducha rápida, el agua estaba helada entumiendo cada uno de sus músculos, seco su cuerpo tratando de darse calor, comió algo que su amiga Marlene le había empacado el día anterior, con suerte no estaba dañado.

A las cuatro en  punto se presento ante Leonard quien de inmediato le entrego una lista en la cual detallaba cada una de las labores que debía cumplir entre estas estaba, barrer los establos, limpiar las cocheras, darle de comer a los caballos, barrer las hojas secas de un campo que al mirarlo parecía infinito, en fin un sinnúmero de trabajos que dejaron a la rubia exhausta al final del día. Pero ese hasta ahora era el comienzo.

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El tiempo transcurrió y las labores eran cada vez mas tediosas y agotadoras, ya tenía tres meses de estar ahí y no sabía cómo había podido aguantar tanto. "Definitivamente la necesidad tiene cara de perro" pensó la chica, quien tenía su cuerpo adolorido por tener que mover 70 bultos de cemento de un lado a otro sin ayuda alguna. Su espalda resentida, y sus manos magulladas eran  fiel reflejo de que las cosas no habían sido fáciles esos últimos días, todo parecía una prueba de aguante, para medir hasta donde podía ser capaz de resistir. El chirrido agudo de la puerta la hizo volver a la realidad.

- ¿Puedo pasar?-

-Señorita Kaioh, ¿qué hace usted aquí?, su padre se podría enojar  si se entera.

 

Flash back

La  suave brisa matutina acariciaba a cada una de las flores que habitaban aquel jardín, indudablemente era un lugar mágico, en el ambiente se respiraba un aroma a ilusión, sueños, y esperanzas, la mejor parte de su trabajo comenzaba cuando llegaba allí, no era problema mantener el lugar en perfectas condiciones ya que lo apreciaba como si fuera suyo.

-Desde que llegaste el jardín está más hermoso que nunca.- se escucho una voz a su espalda

-Señorita Michiru, esa fue la condición más importante impuesta por el Señor Leonard para mantener mi empleo aquí.

Haruka giro sobre sus talones contemplando el ser más hermoso que haya podido dar la creación.

-Veo que mi padre te exige mucho.

-Con todo respeto Señorita, para mí no es ningún trabajo cuidar de este hermoso jardín, aunque no tan hermoso como usted debo decirle.

-Vaya eres muy guapa y coqueta.

"¿Cómo lo supo si es la primera vez que cruzamos palabra?" pensó Haruka extrañada.

-Señorita le ruego por favor que no le diga a su padre acerca de mi femineidad, perdería mi empleo y no tengo a donde ir.

-No te preocupes tu secreto está a salvo conmigo, mi padre no sabrá que eres mujer, al menos no por mi boca.

-Gracias.

Ese primer encuentro fue mágico, la ternura que irradiaba Michiru provocó  que una ola de sentimientos luchara por  aflorar en Haruka. Ahora no había mañana en la cual la rubia no enviara un ramo con las mejores flores a Michiru, consolidando una gran amistad.

Fin flash back

-Tengo que curar esas heridas de tus manos o se infectarán y mañana no podrás hacer labor alguna.  

La rubia extendió sus manos hacia Michiru  quien las contemplaba y acariciaba con cariño, era evidente la atracción que sentía la una hacia la otra, pero el temor a lo prohibido era más grande que cualquier otro sentimiento que sus corazones quisieran exteriorizar.

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Bueno hasta aquí esta segunda parte, espero que les haya gustado. Gracias por leer.

 

 


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