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El Altillo por broken black dreams

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Notas del capitulo:

El Altillo
-Capitulo Unico-

Autora: dark_lintu // broken black dreams //
Fandom: Death Note
Disclaimer: Death Note y sus personajes no me pertenecen, son de sus respectivos autores. La idea del fanfic si es mia y la copia o plagio es robo (¡un crimen!). Este fanfic es sin fines de lucro.
Advertencia: Mayores de 10
Summary: L-chan me dijo que el altillo es nuestro lugar secreto. A mí me gusta estar ahí, con él... Él es, sencillamente, la persona que más amo en este mundo; más bien, la única persona que amo.

El Altillo
Capítulo Único
por: - dark_lintu –

“Según el diccionario el altillo es una habitación situada en la parte más alta de la casa y, por lo general aislada.”

Bueno, hasta lo de alto iba bien. ¿Aislada? ¿Cómo se considera una habitación aislada si constantemente vamos a jugar ahí?

L-chan me dijo que el altillo es nuestro lugar secreto. A mí me gusta estar ahí, con él, aunque después de desaparecer por toda la tarde tenga que soportar los maltratos de Mello; a veces se pasa y me deja marcas o moretones y después tengo que mentirle a Roger diciéndole que me caí, todo porque Mello es un maldito violento sadomasoquista. No entiendo cómo es que Matt lo avala y soporta porque bien sé que a él también le pega... será masoquista...

Pero, no importa; ningún castigo físico que pueda recibir se iguala al tiempo que paso en el altillo con L-chan. Él es, sencillamente, la persona que más amo en este mundo; más bien, la única persona que amo.

Todos los días, después de las clases y la hora del almuerzo nos citamos en el altillo. Cuando llego, L-chan está ahí, con una enorme sonrisa y con un plato de torta de fresas en la mano.

Me invita a comer pero me niego. Me pide que me siente a su lado y lo hago gustoso. Me observa atento y comienzo a contarle lo que sucedió en el día y también los golpes que recibí.

-Mello cree que sos de su propiedad, por eso no tolera el hecho de que prefieras pasar el tiempo en otro lado con otra persona antes que con él. Cree que le perteneces.- me dice tierno, viendo cómo quedé después de la paliza.

-Pero yo sólo te pertenezco a vos.- le digo dulce, repitiendo el diálogo todos los días.

-Lo sé, lo sé...- susurra al tiempo que besa ahí donde mi piel deja el blanco que tanto le gusta para estar morada y machucada.

Nunca contesta que siente lo mismo. Alguna que otra vez, cuando la sensibilidad aflora, duele que nunca diga que me quiere. Pero L-chan es así, de no decir lo que siente. Si no me quisiera, el altillo no sería nuestro lugar de reuniones secretas; si no sintiera algo por mí, no estaría en el Wammy’s para encontrarse conmigo cada día. Porque si bien todos dicen que L se fue a Japón por un caso, él sigue acá, conmigo. En realidad, Watari sí se fue, pero L-chan se aloja en el altillo y da las órdenes desde su computadora.

Y eso sólo yo lo sé.

Hablamos de cosas tontas, y si tengo suerte me cuenta sobre el caso en el que trabaja. Yo escucho atento y le doy mis deducciones. Siempre me felicita y alienta aunque más de una vez me ha hecho correcciones.

Sin embargo, ayer... Ayer fue el día más importante de mi vida. Ayer fue la primera vez que lo hicimos.

Todavía me duele el cuerpo, pero el haber visto a L-chan con esa cara de placer y satisfacción y haberlo escuchado nombrándome con tanto deseo fue algo increíble que nunca voy a olvidar.

Fue todo demasiado normal para terminar en lo que terminó.

Comenzamos hablando de mis calificaciones, compañeros y maestros. No pude evitar decirle que el orfanato no es ni remotamente parecido a lo que era cuando él estaba. Sonrió tierno y no dijo nada. Tampoco pude frenarme a tiempo y seguí hablando.

-Te extraño. No tengo con quién conversar.- le reproché.

-Yo sigo acá, ¿acaso no conversamos todos los días?-

-Sí, pero no es lo mismo... ¿Por qué tenes que esconderte en el altillo? ¿Por qué no puedo decírselo a nadie? ¿Por qué...?-

-Porque te amo, Near.- me interrumpió –Si no me fui es por vos. La idea era que si me quedaba, nadie lo supiera... No pude cumplir con eso. Necesité decírtelo, hacerte saber que estaba con vos...-

Casi me desmayé al oír eso.

-Yo... también te... te amo.- articulé con dificultad.

Después de esas declaraciones nuestros labios se unieron con total calma y ternura, hasta que L-chan coló su lengua en mi boca y el ritmo del beso se tornó acelerado y delicioso.

Fue todo demasiado increíble, casi un sueño hecho realidad.

Después de besarnos hasta más no poder, nos miramos a los ojos y en mi mirada se leía “¡quiero que sigas!”. Y así lo hizo, lento y amoroso, hasta llegar al final. Lo adoré un poco más por esa dulzura que desconocía en él, por ese amor que era capaz de entregar, por esa verdad que me escondía cuando se moría por hacerme suyo. Sencillamente lo adoré, y ese sentimiento de ser completamente una de sus pertenencias aun no se ha ido.

Sentir que ambos éramos una sola persona no tiene comparación, fueron sensaciones encontradas que la palabra no puede expresar ni calificar.

Caí rendido y me dormí acurrucado en su pecho que luchaba por normalizar el ritmo de la respiración. Cuando desperté L-chan ya no estaba acostado, me había tapado con una sábana y había recogido mi ropa que había quedado desperdigada por el piso. Sentí frío y me vestí, sin embargo noté que era demasiado temprano, recién estaba saliendo el sol, así que me dije a mí mismo que siguiera durmiendo, todavía tenía tiempo...


Corrí a avisarle a Roger lo que sabía. Era la primera vez que corría para ir a buscarlo.

Matt venía atrás mío, pero no estaba tan apurado como yo. ¿Por qué era que yo iba tan urgido si realmente aquello era una estupidez? Quizás me motivaba el pensar que por fin iban a retar a esa pequeña bola de nieve que teníamos por compañero, a ese idiota albino que se ganaba los halagos de todos solamente por ser el primero de la clase... ¡A saber que yo soy el doble de inteligente!

-Mello... Espérame...- me decía el adicto a los videojuegos con la voz entrecortada.

-¡Vamos! ¡Que es importante!- le grité acelerando el paso y dejándolo atrás.

Un momento después giré la cabeza y lo vi sentado en el pasillo descansando, me saludó con una sonrisa tonta diciendo algo como “Yo te espero acá”.

Maldito idiota.

Seguí a mi ritmo y pronto estuve frente a la puerta de su despacho. Era temprano, pero sabía que Roger iba a estar ahí.

Golpeé suave y esperé.

-Adelante.- me dijeron y obedecí.

Adentro, lo hallé sentado en su escritorio revisando unos papeles. Tosí falsamente y apartó la vista, prestándome atención.

-Oh, Mello, ¿Qué se te ofrece a estas horas?-

-Es Near.- respondí.

Me miró como si le estuviera contando que vi una bruja comiéndose a Matt.

-Es que no está en su habitación.- continué –Y por lo que vi, la cama está hecha aun, no pasó la noche ahí.-

-¿Qué?-

-Lo que escucha. La verdad, me preocupa, pasa mucho tiempo en el altillo y nunca dice qué hace allá arriba.-

-¡¿Qué?!-

Reí mentalmente por mi diminuta victoria. Seguramente el idiota se queda en el altillo para que no lo moleste y jugando ahí, se habrá quedado dormido; pero eso no implica que no pueda dramatizar con Roger y preocuparlo, hacerlo que le de un buen reto. Eso, que lo reten como a mí.

-Quería avisarle antes de ir a buscarlo yo solo.-

-¡Vayamos para el altillo ya!- gritó.


Unas voces y unos pasos presurosos me despiertan. Miro a mi alrededor y L-chan no está, me extraña porque dejó su pastel a medio comer y su PC tampoco está. Ni rastros de él en toda el altillo... ¿Dónde estará?

Al abrirse la puerta demasiada luz entra por ella y no veo nada excepto dos sombras que parecen la de Roger y la de... ¿Mello?

Me da igual que sean ellos... ¡Solamente quiero saber dónde está L!

 

Roger se agolpó en la puerta, buscando con la vista el pequeño cúmulo de carne que debía ser Nate tirado en el piso. ¿Y por qué tirado? Porque siempre lo estaba, jugando con sus robots o armando por millonésima vez el rompecabezas que Ryuuzaki (como debía llamarlo ahora por el caso Kira) le había regalado.

Mello se sonreía victorioso al tiempo que miraba con desprecio al albino y al resto del asqueroso altillo. Para pasar tanto tiempo allí, el lugar seguía horriblemente mugroso y le desagradaba casi tanto como el mismo Near.

-¿Dónde está L?- preguntó de pronto la vocecita.

Roger la identificó de inmediato y corrió a su encuentro. Acostado en el piso, apenas tapado con un trapo o sábana vieja que seguramente había encontrado ahí, asemejaba a un vagabundo. Lo tomó entre sus brazos y lo abrazó fuertemente, lo apretujó perjurándose que no volvería a descuidarlo. Sí, siendo el director del lugar no tendría que tener favoritismos, pero aun así los sentía y ¡es que ese niño era tan parecido a su Elle! ¡A su Ryuuzaki! ¡O L! ¡O como el mundo quisiese llamarlo!

-En Japón, estupido.- contestó el rubio con desdén, harto de que, incluso en esa situación, se lo apañase.

-No...- negó mientras se deshacía del agarre del mayor.

-Por supuesto que sí.- lo peleó.

-¡Que no! ¡Estaba acá recién! ¡No puede estar en Japón!-

-Si realmente estaba acá, ¿Qué estaba haciendo en este roñoso altillo con vos? ¿Eh?-

Aquella pregunta lo remitió inmediatamente a los acontecimientos de la noche anterior. ¡Habían hecho el amor! ¡L, ese ser divino que él amaba, le había dicho que lo amaba y se lo había demostrado!

Sin poder evitarlo se sonrojó por el recuerdo. Balbuceó unas sílabas tratando de armar palabras, queriendo responder una oración coherente que se rehusaba a escapar de sus labios.

Una duda lo asaltó de pronto: ¿sus labios estarían rojos por los besos?, y tampoco pudiendo evitar eso, se los tocó... Se preguntó si en su cuello habrían quedado los chupones... ¿Y en el cuerpo de L? ¿Estarían en ese preciso instante los arañazos que sin querer dejó en su espalda?

-Vamos a mi oficina... Voy a prepararte un té...-

-¡Pero L!- chilló.

-¡Que está en Japón!- exclamó exasperado Mello.

-Exactamente. Está allá.- rectificó Roger con voz dulce y conciliadora.

-¡No! ¡Les digo que estaba acá, conmigo...!- se mordió el labio antes de hablar de más.

-Eso fue un sueño, Near, simplemente un sueño.-

 

 

-¿Qué pasa Ryuuzaki, digo Ryuga? ¿En qué pensas?- le preguntó Yagami Light; su sospechoso, su ayudante, su amigo, todo condensado en un universitario egocéntrico y guapo.

-Nada en particular.-

-Vamos, contame, así pasamos más rápido esta aburridísima clase.- habló.

Tal vez haber entrado a la universidad con él y haberse empecinado en tener las mismas clases para controlarlo no fue tan buena idea...

-Ejem, ustedes dos, los del fondo...- ambos voltearon a la voz y encontraron a un molesto profesor y al resto del alumnado pendiente de lo que estaba por decir –Si no les interesa mi clase retírense.- sentenció furioso, reprimiendo los insultos.

Light lo miró con superioridad y se levantó tomando sus cosas.

-Seguro que ayer a la noche a su mujer le dolía la cabeza.- le murmuró a L, invitándolo a seguirlo.

Un par de chicas, que se sentaban delante de ellos, escucharon y comenzaron a reír disimuladamente.

Ya fuera del salón los pasillos se encontraban vacíos.

-¡Fiu! ¡Nos salvamos de más explicaciones aburridas!-

-Sí...-

-¿De verdad no vas a decirme qué te pasa?-

-No me pasa nada Yagami-kun.-

-Mmm... Te invito a tomar algo y me contas...- ofreció con una sonrisa sincera, o aparentemente sincera, mientras palmeaba la espalada del mayor.

-Auch...- se quejó.

-Perdón, no sabía que... ¿Qué te pasó en la espalda?-

-Nada...-

Cansado de esa incomunicación el castaño tomó la sempiterna camiseta blanca y la levantó. Lo que encontró lo sorprendió.

-No sabía que...-

-Está bien, Yagami-kun.- expresó con total frialdad y procedió a acomodarse la ropa.

-¿Quién es la afortunada? ¿...Así que en eso estabas pensando, no?-

-Pensaba en el niño que dejé en Inglaterra... El pequeño Near... Él me admira demasiado, es como mi hermanito pero él piensa que yo...-

-¡¿Qué tiene eso que ver con esos arañazos en tu espalda Ryuuzaki?!-


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