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ME CUESTA TANTO OLVIDARTE por lyra

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-Niños, no lo repito más... ¡bajad a cenar!

La llamada de Simone resonó en la cocina haciendo que su marido pegase un salto a su lado.

-Cariño, mis oídos-pidió Gordon tapándoselos.

-No tendría que gritar si mis dos hijos bajaran a cenar cuando se lo pido-rió Simone besando a su marido.

Gordon la atrajo en sus brazos y aprovechando esos minutos de intimidad comenzó a besar profundamente a su mujer, hasta que un carraspeo los interrumpió al cabo de unos segundos.

-Que hay un menor presente-anunció Tom desde la puerta de la cocina.

Se separaron corriendo avergonzados. Simone continuó removiendo en la olla el guisado de la cena mientras que su marido terminaba de poner la mesa.

-¿Y tu hermano?-le preguntó a su hijastro.

-Lleva toda la tarde encerrado en el baño, a saber lo que está haciendo…-rió Tom con malicia.

-Tom Kaulitz, sabes que no me gustan esas bromas-le riñó Simone muy seria.

-Lo siento-se disculpó Tom de la misma manera.

-A lo mejor es que no te ha oído-bromeó Gordon tratando de cortar la tensión.

Simone miró a su marido dispuesta a replicarle, pero la sonrisa que le dirigió se lo impidió y sonrió ella también.

-Se está peinando-aclaró Tom sonriendo-Desde que le has dado permiso para peinarse de esa manera se pasa todo el día delante del espejo. Y no te digo nada cuando prueba su maquillaje nuevo…

-Si a él le gusta, no se lo voy a impedir. Nunca os he prohibido nada, a los dos, si no ahora mismo cogía unas tijeras y te recortaba el pelo-amenazó Simone a su hijo mayor.

-El pelo no importa, pero el maquillaje…-comenzó a decir Gordon.

Se calló al ver la expresión de su mujer. Sabía que no eran sus hijos, pero los quería como tal. Y no le gustaba ver y menos escuchar como los vecinos se reían del menor. La palabra que usaban para nombrarle era “raro”, aunque alguna ocasión escuchó una peor. Le llamaba gay a sus espaldas, para a continuación sonreírle como si nada cuando les daba la cara.

¡Hipócritas! No entendía como podían ser tan crueles con un niño de 14 años…

-La cena se enfría, comamos-dijo Simone poniendo fin a la charla.

-Subiré a por Bill-se ofreció Gordon.

-Te va a tocar sacarle a rastras-le aseguró Tom.

Gordon le guiñó un ojo y corrió escaleras arriba dispuesto a arrancar del espejo a su hijastro pequeño, aunque tuviera que hacerle bajar a cenar cargándoselo sobre un hombro como si de un saco de patatas se tratara.

-Bill, ¿puedo pasar?-llamó a la puerta del baño.

-Enseguida termino…un minuto más-contestó Bill echando más laca a su ya cargado pelo.

-Tu madre te ha llamado para que bajes a cenar, 3 veces-le avisó Gordon.

Maldijo por lo bajo y dejando el bote de laca sobre el lavabo descorrió el cerrojo para que su padrastro pasara.

-No la he oído-se defendió volviéndose a mirar al espejo.

-Pues que suerte…-se le escapó por lo bajo a Gordon.

-¿Cómo?-preguntó Bill mirándole por el espejo.

-Que estás muy guapo así-rectificó Gordon sonriendo.

-¿De verdad? Había pensado en ponerme unas mechas rojas, así destacarían sobre mi pelo negro, aunque tal vez debería dejármelo crecer un poco más…

Viendo que si no le sacaba ya del baño su mujer se iba a enfadar aún más, dio un paso y cogiéndole por la cintura lo impulsó y se lo cargó al hombro tal y como temió que le iba a tocar hacer.

-Cuidado, que me despeino-protestó Bill riendo.

-Si no bajas ahora, tu madre te lo rapará al cero-le amenazó dándole un azote en el trasero.

Bill no pudo evitar gritar al oírlo. ¡Por nada del mundo se cortaría su preciado pelo!

Gordon sonrió al escucharle y se dio prisa en bajar a la cocina, donde dejó su ligera carga en la silla al lado de su otro hijastro.

-Joder, Bill-gruñó Tom llevándose una mano a la nariz-¿Has dejado algo de laca en el bote?

-Al menos yo me peino, ¿cuándo fue la última vez que te cepillaste el pelo?-le picó Bill enojado.

-Prefiero cepillarme otras cosas-rió Tom guiñando un ojo a su hermano.

-¡Tom!-gritó Simone escandalizada.

-Perdón-se disculpó antes de ser castigado por su mala lengua.

Sintió como su hermano le daba con el pie bajo la mesa, girando la cabeza cuando su madre estaba mirando a otro lado e intercambiando un guiño con él. Su madre pensaba que aún era virgen, o eso quería hacer creer.

Solo se lo había contado a su hermano y a Andreas, el mejor amigo de ambos. Solo ellos sabían que hacía más de 1 año que estuvo con una chica por primera vez, y que hacía solo 2 noches desde su última experiencia.

Cenaron en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. Cuando terminaron, y por haber tardado en bajar, Simone castigó a su hijo menor a lavar los platos, y al mayor a secarlos por reírse en alto.




-Date prisa, he quedado-le urgió Tom a su hermano.

-No me metas prisas, hay que lavarlos no romperlos-contestó Bill fregando a conciencia.

-No lo entiendes, hace ya 10 minutos que me esperan…y no veas como me pone saber que….

-¡Vete!-le cortó sin atreverse a mirarle-Antes de que te de algo.

-Gracias, gracias…luego te cuento…

Y soltando el paño con el que secaba los platos que le pasaba su hermano echó a correr por la cocina, chocándose con su padrastro que entraba en esos momentos.

-¿Dónde está el fuego?-bromeó Gordon frotándose el dolorido estómago.

-Perdona, es que he quedado y se me hace tarde…muy tarde-se disculpó Tom sonriendo sin dejar de correr.

-¿Lo sabe tu madre?-preguntó Gordon poniéndose serio.

-Si, me deja hasta las 12-gritó Tom por el camino.

Salió de la casa no pudiendo evitar dar un portazo. Suerte que su madre estaba en la parte de arriba y para cuando saliera a reñirle él ya estaría pegado a los labios de Jessica.


En la cocina Gordon miró a su hijastro pequeño, que seguía lavando los platos con una sonrisa en los labios.

-¿Te echo una mano?-se ofreció cogiendo el paño que su hijastro mayor tiró.

-Como quieras, yo no he quedado-contestó Tom encogiéndose de hombros.

Gordon se colocó a su derecha y fue secando los platos que le pasaba en silencio, solo roto por el ruido del agua al caer.

-Tom ha quedado con una chica, ¿verdad?-preguntó Gordon rompiendo el incómodo silencio.

Pero su hijastro no le contestó, solo dejó de sonreír y se mordió los labios nervioso.

-Me lo puedes contar, no diré nada a vuestra madre…aunque ya sospecha algo.

-Si-contestó Bill en un susurro al cabo de unos minutos.

-¿Y tú…?

Dejó la pregunta en el aire, más que nada porque no sabía como se había atrevido a hacerla. De nuevo solo hubo silencio, y pensó que tal vez le había ofendido.

-No-susurró Bill de nuevo.

Gordon asintió y continuó secando los platos que le iba pasando. No se atrevía a preguntarle el porque, además no había que precipitarlo. El amor llamaría a su corazón tarde o temprano… y ya valía con un hijo espabilado.

Extendió una mano y trató de coger otro plato, pero su hijastro no lo soltó sino que lo retuvo con fuerza. Se giró extrañado y se le quedó mirando sin sospechar lo que vendría a continuación…




Dos horas más tarde se daba la vuelta en la cama, limpiándose las mejillas de lágrimas, pensando en lo idiota que había sido. Oyó abrirse la puerta de su habitación y unos pies desnudos que recorrían el piso. Al poco sintió que las sábanas de su cama eran retiradas y alguien se metía en ella, tapándole de nuevo y acomodándose contra su espalda.

-Lo he pasado genial-confesó Tom en un susurro al oído de su hermano.

Pero Bill no quería oírlo. Movió el cuerpo tratando de alejarse de su hermano, quien lo sintió y le envolvió en sus brazos para evitarlo.

-¿Qué te pasa?-preguntó Tom extrañado.

Pero no obtuvo respuesta de su hermano. Se incorporó un poco y levantando una mano le acarició la mejilla, notándola húmeda a su contacto.

-¿Estás llorando?-preguntó preocupado.

Bill sacudió la cabeza con fuerza. Jamás en la vida se lo contaría. Su hermano nunca sabría lo avergonzado y humillado que se había sentido esa noche.

-Bill…-le llamó con suavidad al sentir en su dedo una lágrima caer.

No lo pudo evitar y se inclinó sobre él, acercándose a su húmeda mejilla para besársela con mucha ternura, casi rozando la comisura de sus labios.

-¿Qué haces?-preguntó Bill logrando escapar de él.

-Nada….es que…me pareció sentir que necesitabas…que alguien te besara, digo-tartamudeó sentándose en la cama.

-Que sabrás tú lo que necesito o no…solo pensando en ti mismo….nunca te he importado en absoluto…-balbuceó Bill entre sollozos.

-Bill…-le llamó de nuevo.

-Vete-le pidió dándole la espalda-No quiero que me cuentes lo feliz que eres mientras yo soy tan desdichado.

Tom le obedeció sin ganas. Salió de su cama y caminó con la cabeza inclinada. Abrió la puerta y salió dejándole llorar en soledad, preguntándose que era lo que había hecho mal…





-Vaya, hoy no hace falta llamarte para que bajes a cenar-dijo Simone a su hijo mayor al verle ya sentado a la mesa-¿Y tu hermano?

-Creo que en el baño-dijo en un susurro.

No lo sabía con exactitud. Tras lo ocurrido la noche anterior no había vuelto a hablar con él. Se fue solo esa mañana al instituto sin esperarle, y como ya estaban en clases separadas no le vio en toda la mañana.

Y tampoco se presentó a ensayar con el grupo por la tarde. Le disculpó ante sus amigos diciendo que sentía irritada la garganta.

-Gordon, ¿subes a por él?-pidió Simone a su marido.

-Lo siento cariño, estoy ocupado-se disculpó Gordon bajando al sótano disimulando.

-Ya voy yo-se ofreció Tom extrañado por la actitud de su padrastro,

Se levantó y corrió escaleras arriba dirigiéndose al baño, donde no llegó a llamar a la puerta. Se paró ante ella escuchando como los sollozos de su hermano la traspasaban y le llegaban al alma.

¿Por qué lloraba su hermano? ¿Por qué lo hacía de esa manera tan amarga?
Notas finales: Y en el próximo capítulo:




Le vio cruzar la calle y sabía con certeza a donde se iba a desahogar. Corrió tras él y le cogió con fuerza del brazo, haciéndole volverse con brusquedad.

-¿Eres imbécil? ¿Cómo has podido decirle eso a mamá?-preguntó muy enfadado.

-Suéltame, me haces daño-protestó Bill forcejeando.

-¿Yo te hago daño? ¿Y mamá? Te podías alegrar por ella y no comportarte como un niño chico-dijo Tom soltándole.

-Que sabrás tú-murmuró Bill girándose.

Se dio por vencido, su hermano era muy testaduro.

-Vas a verle, ¿verdad?-preguntó Tom caminando tras él.

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