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¿Niñera? ¡¡Dirás supernanny!! por devil may cry

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Notas del capitulo:

Bueeeeeeeeeeeeeeeeeno, aquí está la actualización de mi fic ^^

La verdad es que no me gusta mucho cómo me ha quedado el cap., pero era necesario que acabara así XD

Espero que lo disfrutéis, y lo siento ><



Capítulo 6: la tentación vive al lado


- ¿¡Qué coño pasa con vosotros?! –Deidara estaba histérico en el salón de los Uchiha, regañándolos a los tres.

- Deidara, por favor –hablaba Naruto–. Lo siento.

- Lo sientes –le clavó la mirada–. ¿Lo sientes? ¡¿Qué coño quieres decir con que lo sientes?!


Naruto bajó la mirada apenado y los dos Uchiha le miraban. Itachi habló;


- Deidara, ¿podemos hablar en privado? –se levantó y el rubio mayor le miró.

- Ahora no quiero hablar contigo a solas Uchiha irresponsable.


Itachi le miró y le cogió por el codo, arrastrándole hacia la cocina. Los dos menores miraron la escena extrañados. Se miraron y rápidamente desviaron sus miradas.


- Deidara, ahora mismo vas a explicarme lo que pasa.

- No sé qué quieres decir. –bajó su mirada y ladeó la cabeza.

- Mientes peor que mi hermano –le cogió la barbilla con brusquedad e hizo que le mirara a los ojos–. A mí no puedes engañarme Deidara. ¿Cuántas veces lo ha intentado? ¿Qué le pasó a vuestros padres? No me creo que Naruto haya cambiado tanto porque una noche se aprovecharan de él. Dímelo o te lo llevas de vuelta. –estaba muy serio, no parpadeaba y respiraba agitadamente. Quería la verdad, y Deidara se la iba a decir sí o sí.

- E- está bien, pero baja ningún concepto puedes contárselo a nadie, ¿me has entendido? Ni a tus amigos, ni a Sasuke ni a desconocidos, a nadie –le miró muy seriamente–. Y nunca, repito; nunca le digas a Naruto que lo sabes, o yo mismo te daré una paliza que jamás olvidarás.

- Lo prometo. –asintió. El rubio suspiró y cerró la puerta de la cocina, asegurándose antes de que no había nadie detrás o cerca escuchando.

- De acuerdo –se organizaba mentalmente–. Nuestros padres no tuvieron un accidente –miró a Itachi e hizo una pausa para coger fuerzas– fueron asesinados.



OoOoOoOoOoOoOoOoO


- ¿Por qué lo has hecho? –Sasuke estaba en el sofá de brazos cruzados.

- Sasuke –Naruto se acercó a él, por lo que el moreno le miró –lo siento muchísimo, pero creía…  –bajó la cabeza e hizo una larga pausa– creía que no me soportabais.
- Estaba enfadado –se acomodó sentándose con el cuerpo hacia él– e Itachi también. No ha sido culpa tuya. Oye –interrumpió al rubio que iba a hablar– tú, bueno… eres lo mejor que nos ha pasado a los dos– se miraron y Naruto le preguntó con la mirada–. Bueno, nos haces la comida, vas a la compra y… no se respira tensión en el ambiente –Naruto enarcó una ceja–. A veces –el rubio rió.

- ¿Tú también lo has notado? –preguntó el rubio picaronamente.

- Naruto –le recriminó.

- Has empezado tú, y si has captado lo que quería decirte –continuó y se acercó más al moreno– es que tú también has notado la tensión sexual– Sasuke se levantó del sofá, enfadado y se fue a su habitación sin decir nada.


OoOoOoOoOoOoOoOoO


Sólo se oía el sonido de las agujas del reloj de la cocina. Un silencio sepulcral les envolvía fríamente a ambos, en uno de los momentos más indeseados e incómodos que habían tenido hasta el momento. Deidara estaba llorando e Itachi estaba perplejo, asustado y enfadado. No sabía qué hacer o qué decir. Únicamente veía al rubio sollozar, balbuceaba e intentaba ser comprensible, pero Itachi ya no escuchaba, no le prestaba atención. Cansado, se levantó de la silla y se giró, mirando las agujas el reloj en incesante movimiento rítmico. El rubio le miró desde la mesa. Itachi se giró y sus miradas se cruzaron. Deidara volvió a mirar sus manos, como si no hubiera nada más interesante en aquel lugar. El mayor volvió a sentarse, pero esta vez en la silla contigua a su acompañante. Le abrazó fuertemente y compartieron su dolor.


OoOoOoOoOoOoOoOoO



El viernes había llegado. Deidara había preparado el desayuno para todos los integrantes de la casa. Llegaron uno por uno. Primero Naruto, después Sasuke, y por último Itachi. Él se quedó en el umbral de la puerta, admirando el comportamiento del rubio menor. Naruto estaba chinchando a su hermano menor y Deidara los regañaba por comportarse como críos. Naruto se giró bruscamente y al hacerlo, la mermelada del cuchillo fue a parar a la cara de Sasuke. Él se enfadó y empezó a gritarle, pero no le escuchaba porque estaba riendo alegremente junto con su hermano mayor. Itachi sonrió por verles felices. El sufrimiento que debieron pasar debió de ser horrible. Dirigió su mirada a la muñequera que Naruto siempre llevaba en la mano derecha. Su sonrisa se borró de la cara inmediatamente.


- Itachi –dijo Deidara–, ¿no te sientas?

- Claro –contestó saliendo de su ensoñación.

- Itachi, me pasas el azúcar, ¿porfa? –dijo Naruto alegremente.

- Claro –le sonrió–, toma –se lo pasó y Naruto cogió el bote con la derecha. Itachi volvió a fijarse en la muñequera, pero apartó la vista rápidamente.

- Bueno Sasuke –habló Deidara– ¿qué tal te van los estudios?

- Bien –respondió secamente.

- No seas maleducado –le riñó su hermano mayor.

- Es que me van bien –dijo cogiendo la mermelada de fresa–. No tengo nada más que decir.

- Serás…

- No importa Itachi –interrumpió Deidara– me alegra oír eso. ¿Vas bien en matemáticas? –Naruto se atragantó con la tostada.

- Sí, ¿por qué? –le miró interrumpiendo su sorbo de café.

- Verás, es que a Naruto no…

- Deidara –interrumpió Naruto–, no necesito clases de repaso –se enfadó–. Me basto y me sobro en matemáticas.

- Sí –le miró –con cincos pelados –miró a Sasuke–. Como iba diciendo, ¿podrías darle clases a Naruto, por favor? –Sasuke le miró y luego miró al rubio menor.

- Claro, por qué no. –acabó de beberse el café y miró a Naruto, divertido.



OoOoOoOoOoOoOoOoO



Las clases habían empezado hacía ya un cuarto de hora, y Naruto lo estaba pasando mal. Le dolía mucho la cabeza y el profesor aún no venía. Le habían hablado de él. Iba con los ojos y la cara maquillada, tenía el pelo largo y su habla se asemejaba al siseo de las serpientes. Con esa descripción, el rubio se imaginaba a un travesti reptando por los pasillos. Rió ante la idea y la cabeza le dio vueltas. La apoyó sobre la mesa y cerró los ojos. Kiba, que estaba a su lado, le preguntó si se encontraba bien. Naruto dijo que no con su dedo índice derecho y Kiba sonrió.


- ¿Por qué no vas a refrescarte al lavabo? –apoyó su mano sobre el hombro de su amigo– te acompaña si quieres.

- Vale –dijo Naruto con voz débil.


Ambos se levantaron de sus sillas y se dirigieron a la puerta de la clase cuando ésta se abrió. Toda la clase se calló automáticamente y se sentaron correctamente. El profesor entró y  miró a ambos muchachos, de mal humor. Kiba sujetaba a Naruto y éste tenía la cabeza gacha. Al entrar su profesor la levantó y le miró a los ojos con la boca semiabierta y algo sonrojado por el mareo. El profesor le miró sorprendido y luego sonrió maliciosamente.


- Siéntense, por favor. –no dijo nada más y se fue a sentar a su mesa.

- Pero profesor –habló Kiba con miedo –Naruto se encuentra algo mareado y…

- He dicho que se sienten –interrumpió–. El señorito Namikaze puede aguantar perfectamente hasta el final de la clase.

- Uzumaki –habló apenas imperceptiblemente el rubio.

- ¿Cómo dice? –preguntó el profesor.

- Naruto Uzumaki, por favor. –le repitió.

- Está bien. Señorito Uzumaki siéntese, y no me haga esperar, no se me conoce por mi paciencia.


Kiba acompañó a Naruto a su asiento, y el rubio, enfadado, murmuró insultos hacia el profesor.


- Soy impaciente, pero no imbécil, Naruto Uzumaki –el rubio le miró desde su asiento–. Pídame perdón inmediatamente.

- Perdón –dijo sin mirarle.

- No, no, lo tienes que decir de corazón –sonrió.

- Lo siento –le miró enfadado el rubio– de corazón –se puso una mano en el pecho y agarró su camiseta negra de manga corta ajustada con fuerza para simular su falso dolor.

- Es usted un impertinente –le recriminó el profesor.

- Si, se me conoce por eso –sonrió.


El profesor se levantó de su asiento y le miró enfadado. Cogió la tiza y escribió en la pizarra un problema de tercer grado. Al acabar de escribirlo se giró hacia Naruto y le dijo;


- A ver si eres capaz de resolverlo, Uzumaki –Naruto miró el problema y después al profesor. No tenía ni idea. Miró a Kiba y él estaba igual, miró a Hinata y ella estaba perpleja, luego miró al resto de la clase y todos estaban callados mirando hacia el suelo. Estaba claro que ninguno sabía resolver aquel problema–. Vamos, no tengo todo el tiempo del mundo.


Naruto se levantó lentamente por su mareo y fue hacia la pizarra. Cogió la tiza del maestro que le miraba divertido y miró la pizarra. Volvió a mirar al profesor y dejó la tiza en su mesa.


- Lo siento, pero no sé resolverlo –dijo entre dientes.

- Eso suponía –ensanchó su sonrisa el profesor– Soy Orochimaru, empecemos con buen pie –le dio la mano para que se la estrechara.


Naruto le miró sin saber qué hacer. Miró su mano y se la estrechó. El profesor le devolvió el gesto de tal manera que al rubio le dio un escalofrío y apartó la mano de seguida. Orochimaru le miró sonriente y le pidió perdón por si el apretón había sido demasiado fuerte para él. El rubio le dijo que estaba mareado y el profesor asintió.


- Siéntate e irás al baño a la hora del patio –el rubio frunció el cejo–. Vamos chiquitín, pórtate bien.


Naruto se apartó bruscamente de él y le miró asustado. El profesor sonrió y Naruto vio como todo le daba vueltas. Cayó en medio de la clase y todos sus compañeros se levantaron a socorrerle. Todos menos el profesor, que se fue a su asiento sonriendo y bebió un sorbo de su botella de Coca-Cola.


OoOoOoOoOoOoOoOoO


________________________

- Vamos chiquitín, pórtate bien y no te haremos daño –rió fuertemente el payaso.

- Naruto, por favor, no hagas ninguna locura, hazles caso y no te matarán… –se veía preocupado, pero Naruto no podía dejar de llorar.

________________________


Naruto se despertó de repente, llorando y sudando en la enfermería del colegio. Kiba, que estaba a su lado, se sobresaltó y se acercó a él rápidamente. Le puso la mano en el hombro, pero el rubio la rechazó rápidamente. Kiba se asustó y le miró a los ojos. Naruto se tranquilizó y se tapó la cara con ambas manos, sentado y encorvado hacia delante.


- Naruto –Kiba se sentó en la cama en la que estaba su amigo–, ¿estás bien?

- No –contestó secamente.

- ¿Qué te ha pasado? –le puso de nuevo la mano en el hombro– El profesor te ha susurrado de algo y te has puesto pálido –Naruto le miró y no supo contestarle.

- Lo siento, Kiba –se destapó e intentó bajarse de la camilla, pero justo entonces la enfermera entró y vio lo que intentaba hacer. Fue corriendo hacia él y le puso de nuevo en la cama.

- No debes moverte –le regañó–. Estabas a cuarenta y uno de fiebre hace apenas media hora, no dejaré que te vayas –dijo poniéndole la mano en la frente.

- P-pero…

- Nada de peros jovencito, has dormido durante tres horas y media, son las doce y media del mediodía muchacho, y creo que deberías seguir descansado hasta que yo te lo diga –le arropó.

- Más vale que le hagas caso –rió Kiba– Shizune no te dejará marchar.

- Correcto –se giró y entró por una puerta que quedaba a la derecha de la cama. Al salir llevaba una aspirina y un vaso con agua templada–. Tómate esto y te sentirás mejor. Te dejaré marcharte en cuarenta minutos, pero si prefieres puedes llamar a tus padres para que vengan a recogerte –Naruto miró sus manos y Kiba, al verlo, se llevó a Shizune a la habitación contigua. Le explicó que sus padres ya no estaban con él, y que lo tenía bastante reciente. Shizune se arrepintió mucho y salió de la habitación apenada–. Lo siento –dijo la muchacha–  toma, aquí tienes. Le dejó las cosas en la mesita de al lado. Kiba cuídale por mí, tengo cosas que hacer –el moreno asintió y Shizune se fue a su despacho.

- Siento que haya dicho…

- No importa –le interrumpió el rubio– en serio –le miró.

- De acuerdo –volvió a sentarse con él–. Bueno, como es hora de comer todos se estarán preguntando dónde estamos. Voy a decírselo a Lee y ahora vuelvo, ¿ok?

- Claro –sonrió– te espero.


Kiba se fue de la enfermería hacia el comedor de la escuela corriendo. Al llegar los vio a todos, incluido a Gaara, sentados en la mesa del comedor. Cuando vieron a Kiba rieron. Temari se levantó bruscamente de la mesa y dio un golpe con sus manos. Gaara le recriminó.


- Sí, bueno, lo siento –dijo mirando a su hermano–. ¿Puede saberse dónde estabas? Te estábamos esperando. ¿Cómo está Naruto? –habló preocupada. Kiba se extrañó de que Temari lo supiera, pero recordó que Gaara e Hinata también estaban en su clase.

- Está mejor, pero aún tiene algo de fiebre. Shizune no le dejará salir de la enfermería hasta que esté recuperado –todos rieron.


Sasuke y su grupo estaban en la mesa contigua. El moreno, escuchando la conversación, paró de comer y se levantó, interrumpiendo la conversación que había en su mesa.


- ¿Qué haces Uchi-amargado? –preguntó Sai extrañado por su comportamiento.

- Ahora vengo –respondió sin más.


Vieron cómo Sasuke salía del comedor con algo de prisa, y se miraron entre ellos. La mesa de Temari, que se había percatado de la extraña conducta del Uchiha menor, miró a los otros. Sai miró hacia la mesa de sus compañeros, y vio a Gaara por primera vez. Abrió los ojos y se le cayó el tenedor de la mano. Al cabo de medio minuto cada uno volvió a su conversación y el moreno miró a Shikamaru.


- Oye Shikamaru –le dijo bajito–, ¿quién es ese bombón?

- ¿Gaara? –le miró extrañado– es el hermano menor de Temari.

- ¿Y desde cuándo cursa en este instituto? –preguntó interesado.

- Desde hace años, pero es la primera vez que le veo comiendo acompañado –dijo mirando a Temari. Cuando ella le devolvió la mirada él la apartó y se sonrojó–. Y si no recuerdo mal, ya lo habías visto antes con naruto.

- Anda –dijo divertido–, es muy guapo.


OoOoOoOoOoOoOoOoO



Naruto estaba aburrido mirando el techo. Hacía siete minutos o así que Kiba había salido a decírselo a los demás, y cuatro que se había tomado la aspirina. Tenía los brazos tras la cabeza y tarareaba mentalmente How to save a life de The Frames.

La puerta de la enfermería se abrió de repente y Naruto, sin mirar a la persona que había entrado, se quejó diciendo en voz alta;


- Joder Kiba, dónde estaban, ¿en China a por rollitos de primavera?

- No soy Kiba –dijo Sasuke acercándose– y para tu información están en al comedor comiendo frankfurts.

- Sasuke –se sentó en la cama tan de golpe que se mareó–. ¿Qué demonios estás haciendo aquí? –se puso las manos en las sienes.

- Venir a verte, ¿a ti qué te parece? –se cruzó de brazos al llegar al lado de su cama.

- Pues no sé. Te podrías encontrar mal perfectamente. De momento no necesito que nadie venga a verme –sonrió.

- Eres un bestia –le regañó– si te encontrabas mal no deberías haber venido.

- Deja de regañarme –se cruzó de brazos–, joder, hoy todo el mundo la toma conmigo y me regaña.

- ¿Qué ha pasado? Me han dicho que Orochimaru te ha dicho algo y te has desmayado –Naruto se quedó quieto, sin hablar, sin saber qué contestar.

- Estaba mareado y me he desmayado, no hay más –dijo balbuceando.

- Ya –le cogió por la barbilla y le hizo mirarle a los ojos–, por qué será que no te creo.

- Tú sabrás –le apartó la mano.

- Naruto, sólo me preocupo por ti.

- Lo sé –le miró a los ojos y Sasuke los apartó rápidamente.

- Bueno, veo que ya estás mejor, me iré entonces –se levantó de la camilla sin mirarle y el rubio le cogió la mano derecha–. ¿Qué? –preguntó sin girarse.

- ¿Vamos a hacer ver que ayer no tuvimos aquella conversación? –preguntó seriamente el rubio.

- Naruto –le miró– no quiero hablar sobre eso.

- No estoy diciendo que nos gustemos –el moreno se incomodó– únicamente es atracción sexual, física.

- Naruto…

- Oh –entendió–, ¿es que he herido tu orgullo de macho Uchiha? –el moreno le miró enfadado–. No te puede atraer un chico porque es de maricas, ¿no?

- No es eso –le encaró–. Lo que pasa es que no soporto que me atraiga un criajo mimado y estúpido como tú.

- ¿Perdona? –se enfadó el rubio y saltó de la camilla–. ¿Quién te crees que eres tú para hablarme así?

- Soy mayor que tú, y merezco un mínimo respeto por tu parte –se acercó amenazadoramente hacia el rubio–. En ningún momento he dicho que no me atraigas sexualmente –puso una mano a cada lado del cuerpo de Naruto, lo que hizo que el rubio se apoyara en la cama y se echara un poco hacia atrás.


Kiba abrió la puerta en ese momento, pero al ver la situación y que no se habían dado cuenta decidió volver a salir. Entrecerró la puerta y se quedó mirando por el espacio que quedaba. Apenas se oía la conversación de ambos, pero no le importaba. ¿Qué pasaba entre ellos dos? ¿Por qué se comportaban tan raro cuando estaban juntos?


- ¿Entonces? –el rubio acercó sus labios a los del moreno.

- Entonces… no soporto que estés tan bueno –le cogió de la cintura con la mano izquierda y la nuca con la derecha, fundiéndose en un fogoso beso. Sus lenguas se entrelazaban con avidez, y sus cuerpos estaban cada vez más pegados. Sasuke le subió a la camilla con ambos brazos y se puso entre sus piernas. Naruto las enredó en su espalda y el beso era cada vez más y más ardiente.


Kiba decidió acabar de cerrar la puerta, sonrojado por lo que acababa de ver. Decidió esperar fuera pacientemente a que el Uchiha saliera de la habitación. Entretanto, dentro, Naruto mordía y lamía el cuello de Sasuke mientras éste acariciaba el torso del rubio y su espalda.

Sasuke se apartó bruscamente de Naruto y él se extrañó. El mayor se puso bien la camisa y el pantalón y se fue caminando hacia la salida. Naruto, asombrado, le siguió y le paró de nuevo, pero cuando el moreno se giró le dijo:


- Esto ha sido una muestra de lo que no puede pasar, y lo que no vas a tener. –sonrió de lado.

- ¿Qué? –preguntó totalmente confundido.

- Lo siento, pero no puedo verte nada en ti más allá del niño pequeño que me seguía a todas partes.

- Pero –hizo una pausa organizándose las ideas–… lo que acaba de pasar… ¿qué ha sido?

- Ya te lo he dicho –se giró de nuevo para irse.

- Sasuke –el moreno volvió a girarse–. No me conoces, esto sólo ha hecho que me intereses más. No me rendiré –le miró decidido.

- Será divertido ver qué intentas…

- ¿Hs visto alguna vez La tentación vive arriba? –Sasuke le miró dudando– La película de Marilyn Monroe.

- Sí, ¿por qué? –sonrió intuyendo su respuesta.

- Porque yo estoy en tu habitación contigua –Sasuke sonrió.

- Inténtalo.


Sasuke se giró y se dirigió hacia la puerta. Kiba, que había sentido movimiento y a Naruto gritando, se fue corriendo y se quedó en una esquina del pasillo. Vio a Sasuke salir sonriendo. Cuando cerró la puerta, el moreno se quedó callado delante y apoyó su cabeza sobre la misma. Se le veía arrepentido y disgustado, pero no sabía por qué. Se enderezo y se bajó un poco la camisa, para dirigirse al comedor con sus amigos.

Kiba, aprovechando, cuando vio al moreno desparecer por la esquina del pasillo se dirigió a la enfermería. Abrió la puerta y llamó al rubio por su nombre. Éste, metido de nuevo en la cama, le miró malhumorado.


- ¿Qué te pasa? –se hizo el sueco.

- Nada, no importa –se sentó en el borde de la camilla–. Sí que has tardado, ¿no?

- Sí, bueno –se puso nervioso y colocó su mano izquierda tras su cabeza, rascándose la nuca–, es que me he entretenido con una conversación muy interesante, lo siento.

- No importa, pero ahora creo que ya me puedo ir. Han pasado veinticinco minutos.

- Okey, vamos a comer pues, que tengo un hambre que me muero –dijo el moreno sonriendo. El rubio imitó su gesto y ambos se dirigieron al comedor.


Al llegar allí, Temari se puso a gritar el nombre de los dos, por lo que todo el comedor se enteró de la presencia de ambos. Los dos llegaron y dejaron sus mochilas en el banquillo, pero fueron a por sus bandejas de comida porque tenían un agujero en el estómago. Al volver ambos tenían frankfurts y patatas fritas, además de una ensalada y el postre; un yogurt de frutas del bosque para Naruto y uno de macedonia para Kiba.


- Vaya –habló Lee– veo que sigues con los mismos gustos que Kiba.

- Nop –sonrió el rubio– Kiba tiene los mismos gustos que yo –todos rieron.

- ¿Estás mejor, N-Naruto? –preguntó Hinata cohibida-

- Sí, muchas gracias por preocuparte –le sonrió.

- No es n-nada –bajó la cabeza avergonzada–, todos lo estamos.

- ¿Y qué te ha pasado? –preguntó Gaara.

- Pues me habrá dado un bajón de azúcar, no sé –empezó a comer.

- Pero te has desmayado justo después de que el profesor te susurrara algo –se puso inquisitivo.

- No, bueno –dijo echándose el pelo para atrás con la mano izquierda–, es que supongo que el problema de la pizarra ha acabado de redondearlo –rió con el tic en la misma mano. Todos rieron menos Gaara. ¿Por qué le mentía tanto? Había algo que no les estaba contando, y el pelirrojo se ponía cada vez más impaciente. ¿Cuándo pensaba su padre ir a interrogarle?


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- ¿Pero por qué no vamos ahora? –insistía el pelirrojo.

- Gaara, reabrir el caso es mucho papeleo, y debo estar presente para organizarlo todo, ¿de acuerdo? Ya te avisaré cuando vayamos a hablar con él, no seas impaciente. Además, hay que asegurarse de que son ellos, no querría molestar a ese pobre chico por una equivocación –conducía en dirección a su casa después de haber visitado la escena del crimen.

- ¿Es que necesitas más pruebas? –preguntó enfadado –La misma tipografía, modus operandi; puertas y ventanas sin forzar, y misma victimología; un matrimonio con un hijo pequeño. ¿Qué más necesitas? ¡Tenemos que ir ahora!

- Gaara por favor –le miró un momento su padre–. ¿Puede saberse qué te pasa? Nunca te habías entrometido tanto en un caso. Es Naruto Namikaze, ¿cierto? ¿Qué demonios te pasa con ese chico? –alternaba su mirada con la carretera y su hijo.

- Es Naruto Uzumaki, papá. –Gaara se quedó mirando la carretera, sin contestar la pregunta de su padre.

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En aquel preciso momento, el Sabaku recibió un mensaje de texto de su padre. Lo leyó, sonrió y siguió comiendo.


- Es que Orochimaru se ha pasado mucho con el problema –empezó Hinata.

- Eso es cierto –le siguió Kiba–. Ni siquiera un alumno de segundo hubiera podido resolverlo.


Los chicos charlaban. Ten Ten se puso furiosa porque odiaba a ese profesor, y Chouji no hablaba mucho, de vez en cuando intervenía, pero prefería comer. Naruto se estaba comiendo el perrito caliente, con el pan y todo, cuando notó que le miraban. Dirigió su vista hacia la derecha y vio a Sasuke mirándole. El rubio sonrió hacia sus adentros y se metió el perrito más profundamente en su boca. El moreno apartó la vista rápidamente del menor y se puso un poco colorado, cuando volvió a mirarle Naruto le estaba mirando, y le quiñó un ojo. Sasuke se levantó de la mesa de repente y sus compañeros se asustaron. Dijo que iba al lavabo y pasó por el lado en que Naruto estaba sentado.


- La tentación vive al lado –sonrió el rubio mientras pasaba Sasuke. Él le miró malhumorado y se  fue más deprisa.


Nadie se percató de ese numerito excepto Shino y Shikamaru. Este último suspiró profundamente y susurró: “esto será más que problemático”. Neji y Sai le miraron extrañados. Shino únicamente asintió, pero luego esbozó una sonrisa que hizo que los dos compañeros que no se enteraban de nada empezaran a hacer preguntas sobre lo que estaba pasando.



OoOoOoOoOoOoOoOoO



- ¿Qué tal el día? –preguntó Deidara al ver a Naruto llegar a casa.

- Bastante productivo –dijo viendo pasar a Sasuke por su lado para subir las escaleras.

- ¿Y eso? –preguntó curioso su hermano mayor.

- Nada, cosas mías –sonrió–. Ah, y hoy en el cole me he desmayado –dijo yendo hacia la cocina a merendar algo.

- ¿¡Que te has qué!? –Deidara le siguió– ¿Por qué no me has llamado? –dijo quedándose en el umbral de la puerta.

- No ha sido nada importante, no te preocupes –dijo sacando la leche de la nevera.

- Naruto, te has desmayado –dijo las palabras más para sí mismo.

- Sí, pero tranquilo, me han cuidado bien en la enfermería.


Se puso un vaso de leche y se lo bebió. Se despidió de su hermano porque dijo que iba a ducharse. Subió a su habitación, se preparó unos pantalones pirata vaqueros y una camiseta blanca ajustada y se metió en la ducha. Después del baño, se vistió y bajó al comedor. Justo cuando iba a sentarse en el sofá, llamaron al timbre. El rubio se dirigió hacia la puerta y gritó que ya iba él porque oía pasos en su misma dirección.

Al abrir la puerta se encontró con Gaara. El rubio se extrañó y cuando iba a preguntarle qué estaba haciendo ahí, su padre apareció tras él. Naruto retrocedió asustado. Todas las imágenes de su pasado vinieron a su cabeza como un torbellino.


- Naruto cariño, ¿quién es? –se oyó la voz de Deidara acercándose a la puerta. Al ver que Naruto no respondía se acercó a él y miró quién estaba allí– Comisario Sabaku… –se sorprendió muchísimo de esa visita.

- En realidad ahora soy jefe de brigada del FBI –sonrió apenado–. Encantado de volver a verte, Deidara. Naruto.

- ¿Por qué está aquí? –Deidara se puso delante de Naruto, que aún seguía medio ido.

- Tenemos que hablar con Naruto –respondió el hombre.

- No quiero hablar con usted –dijo el rubio–. No tengo nada que decir sobre nada, y sea lo que sea no he sido yo.

- Naruto –intervino Gaara–, es imperativo que hablemos contigo.

- ¿Por qué? –preguntó ya asustado, temiéndose lo peor.

- The Fun Clowns han vuelto a atacar aquí, en Japón.



CONTINUARÁ

 



Notas finales:

Bueno, nada, espero que os haya gustado ><


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